Por la mañana nos levantamos y fuimos corriendo a coger el tren. Llegamos a toda leche sólo para averigüar que nos habían dado billetes para un tren que no existía! Ese tren salía sólo los fines de semana. No problem, nos daban billetes para el tren de las 10:09, en vez de el que teníamos para las 9:26. Media horita más de espera no hace daño a nadie. Esperamos en la estación, Bea con un chocolate caliente y yo con un periódico inglés, para irme ambientando. Pasamos el check-in de forma bastante más fácil que en el aereopuerto, eso sí, nos escanearon los dnis y los miraron varias veces, primero la policía francesa y luego la inglesa.
El tren la verdad es que va muy bien, es cómodo, los asientos van suficientemente separados y tienes un echufe en un lado (hay un montón de gente con portátiles, aunque wifi no hay). Llegamos a la estación con algo de retraso por culpa de las obras de arreglo del incendio del otro día, y lo primero que hicimos fue ver si había consigna para dejar las maletas el día que nos vayamos. Tras localizarla y ver que valía una pasta pero que mejor pagar una pasta que cargar con las maletas todo el día, fuimos al metro camino del hotel. Nada más llegar al metro preguntamos a un tipo de información, el primer personaje del día. El tipo era muy simpático y nos dijo cual era la opción que nos salía más barata. Tras hacerle caso en un expendedor automático llegamos a la estación de Earls Court. Al llegar pregunté a un kiosquero por la guía A-Z y tras decirme que él era el más indicado y que las tenía todas, le preguntamos a un policía dónde estaba el hotel. Siguiendo sus indicaciones y tras dar un par de vueltas de más (el cartel del hotel no se correspondía por fuera con el nombre actual del hotel) dejamos las maletas en recepción para ir a comer. Como había visto un cartel de publicidad delante de la estación de un Wagamama, una cadena de ramen, nos dirigimos a comer allí. Nos tomamos unos cacerolos de ramen, bastante especiado. Que bueno está y que bien sienta! El mío llevaba salmón y el de Bea pollo, amén de una colección de algas y de algún vegetal descocnocido. Al postre ya no llegamos desgraciadamente, porque tenían una pintaza, pero es que el ramen llena mucho. Coste total 22 libras, unos 30€ dos buenos platos de ramen y dos bebidas, aceptable la verdad.
Volvimos al hotel y subimos a la habitación, en un tercer piso. La habitación es bonita y no parece una habitación londinense, salvo por la decoración, Hay un baño medianamente grande con bañera con ducha, un microondas, una kettle con dos tazas para hacernos el desayuno, una tele tft, una cama grande... En fin, que fue un acierto el hotel. Tras dejar todo cogimos el metro y nos fuimos a Hyde Park Corner para desde allí enfilar el palacio de Buckingham, Green Park y Saint James Park. Paseamos por allí para llegar a Trafalgar Square y, desde allí, coger un bus durante dos paradas hacia Leicester Square para descansar un poco los pies y ver las cosas desde más arriba (aunque sea sólo un poco). Nos bajamos y nos dirigimos a Picadilly Circus. Alli cerquita entramos en la tienda de comida japonesa de la que encontré la web hace unos días. Como sirven a España no compramos nada más que un par de pasteles de te verde y una bebida parecida a la gaseosa para picar por el camino. En cuanto vuelva hago un pedido.
Desde alli vagamos un rato sin rumbo y encontramos un mercado de antiguedades y curiosidades. Bea compró un anillo de ambar y desde allí nos dirigimos de compras por Regent Street. Fuimos de tienda en tienda haciando algunas compras. Bea se pilló unos zapatos (como no!) y una gabardina muy inglesa que se puso rápidamente porque llovía a pocos. Cruzamos hacia Oxford Street desde Regents y la recorrimos hasta el cruce de Totenham Court Road que cogimos de nuevo hacia Leicester Square. Por la zona buscamos un pub donde tomarnos la primera pinta, pero eran las ocho y estaba todo el mundo haciendo lo mismo. Tras dar unas cuantas vueltas encontramos uno con sitio donde sentarnos. Una pinta y media y casi 5 libras después, bajamos hasta Covent Garden y, de nuevo, tiramos hacia Picadilly. Allí cenamos en el Planet hollywood (!) unas hamburguesas (La mía con queso y la de Bea con salsa barbacoa y bacon). El sitio era bastante decadente, se veía muy desfasado, pero las hamburguesas no estaban mal, eso sí, 25 libras las dos con una bebida.
Estábamos muertos de todo, así que nos fuimos al hotel a descansar, que mañana es un día muy largo.
2 comentarios:
Por los pelos no os cruzáis con Andrés en London :-)
Y oye, ¿qué tal lo de ir bajo tierra? ¿se nota algo? ¿da miedo?...
Nah, no da miedo cruzar el canal. Es como cualquier otro túnel. El tren es muy cómodo y la amortiguación hace que se vaya muy suave en él.
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