No contábamos con tener desayuno en el hotel de hoy, pero para nuestra sorpresa estaba incluído. Era un hotel muy básico, de estilo japonés y paredes finas, así que no auguraba un buen desasyuno . Para nuestra sorpresa el desayuno estuvo bastante bien. Un montón de cosas para comer: arroz, pescado que acabamos de hacer en una parrilla calentada por alcohol, un poco de jamón, pickles, sashimi...
Tocaba ya coger el coche otro rato. El día seguía relumbrante y nos metimos por la montaña hacia los campos de wasabi. El wasabi es especialmente complicado de cultivar, porque necesita estar bajo un contínuo flujo de agua y tiene que estar especialmente limpia. Aqui lo cultivan en las montañas, cubierto porque necesita sombra, y corriendo por él el agua del río, clara y fresca en medio de una vegetación increíble. El wasabi require bastante tiempo para crecer en estas condiciones especiales, con el más caro requiriendo hasta dos años para crecer al tamaño adecuado.
Desde ahí fuímos a unas cascadas cercanas, las cascadas Joren. Antes de bajar paramos en la tienda/café del parking a comprar snacks. La cascada estaba muy cerca, solo tuvimos que bajar unos cuantos escalones y ya estaba. A los lados del río, más zonas de cultivo del wasabi. En el río, gente pescando truchas a mansalva.
Seguimos carretera hasta nuestro hotel actual, el Prince Hotel Shinoda. Cuaando llegamos había cuatro personas del hotel en la puerta y nos hizo coña. El hotel es, en el fondo, un hotel de veraneo que seguro que fue la pera en los años 70. Ahora mismo está en un sitio espectacular pero necesita una buena reforma de las habitaciones. De todas formas he de decir que es suficientemente cómodo y el desayuno no está mal.
El hotel está pegado a la playa, así que bajamos a pasear por ella. Nos pasamos una hora revolvindo en cochas de avalone, encontramos una carcasa de un pez fugu, conchas variadas, y mucha piedra pómez, aunque la playa sea de arena.
Acabamos con la playa haciéndose ya de noche, así que cogimos el coche para ir a cenar. Nos fuimos a un sitio cercano llamado Uenoyamatei. Comida 100% local llena de paisanos (en la barra estaba un currito de la empresa de luz, y a nuestro laado dos jubilados). Cenamos muy bien la verdad. Yo me tomé un guiso de un pescado local llamado Kinmedai que estaba increíble, y Bea un bol de arroz con pescado marinado para parar un tren. Cloe prefirió un pollo rebozado frito que era un barbaridad la cantidad que le pusieron. Un restaurante de camioneros en toda regla.
Para rematar el día las niñas se fueron al onsen y yo me quedé escribiendo entradas del blog pendientes.
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