Último día en Londres. Que pena tan grande nos da, pero que se le va a hacer, las cosas no duran nunca para siempre. Por la mañana cayó una nevada impresionante. Las calles ya amanecieron repletas de nieve pero hasta las doce estuvo nevando sin parar. Al acabar quedaron nubes en el cielo, pero no eran amenazantes. Estuvimos pensando que hacer con el día tan bonito que hacía, ¡era un fin de fiesta estupendo! Yo estaba pensando en dar una caminata por Hyde Park, pero Bea me recordó que teníamos pendiente de visitar Regent's Park. Sobre Regent's Park yo había leído que había una colina llamada Primrose Hill desde la que se ve la ciudad a lo lejos y allí nos dirigimos.
Cuando llegamos fue un auténtico espectáculo. Había un montón de gente tirándose desde la colina aprovechando la nieve. Vimos de todo: trineos de madera, cachos de plástico, trineos de fibra, tablas de snow, skís, ¡biciletas! Había muchísima gente disfrutando de la nieve (además, hoy es Sábado). Estuvimos haciendo un montón de fotos y nos dispusimos a bajar la colina para pasear por Regent's Park. La verdad es que es un parque estupendo, alejado del turismo masivo de otros parques de Londres y está en pleno centro. Todo cubierto de nieve estaba precioso. Los lagos estaban helados y los patos hacían lo que podían, la gente paseaba a unos perros que se lo pasaban estupendamente y los niños hacían muñecos de nieve. Se respiraba felicidad en el aire, es la suerte de los que no tienen que ir a trabajar. Los que tuvieron que hacerlo lo han pasado realmente mal hoy, con trenes que funcionaban a veces, buses que no aparecían y un cristo de narices. Leía hace poco que a pesar de que en UK nieva mucho en invierno, es un país que no está preparado para la nieve. No se en el resto de los sitios, pero Londres desde luego que no.
De allí nos fuimos a hacer las compras que siempre quedan para última hora. Paramos a comer un sandwich en el Pret A Porter del otro día. La verdad es que no es una maravilla, pero por lo que cuesta es infinitamente mejor que las cadenas de comida rápida tradicionales. Se come mucho mucho más sano y yo creo que por eso están triunfando. En Londres hay mucha cultura de lo ecológico y de comer sano, precisamente porque la gente se lo puede permitir. De allí nos pusimos a caminar por el Covent Garden, que estaba atestado de gente y lo recorrimos, caminando entre la nieve, hasta llegar a Chinatown. De allí seguimos hacia Regent Street para comprar alguna cosilla que habíamos dejado pendiente en Hamleys y nos fuimos hacia el apartamento a dejar las cosas antes de irnos a cenar.
Esta noche de despedida de la ciudad decidimos dejar a la grande. Ya os había contado que habían abierto un centro comercial frente a Saint Paul. Pues bien, decidimos cenar hoy en un restaurante de carne que ha abierto Jamie Oliver junto con un amigo suyo americano llamado Adam Perry Lang. El restaurante Barbecoa está situado en el primer piso del centro comercial, disfrutando de unas maravillosas vistas a la catedral. Acaba de abrir y ha empezado con unas críticas regulares, pero nos atrevimos y fuimos. Realmente puedo decir que no nos equivocamos en absoluto. En este restaurante se han dejado el dinero en tener el mejor equipo de cocina posible para hacer carne. Todo tipo de parrillas, hornos y hasta un horno tandorii con tal de que la carne quede perfecta. Bea se ha tomado lo que ella misma ha descrito como "la mejor hamburguesa de mi vida". Yo me tomé un Fillet Steak (quizá se podría traducir como solomillo) que estaba cocinado de una forma extraordinariamente suculenta. Tenía un ligero toque ahumado y el punto era justo el que yo quería. Mi carne estaba compañada de un preparado de médula de ternera delicioso. Para rematar la faena me tomé un cheescake que estaba culminado por un merengue de lima que refrescaba la tarta. En fin, que satisfechos y encantado nos vamos a preparar las maletas. Mañana nos vamos en tren a... Paris! Mañana más si la conexión del hotel va como debe...
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