domingo, 30 de septiembre de 2012

Londres. No, no nos cansamos. (días 1 y 2)

Ayer nos pusimos de nuevo en marcha. Como ya sabréis, a Bea no le gustan nada los aviones, así que nos hemos ido a Londres por tierra, otra vez. No hemos hecho todo el camino en coche, si no que lo hemos dividido en dos etapas. Ayer despues del trabajo nos hicimos la ruta desde Coruña hasta Hondarribia, un bonito pueblo está justo en frente de Francia. De esta parte del viaje, poco que contar. Un poco de agua y siete horas por una carretera que ya nos conocemos de memoria. A Hondarribia llegamos a eso de las diez de la noche. El hotel estaba en pleno centro, al lado de la calle donde mayor concentración de bares de pinchos y restaurantes. Siendo viernes, la verdad es que no había demasiado ambiente, la vida que uno puede esperar en un pueblecito. Paramos a tomar un par de pinchos y nos fuimos para cama.

Hoy madrugamos mucho. Salimos del hotel a las siete y cuarto de la mañana, camino de la estación de Hendaya, donde cogimos el TGV camino de París. Seis horas después estábamos en la estación de Montparnasse y unos cuarenta y cinco minutos más y ya estábamos en la estación del norte. Paramos a comer algo en la estación. Comimos una ensalada en media hora y nos fuimos a hacer la cola del Eurostar camino ya de Londres. Es increible la cantidad de gente que lo usa. Contamos más de veinte vagones, con más de cincuenta personas cada uno, e iban hasta arriba. Aproximadamente tres horas después estábamos ya en Londres.


Nada más llegar a la estación lo primero fue comprar una travelcard de 7 días, que nos permitirá usar el transporte público en el centro una semana por 30 libras. Cogerlo en la estación de tren es importante, porque permite, por la duración de la travelcard, hacer uso de los cupones 2x1 de esta web. La verdad es que usándolos se ahorra bastante dinero. Pongamos por ejemplo la Torre de Londres. Vale la entrada diecisiete libras. Si cogeis una travelcard en una estación de tren e imprimís el cupón tendréis por diecisiete libras dos entradas. ¿Fácil, verdad?

Lo siguiente fue comer y beber algo. Bea se tomó uno huevo escoces (huevo cocido cubierto con carne y rebozado) y seguimos camino del hotel, situado muy cerca de la Tate Modern. Cogimos un bus y media hora después estábamos en la habitación, bastante cansados trasa un duro día de viaje. Así pues, nos zapateamos durante una hora antes de bajar a cenar. Tras dar una vuelta por los alrededores del hotel, haciendo ya algo de frío, decidimos cenar en un restaurante marroquí. Bea se tomó una sopa de verduras y unos chipirones y yo me decidí por un tajine de pollo.



Reconfortados por la cena caminamos una rato. Nos dirigimos hacia el mercado de Burough, con el horizonte marcado por el Shard, el nuevo rascacielos de la ciudad. Siendo sábado la zona estaba llena de gente caminando y tomando algo. Dimos media vuelta y nos volvimos a dormir. Queremos coger fuerzas para el resto del viaje y ¡hoy ha sido un día muy muy largo!