viernes, 24 de diciembre de 2010

Fin del trayecto (por esta vez)

Día maratoniano hoy pero hemos llegado a casa. Nos hemos levantado a las seis menos cuarto de la madrugada, desayunado y partido a la estación de Monparnasse a coger el TGV (el AVE francés). El tren ha salido a las siete y cuarto y hemos llegado a Hendaya a eso de la una. El tren va a toda leche hasta Bordeaux. Sólo le lleva tres horas y algo desde París. Desde allí va parando en un montón de sitios (Dax, Bayonne, Biarritz...) y va muy despacio. Así es que le lleva tres horas hacer los 200 Km restantes a ritmo de tortuga por vías que no están preparadas para la alta velocidad.

Llegamos a Hendaya y cogimos un taxi hasta el aereopuerto de San Sebastián, que está muy cerca de Hondarribia. Allí recogimos el coche de alquiler. Habíamos reservado un Megane o similar y como no tenían nos dieron un Audi A3. ¡No nos quejamos por el cambio! No está nada mal el coche, aunque tiene detalles que no me convencen nada. Pero bueno, al tema. Cogimos el coche y nos fuimos a comer a Hondarribia. Tras dar vueltas y buscar donde picar algo acabamos en un sitio tomando unos chipirones a la plancha y unos pinchos. De allí cogimos el coche y hasta casa. Casi setecientos kilómetros, la mayor parte bajo una lluvia intensa (muy intensa) y algún rayo asomando por el horizonte. Cansados (agotados diría yo) llegamos a casa a las once de la noche. Esto se acabó. ¡Hasta el siguiente viaje!

miércoles, 22 de diciembre de 2010

París día 4: Louvre y Notre Dame

Último día real de vacaciones... nos da una pena... Han sido tantas cosas  tantas emociones, que da pena que se acaben. Pero bueno, todo lo bueno se acaba. Si lo tuviésemos todos los días no lo apreciaríamos, así que no hay mal que por bien no venga. Hoy por la mañana estaba el cielo gris amenazando con llover, pero de momento aguantaba. Desayunamos y cogimos el metro hacia el Louvre. En media hora llegamos y comenzamos la visita.

El museo es realmente impresionante, aunque quizás le falta un algo para mi gusto. Quizás es un poco caótico tal y como está ordenado, pero es una maravilla. El entorno del palacio (con sus frescos en el techo y los adornos en las paredes), las obras maestras y la enormidad de la colección lo hacen muy apetecible. Quizás lo que más me impresionó no fue ni la Mona Lisa ni nada tan conocido. Por cierto, la Mona Lisa tal y como hay que verla preferiría que la guardasen en un armario. Lo interesante para mi de un cuadro es poder verlo de cerca  y de lejos y poder admirar el trazo y como está pintado. La Mona Lisa hay que verlo a dos metros de distancia como mínimo y tiene delante un cristal antibalas muy grueso. Es como verla en una foto o por la tele. Eso sí, hay dos millones de personas delante haciéndose fotos... En fin, lo que más me gustó del museo fue una estatua de arcilla llamada "el escriba". Representa a un escriba egipcio sentado. Está excepcionalmente esculpida si consideramos que está hecha por alrededor del 2500 a.C.
 ¿Donde estábamos en europa en aquella época? ¿Y en España? Seguramente dibujando ciervitos y raspando una roca para dibujar espirales y poco más. Después de eso me ha gustado mucho el Código de Hammurabi, por su importancia histórica. Es el primer compendio de leyes de la historia y representa un hito en la evolución social humana. He de reconocer que nos paramos más en el arte antiguo que en la pintura, que a estábamos un poco cansados tras los últimos museos, pero hay que decir que la selección de pintura del museo no es la que más nos apasiona.
 
En fin, que tras unas cuantas horas en el interior paramos a tomar algo de beber y comer y salimos hacia Notre Dame. Al salir del Louvre ya era de noche y llovía. Caminamos bajo la lluvia hasta la catedral, observando el cristo de tráfico que había. Como ya era tarde no pudimos subir a la torre. Además lloviendo no veríamos nada allí arriba. Así que nos conformamos con entrar y ver la catedral por dentro, muy maja ella. Me gustó mucho el "comic" de la época contando la vida de Cristo. Cansados y algo mojados nos fuimos al hotel, parando a hacer las últimas compras de regalos navideños que espero que gusten a los afortunados.  Tras dejar las cosas en la habitación nos fuimos a cenar al restaurante de enfrente del hotel. Un rissoto de vieiras y trufa y un carré de cordero más tarde nos volvimos a la habitación a descansar. Respecto al hotel, el Concorde Monparnasse, pues correcto. Limpio y aséptico, nada que achacarle.
Quizás lo peor es la situación, a que la línea de metro que tiene cerca es poco útil y hay que ir hasta la estación de Monparnasse para poder coger una línea que te lleve a algún sitio decente. He de decir que el hotel lo cogimos aquí porque nos queda al lado de la estación de Monparnasse y mañana salimos en tren hacia Hendaya a las siete y cuarto de la mañana, con lo que queríamos estar al lado. En fin, que mañana es día de viaje y poco nuevo os vamos a contar, pero de todas formas trataré de cerrar el viaje con una entrada cuando lleguemos. Chao.

París día 3: Arc de Triomphe, Champs Elysées, Orsay

Hoy se suponía que iba a llover, pero prácticamente no ha caído una gota durante todo el día. Por la noche llovió algo  nos despertamos con la acera mojada y los parques embarrados, pero no tuvimos que cubrirnos del mal tiempo. Algo de frío sí, pero lo de Londres fue muchísimo peor. Viniendo de allí no nos molesta lo más mínimo la temperatura de París. En fin, que decidimos coger un metro que nos dejase lo más cerca posible del Arc de Triomphe y nos dirigimos hasta allí. La verdad es que el arco es majo, pero lo mejor son las vistas que hay de las grandes avenidas de París desde allí. Subirse al arco vale 9€ por cabeza si sois mayores de 25 años,  es una buena subida no apta para piernas con pocas fuerzas. Pero arriba podréis ver de todo. Dicen que lo peor de la vista desde la Tour Eiffel es que no se ve la Tour Eiffel. Desde el Arc de Triomphe vais a ver la Tour Eiffel, los tejados, las avenidas, el Sacre Coeur... Nos quedamos mucho rato arriba haciendo fotos y deslumbrándonos con la vista antes de bajar para recorrer los Champs Elysées. El arco por fuera es bonito. Conmemora victorias del ejército francés, pero realmente no soy muy fan de los arcos conmemorativos. En Londres teníamos el Marble Arch al lado del apartamento y no le hice ni la primera foto. El Arc de Triomphe alguna más merece, pero tampoco me paré mucho.

Seguimos por los Champs Elysées hacia el Louvre. La avenida es bonita, pero tampoco nos ha parecido tan estupenda como quieren hacerla parecer los franceses. Es una gran avenida, con mucho tráfico, aceras anchas edificios de estilo parisino, de los que está llena la ciudad. Avenidas más pequeñas como la de la ópera podrían ser más bonitas que esta, pero la han vendido bien. Cosas del Tour, supongo. Seguimos bajando hacia el Louvre viendo tiendas. En la avenida ha varios showroom de marcas de coches, sobre todo franceses. Estuvimos viendo un prototipo de renault estupendo y varios modelos de citröen, incluyendo el C4 de rallies campeón del mundo este año. Cuando llegamos a la mitad nos encontramos con un mercado navideño. Decenas de barracas de madera  a los lados de la avenida que invitaban a comprar. Había cosas chulas pero lo que no nos gustó es que hubiera tantas barracas pero que hubiera tantas repetidas. Era como un bucle: ámbar, quesos, gorros, crepes, ámbar, quesos, gorros... Bajamos hasta las Tulleries y nos dirigimos al Louvre. Cuando llegamos nos dimos cuenta de que era martes y que hoy no abría. Decepcionados nos tomamos un crepe en la Place de la Concorde. Algo cansados, nos fuimos al museo d'Orsay. De la pintura el impresionismo siempre nos había gustado. El romanticismo, el art noveau... ¡El museo prometía! Hicimos algo de cola pero poca cosa. Al entrar una cosa buena, hay guardarropa incluido con la entrada. Cómodos nos pusimos a recorrer el museo, paso a paso. Realmente es para disfrutar, aunque no seas fan de la pintura. Como os comentaba en la entrada sobre la National Gallery no soy un entusiasta, pero hay cosas que me gusta ver. Este museo tiene grandes obras de Van Gogh, Cezane, Degas, Renoir, Toulouse-Lautrec... Todos los grandes de la época estan representados. A esto le sumamos que el museo es realmente bonito. En medio de la visita descansamos en el salón de té tomando un chocolate y un zumo antes de seguir. El salón de té era alucinante. Nos recordó por momentos a la decoración del palacio de Nymphenburg, en Munich. Nos vismos los últimos cuadros a la carrera a porque cerraba el museo y salimos. Hicimos unas compras por los alrededores. ¡Realmente nos pierden las tiendas de cosas de diseño! Ya veréis los bombones que voy a hacer :P Cuando acabamos nos fuimos al hotel a dejar las cosas antes de irnos a cenar.

