sábado, 20 de septiembre de 2014

Tres en Londres: Día 8: Diana Memorial Playground, Holland Park y Harrods

Otro día más de calor. Parece increíble, la verdad, pero no nos vamos a quejar. Hoy tratamos de salir un poco antes del apartamento y coger el desayuno por el camino. El resultado es que en vez de salir a las doce salimos a las once y media, algo vamos ganando. Salimos y paramos como todos estos días en el Cocomaya para coger fuerzas.

 Un croissant de almendra y una napolitana de chocolate y ya estábamos en marcha. Cogimos un bus que nos dejó al lado de la entrada del Diana Memorial Playground para no malgastar energías, que los días van pasando y acumulamos muchos kilómetros. El sitio es el mejor parque infantil que haya visto. Es increíble. De entrada esta vallado por todo el perímetro y hay unas vigilantes en la puerta que sólo dejan entrar a adultos si acompañan a niños. Según entras hay seis columpios, cuatro de ellos para bebés. Después ya lo primero que se ve es un barco pirata enorme rodeado de arena. El barco es enorme. A un lado tipis, junto a unas ovejas talladas en madera y unas casas tamaño bebé.

Continuando hay otra zona de arena con piedras para trepar, más juegos y más arena. Al lado, un camino que sube hacia una estructura de madera con dos toboganes. Al fondo, una zona musical con un montón de cosas para explorar sonidos. Un sitio dónde saltar que hace música, una piedra de granito que resuena según como la golpees, unos tambores de madera, unos tubos de metal para hacer sonido de percusión al golpear unas palancas de madera...
Nos pasamos hora y media explorando el parque con Cloe. La mayor parte de los niños van descalzos y hay varias zonas dónde lavar los pies. Fuera del parque un chiringuito de comida hace su agosto. La felicidad infantil en estado puro.

Cuando salimos cogimos otro bus y nos adentramos en otro parque completamente distinto. Holland Park, muy cerca de Kengsinton Gardens y tan desconocido para la mayor parte de la gente. Es un parque más boscoso. No hay esos grandes espacios de césped ni esos estanques que caracteriza a la imagen del parque inglés. Este está lleno de árboles, es frondoso y mucho más frío. Con el día de calor que hace lo agradecemos. El objetivo primordial de la visita a este parque es visitar los Kyoto Gardens, los jardines japoneses del centro de Londres. Es un pequeño rincón en el parque con mucho encanto. Una cascada y un estanque lo presiden repletos de carpas grandes como besugos.
Cloe se lo pasa de maravilla con las ardillas del parque, a las que conseguimos que diera de comer. No voy a decir que sea un sitio espectacular y si fuera a ver un jardín japonés en Londres me plantearía ver el de Kew Gardens, pero este está muy muy cerca del centro y creo que pasar una hora en Holland Park si merece la pena.

Salimos del parque por un lateral y bajamos hacia el sur, hacia Kensington. Por el camino descubrimos que en Holland Park hay unas mansiones increíbles que no quiero ni imaginar lo que cuestan. Bajamos pues por High Street Kensington con Cloe ya durmiendo tras su cansancio acumulado de dos parques. Mucho ambiente y una zona ajetreada. Como nos dio la hora de comer, ya muertos de cansancio nosotros también, acabamos en un pub de la zona llamado Arch Angel. La verdad es que no hubo queja. Ya era tarde y el local estaba vacío, pero entramos y comimos sendas hamburguesas con bacon que eran muy muy grades y estaban bastante buenas. Cada hamburguesa con patatas costó 6 libras, lo que para la zona es casi un regalo y más para la calidad. Más baratas que un menú de Mc Donalds.

Tras comer los tres fuimos a un mega supermercado de Whole foods (una cadena americana) a curiosear productos raros. Hicimos una mini compra y nos fuimos en bus hacia la zona de Harrods porque tenemos una boda a la vuelta y Bea quiere estrenar.
Así que nos dimos una vuelta por el centro comercial sin encontrar nada asequible y nos fuimos a darle la merienda a la niña mientras nos tomábamos unos batidos. Cansados y con la niña más cansada todavía nos fuimos al apartamento. Aunque hacía muy buena noche vimos a la niña cansada y decidimos quedarnos a cenar un poco de fiambre que cacé en el supermercado cercano. ¡Hasta mañana!

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