Hoy nos levantamos pronto y nos pusimos a patear hacia el sur del apartamento. Comenzamos a caminar hasta Broadway y empezamos a bajar por ella en dirección al Flatiron buscando por el camino un sitio para desayunar. Entramos en una cafetería con una pinta buenísima pero nos dijeron que estaba cerrada hasta las 11:30. Costumbre curiosa que tienen algunos establecimientos aquí de tener la puerta abierta y estar cerrados...
Seguimos camino hacia el Flatiron y vimos unos puestos de comida en una placita que hay delante del edificio. Allí me dirigí a coger un Pretzel gigante que devoré con la ayuda de Bea. De allí nos fuimos a hacer fotos delante del edificio y a pasear por el Madison Square Park. Volvimos a Broadway y Bea se fijó como entraba muchísima gente a una cafetería así que entró a curiosear. La cafetería era de la marca de café italiano Lavazza y era una macrotienda de productos italianos y hacían café de verdad. Bea se pilló un capuccino descafeinado y seguimos hacia el sur después de pararnos otra vez a maravillarnos con el Flatiron.
Seguimos desde allí hacia el sur por la quinta avenida. viendo escaparates de
tiendas de diseñadores y decidimos parar en una librería de Barnes & Noble ya que tonto de mí me dejé el mapa plegable de la ciudad que había comprado en Amazon en casa. Aprovechando la visita compramos un par de tonterías y seguimos camino parando en Adorama a comprarme una cámara nueva. ¡Que fácil es hacer compras en un sito como este teniendo las cosas claras! Una vez hecha la compra paramos a tomar algo y a desempaquetarla en una librería infantil que tenía en la propia librería una cafetería con cupcakes muy ricos. Descansamos las piernas un rato sentados allí antes de seguir bajando por la quinta hacia el sur.
Según bajábamos veíamos como cambiaba el paisaje. De grandes rascacielos y bullicio a una zona más tranquila (al menos un miércoles a la hora de currar). Veíamos como los currantes bajaban de sus despachos a furgonetas en la calle que ofrecían muchos tipos de comidas para llevar. Llegamos al Washington Square Park y nos desviamos antes de llegar hacia la calle octava buscando una tienda de cosas raras japonesas. Como no sabíamos a que altura de la calle estaba nos fuimos hacia el oeste y nos metimos un poco en el west village. El cambio de ambiente todavía es más pronunciado. De repente la calle se llenó de tiendas de ropa vintage, de cuero y de sombreros... Como no la encontramos bajamos por la sexta avenida y giramos hacia el wl Wasington Square Park de nuevo.
Nos sentamos en él un ratillo mientras escuchábamos como dos músicos tocaban jazz y como las palomas y las ardillas correteaban por el parque sin muchas preocupaciones por la gente que allí había. Salimos del parque no sin que antes varias personas nos ofrecieran echar una partida de ajedrez en una zona del parque habilitada para ello camino de la parte este de la calle octava. Allí finalmente encontramos la tienda en cuestión (llamada AC Gears) situada al lado de una tienda de cocina en la que ya no quise entrar porque me daría muchísma pena ver cosas estupendas que no me voy a poder llevar por falta de sitio en la maleta... En AC Gears tenían cantidad de cosas chulas para los fanáticos del diseño. Sobre todo tenían una selección de auriculares de diseño maravillosos y un montón de tonterías para puertos usb (¡hasta un estañador! ).
Salimos de allí y nos fuimos bajando por la cuarta avenida hasta Cooper Square. Allí, en una calle aledaña paramos en una minitienda de videojuegos retro llamada videogamesnewyork (así escrito todo junto). Para el que le gusten los juegos antiguos es una maravilla. ¡Había de todo! Game & Watch en perfecto estado, Vectex, Intellivision, Virtua Boy, Neo Geo, la Game Cube de Panasonic, Turbo Grafx, Lynx... y cientos de cartuchos para cada sistema. Despues de unas compritas en la tienda nos cogimos un taxi y nos fuimos al apartamento a dejar las compras y descansar antes de bajar por la tarde. La verdad es que los taaxis en Nueva York para la ciudad que es no son nada caros. Estuvimos unos 20 minutos en el taxi y nos cobró 11 USD, que al cambio vienen siendo unos 8€.
