lunes, 9 de abril de 2018

The Southern Ridges

The Southern Ridges son un conjunto de parques al sur de Singapur. Es una buena caminata, no demasiado exigente, pero hacer el circuito completo si puede ser largo de más si no estamos acostumbrados a caminar. Yo tenía muchas ganas de ello, así que un día de buena mañana salimos de casa en dirección a la parada de Harbourfront (Circle line). Esa parada es muy bulliciosa y frecuentada porque es la del, quizás, mayor centro comercial de Singapur: Vivo City. Además, es la puerta de entrada a otra de esas atracciones turísticas de Singapur, la isla de Sentosa. Sobre ella ya hablaré en otra entrada posterior, porque a pesar de ser un sitio muy turístico, tiene cosas interesantes, sobre todo para los más pequeños. Para una información detallada sobre rutas, el gobierno de Singapur tiene un PDF para descargar aquí.

Una vez llegamos a Harbourfront, en vez de dirigirnos hacia el centro comercial, cruzamos la calle y comenzamos la ascensión. El primer parque a visitar es Mount Faber park. Este es, quizás, el único frecuentado por turistas. Se puede subir en coche y hay un telecabina que nos lleva desde la cima a Sentosa. Es uno de los puntos más altos de Singapur y nos permite tener una vista para hacernos una idea de los que es el puerto y su inmensidad. Para mi hay que subir a pie, yendo en cualquier otro medio nos perdemos una preciosa subida. En Singapur encontraréis dos tipos de espacios naturales dentro de la categoría de parques: los que diríamos son parques propiamente dichos (como Botanic gardens, o Gardens by the bay), completamente artificiales y modelados para ser bonitos (como cualquier parque del mundo) y los que tratan de respetar la vida salvaje y son más reservas naturales que otra cosa. Mount Faber es una mezcla. La cima es un parque pero todo lo que lo rodea es algo completamente natural. La subida discurre por un camino rodeado de selva. Y sí, hay serpientes peligrosas en estos sitios pero vuestras probabilidades de ver una son tendentes a cero. Son muy sensibles a las vibraciones y como hay gente pasando continuamente, escapan de los caminos desde muy pronto por la mañana.






Una vez en la cima del parque podemos disfrutar de las vistas y recuperar un tanto el aliento. Si os apetece comer cuando subáis, en la cima hay un restaurante en la estación del telecabina, pero no es gran cosa y los precios son caros.




Desde el parque descendemos un pelín hacia un sitio que me parece una maravilla arquitectónica: Henderson Waves. Es un puente peatonal que conecta Mount Faber con Telok Blangah Hill Park. Su estructura llena de partes curvas y ondulaciones me parece brillante.





Una vez cruzado, podemos disfrutar de la selva en el mencionado Telok Blangah Hill Park. El recorrido se realiza por puentes a la altura de la copa de los árboles, pudiendo en varios puntos del recorrido bajar al suelo y seguir el camino por abajo. 






En esta zona podéis encontraros de vez en cuando con macacos. Nosotros todavía no hemos tenido la suerte, pero ojo con ellos, que no son mascotas y puede que les apetezca quedarse con vuestras cosas. Esta zona es muy buena para observar pájaros. En Singapur a veces pierde uno la noción de donde se está. Por muy domesticado que esté todo, estamos en la selva. Hay más de 400 especies de pájaros en Singapur y aunque en muchas zonas la biodiversidad está amenazada, sigue siendo espectacular. El recorrido es una maravilla y lo disfrutamos de verdad. 

Cuando llegamos al otro lado, el hambre comenzó a apretar. Decidimos dar un pequeño desvío de la ruta oficial y dirigirnos a Gillman Barracks. Esta zona hace años eran barracones del ejército y ahora mismo ha sido reconvertida a un conjunto de galerías de arte y restaurantes. Allí nos fuimos para comer en The Handlebar, un bar motero en el que puedes aparcar la moto en la propia puerta y el coche en el parking. Si andáis por la zona y no os importa hacer un desvío, es muy muy recomendable. Tienen las mejores hamburguesas que he probado hasta ahora en Singapur, una delicia. 



Allí comimos los tres como bestias pardas, pero aún nos quedaba hueco para un helado. Así que allí al lado nos fuimos a Creamier, una heladería / cafetería. 





La zona es muy tranquila y es una delicia disfrutar de ello en una ciudad tan bulliciosa como esta. Descansados ya, seguimos camino que aun quedaban parques que recorrer. 

Cruzando frente a Guillman Barracks, o directamente siguiendo el camino, tenemos Hort Park. Para cruzar Alexandra Road, lo mejor es hacerlo por el puente peatonal de Alexandra Arch. Es otro puente muy chulo que por la noche gana en esplendor con la iluminación. Todo este recorrido que os estoy contando está iluminado hasta las doce de la noche y Singapur es un país ultra seguro, así que hacerlo de noche es una opción como otra cualquiera (y es más fresco, lo cual es un punto). Hort Park es otro concepto completamente distinto. Es un parque sobre horticultura, para enseñar sobre el cultivo de plantas y enseñarnos plantas típicas de Singapur. 




