martes, 16 de septiembre de 2014

Tres en Londres: Días 1, 2 y 3: Pamplona y Zarautz

Volvemos a hacer otro viaje. Este año no paramos de viajar y ahora nos toca nuestra periódica visita a Londres. Es imposible cansarse de esa ciudad y queremos enseñársela a Cloe, que desde la barriga de su madre no vio nada, hace casi dos años. Es su tercer viaje y en los anteriores hermos notado que impulsan sus cambios. Vuelve más despierta, hablando más y con un poco de depresión post vacacional. En esta pequeña entrada resumiré lo que hicimos en este tranquilo fin de semana en compañía de nuestros queridos Flo y Carmen.

Salimos como tratamos de hacer siempre el viernes al salir yo del trabajo. A las tres y cuarto ya estábamos en la autopista camino de Pamplona. El camino fue tranquilo, soleado durante casi todo el trayecto y sin incidentes. Paramos en área de descanso de siempre, en el alto del puerto del Manzanal, aunque vamos viendo como va a peor y creo que la próxima parada la haremos en otro sitio. De hecho esta vez no llegamos a consumir nada porque en los veinte minutos que estuvimos allí nadie se nos acercó a tomar nota aunque sí recogieron la mesa de al lado, así que si no quieren nuestro dinero no se lo damos. Le dimos la merienda a Cloe y ya no hicimos más paradas, porque Cloe se durmió cerca de Burgos y ya se despertó llegando a Pamplona. Esa noche llegamos realmente cansados y derrotados. Llevaba una semana de mucho trabajo en mi empresa y la cabeza ya no daba abasto, así que cenamos en casa de los chicos, nos quedamos de charla y nos fuimos a dormir algo tarde.

A la mañana siguiente, ya sábado, nos levantamos y descubrimos que nos habíamos olvidado de poner zona azul. Pues sabed que en Pamplona si te pasas aunque sean cinco minutos de la hora, se lleva la grúa el coche. Así, con dos huevos. Nada de multa de aparcamiento o de multita de la ORA. No no, se lo llevan y aunque no está muy claro que puedan o no hacerlo, ellos lo hacen y si quieres recuperar el coche tu pagas la grúa. Luego ya si eso reclama. Pues nada, algo cabreados nos dividimos y Bea y Flo se fueron a rescatar el coche al tétrico depósito mientras Carmen, Cloe y yo buscábamos un sitio cerca dónde comer. Acabamos en un pub llamado Dublin House tomando unas hambuguesas para matar el hambre. Nada destacable en ellas. Bueno si, eran baratas. Desde allí bajamos a la ciudad vieja a pasear. Hicimos el típico recorrido por la plaza del Castillo, la catedral, el castillo y terminamos en la ciudadela, dónde quedamos con otros amigos. Al poco de llegar aparecieron Jaione, Gus y su hija Ari. Pasamos el resto de la tarde viendo jugar a las niñas en la hierba, subirse por una escultura hecha para ellos y esconderse bajo las ramas de árboles. ¡Que bien se lo pasaron! Salimos de allí ya a eso de las nueve de la noche y nos fuimos a cenar a la casa de Cantabria. En una terraza cubierta por un toldo pasamos el resto de la noche tomandos bravas, unos bocadillos y unas cervezas. Las niñas siguieron con sus juegos en la plaza peatonal en la que se ubica el local. Jugando en la hierba, sentadas en los bancos o corriendo disfrutaron tanto o más que los mayores.

El domingo consultamos la previsión meteorológica y nos dirigimos a Zarautz. El plan original era ir a Guetaria a probar un restaurante al que le tenía muchas ganas, el restaurante Elkano. Pero mi gozo en un pozo porque estaba lleno. Así que decidimos repetir en el restaurante de Karlos Arguiñano en Zarautz. Reservamos lo que luego nos pareció la última mesa disponible. Camino de Zarautz vimos que el tiempo no era lo que las previsiones anunciaban. El calor había formado una tormenta y justo llegando comenzó a diluviar. Así que aparcamos a dos manzanas del restaurante y esperamos a que pasara lo gordo, ya que llovía a mares. Unos diez minutos después dejó de llover y nos fuimos a comer.

Tal y como me habían avisado a la hora de reservar nos pusieron en un comedor interior en vez de estar en el acristalado con vistas a la playa. El otro estaba lleno pero casi lo preferimos. El interior era más pequeño y mucho menos ruidoso. Comimos como reyes. De entrante unas pochas rojas con langostinos y una ensalada de confit de pato. De segundo un chuletón, unas carrilleras, una merluza rellena y un bacalao al pilpil. De postre por "presiones" de la camarera que quiso que los postres fueran todos distíntos tomamos un brownie con mousse de chocolate, una tarta de manzana, un bizcocho de chocolate con sopa de fresa y una torrija con crema tostada. Todo espectacular y el precio redondo.


Como la otra vez fueron 30€ por cabeza, que siendo dónde es (País Vasco y con vistas a la playa) y de quién es, me parece hasta barato. Acabamos de comer ya a eso de las cinco y nos fuimos a dar una vuelta por el paseo marítimo de Zarautz.

Mucha vida y gente en el agua con las tablas aunque no acompañaba mucho el mar (se debían estar aburriendo mucho).
Paseamos cerca de una hora antes de volver a Pamplona ya que cloe no había dormido siesta y queríamos que durmiera por el camino.

Volvimos entre tormentas ocasionales y llegamos a Pamplona con buen tiempo que no duraría mucho. Lo justo para que Bea y Carmen bajaran al parque mientras Flo y yo rememorábamos los viejos tiempos continuando nuestras partidas al PES 6 que habíamos dejado parada en el 2007. Al cabo de un rato llegaron de nuevo Jaione, Gus y Ari. Fuimos a cazar comida al KFC y cenamos todos juntos. Las niñas se lo volvieron a pasar muy bien juntas y alargamos la cena hasta las doce, que al día siguiente ya era lunes y la gente trabajaba. Nos quedamos en casa charlando hasta las tantas y nos fuimos a cama sin muchas ganas ya que el lunes partimos camino de Burdeos.

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