El viaje nos daba algo de miedo. La niña ya tiene 14 meses y está en una etapa en la que ya no suele dormir tanto y los dibujos todavía no le gustan como para entenerla.¿Aguantaría en este viaje como lo hizo en el último? No lo teníamos nada claro. Salimos el sábado con esperanzas de que se portase bien y superó todas nuestras espectativas. Salió de casa durmiendo y se despertó pronto pero no protestó mucho. Paramos por primera vez en un área de descanso en la cima del puerto del Manzanal y después le entró el sueño. Desde allí durmió hasta ¡más allá de Burgos! Tomamos la merienda en un área de descanso cerca de Miranda de Ebro y desde allí a Pamplona, donde llegamos a las 11 de la noche sin apenas protestas de protestoncia. Una maravilla. Eso sí, todo este sueño y tranquilidad hicieron que la niña no durmiese hasta las dos de la madrugada, pero no nos importó en absoluto.
El domingo tocó salir de paseo. Teníamos la intención de salir hacia Zarautz, pero el tiempo en la costa no acompañaba así que salimos hacia Estella /Lizarra. Allí nació mi abuela, así que merecía la pena dar un paseo hasta el pueblo y verlo, después de tantos años. Aparcamos en un parking del centro y nos fuimos a comer, bien pronto, aprovechando que la niña dormía. Comimos unas buenas ensaladas de cogollos de tudela y unos espárragos frescos y de segundo un rape, un entrecot y sendos trozos de cochinillo que nos hicieron salir rodando del asador. Desde la plaza principal salimos caminando por toda la zona vieja recorriendo puentes, iglesias y monasterios en un pueblo a rebosar de peregrinos que todavía no han recorrido mucho camino y están pletóricos de fuerzas. Tras pasear las calles nos fuimos al parque dónde tomamos algo decansando a la sombra de los árboles. Hace calor, pero viento del norte. Tras coger fuerzas salimos hacia el coche y al siguiente objetivo: Puente la reina.
Puente la Reina nos quedaba de camino hacia Pamplona así que pareció una buena opción parar a merendar. Un pueblo pequeño y chulo en el que tomar algo. Es un pueblo muy bien conservado y con un puente romano que merece la pena ver, aunque sea en una corta visita.
Mención especial para los tejadillos que asoman de las fachadas, muy espectaculares y, en general, muy bien conservados. Tras tomar algo en una terraza nos volvimos a Pamplona a cenar, descansar y ver el primer partido de Argentina del mundial. Algo cansados nos metimos en cama, no sin antes elegir hacia donde iba la siguiente parada de la ruta...
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