Otro día estupendo comenzó hoy. Hacía un día nublado pero sin lluvia y nos levantamos en este hotel en el que no teníamos desayuno. Comimos cosillas que teníamos de la compra del super y a Cloe le preparamos un biberón antes de salir. ¿A dónde ir? Una idea era ir Londres directamente. La otra opción era ir a Cambridge, que nos quedaba a 45 minutos de distancia y no acortaba el trayecto a Londres. Pero tras llorarle un poco a Bea nos decantamos por la tercera opción: el IWM Duxford.
Seguro que os estaréis preguntando que narices es el IWM Duxford. Pues bien, básicamente es un Imperial War Musseum centrado en la aviación. Tan centrado está que lo han situado en un aeródromo. Así que aparcamos y según llegamos ya alucino. Como sabréis soy un fan de la aviación, especialmente de la aviación militar. Es algo que me viene desde pequeñito. Así que, al nada más entrar, ver de frente un SR-71 Blackbird, el para mí mayor hito de la aviación del siglo XX, me deja boquiabierto.
En USA había visto un A-12, que es el modelo en el que está basado este, pero no es lo mismo. El hangar principal está lleno de cosas. B17, B24, Harrier, P-51, Typhoon, Eurofighter... Muchísimas cosas, centrado sobre todo en aviones ingleses.
Y hablando de aviones ingleses, ¿no había un Spitfire? Pues dentro del museo no, porque estaba fuera volando. Y es que lo que tiene este museo es que muchos de sus aviones vuelan. Sí sí, están en condiciones de volar y vuelan. Algunos mucho, como el Spitfire, y otros menos (muchos de los aviones sólo vuelan en ocasiones especiales como la exibición de la semana que viene). Así que seguimos andando y viendo aviones dentro de hangares y en la pista.
Además de aviones militares también tienen civiles así que aprovechamos y subimos a un Concorde, que es un lujazo. Preparados para la exibición de la semana que viene había un B17 y un B52, que me encantaría ver volar pero ya no estaremos por aquí. Al final del museo hay una pequeña zona de guerra terreste donde encontré cosas chulas aunque un tanto apelotonadas. Muy centradas eso sí, en lo británico. Aun así había un T-34 o un Sherman, por ejemplo.
Cuando terminamos de ver el museo nos fuimos a comer a una de las cafeterías. Allí Bea tomó una sopa de tomate y zanahoria, a Cloe le cogimos unas salchichas frescas con patatas aunque terminó picando de lo de los dos y yo me tomé un sandwich de pollo.
De allí ya nos fuimos a Londres. Como era un poco tarde y queríamos llevar a la niña al Princess Diana Memorial Playground decidimos ir en coche hasta Hyde Park y aparcar por allí antes de ir al hotel. Dejamos el coche en un parking cercano y llevamos a Cloe a jugar. No os podéis imaginar como se lo pasó. Primero saltamos en los juegos musicales, después la descalzamos y remangamos y se puso a jugar en una zona de agua, rocas y arena.
Estuvo saltando en el agua, jugando en la que salía de una fuente hecha para que los pequeños la usasen, cogiendo arena para lanzarla al agua... Se mojó bastante pero la secamos y la cambiamos y ya estaba para otra.
Así que nos fuimos al tobogán, de ahí a las ovejas de madera y por último rematamos en parque en los clásicos columpios. Para rematar la faena nos fuimos a perseguir ardillas y patos.
Pena que las ardillas en esta época tienen muchísimas bellotas para comer y no dimos hecho que se acercasen.
Nuestra intención era ir en coche al hotel y bajar a cenar después del check in. Pero cuando nos metimos en la zona de Marble Arch de repente vimos un tráfico horrible. ¿Qué pasaría? Pues bien, tras un rato averiguamos que hoy había etapa del British Tour en Londres y estaba cerrado todo alrededor del hotel. Así que nos costó casi una hora llegar. ¡Vaya follón! Conseguimos finalmente llegar al hotel y dejé a las chicas para ir a dejar el coche en un parking que no fuera un atraco. Al volver salí a cazar comida y dar una vuelta ya que estamos en un hotel pegados a Trafalgar Square y se llega a todo el meollo en 5 minutos. Mañana estaremos todo el día aquí haciendo lo típico que tanto nos gusta. Buenas noches!
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