Hoy teníamos reservada una mesa para cenar en un restaurante muy reconocido de París. El Ze Kitchen Gallerie es famoso por tratar de fusionar la gran cocina francesa con la cocina oriental. No os penséis que era un restaurante asiático. Simplemente el chef ha cogido la cocina de toda la vida y ha incorporado determinados ingredientes ya familiares para los paladares occidentales. Fruta de la pasión, tamarindo, wasabi, gengibre... Todo incorporado con buen hacer. Hace un año el restaurante fue galardonado con una estrella michelín con buen merecimiento. No sabemos exactamente que fue lo que más nos gustó, es muy complicado elegir. Los raviollis de dorada eran brutales, la carne (venado  y liebre) genial en combinación con el tamarindo, el cangrejo... Los postres otra mención aparte, sobre todo la tarta de castañas caliente... ¡ñam! Cansados y llenos (¿quien dice que en un restarante de cocina elaborada se pasa hambre?) nos fuimos al hotel. Mañana, último día en París. Como pasa el tiempo...

martes, 21 de diciembre de 2010

París día 2: Tour Eiffel, Invalides, Galeries Lafayette

Hoy nos despertamos con París nevado. Ayer cuando llegamos en los alrededores había nieve pero en París no. Hoy descubrimos el porqué. Resulta que no hace el suficiente frío en Paris durante el día para mantener la nieve caída. A lo largo del día se va derritiendo y en las calles a media mañana ya casi no queda. Pero por la mañana la nieve está muy blanda pero la hay, y la estampa es preciosa. Desayunamos en el hotel y nos fuimos andando un par de km bajo la nieve hacia la Tour Eiffel. Ayer por la noche cuando llegamos se veía perfectamente en la lontananza, pero hoy no se daba visto por culpa de la nevada que estaba cayendo.

En fin, que nos pusimos a caminar, bien protegidos, bajo la nevada. Suerte que vinimos al viaje provistos del material de montaña que teníamos, así que no os preocupéis si pasamos frío, que va a ser que no. Para que os hagaís una idea mi indumentaria de hoy era: calcetines de lana, botas de montaña, pantalón térmico, vaqueros, camiseta térmica, polar, chaqueta de montaña impermeable con forro térmico, gorro de lana y polar y guantes. De hecho esta mañana hasta tenía calor por momentos... Realmente hizo más frío en Londres que el que estamos pasando en París. Sigo, que me lío yo solo... En fin, que caminamos hasta llegar al Campo de Marte que estaba precioso cubierto por la nieve. Seguimos hasta llegar a la torre que estaba cerrada por el mal tiempo. Decidimos quedarnos un rato a hacer unas fotos y nos fuimos a la explanada de Les Invalides. En la explanada hay un iglesia y el museo del ejército. Realmente lo que me interesaba ver era el museo del ejército. Ya sabéis lo que me gusta la historia, y especialmente la historia militar que ha forjado imperios y reinos a lo largo de los tiempos. Lo primero que hicimos fue ir a la parte medieval donde vimos armas y armaduras pertenecientes a reyes (como las de Louis XIII). Es realmente impresionante el trabajo que tienen. El trabajo de decoración, la evolución de las juntas que permitían el movimiento y la creación de armaduras cada vez más sofisticadas para los caballos era espectacular. Tras hacer fotos y fotos descansamos en la cafetería y nos fuimos a ver la iglesia de Les Invalides. Realmente lo más interesante de la iglesia es la tumba de Napoleón Bonaparte. La iglesia sigue el estilo de otras obras contemporáneas como el Sacre Coeur de París. Cuando nos cansamos seguimos con el museo por la parte dedicada a las guerras mundiales. Realmente es la parte menos interesante del museo y de lejos. Se podría decir que no hay casi nada interesante a parte de un par de maquetas, armas y algún uniforme.  Hay mil museos mejores dedicados al tema, así que salvo que sea vuestro primer museo de este tipo os lo podéis saltar. Eso sí, la siguiente y última parte es muy muy interesante. Cubre el periodo de los siglos XVII, XVIII y XIX. En ella hay mil cosas sobre todo de la guerras napoleónicas, de la guerra de independencia americana y finaliza con armamento de la guerra contra Alemania que acabaría con la entrega de Alsacia y Lorena por parte de Francia a su rival. He de decir que el museo explica muy bien las evoluciones del armamento, las batallas decisivas y es muy didáctico, con explicaciones en francés e inglés. De ahí nos fuimos a las famosas Galeries  Lafayette del Boulevard Haussman.

Llegamos y nos fuimos derechos al último piso a sentarnos cerca de una cristalera tomando un helado. Después nos pusimos a pasear por el centro comercial (ya sabéis lo que le gustan a Bea). Particularmente lo más interesante del centro comercial es la cúpula Art Noveau. Por lo demás no os llevéis a engaño, es igualito a un Corte Inglés. La diferencia es que hay marcas distintas, pero para mi no tiene el encanto que puedan tener los centros comerciales mejores de Londres, sobre todo Selfridges, pero ni de lejos. En fin, que nos dedicamos a dar vueltas buscando regalos de navidad y comprando algunas cosas.

De allí salimos ya tarde, casi a las ocho, y nos fuimos a buscar donde cenar. Dada nuestra predilección por lo japonés nos fuimos a la zona japonesa de París, cercana al Louvre y acabamos, tras buscar un rato, en el restaurante Origami. Lo decidimos por el viejo método de meternos donde viésemos japoneses comiendo. La verdad es que cenamos estupendamente. Bea se tomó un surtido de yakitoris con sopa de miso, ensalada, encurtidos y arroz. Yo me he tomado un bento con sashimi, tofu recién hecho, yakitori, tempura, arroz y sopa de miso. De postre unos mochis de helado de vahinilla y para el hotel en metro tras tener que hacer dos trasbordos. Lo sigo diciendo, el metro de París es el más desorganizado que he visto en mi vida. Las líneas tienen muy poco sentido como están estructuradas y el metro está realmente sucio. Un desastre, vamos...

domingo, 19 de diciembre de 2010

Camino de Paris

Hoy nos hemos levantado apenados y como despedida he ido a buscar unos pasteles a Cocomaya para desayunar en el tren. Me despedí de Rachel, la dueña del apartamento deseando volver a vernos pronto. Si alguien quiere indicaciones del piso que avise, es una pasada. El día había amanecido gris pero no había precipitaciones. Eso sí, el suelo estaba cubierto de nieve que ya estaba convertida casi completamente en hielo. Las calles principales habían recibido una buena ración de sal pero nuestra plaza no...

Salimos a coger un bus que no llevara hasta el tren cargados como mulas. ¡Anda que no costó subir las maletas por la escalera! Cuando llegamos había una pedazo de cola en el acceso al tren, ya que hay aereopuertos con problemas y la gente ha cogido el eurostar como solución. Gestionamos con uno de los guardias que nos dejaran pasar porque íbamos algo mal de tiempo y conseguimos llegar a tiempo al tren. El eurostar iba completamente lleno y debido a la nieve tardó más de lo habitual en llegar a Paris. Cuando deberíamos haber llegado a las cuatro y cuarto llegamos a las cinco y media. Cogimos por primera vez el metro en Paris y aunque ya me habían avisado he de decir que nos pareció extremadamente cutre. Vale que Londres no es ejemplo de nada, pero París es más cutre por goleada. Por organización, por estaciones y por vagones. En fin, que cogimos el metro hasta cerca del hotel y llegamos derrengados a las seis y media. Decidimos que en París, a estas horas, y un domingo, no íbamos a ningún lado. Lo mejor que podíamos hacer era  descansar en el hotel hasta las ocho para bajar a cenar cerca y mañana madrugar mucho para aprovechar el día.

Cenamos finalmente en el restaurante "Le Château de l'Ouest", típicamente francés. Bea se tomó una dorada con camembert que tenía una presentación brutal y yo un salmón marinado y una andouillette (salchicha típica lionesa que dentro en vez de tener las cosas picadas las tiene en trozos y además suele llevar tripa de cerdo dentro). De postre una creme caramel y un coulant de chocolate remataron la noche antes de irnos a descansar.


PD: Hoy no hay fotos porque nos pasamos tooodo el día entre acabar las maletas y en el eurostar. Mañana ya os resarciré.

Londres día 10: Primrose Hill, Últimas compras y Jamie's Barbacoa

Último día en Londres. Que pena tan grande nos da, pero que se le va a hacer, las cosas no duran nunca para siempre. Por la mañana cayó una nevada impresionante. Las calles ya amanecieron repletas de nieve pero hasta las doce estuvo nevando sin parar. Al acabar quedaron nubes en el cielo, pero no eran amenazantes. Estuvimos pensando que hacer con el día tan bonito que hacía, ¡era un fin de fiesta estupendo! Yo estaba pensando en dar una caminata por Hyde Park, pero Bea me recordó que teníamos pendiente de visitar Regent's Park. Sobre Regent's Park yo había leído que había una colina llamada Primrose Hill desde la que se ve la ciudad a lo lejos y allí nos dirigimos.

Cuando llegamos fue un auténtico espectáculo. Había un montón de gente tirándose desde la colina aprovechando la nieve. Vimos de todo: trineos de madera, cachos de plástico, trineos de fibra, tablas de snow, skís, ¡biciletas! Había muchísima gente disfrutando de la nieve (además, hoy es Sábado). Estuvimos haciendo un montón de fotos y nos dispusimos a bajar la colina para pasear por Regent's Park. La verdad es que es un parque estupendo, alejado del turismo masivo de otros parques de Londres y está en pleno centro.  Todo cubierto de nieve estaba precioso. Los lagos estaban helados y los patos hacían lo que podían, la gente paseaba a unos perros que se lo pasaban estupendamente y los niños hacían muñecos de nieve. Se respiraba felicidad en el aire, es la suerte de los que no tienen que ir a trabajar. Los que tuvieron que hacerlo lo han pasado realmente mal hoy, con trenes que funcionaban a veces, buses que no aparecían y un cristo de narices. Leía hace poco que a pesar de que en UK nieva mucho en invierno, es un país que no está preparado para la nieve. No se en el resto de los sitios, pero Londres desde luego que no.

De allí nos fuimos a hacer las compras que siempre quedan para última hora. Paramos a comer un sandwich en el Pret A Porter del otro día. La verdad es que no es una maravilla, pero por lo que cuesta es infinitamente mejor que las cadenas de comida rápida tradicionales. Se come mucho mucho más sano y yo creo que por eso están triunfando. En Londres hay mucha cultura de lo ecológico y de comer sano, precisamente porque la gente se lo puede permitir. De allí nos pusimos a caminar por el Covent Garden, que estaba atestado de gente y lo recorrimos, caminando entre la nieve, hasta llegar a Chinatown. De allí seguimos hacia Regent Street para comprar alguna cosilla que habíamos dejado pendiente en Hamleys y nos fuimos hacia el apartamento a dejar las cosas antes de irnos a cenar.