Por la tarde salimos de apartamento y decidimos bajar hasta el High Lane Elevated Park, unas antiguas vías elevadas de ferrocarril convertidas en un parque en altura. Antes de llegar paramos en un deli a coger unos suculentos bocadillos y algo de beber antes de ir al parque. Cuando llegamos vimos que las subidas estaban cerradas y supusimos que el parque estaba cerrado. Nuestro gozo en un pozo. Visto lo visto decidimos ir hacia el río, que llevábamos ya unos días en la ciudad y no lo habíamos visto. Fuimos pues hacia el Chelsea Waterside Park en el que la gente o bien estaba tirada en el cesped descansando o estaba haciendo footing.
Caminamos un rato por el parque viendo a lo lejos la estatua de la libertad y parándonos en un skate park donde había gente haciendo cosas realmente espectaculares con las tablas de skate. Seguimos bajando por el parque pegados al Hudson y llegamos a los Chelsea Piers, unos antiguos muelles convertidos en una zona deportiva con boleras, gimnasios y un muelle desde el que parten rutas muy exclusivas en barco (a vela, con cena, en plan crucero...). Una cosa bastante curiosa de los Chelsea Piers es la zona de práctica de golf como la de las películas. Un gran campo de cesped artificial al que gente desde cubículos situados en varias plantas de altura lanza pelotas de golf para practicar. Nos quedamos viendo un rato como la gente lo hacía antes de echar un ojo al mapa para ver que hacer luego.
Cuando observamos el mapa vimos que el parque que nos parecía cerrado realmente lo
estaba sólo parcialmente ya que no está totalmente finalizado. Desandamos un par de calles y subimos para encontrarnos con un aprovechamiendo genial de una estructura que en su día estoy seguro que afeaba la vista. Ahora es un espacio con bancos de diseño que encajan en el ambiente perfectamente, de plantas que dan mucha vida y de tumbonas puestas para observar la puesta de sol sobre Nueva Jersey. Nos quedamos un buen rato viendo los recovecos del parque antes de bajar hacia el Metpacking District. Este distrito hace no tanto era una zona peligrosa llena de antiguos almacenes abandonados. Ahora mismo es lo más de lo más. Está lleno de galerías de arte y de restaurantes y bares chics y caros. Todo esto en medio de boutiques de moda exclusivas. Todo esto a base de reformar (al menos parcialmente) lo que antes eran mataderos y almacenes de carne. La verdad es que es digno de ver aunque solo sea para pararse y observar a la gente desde una terraza.
Seguimos subiendo en dirección al apartamente através de Chelsea (nuestro apartamente está al borde norte de este barrio). Subimos por la novena avenida viendo lo que es un auténtico barrio de Nueva York, lejos del ajetreo de más al norte. Muchos restaurantes abarrotados encontramos por el camino, la verdad. Paramos antes de llegar en el Chelsea Market, un mercado dentro de un edificio restaurado que es realmente bonito. Ahora está lleno de restaurantes, alguna tienda y un amplio surtido de carnes, pescados, frutas y verduras y que no falten el pan y los cupcakes. Llenamos la cesta de la compra de fruta y yogur y nos fuimos al apartamento a descansar para coger fuerzas para mañana.
PD: ¡Fotos subidas!
2 comentarios:
Pues casi que me veo recorriéndo esos lugares.Kisses a lot.
¡Qué guay, chicos!. Espero impacientemente la crónica de la visita al Bronx. ¡Y meteos en una de las misas que hacen los negros en Harlem!. Debe ser de flipar.
pd. un estañador usb no es algo raro... ¡yo tengo uno!
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