Está bien, es bonito y hay parques infantiles, pero quizás sea el más prescindible de ellos. Un sitio para recorrer y descansar (es plano casi en su totalidad), antes de enfrentarnos al final del recorrido, Kent Ridge Park. Hay una ruta alternativa que evita seguir hacia Hort Park y Kent Ridges y baja hacia Labrador Nature Reserve. Cuando lo hagamos os lo contaré con detalle.

Kent Ridge es, otra vez, un parque con zonas de selva. Es un poco mezcla. Al principio hay que volver a subir desde Hort Park, y la pendiente es considerable. Una vez arriba se puede disfrutar otra vez de las vistas. 




Quizás lo más importante del parque sean sus lagunas, que cuentan con una gran biodiversidad, siendo lo más importante las especies de libélulas que las habitan. Contando con el desvío, caminamos casi unos doce kilómetros, a un ritmo descansado y sin muchas prisas. Este recorrido es una versión "light" de lo que podremos encontrar si nos dirigimos hacia el centro de la isla. Muy recomendable si tenéis ganas de caminar y no os importa sudar.

Ya iba siendo hora

Sí, ya se que hablé de si hacer otro blog o si seguir con este para contaros nuestras andanzas por Singapur. La verdad es que si no se escribe todos los días, esto es lo que acaba pasando. Meses sin tener un rato para poder contaros como vamos. ¿Y de que hablo ahora? Han pasado tantas cosas...

Así que hoy, un festivo por la mañana, me he levantado con ganas de escribir. Una entrada para introducir lo que espero que sean varias entradas dedicadas a Singapur y sobre todo, tratando de contaros esos sitios que puede que salgan en las guías, pero muy hacia el final. Porque cuando uno habla de Singapur, la gente se queda con Gardens by the bay, el Marina Bay Sands, el Merlion y cuatro cosas más. La gente te dice que la ciudad es eso y poco más. Cosas del turismo de masas. Foto delante del hotel: check. Foto en los jardines: check. Y así. Ojo, que esos sitios me gustan, pero eso es solo la fachada. El verdadero Singapur son los parques, los barrios, los hawker center (y no, no hablo de La Pau Sat ni del de Newton, ambos sitios para turistas), los mercados, las reservas naturales... De eso hablaremos en sucesivas entradas.


Sobre la vida aquí, nos vamos adaptando. Tras mucho mucho mucho buscar, Bea encontró un buen piso. Podemos decir que vivimos muy bien; con calor todo el año pero llevadero una vez se pasan los primeros quince días. La zona en la que vivimos es un barrio de los más populosos de Singapur. Un barrio con su vida de barrio, lleno de gente local y de sitios para gente local. Con muchas zonas verdes y un montón de equipamientos. Con el metro a tres minutos andando de la puerta de casa sólo 35 minutos me separan de la puerta del trabajo, algo muy razonable en una gran ciudad.


Para que Cloe se integrase y se adaptase a la vida local, tratamos de buscar un colegio para gente de aquí, evitando colegios internacionales. Los hay muy buenos, pero creemos que eso la haría vivir en una burbuja de expatriados. El problema que tuvimos fue que los colegios para su edad tenían dos horas de siesta después de la comida. ¡Eso para Cloe es imposible! Es muy activa, si la ponemos a dormir durante el día, por la noche no la daríamos metido en cama a una hora razonable. Así que tras mucho buscar, y buscar, y buscar, Bea encontró el sitio. Un colegio sin esa obligación y con un programa con muy buena pinta. Y ahí lleva ya un par de meses, aprendiendo a la vez dos idiomas: inglés y mandarín. El mandarín, contra todo pronóstico, le gusta mucho. Aún no ha aprendido casi nada, pero le encanta la sonoridad y pronuncia muy bien, dicen los locales. En inglés ya se va defendiendo y es perfectamente capaz de interactuar con otros niños. Va progresando y cada día nos sorprende más.


Yo ahora mismo estoy muy a gusto en el trabajo. He aumentado mi carga de responsabilidad y de vez en cuando tengo que viajar. En el tiempo que llevo aquí he estado en Kuala Lumpur, Bangkok, Perth, Sydney y Melbourne. Es la dificultad inherente de cambiar para este lado del mundo. La verdad es que es algo duro alejarse de la familia unos días, pero va con el puesto. Al menos nunca me voy más de cinco días.


Durante estos meses nos hemos dedicado a explorar la isla, disfrutar de la piscina, hacer barbacoas con nuevos amigos, ir a museos y exposiciones temporales, llevar a Cloe a parques acuáticos, ferias y zonas de juego increíbles y seguir aprendiendo inglés (con sus particularidades locales). Todo eso además de los dos principales entretenimientos nacionales, que son comer y ir de compras. La oferta culinaria es inmensa y no pasa una semana sin probar nuevos platos, tanto locales como de todo el mundo. Así que seguiremos explorando, no solo Singapur, si no toda la zona en general. Este año caerán un par de viajes que esperamos sean espectaculares y que también compartiremos como siempre aquí. ¡Estad atentos!