Esta noche de despedida de la ciudad decidimos dejar a la grande. Ya os había contado que habían abierto un centro comercial frente a Saint Paul. Pues bien, decidimos cenar hoy en un restaurante de carne que ha abierto Jamie Oliver junto con un amigo suyo americano llamado Adam Perry Lang. El restaurante Barbecoa está situado en el primer piso del centro comercial, disfrutando de unas maravillosas vistas a la catedral. Acaba de abrir y ha empezado con unas críticas regulares, pero nos atrevimos y fuimos. Realmente puedo decir que no nos equivocamos en absoluto. En este restaurante se han dejado el dinero en tener el mejor equipo de cocina posible para hacer carne. Todo tipo de parrillas, hornos y hasta un horno tandorii con tal de que la carne quede perfecta. Bea se ha tomado lo que ella misma ha descrito como "la mejor hamburguesa de mi vida". Yo me tomé un Fillet Steak (quizá se podría traducir como solomillo) que estaba cocinado de una forma extraordinariamente suculenta. Tenía un ligero toque ahumado y el punto era justo el que yo quería. Mi carne estaba compañada de un preparado de médula de ternera delicioso. Para rematar la faena me tomé un cheescake que estaba culminado por un merengue de lima que refrescaba la tarta. En fin, que satisfechos y encantado nos vamos a preparar las maletas. Mañana nos vamos en tren a... Paris! Mañana más si la conexión del hotel va como debe...

sábado, 18 de diciembre de 2010

Londres día 9: Burough Market y la City

Como pasa el tiempo... Nueve días ya en Londres a un ritmo agotador pasa factura, pero seguimos con ganas y fuerzas. Esta mañana nos hemos levantado y hemos cogido un metro hasta el mercado de Burough. Ya lo habíamos visitado pero siempre tiene ganas uno de volver. Cuando estábamos llegando al mercado se puso a nevar un montón. Disfrutamos de la postal navideña mientras la calle se iba tiñendo de blanco. Mañana nevará más, así que a ver si saco unas bonitas fotos de Hyde Park. Si te gusta cocinar o simplemente comer este es el sitio al que tienes que venir en Londres. Abre de jueves a sábado desde media mañana hasta media tarde y está plagado de alimentos de todas partes del mundo. Hay de todo, cocinado o no. En general he de decir que es un mercado algo caro, ya que los productos exhibidos son de primera calidad. La carne y la verdura son ecológicas, las aves son criadas en libertad, los quesos vienen de pequeños productores locales y los pasteles también. Uno puede encontrar cosas de todo el mundo: quesos de una remota granja de Cornualles, crema de higos de Croacia, salmón ahumado en caliente y cortado a mano de Norh Uist, pequeños pasteles turcos de pistacho o pasteles de carne con cerveza ingleses. Si uno quiere cocinar encontrará las mejores setas, aceites y especias, carne con una pinta deliciosa y el mejor pescado que la isla puede ofrecer. Como ya he dicho, todo esto tiene un precio, pero digamos que el mercado de la Plaza de Lugo (para los que no sean de Coruña es uno de los mejores mercados de pescado de España y yo creo que el mejor de marisco) no es precisamente barato y es Coruña, no Londres. En fin, que me volví loco dando vueltas y vueltas, comprando unas cuantas delicatessen y probando. Eso es otra de las cosas mejores de Burough, se puede probar casi de todo. Obviamente, no te dejan darle un muerdo a la carne cruda, pero los quesos, chocolates, pasteles... Te ofrecen mientras caminas y es un placer de verdad.

Habíamos desayunando tarde y nos estaba fastidiando porque no teníamos mucha hambre. De todas formas yo no me pude resistir a dos pequeños pasteles turcos de pistacho, uno de ellos rodeado de kaitafi y con pistachos y miel en su interior. ¡Rico, rico! Cuando a Bea le empezó a entrar el hambre buscamos algún sitio donde comer caliente. Paseamos por los puestos pero apetecía comer sentados, así que acabamos en un restaurante llamado Roast. El restaurante era dedicado a la cocina inglesa de nivel. Es decir, si en un fish and chips te ponen un pescado bastante cutre que tiene el sabor tapado por el rebozado, aquí el pescado es delcioso. Eso sí, la difrencia va en el precio también. El local estaba repleto de gente teniendo comidas de empresa de navidad. Se notaba que era un sitio frecuentado por gente de la City que disfrutaba aquí de una gran comida con unas vistas fabulosas del mercado desde un edificio con grandes cristaleras. Era una pasada ver moverse a los camareros, siempre moviéndose con elegancia y presteza entre las mesas. Comimos un buen fish and chips de bacalao y un asado de pierna de ternera y luego estuvimos un buen rato disfrutando de un maravilloso té tras la comida. He de decir que el té en los restaurantes es extraordinariamente caro. En los más baratos te cuesta entre dos libras y media y tres. Eso sí, está pensado para hacer una laaarga sobremesa. En el restaurante de hoy fue realmente exagerado. Nos trajeron una tetera por cabeza que nos dio para cuatro tazas de te cada una.

Salimos del restaurante y el cielo ya estaba completamente despejado tras la nevada, que había limpiado el ambiente. Aún así, el sol no calentaba y había nieve en los sitios por donde no pasa la gente. Caminamos atravesando el London Bridge hacia el distrito financiero. Eran casi las cuatro de la tarde y no había mucha actividad. Nos fuimos andando hacia St. Paul entre edificios llenos de oficinas de bancos, aseguradoras y fondos de inversión. En un espacio muy pequeño está la gente que domina medio mundo. Nos paramos haciendo fotos de los alrededores de St. Paul y entramos en el centro comercial que acaban de inaugurar en octubre, el One New Change. Merece la pena visitarlo simplente para subir en su ascensor de cristal y ver las vistas sobre St. Paul. Dentro unas cuantas tiendas de cadenas grandes (All Saints, Superdry, H&M,...) y un par de restaurantes de lujo. Para promocionar el centro han conseguido que en él abra un restaurante Jamie Oliver (que ha hecho uno de carne asociándose con un famoso cocinero de NY) y Gordon Ramsey (famoso por sus programas en la TV y por tener un tres estrellas michelín en Londres). Cuando nos cansamos de pasear nos cogimos el metro para descansar un rato en el apartamento antes de quedar con Alberto para cenar y salir por ahí.

Salimos a esoo de las ocho y media de la tarde del apartamento y nos fuimos a un pub que queda cerca de la clase de inglés de Alberto, el The Green Man. Allí nos presentó a un colega italiano que se llama Guiseppe y estuvimos de parolada (en inglés) hasta las once aproximadamente. Luego nos fuimos a buscar donde comer algo para poder seguir de marcha. Acabamos en un japonés bastante regulero pero que abría hasta las tantas. Seguimos de charla un buen rato comiendo un poco de sushi y fideos y enseñándole a Alberto a comer con palillos. No se le acababa de dar mal el tema. Salimos de allí hacia un sitio recomendado Giuseppe, el Tigertiger. Es uno de los sitios de moda de Londres. Muy cerca de Picadilly y está frecuentado por fauna de lo más variada. Gente autóctona, turistas, gente de 20 años, de 40... Hay que decir que es imposible que alguien se sienta fuera de lugar allí. La música era bastante comercial (al estilo local, que lo mismo te ponen Beyonce que The Killers) y los precios altos, pero había buen ambiente, mucha seguridad y gente en general maja. Nos quedamos hasta que el cuerpo aguantó (que fue poco, andamos cansados de patear) y nos despedimos de Giuseppe y de Alberto a eso de las dos y algo de la madrugada para coger un bus hasta el apartamento.

PD: A ver si comentais algo, sosos!

viernes, 17 de diciembre de 2010

Londres día 8: National Gallery, Hamleys y Grease

Hoy amaneció el día gris y frío, con algo de lluvia. Nada serio pero era incómodo, algún día tenía que tocar. Teníamos otros planes pero con el día que hacía y como nos levantamos algo tarde pues los cambiamos. Ya habíamos estado en Londres antes y no habíamos estado en la National Gallery así que nos pareció una buena idea visitarla. Realmente no somos fans de la pintura. Creo que el problema es que no la entendemos en su conjunto, tenemos las explicaciones de arte de B.U.P. muy lejanas y hay tanto que aprender y que observar que nos sentimos realmente perdidos a veces. Supongo que es por todo esto que no solemos frecuentar las pinacotecas. Pero hoy realmente nos pareció un buen plan y nos lo pasamos bien. La National Gallery tiene una colección estupenda de todas las épocas y nos pasamos unas cuantas horas recorriendo las salas para ver un poco de todo, desde cosas de la pintura flamenca como Van Eyck, pasando por producto patrio como Murillo o Velázquez, unas cuantas obras de Van Gogh o impresionismo y post impresionismo con obras de Cezane, Degas o Renoir. De las exposiciones permanentes quizás lo que máas nos gustó sea la pintura holandesa y el impresionismo. La futura visita al museo D'Orsai promete. La entrada a este museo es gratuita aunque te cascan una libra por el mapa, no obligatoría. Lo que si hay que pagar y es bien caro son las exposiciones temporales, pero la que había actualmente era de Canaletto y esa si que me atraía muchísimo. Y os preguntaréis, ¿si no te gusta la pintura como es que conocías a este tío? Pues resulta que uno se acuesta tooodos los días viendo documentales y hace bien poco vi uno sobre este hombre. Resulta que me encanta la fotografía y se cree que este tipo pudo llegar a ser algo parecido a un fotógrafo. Se cree que pudo llegar a usar una Cámara Oscura para obtener los bocetos sobre los que hacía sus pinturas.  Canaletto se dedicaba a hacer cuadros de paisajes de Venecia por encargo para sacarse los cuartos. En aquella época a los ingleses les daba por hacer el Grand Tour que venía siendo una ruta turística que los adinerados hacían con la excusa de aprender y empaparse de cultura clásica y renacentista. De ella querían llevarse sus souvenirs, con lo que pagaban a pintores para que les hiciesen cuadros y Canaletto era de los más famosos. La exposición se llamaba "Canaletto y sus rivales". En ella se muestran cuadros suyos y de competidores en esto de los paisajes venecianos y las similitudes de sus cuadros. Además de ser cuadros fabulosos para cualquiera que haya estado en Venecia reconocerá los sitios y se dará cuenta de lo poco que ha pasado el tiempo por ellos.

