sábado, 4 de octubre de 2008

Día 1: Coruña - Bordeaux (de nuevo)

Parece que Bordeaux es nuestro punto de entrada en Francia, pero la verdad es que es muy cómodo. Por un lado la ciudad es preciosa, con un montón de edificios que recuerdan a París, un gran río con bonitos puentes, rica comida, y además, tenemos un par de hoteles de mano baratos y buenos. Por si esto fuera poco, Bordeaux es la puerta de entrada para cualquiera que vaya hacia casi cualquier punto de Francia. Salvo que uno se dirija hacia el mediterráneo, para llegar a casi cualquier sitio de Francia desde Galicia ha de pasar por esta ciudad.

En fin, que hoy ha sido un día de mucha carretera. Tras salir a una hora medianamente prudencial y llenar el depósito, poco que contar hasta llegar aquí. Un viaje apacible, con poco tráfico (salvo en el País Vasco) y buen tiempo (no cayó ni una gota, y eso que las previsiones daban lluvia en parte del camino). Llegamos a Bordeaux a eso de las seis y media, aparcamos y ¡a pasear! Dejamos el coche en un parking cerca de la catedral, debajo de un centro comercial. Fuimos a buscar algo de comer, ya que por el camino no paramos, solo picamos algo. En una cafetería nos pillamos unas ricas quiches para llevar, y que bién se come en este país. La mía de salmón y calabacín, la de Bea tomate, mozzarella, jamón y albahaca. Subimos paseando y comiéndolas por el equivalente a la calle real de aquí, pero casi no paramos en tiendas, porque todo cierra a las siete o siete y media. Al final de la calle, la ópera, la explanada de las Quinconces y nuestro objetivo, ¡una tienda de helados artesanos que ya conocíamos! Allí pillé uno de castañas y café y Bea uno de chocolate. Comiendo los helados bajamos por el lateral de la Ópera hacia el río y continuamos por él para ver el crucero que estaba atracado en la orilla. Poco después de sobrepasarlo dimos la vuelta por la acera contraria, mirando las terrazas iluminadas de las cafeterías. ¡Esta ciudad tiene tantos rincones bonitos! Como ya era algo tarde y estábamos cansados fuimos a por el coche para ver si nos daba tiempo de ir a Carrefour a coger comida para cenar. Pillamos una bandeja de viande des grissons (lo nuestro es vicio con ese fiambre), un poco de queso (que tenía una textura parecida a la torta del casar y era algo fuerte), un poco de pan y unas galletas. Fuimos al hotel a cenar y ahora a la cama.

Mañana estamos en Reims, si tenemos wifi prometemos escribir. Si no, como siempre, leereis dos días seguidos.

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