El domingo arrancamos con dos misiones, volver dando un rodeillo y ¡comer lechazo! Aprovechando la cercanía de Castilla nos propusimos comer en un buen asador un lechazo en un horno de leña. Tras levantarnos, desayunar y despedirnos de la gente de la casa (que majos todos) nos fuimos a la quesería de la que os hablábamos en la entrada del viernes. Subimos hasta ella y llamamos al teléfono que había fuera para que se acercara una señora que se encargaba de vender los quesos. Muy maja ella nos ofreció probar los que quisiéramos. y nos llevamos un buen lote xD Antes de irnos apareció el dueño, llevando unas zuecas muy bonitas con refuerzos de goma. Acabamos hablando de cháchara con él y nos preguntó por el balneario de Guitiriz, al que pensaba ir a la semana siguiente. Le dimos consejos de a donde ir y en agraadecimiento nos regaló un queso. Arrancamos en dirección a Palencia para buscar un buen lechazo.
Nos metimos por una carretera de montaña en dirección a Palencia capital y fuimso llamando a asadores, buscando donde nos dieran lechazo y lechón. Al final lo del lechón no pudo ser en ninguno de los teléfonos que habíamos conseguido, así que decidimos buscar algún sitio donde comer en Cervera del Pisuerga. Por el camino paramos en el mirador del alto del puerto de Piedrasluengas, desde el que se ve un valle lleno de robles.
En Cervera al final acabamos en uno de los asadores a los que habíamos llamado por teléfono que tenía un nombre un poco desafortunado, Asador Gasolina xD. La comida fue acojonante. De entrante unos pimientos del piquillo rellenos de boletus y de segundo Buyo y yo compartimos una cuarto de lechazo D.O. de Castilla León, Bea un entrecot de ternera con salsa de boletus y Rosa unas chuletillas de cordero. Ni que decir tiene que el entrante estaba muy muy rico, pero el lechazo era sublime. El mejor que he tomado nunca, se deshacía en la boca y la piel era crujiente y hacía como capas.
Tras la comida dimos un pedazo de rodeo para ir hasta Puebla de Sanabria, para volver a ver el lago y el pueblo, para enseñárselo a Buyo y Rosa. Tras un camino bastante plácido, salvando los 50 km que tuvimos que compartir con la gente que volvía hacia Madrid, llegamos a Puebla y nos dirigimos a la laguna de los peces, que en esta época suele estar cubierta de una especie de nenúfares.
Con el frío que hacía no había nenúfares, pero había nieve y estaba precioso. Paseamos un rato y nos largamos hacia Puebla antes de que se hiciera de noche. Recorrimos el pueblo, que es bastante pequeño y nos detuvimos en una tienda para comprar un poco de cecina D.O. de León, un embutido de jabalí y unos boletus secos (vaya arroz van a dar, viva, viva!)
Arrancamos hacia Orense donde pretendíamos cenar. La verdad es que como no conocemos Orense, tras dar una vuelta en coche y ver todo cerrado acabamos en el centro comercial cenando Buyo y Rosa un kebab y Bea y yo unos helados del Ben & Jerry. Al salir de Orense los carteles y el gps se confabularon para llevarnos a una autopista que estaba sin construir con lo que acabamos dando vueltas hasta que decidimos volver a Orense y coger la nacional hacia Santiago a la espera de ver una conexión con la autopista. A unos doce km la encontramos y acabamos llegando a Coruña bastante cansados a eso de las 2 de la madrugada. Fue un día largo, teniendo en cuenta que un viaje que a la ida fueron 450 Km a la vuelta, con las coñas y con las vueltas en Sanabria nos fuimos a 750 Km. En fin, que hemos vuelto con ganas de más, pero salvo noticia bomba no nos volvemos a ir hasta otoño, donde volveremos a atacar Europa!
EL último día si que hicimos camino, como podéis ver aquí.
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