Cansados, que patear museos cansa lo suyo, nos fuimos a comer. Hoy tocó KFC a petición de Bea, que tenía antojo de pollo. Comimos como animales pollo en un cubo de palomitas, todo muy americano y salimos extra llenos a pasear por Regent Street camino de Hamleys, una pedazo de juguetería de 6 plantas que, para que os hagais una idea, celebra este año su 250 aniversario. Hamleys es el sueño de los niños y los no tan niños. Tiene un ambiente super especial. Hay animadores por todos lados, cientos de juguetes para probar, gente que te vende jugues y deja a los niños jugar con ellos... Y pensaréis: "¿no es una locura en navidades con cientos de niños chillando y corriendo por ahí?". Pues sí y no. Los niños en la tienda FLIPAN. Pero flipan tanto que están embobados todo el tiempo que están allí y no saben a que atender. Tienen la vista perdida y están intimidados por tanta oferta. Los ojos destilan ilusion por los juguetes y sonrisas tímidas al probar las cosas que hay allí, llenos de curiosidad por lo nuevo y lo sorprendente. Nosotros, como niños grandes que somos, lo mismo de lo mismo. Nos dedicamos a patear la juguetería deseando comprar mil cosas pero como hoy no queríamos cargar con bolsas dejamos las compras para otro día.

El motivo para no querer cargar con bolsas era que habíamos comprado entradas para el musical de Grease. Entre el KFC y Hamleys paramos en un quiosco de venta de entradas para musicales que la asociación de teatros tiene en Leicester Square. No tiene pérdida si lo buscáis y suele tener los mejores precios pero no se anuncian a bombo y platillo como los demás sitios de venta por lo que no veréis mucha cola en él. El motivo de elegir Grease es que a Bea le encantaba la película y como ya conoce la historia no hay miedo a no dar seguido los diálogos que puede llegar a resultar muy complicado. Caminamos hacia el teatro y comenzó a nevar tímidamente. Nos paramos a hacer unas fotos y a grabar un video antes de entrar al teatro y acomodarnos. Solo os puedo decir que vayais. Es una experiencia que todo el mundo ha de hacer en su vida. Si no os gusta Grease podéis escoger cualquier otro, estoy seguro de que el nivel será similar. Londres junto con NY son la cuna del musical y la cantidad de gente y dinero que mueven hace que los cantantes y bailarines sean de lo mejor, los decorados y la producción brutales y todo cuidado al máximo detalle. Nos costó la entrada cogiéndola el mismo día de la actuación 31 libras por cabeza en unos buenos asientos. A precio normal cuestan casi el doble así que yo personalmente recomiendo cogerlas en el día. Nosotros nos lo pasamos genial, los músicos eran buenísimos, todo el mundo cantaba y bailaba estupendamente y la gente estaba animadísima viéndola. Todo ello ademas montado a lo grande con gente vendiendo de todo en el entreacto (helados, libretos, llaveros, cds, golosinas en un envase especial...). Salimos de allí y ya eran casi las 10 habiendo entrado a las siete y media. No está mal... Nos cogimos un bus y nos fuimos al apartamento. Mañana más

jueves, 16 de diciembre de 2010

Londres día 7: R.A.F. Musseum, Tottenham Court Road

Día 7 ya en Londres. Vemos como se acerca ya el final de nuestra estancia aquí y taaaantas cosas por hacer... Por cierto, esta es la entrada número 100 de este blog. Quién lo diría cuando empezamos a hacerlo que llegaríamos a las 100 entradas... En fin, que hoy tenía un capricho que darme. Los que me conozcais un poco sabréis que me apasiona la segunda guerra mundial. También os confesaré que me apasiona mucho el mundo de la aviación. Antes de pensar en la informática quise ser ingeniero aereonáutico y todo... Pues nada, que resulta que una buena amiga me comentó que había un museo de la R.A.F. en Londres y allí nos fuimos. Es fácilmemte accesible en metro cogiendo la Norther Line dirección Edgware y parando en la estación de Colindale. De allí son 500m hasta el museo.El tiempo total de viaje fué casi una hora.

El día estaba gris y lloviznaba muy muy poco, lo suficiente para no mojar, pero si para tocar las narices. Salimos del apartamento solo con un té en el cuerpo así que paramos a desayunar en el restaurante del museo.  En fin, el restaurante. He de decir que los restaurantes de los museos de Londres son bastante aceptables y nada caros. Sólo desayunamos pero la comida del de la R.A.F. era auténticamente británica y nada cada, a precio de cualquier pub londinense. Nos tomamos un trozo de pastel, un muffin y unos zumos y salimos hacia el paraiso de los amantes de los aviones. Para los no aficionados es difícil entenderlo pero ver tantos hitos de la aviación de combate es apasionante. En los hangares (que al final es lo que son) del museo hay decenas y decenas de aviones de todas las épocas. Desde aviones de la primera guerra mundial (Fokker D.VII, Sopwith Camel,...), pasando por grandes aviones de la segunda guerra mundial (Messerschmitt Bf109, P-51 Mustang, B-25, Spitfire...) y teniendo grandes hitos de la aviación como el Me262 que fue el primer caza a reacción de la historia. A partir de los conocimientos que los aliados sacaron de los científicos que participaron en este proyecto las grandes potencias avanzaron en su conocimiento del vuelo a reacción una barbaridad. Si no llegara ya con poseer una gran cantidad de aviones de las grandes guerras el museo tiene un montón de aviones modernos, ya sea el Eurofighter, el Panavia Tornado, el famoso Harrier o un bombardero estratégico como el Avro Vulcan. En fin, que no os aburro más. Como comprenderéis he hecho hoy mil fotos de aviones y de poco más, ya que salimos a las cuatro de la tarde del museo tras una visita a la tienda donde compramos unas cosillas mientras el dependiente me puteaba un poco por mi acento xD. Otro sitio el museo de la R.A.F. donde no vimos ni a un sólo español y muy muy pocos turistas foráneos. La gente va a Londres con el tiempo muy justo y suele quedarse a ver los sitios típicos sin desplazarse a cosas que no queden en el centro.

Desde allí volvimos al centro. Bajamos en la parada de Tottenham Court Road y nos pusimos a pasear por las tiendas de alrededor. Al poco de empezar paramos a picar algo porque no habíamos comido y nos hacía falta. Tomamos unos sandwiches en un Pret A Manger que viene siendo una cadena que hay cada dos manzanas en el centro de Londres. Van al rollo tirando a sanote y se ve que está de moda. De hecho hay más de estos y de Eat (que son del mismo palo) que McDonalds. Tras comer algo rápido estuvimos bastante rato metidos en una tienda de una cadena muy curiosa llamada TKMaxx. Esta tienda es una mezcla entre un baratillo donde hay un montón de cosas apiñadas y un outlet. Básicamente reciben restos de marcas (muchas de ellas no conocidas en España) y los liquidan. Reciben prendas todos los días con lo que la gente vuelve. La ropa la tienen super apiñada y venden cantidades masivas ya que en cada planta había varias cajas y cola en todas ellas. Salimos de allí derrengados y con ganas de cenar algo y no muy lejos. Tratamos de llegar a un gastropub cercano pero al llegar vimos que estaba a tope y que tenía los comedores de las plantas superiores reservados. Tras pensar un poco y tirar del Google Places me acordé de un italiano que tenía anotado en mi mapa, llamado La Porchetta. Fuimos al primero que abrieron antes de empezar a abrir sucursales debido al éxito. Está en Boswell Street, muy cerquita de la estación de Holborn por si queréis ir. Es una calle en la que realmente no hay gran cosa por lo que si no vais a propósito no lo véis, así que estaba lleno de gente local. Comimos una ensalada de mozzarella de búfala con tomate y sendas pizzas. Tras ellas me tomé un café expresso como no había tomado desde que estuvimos en Italia. Realmente recomendable y con un personal muy majo. De allí cogimos el metro hasta el apartamento realmente cansados y con ganas de zapatearnos para coger fuerzas para mañana.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Londres día 6: Hyde Park, Victoria & Albert, Picadilly Street

Hoy se presuponía que llovería y puede que hasta cayera algo de nieve, así que salimos del apartamento pertrechados con ropa térmica, guantes, gorro y lo que hiciera falta. Antes de partir de caminata paramos en el Cocomaya otra vez y nos aprovisionamos con un par de pasteles y un café. Como al salir no llovía ni hacía taaanto frío, nos fuimos hacia Hyde Park a pasear, con intención de llegar hasta Kensington.
Ya habíamos estado en Hyde Park antes, pero con muy poco tiempo y en este viaje sólo lo habíamos atravesado en bicicleta y con ella no se puede uno meter por todos lados. Pues nada, a pasear sea dicho. Bajamos por el parque hasta "The Serpentine", recorriendo la orilla del estanque (parcialmente helado) durante un rato. Nos sentamos a ver los patos en el agua y a descansar un poco antes de dirigirnos hacia Kensington Palace, que está en el extremo sureste del parque. El palacio está siendo rehabilitado para que esté listo para las olimpiadas del 2012. Toda la ciudad está levantada por el mismo motivo y se está gastanto muchísima pasta en esto. En los jardines del palacio Bea entabló amistad con unas ardillas gracias a una cookie de chocolate. Se entretuvo dándoles de comer un rato y siendo rodeada por hasta cinco de ellas. Cuando se acabó la cookie nos fuimos hacia la zona de los museos de Kensington.

