Cansados, que patear museos cansa lo suyo, nos fuimos a comer. Hoy tocó KFC a petición de Bea, que tenía antojo de pollo. Comimos como animales pollo en un cubo de palomitas, todo muy americano y salimos extra llenos a pasear por Regent Street camino de Hamleys, una pedazo de juguetería de 6 plantas que, para que os hagais una idea, celebra este año su 250 aniversario. Hamleys es el sueño de los niños y los no tan niños. Tiene un ambiente super especial. Hay animadores por todos lados, cientos de juguetes para probar, gente que te vende jugues y deja a los niños jugar con ellos... Y pensaréis: "¿no es una locura en navidades con cientos de niños chillando y corriendo por ahí?". Pues sí y no. Los niños en la tienda FLIPAN. Pero flipan tanto que están embobados todo el tiempo que están allí y no saben a que atender. Tienen la vista perdida y están intimidados por tanta oferta. Los ojos destilan ilusion por los juguetes y sonrisas tímidas al probar las cosas que hay allí, llenos de curiosidad por lo nuevo y lo sorprendente. Nosotros, como niños grandes que somos, lo mismo de lo mismo. Nos dedicamos a patear la juguetería deseando comprar mil cosas pero como hoy no queríamos cargar con bolsas dejamos las compras para otro día.
Comenzó siendo un blog dedicado a cubrir, según se iba produciendo, nuestro primer viaje en coche a otro país, para acabar siendo el blog donde almacenamos nuestros recuerdos y mantenemos informada a la gente del discurrir de nuestros viajes.
viernes, 17 de diciembre de 2010
Londres día 8: National Gallery, Hamleys y Grease
Hoy amaneció el día gris y frío, con algo de lluvia. Nada serio pero era incómodo, algún día tenía que tocar. Teníamos otros planes pero con el día que hacía y como nos levantamos algo tarde pues los cambiamos. Ya habíamos estado en Londres antes y no habíamos estado en la National Gallery así que nos pareció una buena idea visitarla. Realmente no somos fans de la pintura. Creo que el problema es que no la entendemos en su conjunto, tenemos las explicaciones de arte de B.U.P. muy lejanas y hay tanto que aprender y que observar que nos sentimos realmente perdidos a veces. Supongo que es por todo esto que no solemos frecuentar las pinacotecas. Pero hoy realmente nos pareció un buen plan y nos lo pasamos bien. La National Gallery tiene una colección estupenda de todas las épocas y nos pasamos unas cuantas horas recorriendo las salas para ver un poco de todo, desde cosas de la pintura flamenca como Van Eyck, pasando por producto patrio como Murillo o Velázquez, unas cuantas obras de Van Gogh o impresionismo y post impresionismo con obras de Cezane, Degas o Renoir. De las exposiciones permanentes quizás lo que máas nos gustó sea la pintura holandesa y el impresionismo. La futura visita al museo D'Orsai promete. La entrada a este museo es gratuita aunque te cascan una libra por el mapa, no obligatoría. Lo que si hay que pagar y es bien caro son las exposiciones temporales, pero la que había actualmente era de Canaletto y esa si que me atraía muchísimo. Y os preguntaréis, ¿si no te gusta la pintura como es que conocías a este tío? Pues resulta que uno se acuesta tooodos los días viendo documentales y hace bien poco vi uno sobre este hombre. Resulta que me encanta la fotografía y se cree que este tipo pudo llegar a ser algo parecido a un fotógrafo. Se cree que pudo llegar a usar una Cámara Oscura para obtener los bocetos sobre los que hacía sus pinturas. Canaletto se dedicaba a hacer cuadros de paisajes de Venecia por encargo para sacarse los cuartos. En aquella época a los ingleses les daba por hacer el Grand Tour que venía siendo una ruta turística que los adinerados hacían con la excusa de aprender y empaparse de cultura clásica y renacentista. De ella querían llevarse sus souvenirs, con lo que pagaban a pintores para que les hiciesen cuadros y Canaletto era de los más famosos. La exposición se llamaba "Canaletto y sus rivales". En ella se muestran cuadros suyos y de competidores en esto de los paisajes venecianos y las similitudes de sus cuadros. Además de ser cuadros fabulosos para cualquiera que haya estado en Venecia reconocerá los sitios y se dará cuenta de lo poco que ha pasado el tiempo por ellos.
