Tras pasarnos de largo y tener que volver sobre nuestros pasos, encontramos el café. Es enorme de fondo. Nos sentamos y nos comemos unos pedazo de desayunos. Teníais que ver a Cloe con sus dos huevos pasados por agua en sus recipientes con forma de perro. Nos meábamos de la risa con su cara. Bea y yo tomamos gofres con bacon, pero los míos además del bacon llevaban yogur de coco. Valiente mezcla, desde luego, pero estaban buenos.
Salimos del café y paseamos la calle haciendo algunas compras. Yo me metí en una tienda de comics con Cloe y le compré su primer comic: "Legends of Zita, the spacegirl". Nos lo pasamos genial dando vueltas por la tienda tratando de encontrat el comic más adecuado para ella. Parece que poco a poco le vamos metiendo el gusanillo de leer. Como además ya lee bastante bien en inglés, no hay problema con el idioma en NZ. Seguimos bajando la calle entrando aquí y allí en tiendas. Mucho hipsterismo en general.
Con respecto a Wellington como ciudad, me recuerda mucho a las ciudades americanas. Parece que nadie vive en el centro y todo el mundo vive en los suburbios. Coche para todo, con calles de cuatro y cinco carriles en el centro. La zona del mar no es especialmente chula, asi que no es una ciudad que recomendaría. Como todo el mundo me dijo, mejor la naturaleza que las ciudades en este país.
Entramos a ver el Te Papa Tongarewa, el museo de la historia de NZ. El museo es gratuito aunque se admiten donativos. El museo se compone ahora mismo de tres piezas principales. Una primera que es la historia de las emigraciones a NZ, explicando como y por qué la gente emigró allí. También explica las migraciones de los pueblos polinesios, que llegaron a la isla hace tan sólo 1000 años. Una segunda exposición es con respecto a la participación de NZ en la primera guerra mundial, concretamente en la batalla de Galípoli. Sabéis que me apasiona la historia militar y la exposición no esta mal del todo, a pesar de tener poco material físico, si analiza muy bien la batalla. Lo malo es que la batalla os la resumo yo en una palabra: despropósito. Así que realmente lo interesante del museo es la exposición sobre arte y cultura polinesio, con representaciones de barcos y viviendas en las que puedes ver y tocar los materiales. Esta parte si resulta bastante interesante y didáctica.
Salimos de allí a eso de las tres y paramos en un supermercado cercano a hacer compra. Comemos en la caravana y salimos a eso de las cuatro y media de la tarde rumbo norte, para mañana acercarnos al parque nacional de Tongariro. Dormimos esta noche en un sitio muuuuuy tranquilo, al lado de un río, sin más ruido que el agua corriendo y viendo las miles de estrellas que nos habían arrebatado las nubes estos días.
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