viernes, 13 de abril de 2012

Europa de nuevo: Día 14 (Copenhague)

Alguna que otra nube en el cielo, pero nada de lluvia en el horizonte. Las previsiones muy buenas. Nos arreglamos y nos vamos al centro de Copenhague. Dejamos el coche aparcado en el hotel y nos vamos en metro. Es moderno, algo caro, pero rápido, y la estación nos queda muy cerca del hotel. La primera sorpresa es que no tiene conductor y que parte del camino va sobre la superficie. Lo primero que vemos alrededor en la parada del metro son un par de edificios modernos realmente chulos. Es una cosa que ya vamos adivinando de Copenhague. Si, lo antiguo está bien, pero lo nuevo es increible. La arquitectura moderna de la ciudad me ha dejado realmente impresionado. Salimos del metro en la parada de Indre By, lo que sería el corazón del casco antiguo y nos dirigimos a Nyhavn.

Nyhavn es el canal más famoso de Copenhague. Fue un intento de llevar canales hasta el centro de la ciudad. Lo que hace un siglo era un barrio rojo, a día de hoy es una zona plagada de terrazas y de turistas. Dimos un paseo por la zona hasta llegar a Amalienborg, la residencia de la familia real danesa. Allí de casualidad vimos el cambio de guardia y aprovechamos para hacer unas fotos del palacio mientras la gente se agolpaba a ver el cambio. Seguimos caminando hacia la iglesia de Marmorkirken, que es realmente curiosa. Es, literalmente, una iglesa cúpula. ¡Pero vaya cúpula! Es realmente grande y el interior es muy bonito. Salimos de allí con la idea de ir a coger un barco que nos lleve por los canales. Por el camino no paramos de ver tiendas curiosas, incluida un concesionario de coches de marca Tesla (unos deportivos completamente eléctricos ultra exclusivos).

Salimos del canal en barco y nos pusimos a recorrer la ciudad desde al agua. Por el camino me reafirmo en lo dicho. La arquitectura moderna de la ciudad es la leche. El palacio de la ópera, la biblioteca nacional... Nos bajamos del barco para ver la estatua de la sirenita. Es maja pero muy pequeña. Seguimos al cabo de un rato nuestra ruta por el agua camino de la isla de Christianshavns, conocida como la "pequeña Amsterdam". La isla fue contruida al estilo de la ciudad holandesa y la arquitectura es realmente similar. Nos bajamos poco después para continuar camino por el Stroget, la calle peatonal más larga de Europa. Allí nos dedicamos a babear viendo diseño nórdico. Realmente nos apasiona el diseño de aquí. Nos gusta mucho el minimalismo y su estilo de mobiliario, sus diseños de cerámica, sus utensilios para el hogar... Nos pasamos un buen rato en Illums Bolighus, una pedazo de tienda de diseño de tres plantas. Seguimos de tiendas por la calle y paramos a comer un sandwich de atún y un par de pasteles antes de seguir camino. Acabamos la zona a eso de las seis, cuando cerró el comercio.  Decidimos volver al hotel en otro metro para dejar las compras y volver al cabo de un rato para ir al Tívoli, el parque de atracciones de Copenhague, que está en el mismísimo centro y que de noche es precioso.

El Tívoli. Vaya susto nos dió. Llegamos ya algo tarde y las taquillas parecían cerradas. Menos mal que hablé con un vigilante y me dijo que había una taquilla que no habíamos visto. Además nos dijo que como hoy se inauguraba la temporada y habría fuegos artificiales. Entramos y paseamos entre sus luces de colores, sus jardines, sus fuentes... y nos fuimos a cenar al Wagamama, cadena de restaurantes orientales que conocíamos de Londres. Cenamos con calma y nos dedicamos a seguir por el parque, jugando en una barraca, oyendo a la gente gritar de terror en las atracciones y viendo los reflejos de la montaña rusa en el lago. A las once menos cuarto, los fuegos. Geniales, sobre todo porque los veíamos desde muy cerca, pero fue un buen rato de fuegos sin pausa. Cuando acabaron, nos dimos un paseo y nos fuimos al metro, camino ya del hotel. 


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