Nos despertamos por la mañana con el desayuno llamando a la puerta. No era gran cosa pero coñe, que te lo traigan a la puerta por la mañana y gratis pues no es para quejarse. El hotel que habíamos cogido no era la octava maravilla, pero era aceptable. Estaba en South San Francisco, cuna de la bioingeniería como rezaba el cartel a la entrada. Desde allí salimos en coche hacia San Francisco, última parada en el camino americano.
¿Que hacer en nuestro primer día en SF? Que complicado... Decidimos descubrir un poco la ciudad en coche, como no. Tras salir el hotel, primer destino, Golden Gate. Cruzamos la ciudad sin saber muy bien por donde nos manda el GPS. Vemos a lo lejos los rascacielos del distrito financiero. Atravesamos calles con muy poca gente en ellas (hoy es festivo) y vemos aparecer al Golden Gate a lo lejos. Que bonito es y como impresiona. Lo atravesemos despacio, con Bea haciendo fotos a mi lado. Al acabar el puente paramos en Vista Point, justo al aotro lado, para hacer fotos de la bahía. Nos quedamos poco rato porque hace frío debido al viento, lo que será una constante a lo largo del día. Seguimos por la carretera en dirección a Sausalito, para poder ver las casas flotantes. No había mucho sitio donde parar así que seguimos carretera hacia Muir Woods, para volver a ver sequoias. Las plazas de aparcamiento eran inexistentes, debía estar todo el estado aquí hoy así que acabamos en Muir Beach aparcando para ver la playa de cerca. La arena volvía a ser fina, aunque algo más oscura que la de Los Angeles. Hay que decir que es típico en California en las playas en las que hemos estado que la gente haga hogueras y la arena quede tiznada. Hoy en la playa había bastante gente con barbacoas de las que tienen tapa haciéndose la comida. Además había restos de hogeras, así que supongo que eso influirá en el color oscuro. Otra cosa que hemos visto mucho en las playas son las cometas. Hace tiempo que no las veo en Galicia pero aquí hay mucha gente que las trae y las deja volando mientras están en la playa. Nos quedamos hasta que nos cansamos del frío y nos fuimos a buscar donde comer. Desafortunadamente ya era tarde y acabamos en un "restaurante" de comida rápida y continuamos camino.
Siguiente parada del día Berkeley. Por el camino cruzamos el puente Richmond, otro de los impresionantes puentes de la bahía. Berkley. Pocas universidades pueden presumir de tener tantos premios Nobel como esta. De hecho desde hace unos años tiene plazas de aparcamiento reservadas para ellos. Dado que hoy era festivo resultó fácil (y gratis) aparcar en el campus así que aparcamos y nos dimos un paseo. Muy curiosa la facultad de "biología" con bajorelieves de grifos (el bicho mitológico) en la fachada :-). La verdad es que el campus es precioso y se nota la pasta por todos lados, pero lo que es el downtown de Berkeley es bastante feo. Salimos de allí atravesando partes de Oakland que se veían bastante deprimidas antes de cruzar otro de los puentes de la bahía, el bay Bridge, que es clavadito al Golden Gate pero sin pasarelas peatonales. El puente pasa por la Treasure Island y paramos a hacer unas fotos desde ella antes de acabar de cruzarlo.
Siguiente parada, la casa de Padres Forzosos (Full House). Es una de esas series que marcan tu infancia, así que queríamos ver la casa por fuera, ¡que narices! Yendo hacia ella nos damos cuenta de lo que será una constante en esta ciudad y que tantas películas reflejan. Las cuestas. Pero no os imagineis cuestas como las que teneis en vuestras ciudades de esas de "como cansa esta cuesta". No no, ni de broma. Esto son cuestas con una inclinación que menos mal que el coche este no es mío porque me quedaría sin embrague en dos días. Son cuestas estilo últimas rampas del Tourmalet. En fin, que muy mona la casa de Padres forzosos y muy bonitas las de alrededor. De allí fuimos a baja en coche la cuesta más mítica de San Francisco, la de Lombard Street. !La verdad es que había hasta cola para bajarla! La coña es que antes de bajarla hay que hacer cola en unas subidas muy empinadas y había gente a la que se le iba el coche para atrás y patinaba para salir. Menos mal que este coche tiene asistencia para salida en cuesta, reitero lo de mi coche y el embrague... Bajamos la calle y nos fuimos al hotel a dejar el coche en su parking. Hoy hemos cogido un hotel en pleno centro de la ciudad, al ladito de Union Square y a 10 metros escasos de una parada del tranvía.
Tras dejar las cosas en el hotel la idea era ir a pie hasta el Pier 39. Lo que pasó es que nos equivocamos de sentido y al final decidimos ir en tranvía ya que habíamos andado 500 metros cuesta abajo y... había que subirlos. Esperamos a que viniera un tranvía y nos subimos. Mientras esperábamos nos fijábamos en que en esta ciudad lo que si se ve es mucho sin techo por la ciudad. Creo que incluso se ven más que en Nueva York, en la que se ven bastantes. Lo que pasa es que NY no ves a muchos pidiendo por la calle y en esta ciudad sí. En fin, que nos subimos al tranvía y acabamos cerquita del Pier 39, el muelle más famoso de la ciudad. Este muelle es muy famoso por los leones marinos que habitan en él. Dimos unas vueltas por las tiendas que lo rodean alucinando con una panadería en la que ves el obrador y como hacen las cosas a mano y que estaba cargada de cosas con una pinta estupenda. En el muelle nos quedamos lo que pudimos por el frío que hacía. Eso sí, nos quedamos un buen rato mirando a los leones marinos y fijándonos en su comportamiento y en lo territoriales que son entre ellos. Ahora nos quedaba la duda sobre donde cenar. Acabamos en la panadería de antes que también es restaurante y me acabé comiendo, a lo guiri, un cangrejo de la bahía. La verdad es que estaba estupendo. Tenía mucho sabor y estaba cargadito cargadito. Además este tipo de cangrejo tiene una coche blandita que se parece a la del lubrigante lo que hace muy facil extraer la carne. Bea prefirió un mero delicioso. De allí, un nuevo tranvía y de vuelta al hotel, ¡a descansar!
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