miércoles, 30 de abril de 2025

Japón en la carretera - Shimoda

 Pedazo de día hacía hoy. Nos levantamos bien pronto para desayunar porque este hotel es un poco raro al respecto Es desayuno buffet pero tiene horarios, con lo que nos dieron a escoger o 7:45 o 9:00. Raro de narices. Pero bueno, bajamos a las 7:45  y desayunamos un poco de todo. Fruta, sashimi, tortitas, pan, tortilla... Comimos mucho la verdad. 

 


 Una vez listos y preparados salimos hacia el templo de Shirahama. El templo por una lado es un templo bastante chulo, pero por otro es conocido porque tiene un torii sobre una roca en la playa. Hicimos unas fotos en el torii, pero lo mejor fue la playa. Hacía un día espectacular con el cielo azul, y el agua estaba fantástica. No teníamos bañador pero nos remangamos y nos dedicamos a pasear por la orilla un muy buen rato.


 















 De ahí cogimos el coche y nos fuimos al cabo Tsumeki. Tras aparcar, nos fuimos a hacer el cabra por las rocas, buscando cangrejos y otra vida marina. Nos pasamos mucho rato haciendo esto, bajo el sol. Cuando se nos hizo tarde ya, subimos finalmente al faro a hacer unas fotos antes de partir a comer.  

 







 Aparcamos en Shimoda al lado de una estatua del almirante Perry, el hombre que forzó a Japón a abrirse al comercio exterior a finales del siglo XIX. Este puerto fue el primero que visitó antes de plantarse en la bahía de Tokio y decirle amablemente a los japoneses que o comerciaban o les bombardeaba la capital, así de majo era. 


En fin, que desde las estatuas, con una vista espectacular del puerto y las montañas, fuimos a buscar donde comer y terminamos en un restaurante de ramen regentado por unos señores de sus 80 años. Los amigos nos decían que el restaurante era volver al menos cuarenta años para atrás en el tiempo. Comida casera 100% y los señores muy majos les regalaron a las niñas unas pelotas saltarinas. 

 


Seguimos un rato por el pueblo buscando donde tomar un café. Es una pena que en los restaurantes en Japón ni café ni postre (lo segundo es lo que más me jode, en Singapur algo siempre tienen, punto para los restaurantes Japoneses en el extranjero). Acabamos tomando un café en otro sitio regentado por gente muy mayor, no parece que haya mucha gente joven en el pueblo, la verdad. Tras el café visitamos otro templo y paseamos un poco por la zona histórica, que en plan bonito es un cacho corto de calle. Lo más bonito de Shimoda en general es el entorno, pero también lo acogedora que ha sido la gente. Yo creo que se nota mucho que hay poco turismo extranjero en la zona, y no están hasta el culo aún de nosotros como sí lo están en los sitios típicos abarrotados de turistas. 

 







Al acabar de comer cogimos el coche otra vez hacia una cueva marian llamada Ryugu Sea Cave. La cueva se ve en dos minutos, pero nos pasamos otra vez un buen rato en una paya compitiendo mi amigo y yo en lanzamiento de piedras al mar en tres categorías: número de rebotes en el agua, precisión y distancia.

 




Una vez se empezó a hacer tarde, nos fuimos a cenar a una izakaya recomendada a nuestros amgos por gente de Shimoda. La cena espectacular llena de cosas poco frecuentes. Todo en el medio para compartir: sashimi de caballo,  guiso de tripas de cerdo, piel de pollo frita, varios pescados a la plancha o fritos, raya seca, sashimi variado... Ya ni me acuerdo de todo lo que comimos. El sitio se llamaba Nabura, como referencia por si alguno de vosotros viene a la zona. 


Antes de irnos de vuelta al hotel, paramos en una tienda 24h a coger unos helados de postre y rematar la gran cena con el postre que no pudimos coger en el restaurate.

martes, 29 de abril de 2025

Japón en la carretera - Cruzando la península de Izu

 No contábamos con tener desayuno en el hotel de hoy, pero para nuestra sorpresa estaba incluído. Era un hotel muy básico, de estilo japonés y paredes finas, así que no auguraba un buen desasyuno . Para nuestra sorpresa el desayuno estuvo bastante bien. Un montón de cosas para comer: arroz, pescado que acabamos de hacer en una parrilla calentada por alcohol, un poco de jamón, pickles, sashimi... 


 

 

Sacamos el coche y salimos hacia la península de Izu. La península tenía una pinta espectacular, ya que el interior es súper montañoso y la costa está llena de acantilados y playas, todo de formación volcánica bastante reciente. La primera parada fue en el casco histórico de Shuzenji. Ni había oído hablar del sitio, pero me ha parecido precioso. El pueblo sigue al río, encañonado entre paredes de piedra construídas por la mano del hombre. A los lados templos, cafés, y casas chulas. En uno de los lados del río hay un onsen para pies, donde sentarse remojándolos mientras se ve el río. Nos pasamos al final toda la mañana, paseando, comiendo helado y haciendo fotos. A la hora de comer comimos soba hecha en el restaurante, a la que yo añadí tempura de mini gambas.












Tocaba ya coger el coche otro rato. El día seguía relumbrante y nos metimos por la montaña hacia los campos de wasabi. El wasabi es especialmente complicado de cultivar, porque necesita estar bajo un contínuo flujo de agua y tiene que estar especialmente limpia. Aqui lo cultivan en las montañas, cubierto porque necesita sombra, y corriendo por él el agua del río, clara y fresca en medio de una vegetación increíble. El wasabi require bastante tiempo para crecer en estas condiciones especiales, con el más caro requiriendo hasta dos años para crecer al tamaño adecuado. 

 


Desde ahí fuímos a unas cascadas cercanas, las cascadas Joren. Antes de bajar paramos en la tienda/café del parking a comprar snacks. La cascada estaba muy cerca, solo tuvimos que bajar unos cuantos escalones y ya estaba. A los lados del río, más zonas de cultivo del wasabi. En el río, gente pescando truchas a mansalva.


 

Seguimos carretera hasta nuestro hotel actual, el Prince Hotel Shinoda. Cuaando llegamos había cuatro personas del hotel en la puerta y nos hizo coña. El hotel es, en el fondo, un hotel de veraneo que seguro que fue la pera en los años 70. Ahora mismo está en un sitio espectacular pero necesita una buena reforma de las habitaciones. De todas formas he de decir que es suficientemente cómodo y el desayuno no está mal.  


El hotel está pegado a la playa, así que bajamos a pasear por ella. Nos pasamos una hora revolvindo en cochas de avalone, encontramos una carcasa de un pez fugu, conchas variadas, y mucha piedra pómez, aunque la playa sea de arena. 


 

 

Acabamos con la playa haciéndose ya de noche, así que cogimos el coche para ir a cenar. Nos fuimos a un sitio cercano llamado Uenoyamatei. Comida 100% local llena de paisanos (en la barra estaba un currito de la empresa de luz, y a nuestro laado dos jubilados). Cenamos muy bien la verdad. Yo me tomé un guiso de un pescado local llamado Kinmedai que estaba increíble, y Bea un bol de arroz con pescado marinado para parar un tren. Cloe prefirió un pollo rebozado frito que era un barbaridad la cantidad que le pusieron. Un restaurante de camioneros en toda regla.


 Para rematar el día las niñas se fueron al onsen y yo me quedé escribiendo entradas del blog pendientes.