Hoy el cielo amaneció cubierto pero con un día caluroso. Llevamos todos estos días con más de veinte grados y con una humedad alta lo que hace que la sensación térmica sea superior. Quizás lo peor a veces sea el viento. Hay que contar que esto aunque muchas veces no te des cuenta es una isla y los rascacielos hacen cañones que dan velocidad al viento. En algunas zonas este viento puede llegar a dar frío. En fin, que nos levantamos, cogimos sendos muffins para desayunar y nos fuimos en metro hacia la parte alta de Central Park.
Que decir de este parque que no se sepa. ¡Es inmenso! ¡Brutalmente inmenso! Quizás lo único que disturba la tranquilidad del parque es el paso constante de aviones y helicópteros que cuando uno está rodeado de coches y gente no se nota, pero en la tranquilidad del parque se hace sentir. Empezamos a recorrer el parque desde la calle 96 (para que os hagais una idea, el parque llega desde la calle 59 hasta la 110). Empezamos a bajar bordeando lagos y estanques, pasando por el jardín de Shakespeare, el castillo de Belvedere, la gran explanada de cesped donde un montón de escolares jugaban al beisbol y al fútol americano (la verdad es que dan ganas de jugar al beisbol, parece muy divertido).
De allí bajamos por el parque a la zona del lago (The Lake) donde la gente navegaba con botes alquilados por él. Seguimos camino hacia el final y nos paramos a ver un espectacúlo que mezclaba humor, break dance, algo de mala leche para que la gente se animase a soltar pasta (normal) y salto acrobático por encima de cuatro voluntarias. La verdad es que nos pasamos un rato divertido viéndolo. Desde allí caminando llegamos al final del parque en la esquina sureste del parque en la quinta avenida.
Decidimos buscar donde comer y nos fuimos hacia la zona de la tercera avenida, que no habíamos visto todavía. Caminando por la zona vimos el centro comercial Bloomingdales y nos hizo coña porque era donde curraba Rachel en Friends así que entramos a curiosear más que nada, porque es un sitio bastante caro y exclusivo. Era ya bastante tarde y estábamos sin comer de verdad y con ganas de sentarnos así que nos dirigimos a un restaurante para el que tenía yo un cupón de Groupon que había comprado desde España. Para los que no lo conzcocais Gorupon es una compañía que empezó con esto de los cupones de descuento para los que tienes un corto tiempo para comprarlos y bastante tiempo para gastarlos.
Para que os hagais una idea, para este restaurante tenía un cupón por el cual yo gastaba 25$ y ellos a cambio me daban 50$ para gastar en este restaurante. No está nada mal, eh? En fin, que llegamos al restaurante en cuestión (Sprig) a eso de las cuatro de la tarde, que en España ya es tardísimo pero en Nueva York es como comer a las seis de la tarde de España. Tuvimos la suerte de que este restaurante está integrado dentro de un rascacielos y tiene servicio continuo. Nos sentamos a comer viendo la calle desde una cristalera y degustando de primero un tartar de salmón y luego Bea se tomó un bacalao y yo un entrecot muy ricos ambos. Aproveché para probar otra cerveza local después de la Sam Adams de ayer. Esta era la Brooklyn Lager que estaba deliciosa. Estoy tratando de probar cervezas locales huyendo de lo típico que además sabe bastante mal (Miller, Coors o Bud) y esta vez acerté de pleno. Nos tomamos el postre y nos fuimos andando, con bastantes narices, desde la calle 54 con la tercera avenida hasta nuestro apartamento (calle 30 con la novena aproximadamente).
Resumiendo, una tirada realmente importante de unos 4 Km. Por el camino nos encontramos con una super tienda de juegos de rol y de tablero que no me quise perder, aunque fuera solo paara curiosear porque en las maletas no caben las cosas...
Llegamos al apartamento con el tiempo justo para dejar la cámara, cambiarnos y bajar en taxi hasta el concierto. Los taxis en esta ciudad son curiosos. Hay muchísimos. En la calle seguramente si contaras los coches a muchas horas habría más taxis que coches particulares. Tardas como mucho un par de minutos en que pare uno y son baratos. Un trayecto que sería el equivalente en Coruña a ir hasta Santa Cruz y de noche nos ha costado 12$ propina incluida (unos 8€). Comparad el poder adquisitivo y es que resulta baratísimo. Aquí muchísima gente se mueve en taxi (sobre todo de noche). En fin, que llegamos a la sala y el concierto se había retrasado una hora. Decidimos ir caminando para hacer el tiempo hasta Union Square, famosa por los mercados de granjeros de la zona de Nueva York que hay varias veces por semana. Hoy lo que había era mucha gente descansando y viendo espectáculos callejeros. Dimos una vuelta por la zona echando un ojo a tiendas particulares como una gigante que había de disfraces y otra no menos grande de ropa gótica. Cuando vimos que llegaba la hora volvimos a la sala y entramos.
No se como describiros la sensación al entrar allí. La sala está en lo que parece un antiguo teatro pero es un primer piso, lo cual ya choca. Las paredes desconchadas y la luz daban al local un aspecto cutre pero con solera, no se como describirlo mejor. Es como ver una película antigua, que se ve ya cutre pero que tiene un encanto que las hace diferentes. Eso sí, el equipo de audio no era ni cutre y antiguo. Nos dimos un paseo por el local observando como las máquinas de hielo seco ayudaban a la iluminación de toda la sala. Poco después de llegar empezaron los teloneros, un grupo llamado Margot & The Nuclear So & So's del que no había oído hablar nunca. Siempre me ha gustado llegar a conciertos donde no conoces a algún grupo y descubrirlos, a veces te llevas sorpresas agradables. En este caso la verdad es que lo hacían bastante bien y nos lo pasamos genial con ellos. Eso sí, el plato fuerte de la noche lo dieron los Twilight Singers. Ante un público entregado, sonando muy contundentes y muchísimo mejor que en disco dieron casi dos horas de concierto que han sido absolutamente espectaculares. Además pudimos disfrutar del concierto en segunda fila y sin agobios y el sonido de la sala era de lo mejorcito que he oído. No se si será la tónica general en los conciertos en locales pequeños en USA pero la verdad es que en este era como si la gente respetase el espacio personal de cada uno y no se pegara unos a otros. Curioso cuando menos ya que había bastante gente pero la gente no te apretujaba hacia delante. Del concierto salimos muertos tras la pateada mañanera así que cogimos algo de comer en un KFC y nos fuimos al apartamento a descansar para mañana.
PD: Blogger ha tenido problemas estos días y ha borrado (esperemos que no definitivamente) algunos comentarios. ¡Gracias por escribirnos! No se si tendremos tiempo para ir al Bronx o a Harlem. Lo intentaremos, ¡sobre todo lo segundo! Una misa un domingo por la mañana en Harlem tiene que ser especial. Lo malo es que Manhattan es enorme y hay taaaantas cosas que ver que por mucho tiempo que tengas no te va a llegar. Para conocer solo un poco esto necesitas un mes.
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