domingo, 3 de junio de 2018

Japón sin rumbo: Día 15 y 16 - Osaka y regreso

El tiempo de este viaje se va acabando. Hoy nos levantamos en el hotel, en plena estación del Shinkansen. Desayunamos como fieras en el propio hotel, que tenía desayuno de buffet incluído. Tocó hacerse un desayuno de buffet de esos de no tener hambre luego. Decidimos quedarnos un rato en Hiroshima para dar un paseo y estirar las piernas antes de salir hacia Osaka, nuestra última noche en Japón. Volvimos a las calles comerciales llenas hoy de vida. Nos dimos unas vueltas de rigor y nos volvimos a la estación a coger el Shinkansen.

Una hora y media más tarde estábamos en Osaka, dejando las cosas en el hotel y caminando en dirección Namba, donde se cuece la vidilla de la ciudad. Cuando digo vidilla no os lo podéis imaginar. El centro de Osaka es una cosa indescriptible. Gente y más gente por las calles peatonales y cubiertas, llenas de locales de compras.


Grades y pequeños. Callejeando hay varias zonas de compras un poco apartadas y una calle llena de marcas de esas carísimas, en una de las avenidas principales. La primera parada, compra de tarta de queso en una famosa pastelería.


La compramos recién sacada del horno y la vamos devorando por el camino. Está deliciosa.
El resto de la tarde fue callejear, por las calles que os contaba y por los callejones aledaños, llenos de restaurantes y algún que otro local de dudosa reputación, pero nada truculento a nivel de calle.


Los barrios rojos en Japón no son realmente nada muy sórdido en la calle. Ves carteles referenciando un club en el piso 2 o servicios de hostess en el 3. Habrá gente en la calle muy arreglada que si te ve pinta de que buscas eso tratará de llamar tu atención. Si no, como era nuestro caso, ni miran para tí. Así que realmente de la tarde no mucho que contar. Dimos vueltas por la zona y ya.



A la hora de cenar, acabamos en un local de sushi llamado Yoake Sushi.


Altamente recomendable si vais por la zona, muy rico todo, muy fresco y muy majos. De la carta que no es sushi recomendaros las almejas a la plancha. Impresionantes. Y con esto seguimos recorriendo un poco de locura, buscando el último gachapon e irnos al hotel. Mañana toca volver a la realidad.

Al día siguiente nos levantamos con ganas de desayunar bien. Volamos con Scoot, una aerolínea de bajo coste, perteneciente a Singapore Airlines, que tiene buenos aviones pero cobran por todo. Hasta por el agua. Lo que sea. No hay pantallas en el avión, no hay comida, nada. Todo son cosas aparte. ¿Quieres cargar el móvil? Paga. Y así con todo. Salimos por la mañana del hotel, y, siendo domingo, por la zona estaba todo cerrado. No encontramos donde desayunar así que nos volvimos a la zona de Namba a buscar algo, total eran 10 minutos en tren. Allí, tras buscar infructuosamente un rato donde dejar las maletas, las llevamos al sitio donde desayunamos que nos las guardaron muy amablemente. Cafe Mog Namba, muy recomendable si quereis daros un lujazo de desayuno con unas tortitas de rechupete.


Tras coger fuerzas allí, tren hasta el aeropuerto de Kansai y poco más que contar. Pasamos inmigración, aduanas, etc y salimos sin retraso de Osaka. Tras algunas pequeñas turbulencias llegamos a Singapur cansados, pero con ganas ya de volver a casa y coger fuerzas para volver el lunes a la rutina.