Cansados, que patear museos cansa lo suyo, nos fuimos a comer. Hoy tocó KFC a petición de Bea, que tenía antojo de pollo. Comimos como animales pollo en un cubo de palomitas, todo muy americano y salimos extra llenos a pasear por Regent Street camino de Hamleys, una pedazo de juguetería de 6 plantas que, para que os hagais una idea, celebra este año su 250 aniversario. Hamleys es el sueño de los niños y los no tan niños. Tiene un ambiente super especial. Hay animadores por todos lados, cientos de juguetes para probar, gente que te vende jugues y deja a los niños jugar con ellos... Y pensaréis: "¿no es una locura en navidades con cientos de niños chillando y corriendo por ahí?". Pues sí y no. Los niños en la tienda FLIPAN. Pero flipan tanto que están embobados todo el tiempo que están allí y no saben a que atender. Tienen la vista perdida y están intimidados por tanta oferta. Los ojos destilan ilusion por los juguetes y sonrisas tímidas al probar las cosas que hay allí, llenos de curiosidad por lo nuevo y lo sorprendente. Nosotros, como niños grandes que somos, lo mismo de lo mismo. Nos dedicamos a patear la juguetería deseando comprar mil cosas pero como hoy no queríamos cargar con bolsas dejamos las compras para otro día.
El motivo para no querer cargar con bolsas era que habíamos comprado entradas para el musical de Grease. Entre el KFC y Hamleys paramos en un quiosco de venta de entradas para musicales que la asociación de teatros tiene en Leicester Square. No tiene pérdida si lo buscáis y suele tener los mejores precios pero no se anuncian a bombo y platillo como los demás sitios de venta por lo que no veréis mucha cola en él. El motivo de elegir Grease es que a Bea le encantaba la película y como ya conoce la historia no hay miedo a no dar seguido los diálogos que puede llegar a resultar muy complicado. Caminamos hacia el teatro y comenzó a nevar tímidamente. Nos paramos a hacer unas fotos y a grabar un video antes de entrar al teatro y acomodarnos. Solo os puedo decir que vayais. Es una experiencia que todo el mundo ha de hacer en su vida. Si no os gusta Grease podéis escoger cualquier otro, estoy seguro de que el nivel será similar. Londres junto con NY son la cuna del musical y la cantidad de gente y dinero que mueven hace que los cantantes y bailarines sean de lo mejor, los decorados y la producción brutales y todo cuidado al máximo detalle. Nos costó la entrada cogiéndola el mismo día de la actuación 31 libras por cabeza en unos buenos asientos. A precio normal cuestan casi el doble así que yo personalmente recomiendo cogerlas en el día. Nosotros nos lo pasamos genial, los músicos eran buenísimos, todo el mundo cantaba y bailaba estupendamente y la gente estaba animadísima viéndola. Todo ello ademas montado a lo grande con gente vendiendo de todo en el entreacto (helados, libretos, llaveros, cds, golosinas en un envase especial...). Salimos de allí y ya eran casi las 10 habiendo entrado a las siete y media. No está mal... Nos cogimos un bus y nos fuimos al apartamento. Mañana más
Cansados, que patear museos cansa lo suyo, nos fuimos a comer. Hoy tocó KFC a petición de Bea, que tenía antojo de pollo. Comimos como animales pollo en un cubo de palomitas, todo muy americano y salimos extra llenos a pasear por Regent Street camino de Hamleys, una pedazo de juguetería de 6 plantas que, para que os hagais una idea, celebra este año su 250 aniversario. Hamleys es el sueño de los niños y los no tan niños. Tiene un ambiente super especial. Hay animadores por todos lados, cientos de juguetes para probar, gente que te vende jugues y deja a los niños jugar con ellos... Y pensaréis: "¿no es una locura en navidades con cientos de niños chillando y corriendo por ahí?". Pues sí y no. Los niños en la tienda FLIPAN. Pero flipan tanto que están embobados todo el tiempo que están allí y no saben a que atender. Tienen la vista perdida y están intimidados por tanta oferta. Los ojos destilan ilusion por los juguetes y sonrisas tímidas al probar las cosas que hay allí, llenos de curiosidad por lo nuevo y lo sorprendente. Nosotros, como niños grandes que somos, lo mismo de lo mismo. Nos dedicamos a patear la juguetería deseando comprar mil cosas pero como hoy no queríamos cargar con bolsas dejamos las compras para otro día.
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