Otro día gris en la gran ciudad... Amaneció con un día frío (aunque no tanto como ayer) y nos fuimos a pasear. Cogimos un bus (estamos pasando bastante del metro, es rápido pero no hay tanta diferencia y el bus es más agrable) y nos fuimos hasta Picadilly Circus. De allí bajamos por Regent hacia Westminster para pasear por una zona que teníamos bastante olvidada a pesar de ser muy céntrica, parando un segundo en Trafalgar square para ver que había en el pedestal que no tiene estatua y en el que exponen obras de arte. Dimos vueltas por la zona pasando por delante del museo de la caballería hacia el parlamento.
Desde el parlamento, tras observar la que se había líado con los estudiantes allí el día anterior nos fuimos hacia la abadía de Westminster.
La abadía está chula, pero por momentos parece un almacén de tumbas más que otra cosa. La entrada es muy cara (15 libras por cabeza) pero merece la pena. Además en Londres casi todos los museos son gratis, así que pagar por Westminster tampoco se hace mucho en el cómputo del viaje. La abadía tiene de todo. Un claustro precioso, un coro estupendo pero lo mejor de todo son los techos.
Hay alguna zona en la que parece que son de escayola por lo trabajada que está la piedra y lo imposible que parece haber hecho eso sobre piedra. Por otro lado la coña de la abadía es ver las tumbas de la gente famosa. Por momentos parece más un cementerio que otra cosa. Hay tumbas de poetas y escritores famosos (como Lewis Carrol), de físicos (como Isaac Newton), de exploradores (como Livingston), de reyes y reinas (como Henrique VII o la madre de Henrique VIII que se considera que es la matriarca de los Tudor), pero lo que más hay son tumbas de militares, sobre todo de la época del gran imperio británico. Por lo que nos pareció observar en muchas inscripciones debía ser una especie de tradición hacer una estatua de un comandante caído y enterrarlo en Westminster loando al fenecido en la inscripción.
Tras pasar un buen rato dando vueltas por la abadía nos fuimos en dirección al South Bank.
Allí sabía que estaba una feria alemana con salchichas, vino caliente y puesto con curiosidades y tonterías. Hicimos una fotos en el puente que hay al lado del parlamento y paseamos pegados al río hasta la feria. Nos comomimos, como no, un par de salchichas bien ricas con un trozo de pan y una buena ración de mostaza. Hacia el final de la feria paramos en una zona donde había un montón de graffitis y estuve haciendo fotos de un skater y un tipo con una bmx que andaban haciendo figuras por allí.
Cuando nos cansamos nos dirigimos al South Bank Centre (allí pegado) donde había una feria de artesanos del chocolate. ¡Vaya empacho nos pegamos! No sabíamos a donde atender... Había un montón de bombones, brownies, chocolate caliente especiado, sin especiar, con gominolas (marshmallows).... Yo me puse morado con un cupcake de oreos y Bea se decantó por un crèpe de chocolate negro. Dimos otra vuelta y paramos en un sitio que hacían cosas con chocolate orgánico de comercio justo y Bea se llevó un chocolate para el camino y yo un brownie que había que mascar de lo denso que estaba. Antes de irme me compre una cosa curiosa, ¡ingredientes en crudo para hacer tu propio chocolate! A ver que sale de eso...
Eran ya las cuatro de la tarde y neceistábamos coger fuerzas así que nos cogimos un bus y nos dirigimos al apartamento. Si teneís un movil android hay una aplicación que debéis tener sí o sí para moveros por la ciudad. Se llama "London journey". Con ella coge donde estás con el GPS y le dices a donde quieres ir y te dice varias formas de llegar combinando bus, metro, dlr, tren... y los tiempos estimados de viaje. ¡Es casi perfecta! En fin, que me desvío. Descansamos un rato en el apartamento y nos fuimos Oxford street abajo hacia la academia donde estudia inglés Alberto, un compañero de trabajo muy majo que se ha venido a currar a Londres. Por el camino paramos en un par de tiendas sin comprar nada. Las calles comerciales del centro están realmente bonias. Iluminadas, con gran ambiente...
Cogimos a Alberto y nos fuimos a un par de pubs a tomar algo. Yo donde pude me pedí unas buenas ales locales. Si te gusta la cerveza deberías probar las cervezas típicas de aquí, que no tienen gas y no están a presión. Son otra cosa distintas, a mi me encantan. Tras las pintas de rigor y visto que ya eran las diez de la noche y no habíamos cenado nos fuimos a buscar donde hacerlo. Alberto nos dijo si nos hacía ir a aun vegetariano de el Soho y allí nos fuimos. Acabamos en uno que tenía comida vegetariana ¡en buffet libre! Si gente, eso existe... Por siete libras por cabeza podías comer hasta reventar comida vegetariana. Habría unos veinte platos distintos y probé unos doce. A mi me gustó mucho la experiencia y a Alberto también. A Bea no tanto pero tampoco le disgustó en exceso. Lo que nos pareció super curioso eran unas rodajas de zanahoria que no se de donde sacaron, porque debían medir unos siete centímetros de diámetro.
Cuando acabamos de cenar nos fuimos a buscar más garitos. Acabamos en un sitio que nos había recomendado Peter, un chico inglés que es profesor en la academia a la que vamos. El sitio está un pelín escondido en el Soho por lo que la gente que vimos allí era en su mayor parte gente inglesa. Nos quedamos un buen rato escuchando buena música (todo indie y retro, desde Joy Division, pasando por The Strokes, Black Rebel Motorcicle Club, Interpol...) y observando a la fauna local. Muy buen ambiente en general, con todo el mundo de buen rollo y nada de hooligans. Cuando nos cansamos fuimos a acompañar a Alberto a coger su bus y nosotros nos fuimos a hacer lo propio para tratar de descansar.
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