sábado, 21 de junio de 2014

Destination Nowhere: Día 5: Chateau de Chaumont y Orleans

Nos levantamos hoy con una decisión tomada. Nos vamos hacia Suiza e Italia. Las previsiones del tiempo son buenas y a Bea le apetece pasar más calor en este viaje y la perspectiva de irnos a Inglaterra a tener, con buen tiempo, menos de 20ºC, no le apetece mucho. A mi la verdad es que me apetecían por igual los dos viajes, así que tiramos hacia tierras helvéticas aunque el viaje hasta allí aún llevará unos días. Tantas cosas por hacer y tanto por ver, siempre encontramos sitios nuevos a los que ir aunque hayamos pasado por la zona una y mil veces. En fin, que dejo de divagar...

Nos levantamos con fuerzas renovadas y nos dirigimos a desayunar. Otra vez teníamos el desayuno incluido, así que nos dedicamos a comer queso, pan, zumo, ¡cruasáns de verdad! y mini tortitas recién hechas. Gran hotel este de Entre vignes et chateaux.

Tras recoger nos dirigimos a ver un castillo. ¿Que ibámos a hacer en el Loira? Esto está plagado de ellos. Giras una curva... ¡et voila!  un castillo. Hay decenas. Ya habíamos estado en dos de los más famosos, el de Chambord (famoso por sus escalerasa de doble hélice diseñadas por Leonardo Da Vinci) y el de Chanonceu (famoso porque es un castillo-puente y por ser dónde Luis XIV tenía a sus mujeres). Esta vez tocaba el castillo de Chaumont.



Tras apenas quince minutos de coche aparcamos y pagamos religiosamente 16€ por ambos adultos y nada por Cloe con derecho a ver los jardines y el interior del castillo. Lo primero es ver la exposición botánica. Es una mezcla entre jardinería y arte.


Marcos con agua que tratan de reflejar el castillo, performance en forma de plantas prohibidas encerradas en verjas, chulo aunque bordeando lo pretencioso a veces. Ains, el complejo mundo del arte...


Tras el paseo nos fuimos acercando al castillo por unos jardines más convencionales. El castillo es, como decirlo, muy disney por fuera. Sí, se que no es correcto decir eso porque fue antes el castillo, pero es la imagen que nos queda.



Me comentaban el otro día viendo una foto que recordaba al de Exin Castillos, y sí, por momentos lo parecía. Impresionan los árboles que hay pegados al castillo. Sobre si merece la pena entrar o no... pues depende. A nosotros nos gusta mucho recorrer las estancias, aunque a veces pequen de ser meros decorados y no de ser los muebles originales.


Pero a nosotros nos gusta, y la posibilidad de recorrer su patio interior, realmente bello, hace que merezca mucho la pena. Eso sí, os aviso de que no es nada grande lo visitable del interior y se puede ver en media hora. Mención especial a la capilla y a su vista desde el balcón del piso superior.


 Desde ahí salimos en dirección a Orleans. Decidimos saltarnos Blois, la ciudad más cercana por falta de tiempo y nos fuimos derechitos a Orleans. Orleans es famosa entre otras cosas por ser liberada por Juana de Arco durante la guerra de los 100 años. Es por ello conocida como "La dama de Orleans". De hecho, cuando fue capturada por los ingleses, el pueblo de Orleans hizo una colecta para pagar su rescate. En fin, que llegamos y aparcamos corriendo para que nos diera tiempo a comer.

 Eran ya casi las dos y media y eso en Francia es una hora muy muy mala. Siempre nos quedará el recurso del Mc Donalds, pero de momento lo estamos evitando. Así que paramos a comer en un italiano un par de pizzas, una vegetal para mi y otra de creme freche con salmón para Bea.
Nos dedicamos a ver la vida de Orleans y recorrer sus calles comerciales. Muchos adolescentes por ellas y gente joven en general. Nos fuimos a ver la catedral y vimos que había un festival de jazz en los jardines posteriores. Pena de tiempo para parar a verlo, aunque había mucha cola. La catedral gótica es increible.

La verdad es que el gótico francés nos alucina. Esos pórticos, esas naves altísimas y las vidrieras nos alucinan. Eso sí, en este caso quizás sea más bonito el exterior que el interior, en el que destacan las vidrieras que narran la historia de Juana de Arco. No me malinterpretéis, el interior es magnífico. Lo que pasa es que hemos visto muchas y el interior de esta no destaca sobre otras de las catedrales del gótico francés. Para rematar la estancia en Orleans nos tomamos algo en una terraza con vistas a la catedral para darle la merienda a Cloe.

  Salimos a eso de las cinco y media camino de nuestro siguiente destino, Avallon, continuando nuestro camino. La elección del destino de esta noche no fue más que debido a la cantidad de km que deseábamos hacer hoy. Así que escogimos un sencillo Ibis para pasar la noche y poder cenar antes. Paramos a cenar en un restaurante italiano/francés en el que cenamos estupendamente. Yo me tomé una anduillete de Tours (ya os conté de que van las anduilletes y de lo fan que soy) y Bea unos tagliatelle con fruts de mer que se equivocó pidiéndolos porque quería pedir unos de vieira y se le fue la olla. De poste Bea se tomó una bola de helado de chocolate con menta y yo una tarta tatín con helado de vainilla. De ahí al hotel, en el que hoy pagamos un poco las estrecheces con la niña. Es complicado estar cómodos los tres en una habitación de doce metros cuadrados contando el baño y tener una cuna en ella junto a las maletas, pero hoy toca adaptarse. Hasta mañana!

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