Realmente yo tenía muchas ganas de ir al Victoria & Albert, pero antes de nada paramos a tomar algo de comer en la cafetería del museo de historia natural, que es una belleza y no es nada cara. Era ya la una y teníamos algo de hambre, así que un sandwich y un beagle salvaron la papeleta para poder seguir caminando. Entramos en el V&A a eso de las tres menos cuarto. Nada más entrar es un shock ya que es una amalgama tremenda de colecciones. El museo está dedicada a las artes decorativas y hay de todo: escultura, pintura, joyería, cerámica, espadas, armaduras, ropa, alfombras, muebles, pequeños objetos de uso cotidiano... Es alucinante y no me equivoco mucho si digo que hay millones de cosas... Además de haber de todo lo hay de muchos sitios: china, corea, japón, arte árabe, europeo... Nos pasamos un par de horas y vimos la parte que nos interesaba sin pararnos en demasía. Este museo tiene cosas para volver mil veces sin cansarse. Además, como los buenos museos de Londres, es gratis.

Desde allí nos fuimos caminando hacia Picadilly street, pasando por delante de Harrods en el que no entramos. Eso sí, los escaparates navideños son absolutamente espectaculares. Caminamos respirando ambiente navideño hasta parar a tomar un café en la Pastisseie Valerie, que ya conocíamos del anterior viaje. No es realmente nada espectacular pero cumple más que tomar algo en una cadena del estilo de Eat o Cafe  Nero. Desde allí seguimos bajando la calle hasta parar en Fortnum & Mason. Es un centro comercial de los que merece la pena entrar por su decoración... y su comida. Especialmente el té y las galletas, pero también si uno busca algo especial para cocinar, un perfume o un detalle que regalar.

Salimos de allí a eso de las nueve de la noche y nos pusimos a buscar donde cenar. Yo tenía localizada una steak house londinense (nada de las típicas cadenas) pero el local del soho parece que está cerrado. Nos pusimos a buscar por la zona y acabamos cenando en un restaurante suizo una fondue. La nota curiosa de la noche fue cuando pedimos de beber Rivella, una bebida típicamente suiza que está hecha a partir de suero de leche. La camarera flipó y nos contó que la habían dejado de tener porque nadie la pedía. Llevaba sin pedirla nadie más de un año y esa noche éramos los segundos. Estuvimos conversando un rato con ella y nos preguntó si éramos suizos y cuando le dijimos que no todavía alucinó más de que la conociésemos y nos gustase. En fin, que tras una muy muy rica fondue nos fuimos a coger un bus y llegamos al apartamento a eso de las once de la noche. Toca descansar.

martes, 14 de diciembre de 2010

Londres día 5: Oxford y Bicester Village

Nos levantamos a eso de las nueve sin haber puesto el despertador y nos arreglamos rápido para poder coger el tren de las 9:50 hacia Oxford. Tenía muchas ganas de conocer un par de sitios en las afueras de Londres y Oxford era uno de ellos.
Todo apuntaba a que el sitio era estupendo, eso sí, los trenes, como todo el transporte en esta zona, son carísimos. Un billete solo de ida a Oxford desde la estación de Paddington (unos 80 Km) cuesta ¡20 libras! Pensad que es una distancia como la existente entre Coruña y Santiago y cuesta 4 veces más. Podeís pensar que es porque los trenes son la hostia o ponen champagne y regalan donuts, pero no y además tampoco. Son como los de aquí pero más caros.

Llegamos a Oxford a eso de las 10:45 y nos pusimos a pasear. La zona universitaria es relativamente pequeña para lo que es el global de la ciudad y se pasea fácilmente. Hay un montón de colleges en la ciudad y muchos se pueden visitar aunque a algunos para entrar te exigen que vayas en en un grupo guiado. Como no nos apetecía mucho nos pusimos a pasear por la ciudad sin mucho rumbo. Acabamos entrando en la Bodleian library para verla pero, nuestro gozo en un pozo, sólo se podía entrar con un grupo y no había ninguno hasta bien tarde y ya no nos daba tiempo.  Así que nos conformamos con entrar en la Divinity School, el edificio universitario más longevo del mundo, con más de 500 años de historia. Nos quedamos dentro un rato observando cada detalle. Tiene mil curiosidades, como una silla hecha con los restor del barco de Sir Francis Drake o el cofre original donde venían los fondos para fundar la Bodleian. Salimos del edificio y mientras Bea curioseaba en la tienda de souvenirs yo me dedicaba a hacer decenas de fotos de los mil detalles que tienen los exteriores de los edificios.


De allí nos pusimos otra vez a pasear y, sin alejarnos mucho, acabamos comiendo en una cafetería en... ¡una iglesia! La University Church of St Mary the Virgin es una preciosa iglesia con una maravillosa torre pero, además, una parte es un pequeño comedor donde por unas pocas libras disfrutamos de una sopa de verduras (yo) y un guiso de pollo (Bea). 
Nos quedamos tomando un té un rato mientras mirábamos y remirábamos a nuestro alrededor, sin duda es la cafetería universitaria más rara que nos pudimos encontrar. En cuanto terminamos subimos a la torre tras pagar 3 libras por cabeza. Realmente han sido las tres libras mejor invertidas del viaje. La vista desde lo alto de la torre es indescriptible, menos mal que he sacado un montón de fotos! Ver todos los edificios, ya al atardecer (14:00), con las sombras de sus gárgolas y adornos nos dejó impactados. Estuvimos un buen rato en lo alto de la torre hasta de decidimos bajar, ya estaba anocheciendo. Nos dimos un paseo por la calle comercial y nos fuimos a coger un bus a Bicester Village. Una cosa que he de decir es que es el primer día desde que estamos aquí que hemos pasado sin oir a nadie hablando castellano. Londres está invadida de españoles, los hay en todos los sitios típicos y no tan típicos donde quieras ir. En Oxford y, porteriormente, Bicester Village, ni el primero. No se el motivo, es un hecho.



En fin, que partimos en bus hacia Bicester Village. ¿Que tiene el sitio para que merezca la visita? Pues que es un Outlet enorme, en plan casas bajas, relativamente cerca de Londres. En él hay más de cien tiendas, con marcas mitiquísimas, en un entorno agradable (son casas bajas con una calle principal, con lo que parece estar comprando en un pueblo y no en un centro comercial de ambiente aséptico). Nos quedamos por la tarde allí hasta que cerró curioseando y comprando algunas cosas. Para volver cogimos otro tren que nos dejó en las estación de Marylebone. Como ya era tarde y arreciaba el frío nos cogimos unas empanadillas de Cornualles en la estación y nos fuimos al apartamento. ¡Ya podemos decir que hemos probado la comida galesa! Esta semana promete nieve en Londres. A ver si cuaja y podemos ver Hyde Park nevado...

lunes, 13 de diciembre de 2010

Londres día 4: Brick Lane y Little Venice

Domingo. El cuarto día ya de nuestra estancia en Londres. Nos apasiona esta ciudad y cuanto más tiempo estoy aquí y más familiar se me hace todo más ganas tengo de estar aquí una larga temporada. En fin, que un domingo en Londres hay tres cosas típicas que hacer si uno no quiere ir de museos. Lo de ir de museos es algo que queremos hacer (nos quedan unos cuantos importantes por ver) pero estamos esperando a que llueva. ¡Y no llueve! Es increible la suerte que estamos teniendo y por lo que parece durará, así que nos quedaban tres cosas que podíamos hacer: ir al speakers corner a ver a gente discutiendo de lo que sea, ir al mercado Camdem Town o ir a Brick Lane/Spitafields. Optamos por la última opción de las tres porque realmente nos gusta más este mercado que Candem Town y porque este último los domingos es el día más fuerte y suele estar imposible.

Cogimos pues nuestro primer metro en Londres desde que estamos aquí. Aunque no nos entusiasme era la opción más lógica ya que la distancia era algo grande y en bus nos iba a llevar demasiado. Llegamos a las estación de Liverpool street y fuimos hacia Spitafields market. Es un mercado cerrado que los domingos se llena de puestos de diseñadores y vendedores de todas partes del mundo. Hay desde ropa de lana nepalí a diseños típicamente ingleses y hechos en Londres. Paseamos por el mercado y compramos un par de cosas para protegernos del frío antes de quedar para comer con Alberto. En principio la idea era comer en el mercado de Burough. Menos mal que me di cuenta de que estaba cerrado, así que nos quedamos en Brick Lane. Comimos en la calle unos bocadillos de carne de costilla sin el hueso y un poco de comida japonesa. Cuando acabamos nos fuimos a un sitio muy famoso de Brick Lane llamado Café 1001. Es un sitio de los que están de modo últimamente. Decorados con dos duros, llenos de sofás y sitios donde quedarse tirado un rato a descansar y con la luz puesta muy baja para que no se vea lo rematadamente cutres que son. Eso sí, sirven de todo, desde hamburguesas a tartas pasando por coctails. Nos quedamos un buen rato conversando y disfrutando del ambiente antes de cambiar de garito e irnos al Casa Blue recomendado por Alberto. Otro sitio que sigue el estilo de cutrez planificada y que particularmente me hace sentirme como en el sofá de un piso de estudiantes, roñoso pero acogedor.

