La borrasaca que azona a Galicia se acerca hacia el norte, así que escapamos hacia el sur buscando algo de sol y camino de visitar a mi familia de Castellón. Así que hoy decidimos hacer muuuuuucho coche. Nos levantamos prontito para desayunar y Bea se tomó un desayuno inglés mientras yo disfrutaba de salmón ahumado con huevos revueltos. Cogimos el coche tras despedirnos y nos dirigimos al eurotunnel. Es que señores, un día bonito y sin temporal el ferry mola. Pero con prisa y mal tiempo, el tren mola mucho más. Así que ahí nos fuimos, con el coche bajo el mar. El proceso es muy sencillo. Llegas a la terminal y la primera barrera simplemente lee tu matrícula y ve que hay una reserva a tu nombre. Sencillo. Imprime un papel para que pongas en el retrovisor. Con eso te vas a pasar el control de pasaportes francés e inglés y de ahí te vas a esperar en una barrera a que te dejen ir al tren. De ahí simplemente te meten en un tren y te mandan ir dándole para delante al coche hasta que pares detrás de otro. Y en un ratejo el tren anda y tu te puedes quedar dentro o caminar por el tren pero nunca entre coches ya que le podría saltar la marcha a uno y aplastarte. Así que unos 45 minutos después estás en el otro lado, se abre el tren por delante y sales en Francia tratando de acordarte de como se conduce por la derecha.
Y de ahí en adelante hoy hay poquísimo que contar. Atravesamos hacia el sur (dormimos en Riom, cerca de Clermont-Ferrand) en el hotel Le Pacifique. Después de lo que pasó hoy hoy voy a dar una recomendación. Si vais hacia el sur desde la costa norte, no cojáis la ruta que atraviese París. Nunca. Never. Bajo ningún concepto. Es una ciudad mal pensada. Punto. Que no. La he cruzado ya unas cuantas veces y siempre comemos atasco. Siempre. Y ya si llueve como este día, ya no te digo. Con la lluvia había habido accidentes en casi todos las carreteras y el caos era monumental. Tratamos de servirnos de Google Maps para trazar una ruta con el mínimo posible de atascos pero aun así nos comimos unos cuantos. Cuando conseguimos salir de París respiramos aliviados, la verdad. Si podéis, dad un rodeo (por Reims, por ejemplo) y evitadlo. La última anécdota de hoy es que me llamó booking. Suelo coger las reservas con ellos porque mi experiencia siempre ha sido positiva, me gusta su buscador (aunque haya alguna cosa mejorable) y cuando he tratado con atención al cliente me han resuelto las cosas. Pues hoy nos llamaron porque el hotel cerraba a lasa 11 y querían saber si tenía una hora de llegada aproximada. En el hotel sólo hablaban francés así que me llamó una chica que sabía algo de castellano y bastante inglés en vez de llamarme el hotel. Me pareció un servicio curioso, la verdad.
Llegamos al hotel a eso de las 10 y cenamos ya en la habitación un poco de pan, queso y salchichón los tres, haciendo un bonito picnic.
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