Hoy tocaba desayunar en el hotel de Foix. El desayuno de hotel típico, sin muchos aspavientos, pero la vista del río desde la terraza, era brutal, estábamos colgando encima del rio! Salimos camino de Carcassonne de la que había oído maravillas. Por el camino vimoastis campos y campos de trigo, salpicados por amapolas y suaves colinas. Tras dar un par de vueltas buscando el castillo, al final lo encontramos. Yo pensaba que simplemente era eso, un cllo, pero es un pequeño pueblo fortificado, con unas murallas grandiosas. El pueblo interior está lleno de callejuelas donde perderse, con un montonazo de tiendas de souvenirs, de artesanía y de un montonazo de cosas medievales freaks (estilo escudos y espadas de plástico). Nos fuimos derechos al castillo interior de la fortificación, que vimos anunciado nada más pasar el foso de la entrada.
Tras pagar 8€ por cabeza, empezamos la visita subiendo al segundo piso. Todo lo referente a la contrucción y al porqué de los sistemas defensivos del castillo eran explicados según ibas recorriéndolo. Las vistas de la ciudad moderna y del pueblo fortificado eran estupendas. Al acabar la visita fuimos a ver la basílica, una belleza gótica con un montón de luminosas vidrieras. Realmente yo creo que tenemos un poco sobrevalorada la catedral de León, porque en España no hay muchos edificios religiosos con buenas vidrieras. Tra hartarme de hacer fotos decidimos comer en una plaza muy recogida llena de terrazas. Había un montón de gente para esta época del año, y el tiempo primaveral ayudaba a darle un encanto especial al sitio. La comida bien, Bea tomó una ensalada con bacon (como no) y una Cassoulet (una especie de fabada con confit de pato). Yo tomé un ensalada de queso de cabra caliente y un guiso de jabalí con patatas gratén. De postre cayeron una isla flotante de merengue con vainilla y una tarta de chocolate muy densa. Total, menos de 34€ los dos, no está nada mal para un sitio tan turísitco. Lo mejor es que en el mantel individual de papel con propaganda que nos pusieron vimos unasa cuevas con muy buena pinta y allá partimos, así, improvisando. En el medio de la nada, en la cima de un monte, encontramos las cuevas donde, tras esperar un rato por el turno de la visita guiada, entramos a la cueva acompañados de un grupo de seis alemanes. La gruta era fascinante, con un montonazo de estalacticas y estalagmitas, un pequeño lago y una gran roca de aragonita. La guía se esforzaba bastante en hacerse entender, a pesar de que su nivel de inglés era bastante cutre, pero la chica le ponía intención y todos lo agradecimos.
De ahí ya partimos camino de Avignon, donde hoy haremos noche. Por el camino cayeron varias tormentas gordas de agua, y pudimos ver a lo lejos ya el mediterráneo (aunque no nos hemos acercado mucho a él, que ya tocará mañana). Tras hacer casi 350 Km hoy, ya llevamos casi 1600km, que no está nada mal.
La ruta, como siempre aquí
2 comentarios:
y yo en madrid!!! arrrgghhhh!! que envidia, cabrones!!
por cierto... cómo de caliente estaba la cabra de la ensalada?
Bastante, bastante...
Publicar un comentario