Hoy ya nos despedimos del sol radiante que nos había acompañado todo el viaje. El día en Hof amaneció nublado y algo frío, pero al menos no llovía. Las nubes nos acompañaron todo el día, pero nos permitieron disfrutar. Desayunamos y nos despedimos del hotel que nos había permitido descansar tan bien esa noche y salimos hacia Bastei.
Bastei es un mirador situado en el parque natural de la Suiza sajona (que se llama así aunque Suiza esté a 700 km). Preparando el viaje había localizado el sitio y me pareció interesante por lo distinto de las formaciones rocosas que se pueden ver en él. Aparcamos y nos dispusimos a caminar unos quince minutos hasta el primer mirador. Por el camino el bosque ya nos parece realmente bonito. Desde allí ya nos sorprenden las formaciones y la forma en la que están erosionadas las rocas. Seguimos de mirador en mirador hasta llegar a la parte más espectacular del recorrido. Tras pagar un euro y medio por cabeza pudimos llegar a una zona de miradores situado en una de las zonas de rocas erosionadas. Pasarelas de enrejado metálico van de roca en roca y en algún punto dan algo de congoja porque puedes ver el vacío bajo tus pies. Desde algunos miradores se podía ver el río y como navegaban por él barcazas portando contenedores. Cuando acabamos de caminar era ya la una, hora de comer. Decidimos arriesgarnos a comer en el restaurante del parque, que contra todo pronóstico estaba bastante bien y no era caro. El restaurante tenía unos ventanales enormes desde los que podías ver el valle. Pedimos como nos pasa muchas veces sin saber lo que escogíamos porque nuestro alemán es entre ninguno y nada. Yo acabé con un filete de cerdo bastante gordito con una aguarnición de patatas muy ricas pero Bea acabó con... hígado de cerdo. Como a mí no me disgusta se solucionó con un cambio de platos y unas risas. Salimos de allí hacia el coche. Siguiente destino, Drede (Dresden en alemán).
Dresde, conocida en la antigüedad como "la florencia del elba" era una ciudad maravillosa hasta que los ingleses, en un episodio muy discutido de la segunda guerra mundial, lo bombardearon causando una masacre de civiles y la destrucción de la ciudad. Con mucho esfuerzo la ciudad ha sido parcialmente reconstruida. Uno de los mayores ejemplos de superación del conflicto fue la reconstrucción, 170 millonazos de euros mediante, de la iglesia de Frauenkirche. Aparcamos al lado de la iglesia y nos ponemos a caminar por el casco antiguo. La ciudad, restando los edificios restaurados, está llena de edificios modernos muy de la era de la RDF. De todas formas hay que reconcocer que el casco antiguo merece mucho la pena y una visita de un día (o dos a lo sumo) dejan con muy buen sabor de boca. Después de pasearla nos fuimos a eso de las siete de la tarde, camino de Berlín.
De Berlín hoy poco que contar. Hemos cogido, por primera vez en este viaje, dos noches de hotel en el mismo sitio. Hoy simplemente hemos llegado al hotel, dejado las cosas y nos hemos ido a cenar... ¡sushi! Nos dio el antojo y en recepción nos dijeron que había uno con buena pinta a unos 500m y allí fuimos. La verdad es que nos decepcionó en absoluto y nos fuimos satisfechos de vuelta al hotel. Mañana estaremos de correrías por la ciudad.
La ruta de hoy, como siempre aquí.
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