Alberto se fue y nosotros nos quedamos pensando a donde ir. Eran las cinco y media de la tarde y las actividades en Londres un domingo se acaban a las seis que es cuando cierran los últimos museos y las tiendas.  Tras darle muchas vueltas al asunto decidimos coger un bus para atravesar la city hacia Oxford Circus y desde ahí coger otro bus que nos llevase a Little Venice (llamada así por los canales) , zona que no conocíamos. La pena fue que la zona de Little Venice nosotros no sabíamos que era eminentemente residencial por lo que estaba completamente muerta un domingo por la noche. Llena de casas de ricachones destaca el canal donde hay un montón de casas-barco donde vive la gente. Decepcionados y un poco cansados nos fuimos hacia la zona del apartamento a dejar cosas e ir a cenar.
Nuestra zona está plagada de restaurantes. Estamos a un paso de Edgware Road (zona eminentemente libanesa) y a otro paso de Paddington (importante estación de tren). De esta forma, aunque nuestra calle es muy tranquila tenemos el bullicio a un paso por ambos sentidos. Eso sin contar que tenemos Oxford street a un paso y medio. En fin, que buscamos donde cenar y acabamos en un restaurante malayo llamado Satay House. Cuando llegamos y tuvimos la carta delante no sabíamos que pedir porque había una cantidad enorme de platos con buena pinta. Menos mal que había unos menús ya preparados y optamos por uno de ellos. Comimos de todo hasta reventar, ya que los malayos son de comer un montón de cosas variadas en una sola comida. Satisfechos nos fuimos al apartamento a eso de las once de la noche, a descansar para ir de excursión mañana.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Londres día 3: Portobello Market y compras en Oxford Street

Hoy ha sido un día de relax tras la marcha de ayer. Mayor que va uno ya... Por la mañana nos volvimos a coger las bicis. Es una gozada. Un viaje en bus con la Oystercard (la tarjeta de abonado que es muy facil de sacar y se la recomiendo a todo el mundo) son 80 peniques. Una bici te cuesta una libra un día entero. Y cuando digo un día me refiero a 24 horas, con lo que te podría llegar a valer para muchos viajes. El sistema no está pensado para que te quedes las bicis si no para que las cojas en un sitio y las lleves a otro y las dejes en la parada de destino. Cuando quieres hacer otro viaje las coges en la parada que tengas cerca y otra vez las dejes en tu destino. Pues bien, en bus hasta Portobello road tardariamos media hora. En media hora en bici nos recorrimos Hyde park de arriba a abajo, pasamos por Kengsinton gardens, llegamos al Albert memorial y subimos a Notting Hill. Casi nada...

En fin, que algo sudados llegamos a Portobello road market. Como casi todos los mercados típicos de londres son un poco guirilandia. Quizás el menos concurrido por el turisteo sea Spitafields & Brick Lane, y aún así hay mucha gente de fuera. Me estoy desviando... El mercado bien. Tiene una zona de antugüedades donde hay de todo. Lo malo es que sin saber de antigüedades es muy fácil que te den gato por liebre. ¿Que es antiguo y que es una imitación? Curioseamos un rato por el mercado y sus múltiples galerías de pequeños anticuarios sin comprar nada. Tras pasar una zona en la que prácticamente sólo había anticuarios llegamos a una zona donde abundaban los puestos de comida para llevar, tenderetes de fruta, otros tantos de árboles y plantas navideñas y alguna que otra carnicería que tenía cosas de una pinta estupenda. Bea paró por esa zona a comer unos langostinos con muy buena pinta que no probé porque tenía el estómago de resaca todavía. Mientras ella comía yo me dediqué a hacer mis compras del día. En la zona de Portobello tenía localizada una tienda llamada "The spice shop". Dado que aquí hay cosas que no encuentro para hacer comida (por ejemplo, hojas de curry) me fui lanzado a hacerme con unas cuantas especias que faltaban en mi despensa. De ahí me fui a "Books for cooks", una librería especializada en libros de cocina. Nada más entrar me di cuenta de que la cocina en Londres sigue siendo cosa de mujeres. La librería estaba a tope y era el único hombre mirando para los libros de cocina... Antes de irnos entré en una librería cercana especializada en libros de viajes y que es famosa ser parte importante de la trama de la película Notting Hill, que yo personalmente no he visto. En fin, que paseamos un rato más por el mercado mientras me probaba gorros y sombreros (aun no he encontrado otro que me guste...) y nos volvimos a descansar un rato al apartamento antes de ir de compras por Oxford street.

Mientras Bea se tumbaba en el sofá yo me dediqué a poner al día el blog y a subir las fotos una vez comprado el cable en un tienda libanesa en la que había casi más discos de los camela árabes que material electrónico. Tras parar un rato nos fuimos a Oxford street a curiosear en Selfridges. Es un centro comercial al estilo de Harrods pero menos hortera y rancio. Es menos conocido que el primero pero particularmente me gusta más. Nos dimos un paseo por él como si estuviésemos en un museo de moda y zapatería ya que hay cosas alucinantes a precios también alucinantes. De allí seguimos de compras por las tiendas de la calle hasta que decidimos parar a cenar en un restaurante de sushi que ya conocíamos y que visitamos siempre que venimos a Londres, el "Cape Town Fish Market". Disfrutamos de un buen sushi en el sushi bar y nos volvimos al apartamento parando un ratillo antes en el Top Shop, una macrotienda fashion que hay en Oxford circus y que es de las que cierran tarde. ¡Ahora a descansar y a aprovechar el día de mañana!

sábado, 11 de diciembre de 2010

Londres día 2: Westmisnter, Feria alemana, Feria del chocolate, juerga!

Otro día gris en la gran ciudad... Amaneció con un día frío (aunque no tanto como ayer) y nos fuimos a pasear. Cogimos un bus (estamos pasando bastante del metro, es rápido pero no hay tanta diferencia y el bus es más agrable) y nos fuimos hasta Picadilly Circus. De allí bajamos por Regent hacia Westminster para pasear por una zona que teníamos bastante olvidada a pesar de ser muy céntrica, parando un segundo en Trafalgar square para ver que había en el pedestal que no tiene estatua y en el que exponen obras de arte. Dimos vueltas por la zona pasando por delante del museo de la caballería hacia el parlamento.

Desde el parlamento, tras observar la que se había líado con los estudiantes allí el día anterior nos fuimos hacia la abadía de Westminster.

La abadía está chula, pero por momentos parece un almacén de tumbas más que otra cosa. La entrada es muy cara (15 libras por cabeza) pero merece la pena. Además en Londres casi todos los museos son gratis, así que pagar por Westminster tampoco se hace mucho en el cómputo del viaje.  La abadía tiene de todo. Un claustro precioso, un coro estupendo pero lo mejor de todo son los techos.

Hay alguna zona en la que parece que son de escayola por lo trabajada que está la piedra y lo imposible que parece haber hecho eso sobre piedra. Por otro lado la coña de la abadía es ver las tumbas de la gente famosa. Por momentos parece más un cementerio que otra cosa. Hay tumbas de poetas y escritores famosos (como Lewis Carrol), de físicos (como Isaac Newton), de exploradores (como Livingston), de reyes y reinas (como Henrique VII o la madre de Henrique VIII que se considera que es la matriarca de los Tudor), pero lo que más hay son tumbas de militares, sobre todo de la época del gran imperio británico. Por lo que nos pareció observar en muchas inscripciones debía ser una especie de tradición hacer una estatua de un comandante caído y enterrarlo en Westminster loando al fenecido en la inscripción.

Tras pasar un buen rato dando vueltas por la abadía nos fuimos en dirección al South Bank.
Allí sabía que estaba una feria alemana con salchichas, vino caliente y puesto con curiosidades y tonterías. Hicimos una fotos en el puente que hay al lado del parlamento y paseamos pegados al río hasta la feria. Nos comomimos, como no, un par de salchichas bien ricas con un trozo de pan y una buena ración de mostaza. Hacia el final de la feria paramos en una zona donde había un montón de graffitis y estuve haciendo fotos de un skater y un tipo con una bmx que andaban haciendo figuras por allí.

Cuando nos cansamos nos dirigimos al South Bank Centre (allí pegado) donde había una feria de artesanos del chocolate. ¡Vaya empacho nos pegamos! No sabíamos a donde atender... Había un montón de bombones, brownies, chocolate caliente especiado, sin especiar, con gominolas (marshmallows).... Yo me puse morado con un cupcake de oreos y Bea se decantó por un crèpe de chocolate negro. Dimos otra vuelta y paramos en un sitio que hacían cosas con chocolate orgánico de comercio justo y Bea se llevó un chocolate para el camino y yo un brownie que había que mascar de lo denso que estaba. Antes de irme me compre una cosa curiosa, ¡ingredientes en crudo para hacer tu propio chocolate! A ver que sale de eso...

Eran ya las cuatro de la tarde y neceistábamos coger fuerzas así que nos cogimos un bus y nos dirigimos al apartamento. Si teneís un movil android hay una aplicación que debéis tener sí o sí para moveros por la ciudad. Se llama "London journey". Con ella coge donde estás con el GPS y le dices a donde quieres ir y te dice varias formas de llegar combinando bus, metro, dlr, tren... y los tiempos estimados de viaje. ¡Es casi perfecta! En fin, que me desvío. Descansamos un rato en el apartamento y nos fuimos Oxford street abajo hacia la academia donde estudia inglés Alberto, un compañero de trabajo muy majo que se ha venido a currar a Londres. Por el camino paramos en un par de tiendas sin comprar nada. Las calles comerciales del centro están realmente bonias. Iluminadas, con gran ambiente...

Cogimos a Alberto y nos fuimos a un par de pubs a tomar algo. Yo donde pude me pedí unas buenas ales locales. Si te gusta la cerveza deberías probar las cervezas típicas de aquí, que no tienen gas y no están a presión. Son otra cosa distintas, a mi me encantan. Tras las pintas de rigor y visto que ya eran las diez de la noche y no habíamos cenado nos fuimos a buscar donde hacerlo. Alberto nos dijo si nos hacía ir a aun vegetariano de el Soho y allí nos fuimos. Acabamos en uno que tenía comida vegetariana ¡en buffet libre! Si gente, eso existe... Por siete libras por cabeza podías comer hasta reventar comida vegetariana. Habría unos veinte platos distintos y probé unos doce. A mi me gustó mucho la experiencia y a Alberto también. A Bea no tanto pero tampoco le disgustó en exceso. Lo que nos pareció super curioso eran unas rodajas de zanahoria que no se de donde sacaron, porque debían medir unos siete centímetros de diámetro.

