sábado, 7 de abril de 2012

Europa de nuevo: Día 8 (Berlín y Lübeck)

Sol por la mañana y temperatura "agradable" en Berlín. Decidimos dejar las maletas y el coche en el hotel y nos fuimos a disfrutar del sol y del zoo. A veces somos como niños y el zoo de aquí todas las guías decían que era muy bueno, así que nos fuimos hasta allí dando un paseo mañanero. Tras esperar un ratejo en la cola de la taquilla entramos y lo primero que hicimos fue ir corriendo a ver como comía un panda (había un cartel que ponía cuando alimentaban a los animales). Desde allí nos hicimos una ruta para ver a tigres, leones, osos, focas, nutrias, hipopotamos y demás fauna. La verdad es que el zoo está muy bien y se ve a los animales muy cuidados, pero por otro lado no deja de darte pena ver como se aburren encerrados y como buscan, a veces sin descanso, la salida de sus jaulas. Quizás el único zoo en el que no ves a los animales con esa actitud es en Cabárceno, donde el gran espacio natural hace que no se sientan tan encerrados. Tras comer unas salchichas en el parque y acabar la visita, volvimos al hotel a coger las maletas y hacer la distancia que nos separaba de Lübeck, no sin antes dar un paseo por el centro de Berlin y pasar por el "checkpoint charlie", que se nos había pasado ayer.

Por el camino el sol se iba apagando poco a poco mientras se volvía mortecino tras nubes grises. Lübeck es una pequeña ciudad pegada ya al mar báltico y está completamente rodeada de agua. Nada más llegar la lluvia hace acto de presencia. Era realmente complicado que aguantase tanto tiempo por estas latitudes sin llover. Es el octavo día de viaje y de momento ni una gota habíamos sufrido. Aunque apesadumbrados por el clima, decidimos aprovechar lo que quedaba del día para dar un paseo. Por la calle, supongo que por la lluvia, poca gente. Eso sí, en los restaurantes y los cafés se veía bastante movimiento. Hoy es festivo (por aquí al norte son festivos el viernes y el lunes en semana santa) y todo está cerrado. Visitamos un poco por encima el casco antiguo de la ciudad y nos fuimos a cenar carne a un sitio con muy buena pinta. Acabamos el día con unos buenos trozos de carne a la parrilla, eso sí, el acompañamiento era muy nórdico, con una patata asada cubierta por una salsa de nata agria y un trozo de pan con mantquilla derretida. ¡Falta hace para combatir el frío! Llenos y satisfechos nos volvimos al hotel. ¡Mañana nos acostaremos en Dinamarca! Seguimos hacia el norte.

La ruta, aquí.

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