Cuando acabamos de cenar nos fuimos a buscar más garitos. Acabamos en un sitio que nos había recomendado Peter, un chico inglés que es profesor en la academia a la que vamos. El sitio está un pelín escondido en el Soho por lo que la gente que vimos allí era en su mayor parte gente inglesa. Nos quedamos un buen rato escuchando buena música (todo indie y retro, desde Joy Division, pasando por The Strokes, Black Rebel Motorcicle Club, Interpol...) y observando a la fauna local. Muy buen ambiente en general, con todo el mundo de buen rollo y nada de hooligans. Cuando nos cansamos fuimos a acompañar a Alberto a coger su bus y nosotros nos fuimos a hacer lo propio para tratar de descansar.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Londres día 1: Avión, bicis, paseos y revueltas

Gran día el de hoy, aunque estemos muy cansados, se ha hecho largo. Esta noche con los nervios ya no dormimos mucho y a las siete y cuarto estábamos levantándonos para ir al aereopuerto.
El vuelo resultó bastante plácido, aunque a Bea se le paraba el corazón con cada pequeña turbulencia. Ya conocéis todos su pánico a despegar los pies del suelo, pero la verdad es que el vuelo fue inmejorable. Nada de viento en el despegue a pesar de las previsiones de viento fuerte, prácticamente sin turbulencias, Francia despejada para que admirásemos desde el aire Bretaña y Normandía y un aterrizaje tranquilo y sin viento. Tras recorrer los mil pasillos de la terminal 3 de Heatrow y pagar 18 libras por el Heatrow Express, llegamos a la estación de tren de Paddington. Antes de salir de la estación Bea cogió uno de sus cupones descuento (recomiendo que echeis un ojo antes de venir aquí a páginas como http://www.vouchercodes.co.uk) y nos tomamos unas cookies con un chocolate caliente para coger fuerzas.

Salimos andando hacia la dirección del apartamento. El día era genial. Un sol radiante y no demasiado frío nos habían recibido. La zona ya nos prometía mucho. Tranquila, al lado de Hyde Park y con vecinos con coches de 120.000€. en adelante aparcados enfrente a sus casitas. (esto va para Dani, que estuvimos hablando del tema; el Panamera mola más en blanco xD). Llamamos a la puerta y nos salió una chica de unos treinta y cinco años con una niña pequeña. Era Rachel, la dueña del apartamento. El apartamento resultó ser el sótano (eso sí, con ventanas a la calle, aunque por debajo. Los que hayáis estado en Londres sabéis a que me refiero) bajo su casa. El apartamento era aun mejor que en las fotos. Cómodo, caliente, con todas las comodidades que puedas pensar, a un paso de todo, y por menos de lo que nos costaría en un cuatro estrellas una habitación de 9m2 tenemos un apartamento de 35m2. La verdad es que Rachel es un encanto. Nos ha dejado leche en la nevera, infusiones, dos cafeteras... ¡Genial ! En fin, que no me extiendo más con el tema...

Como hacía un día genial nos fuimos a Hyde Park a pasear. Al llegar dijo Bea: "¿y si cogemos unas bicis?" (Lo dice en casi todas las grandes ciudades de nuestros viajes!).Yo había leído que a partir de primeros de diciembre se podría coger bicicletas sin tarjeta de usuario. Una parada de bicis nada más entrar en Hyde Park hizo el resto. Pagamos dos libras y nos fuimos rodando por el parque hacia Knightsbridge. Una vez allí dijimos: "¿ahora que?" Pues nos metimos en el tráfico londinense y nos pusimos a dar vueltas sin saber hacia donde ir (y a buscar donde dejar las bicicletas). Cruzamos por el sur de Mayfair por Picadilly Street hasta Picadilly Circus. Subimos por Regent Street, volvimos a bajar hacia Picadilly, nos metimos en el Soho y aparcamos las bicicletas. Cuarenta minutos pedaleando que merecieron mucho la pena. Para ser la primera toma de contacto con el tráfico invertido este, no estuvo mal.



Paseamos por el Soho y nos dirigimos a Leicester Square. De allí hacia el Covent Garden (necesitaba unas botas de montaña y es una gran zona para ello). Justo antes acabábamos de coseguir una tarjeta UK para mi móvil. Temblad, ¡ya tengo tarifa de datos! Paramos a comer en un sitio que ya es un clásico en Londres: el Wagamama. Ya oiríais hablar del sitio en nuestro anterior viaje a Londres. Es un sitio especializado en fideos orientales, arroces y tallarines. Es estupendo y por 20 libras comimos los dos hasta reventar. Tras la comida nos pateamos las tiendas de ropa de montaña comprando alguna cosa para el frío que hace.



Las botas tuvieron que esperar a que fuéramos a otra tienda de la cadena Snow & Rock porque no había talla en la de Covent Garden. Tras la compra cerca del metro de Chancery Lane volvimos un rato en bus hasta Oxford Circus. Una caravana muy densa hacía que avanzásemos muy despacio. El porqué de la caravana lo descubrimos después. Estaba el tráfico prácticamente cortado en Oxford Street, hoy hubo revuelta estudiantil por todo Londres. Un conato de bronca delante del Top Shop nos cogió cerca pero nada serio.
 
Eso sí, había algo así como veinte coches de policía y un montón de antidisturbios, que tenían cortadas algunas calles, así que nos fuimos de alli y nos dimos una vuelta por Carnaby Street que estaba preciosa con la iluminación de navidad.



Tras el paseo nos pusimos a buscar donde cenar. Cogi el mapa que había preparado en google maps y acabamos relativamente cerca del apartamento cogiendo unos dim sum para llevar (http://www.pingpongdimsum.com) que comeríamos luego mientras veíamos en BBC news las imágenes de las revueltas. Hoy toca coger fuerzas y mañana ¡a patear!


PD: Las fotos las subo mañana porque, burro de mí, me he olvidado el cable USB. Mañana tocará comprar uno en cualquier sitio.

martes, 7 de diciembre de 2010

Avión

Avión, tan molesto y tan impredecible.


Avión, ruidoso e  incómodo


Peeeero, amigo, que rápido es el avión. Te lleva a la otra punta del mundo en cuestión de horas. Tras todo estos años viajando en coche, nos vamos en un par de días en avión. No muy lejos, pero en avión. Londres otra vez. Sí, se que ya hemos ido y que en el mundo hay muchas más cosas que ver, pero que narices, estamos enamorados de la ciudad. Es rápida y sucia, vibrante y multiracial, respira vida y ajetreo, nos encanta. Pero no os esperéis algo convencional, el avión es sólo de ida, la vuelta va a ser más rocambolesca. Permaneced atentos, habrá noticias pronto.

jueves, 21 de octubre de 2010

Lo prometido es deuda...

Y más vale tarde que nunca, que dice el refrán. Si bien durante el viaje siempre me animo a escribir, a la vuelta da una pereza horrenda. El tener que volver a la rutina diaria nos quita tiempo para poder hacer un trabajo que tan cómodamente se hace durante el viaje mientras se descansa de las fatigas en la habitación de un hotel.

Lo primero que prometí es poner los datos y una pequeña valoración de cada uno de los hoteles en los que he estado, por si alguno de vosotros repite zona. Aquí va el listado (contad que todos los hoteles que cogemos tienen baño en la habitación, ya que es algo indispensable para nosotros):

  • Campanile Beziers: Como todos los campanille tiene la pega de que está al lado de un polígono industrial, con un centro comercial cerca (un carrefour en este caso) y a un paso de la autopista. Perfecto como hotel de paso, con parking propio (aunque no cubierto), aspecto de motel y habitaciones limpias aunque no muy espaciosas. Para pasar una noche es perfecto, para mucho tiempo no lo recomendaría. En fines de semana y verano es más barato que fuera de temporada o por semana. En verano el precio fueron 50€ aunque en esta época puede llegar a 70€ entre semana. Limpio y cómodo es genial para nuestro tipo de viaje.
  • Promotel Carros: Este hotel fue una solución barata a los precios de Niza en temporada alta. 79€ sin desayuno nos costó en su día. El hotel está situado a unos 10-15 km de Niza hacia el norte. El camino se hace de forma rápida ya que hay una autovía que lo realiza. Eso sí, el hotel está en medio de la nada, al lado de un polígono industrial y frente a la autovía. El parking es gratuito pero no es cubierto. La piscina no tenía mala pinta pero no la pudimos probar porque nos cogió un día malo. La habitación era bastante cutre y se veía vieja, sobre todo la moqueta y las ventanas que no cerraban muy allá y se oía algo el ruido de los coches pasando delante del hotel (aunque desde la piscina no se oían por los muros). No repetiría el hotel.
  • Ca' Del Lupo: Hotelazo. Fueron 110€ pero genialmente invertidos. Todo fue perfecto. Desde la gente de recepción (super amables), pasando por la habitación (espaciosa, con una terraza con vistas al valle preciosa), la piscina, el entorno... Todo fue genial. Mención especial al desayuno, realizado con productos de la tierra y con unas tartas brutales. Recomiendo pasarse por el restaurante a cenar. La comida es muuuy sencilla pero todo tiene un sabor especial, se nota que todo es fresco y natural. Ni una pega.
  • Hotel Expo Verona: Hotel de negocios bastante correcto. Está a las afueras de Verona por lo que no lo recomiendo si no se va con coche, ya que hay 10 Km desde el centro y en taxi puede salir caro. Si se va con coche (y sobre todo en verano que la zona es bastante cara) este hotel te saca del apuro. El hotel está bastante bien aislado de los ruidos y ofrece parking cubierto gratuíto. Es desayuno fue correcto sin más. El personal fue muy amable. El desayuno normal sin nada destacable. 85€
  • Best Western Quid Hotel Trento:  En verano y en Italia en zonas turísitcas lo mejor es tirar de hoteles de negocios. Este fueron 80€ y la habitación era francamente bonita. Como muchos hoteles de negocios era algo frío y estaba alejado del centro de Trento (aunque no mucho, ya que Trento es bien pequeño y estaba a unos 5 km). Pegado a un centro de logísitca enorme no es que se dijera un lugar bucólico (aunque las montañas que rodean Trento pueden con todo). El desayuno fue bastante generoso y lleno de tartas (en general en los hoteles italianos suele haber tartas para desayunar). Muy recomendable.
  • Pensión Frankenhof: Dado que Austria es bien cara esta pensión es una ganga. Por 65€ conseguimos una habitación enorme, con salita y unas vistas a las montañas brutales. Una terraza de unos 30m2 compartida con la habitación de al lado completaba el lujazo de sitio. La dueña fue realmente amable y simpática con nosotros. El desayuno no fue en cambio gran cosa, pero cumplía de sobras (lo típico de estas zonas: algo de cereales, yogur, un poco de fiambre y queso, panes variados, mermelada/mantequilla y café/té). La pensión está a unos 15 km de Inssbruck, camino de la frontera alemana en una zona muy chula para hacer senderismo Altamente recomendable, relación calidad/precio fantabulosa.
  • Casa de huérpedes Schneiderwirt: Como es típico en es las zonas del sur de Alemania/Austria/Suiza es un gran chalet alpino. Bonito y funcional aunque la wifi no funcionaba bien en la habitación pero nos porporcionaron un cable. No tenía nada destacable pero cumplía y sale mucho más barato que dormir en las ciudades de la zona (y más en temporada alta). El hotel está en un pequeño pueblo situado entre Salzsburgo e Inssbruck y lo usamos para dormir camino ya de la primera al acabar nuestro día en Inssbruck . El pueblo aunque solo lo vimos de noche es majo y lo que sí os puedo recomendar es cenar en la cervecería que hay frente a la casa de huéspedes. Se come genial por muy poco dinero. Cenar Bea y yo con sendas cervezas supuso 20€. El hotel fueron 78€. Quizás la única pega es que no es que fueran desagradables, pero tampoco el colmo de la amabilidad
  • Kurthotel Rupertus: Otro hotel en un chalet alpino sin nada que destacar. Habitación quizás algo más pequeña que los anteriores. La gente muy amable esta vez. Cuando bajamos a desayunar no había sitio en el comedor y nos habilitaron un sitio en el comedor de la familia de la casa. La wifi no funcionaba bien en las habitaciones (al menos no en la nuestra). Cerquita de Salzsburgo aunque dentro de Alemania a un paso de un pueblo famoso por su balneario. 90 eurazos que eran mucho menos de lo que nos costaba nada que encontrásemos en esa zona. Mencionar que el hotel estaba lleno de ancianos, supongo que su parte de sauna influiría.
  • Berghotel Aschbach: Hotel en las afueras de Munich (pero bastante en las afueras, a unos 30 km). Está en una zona tranquila y campestre muy chula, cerca de una lago. Fueron 90€. La habitación era muy amplia y la gente del hotel muy amable. El sitio es super tranquilo. Tiene un restaurante en el que se come muy bien. Nosotros por menos de 20€ por cabeza (con un par de cervecitas incluidas) comimos tanto que, de nuevo, no llegamos a los postres. Muy recomendable.
  • Stay2Munich: Si vais a Munich y tenéis coche es un sitio recomendable al 100%. Las habitaciones no es que sean muy amplias pero tienen un cuerto de baño con detalles geniales, tiene microondas, un pequeño fuego (con sartenes, platos y cubiertos), una neverita y todo lo que quieras comprar lo puedes pillar en las máquinas expendedoras. Los alrededores del hotel son una zona comercial en plan naves industriales con un Ikea y varios supermercados delicatessen, tiendas de zapatos.... La gente del hotel en todo momento super amables. El precio: 69€ con un desayuno brutal.
  • Fairmotel Dornbirn: La verdad es que con este hotel no tuvimos más que problemas. 100€ sin desayuno realmente mal invertidos.Decidimos dormir en Austria antes de entrar en Suiza (ya que erab bastante más barato) y Dornbin está muy muy cerca de Linchestein. El pueblo genial pero el hotel muy regulero para su precio. Primero por no avisar de que esa noche había obras (lo cual es una putada y ya te da mala imagen). Segundo porque nos pusieron en la habitación que había frente a las obras (ya que no les quedaba otra según ellos). Tercero porque cuando protesté nos cambiaron a otra habitación interior que no tenía ese problema pero en la que el extractor del baño funcionaba sin parar aunque apagases la luz del baño. Cuando protesté me dijeron que no había solución a esas horas... Al final lo arregló la siempre eficiente Bea cortando la alimentación del ventilador. La habitación era corriente (en plan hotel de negocios) y nos pareció que la relación calidad/precio no era la adecuada.
  • Inverigo Hotel: El hotel Inverigo nos proporcionaba una sitio decente cerca del lago Maggiore (que suele ser caro) por 80€. En general ninguna queja más allá de que la wifi no tenía suficiente cobertura pero al hablar con recepción nos dejaron un cable. La habitación era pequeña pero cumplía. Está pegado a una vía de circunvalación pero los muros del hotel hacían que no nos enterásemos. El desayuno bueno sin más.
  • Campanile Grenoble Norte: Todo lo aplicable al Campanille Beziers aplica aquí. En general similar en todo. Agradable, cercano a la ciudad (a unos 5 km) y la gente de recepción muy amable. Recomendable para estar de paso.
  • L'Auberge Everhotel de Tarbes-Ibos:  Subrevalorado en booking. Esa sería la palabra. Bien situado para ir de paso, barato (45€ pagamos), al lado de la autopista y cercano a Pau. Las pegas son que la habitación es minúscula rozando lo ridículo, el baño ya no digamos, que la habitación olía a humedad y que si la habitación era pequeña el baño era ínfimo. Si todas estas pegas no os importan es vuestro hotel porque tiene piscina y es muy muy barato.

Como hoy me siento con tiempo os pongo un mapa donde podéis ver los hoteles en un mapa de google maps para que tengáis una visiónde donde están situados para que si os vaís de viaje podáis ver si alguno os queda de camino


Ver los hoteles del viaje en un mapa más grande

En cuanto a las conclusiones finales he de decir que, como en el anterior viaje, la zona alpina nos ha encantado. Suiza es brutalmente bonita en su zona alpina (igual de brutal que sus precios). Austria no nos ha defraudado en absoulto. Lo tiene todo si uno busca una excursión de montaña (cascadas, carreteras de montaña, senderos para pasear, escalada, ríos...) y si se quiere descansar de eso tiene cuidades muy bonitas, con un gran legado cultural y en las que hay cosas bien ricas para comer. La zona Alpina italiana la hemos catado poco. La parte de los Dolomitas nos ha parecido más atrayente que la parte del valle de Aosta. A nivel de montañas ambas son impresionantes pero las ciudades y pueblos de los Dolmitas nos parecen más cuidados. En la parte del valle de Aosta la cosa parece más sucia, los pueblos más feos y todo más caótico. Aosta mismo (la ciudad) me ha parecido bastante fea en general. Ni el centro de la ciudad se salva. De los lagos alpinos italianos destacar el lago Di Garda y el lago Como. Ni el lago Maggiore ni el lago d'Orta nos han gustado en demasía, ni ellos ni los pueblos colindantes.

De las zonas no propiamente alpinas de Italia que hemos visitado yo destacaría la zona de Verona. Verona es una ciudad con mucha historia y muy bonita para visitar y los pueblos del lago son una pasada. Este año hemos visto Sirmione que nos ha gustado mucho y la próxima vez que vayamos por la zona espero ver Desenzano, que por falta de tiempo no pudimos ver. Venecia, que decir de Venecia. A mi me ha encantado y espero poder pasar más días en algún otro momento. Un día se hace corto sobre todo si se quieren ver las islas. Nos han quedado muchas cosas que ver por dentro, ir al Lido, visitar muchas cosas... Otra vez será. También destacar la zona cercana al hotel Ca Del'Lupo. Si uno quiere relajarse es una zona alucinante. Son todo colinas con viñedos y carreteras que serpentean entre pueblecitos. Es una zona que no tiene los atractivos culturales típicos de Italia (monumentos religiosos, romanos...) pero que conserva un encanto en su naturaleza que me parece perfecto para unas vacaciones en las que se quiera descansar del agobio. Su cocina sencilla y de sabores auténticos me parece el fiel reflejo del espíritu de la zona. Eso sí, para conducir por el norte de Italia hay que pensar con su mentalidad. Las líneas contínuas son meramente orientativas al igual que la velocidad máxima, sobre todo por la noche. De todas formas, en general, la gente no conduce a lo loco ni adelanta sin visibilidad, en ningún momento he tenido sensación de peligro conduciendo.

Alemania, que decir de Alemania que no se sepa. Es una difícil pero lograda combinación de industria y naturaleza. En un segundo estás por una carretera llena de árboles y casitas y en otro segundo aparece delante de tí una ciudad de un millón de habitantes o una fabrica de llantas de aleación incrustada entre el río y los árboles. La zona del sur por la que estuvimos es muy bonita, con montañas y castillos por doquier. Muy recomendable también. A nivel gastronómico hay que destacar que tanto Austria como Alemania son grandes deconocidos. Para la gente de fuera la imagen de su gastronimía es codillo, salchichas y cerveza. Eso, que si bien es cierto, no lo es todo ni mucho menos. Se come con mucha variedad y en lso restaurantes pidas lo que pidas siempre viene acompañado con una guarnición de vegetales.

De Francia no voy a decir nada que no se haya hablado. Quizás, eso sí, no recomendaría visitar la zona de la costa azul en verano. En cualquier otra época es una experiencia muy distinta, sin agobios, un sitio tranquilo en el que relajarse entre carreteras que recorren acantilados y disfrutar de las vistas al mediterráneo. En verano esas mismas carreteras están llenas de coches y se producen atascos constantes. Las vistas al mediterráneo están tapadas por mil turistas, los precios suben como la espuma y hay un montón de gente en todos sitios. La zona de Grenoble y en general lo que hemos recorrido de la alta Savoya también nos parece para quedarse una temporada a pasear. Grenoble misma está perfectamente encajada entre las montañas, merece mucho la pena subir al castillo para darse cuenta del entorno. ¡Que envidia!

En fin, os dejo un mapa aproximado de la ruta total para que os hagáis una idea global del viaje. No es todo lo detallada que me gustaría por limitaciones de google maps. Un saludo y ¡hasta la siguiente!


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