domingo, 4 de mayo de 2025

Japón en la carretera - La vuelta

Poco que contar hoy, la vuelta es siempre un momento triste y un poco estresante por lo que suponen los aeropuertos. Además en este caso, Narita está donde cristo perdió el mechero, a casi 70km del centro de Tokio. Nos despertamos tras haber descansado bien y dejamos las maletas en el hotel. Todo súper eficiente, según nos vieron bajar con las maletas nos interceptó la conserje para quedarse con ellas si queríamos. En cinco minutos estábamos bajando.


El resto de la mañana fue dar vueltas por el Daimaru, un centro comercial pegado a Tokio Station, haciendo las ultimas compras. Nos pasamos la mañana dando vueltas antes de comer en un sito de pollo frito llamado Torikai Sohonke Tokyo Midtown. Nada súper espcial pero razonable y rápido para la prisa que teníamos. 


Terminamos y fuimos corriendo al hotel a por las maletas. Hay muchas opciones para ir a Narita pero todas tenían inconvenientes. El bus es impredecible, algunos trenes requiren cambio de estación y son caros, otros tenían pocas frecuencias... Al final, con un desvío al equivocarnos en una salida, llegamos al hotel un tanto tarde y tuvimos que correr un poco para llegar el tren. Nos despedimos de nuestro amigo con la promesa de vernos el año que viene, seguramente en Galicia. 

Una vez ya estuvimos de camino todo fue igualmente fácil y tedioso. La verdad es que dentro de la terminal uno de Narita no hay gran cosa donde comprar. Sí, hay una tienda de dulces donde llené una bolsa enorme, pero pocos sitios donde coger comida o bebida para llevar al avión, que siendo de bajo coste no proporcionaba comida. Esperaba algún puesto de bentos como en las estaciones de tren, la verdad.

 

El vuelo en si mismo fue OK. El mismo asiento algo incómodo, pero al menos esta vez el retraso fue pequeño y llegamos más o menos a la hora esperada a Singapur. Cansados y algo tristes de volver a casa, se está muy bien de vacaciones, acabamos este viaje. 

sábado, 3 de mayo de 2025

Japón en la carretera - Nakano y Shinjuku

Último día completo en Tokio. Nuestros amigos tenían visita familiar que se quedaba a dormir en su casa, así que esta noche dormimos en un hotel. Nos despedimos de ella y las niñas y nos fuimos con nuestro amigo a pasar el día, mientras ellas se quedaban con la familia japonesa. Habíamos reservado un hotel en plena Tokio Station, el Hotel Metropolitan Tokyo Marunouchi. Dejamos las maletas allí y nos fuimos. He de decir que el hotel tiene una ubicación casi inmejorable y es muy tranquilo y cómodo. Muy recomendable.

En fin, que Cloe hoy tenía un encargo de una figura de anime de una amiga, y la intención de comprarse una para ella, que está enganchada a una serie llamada Apothecary Diaries. La primera opción fue bajar al sótano de la estación, a una calle subterránea/centro comercial llamada Character Street. Estaba abarrotada de gente, y no encontramos lo que veníamos a buscar, pero las chicas encontraron otras cosas. 

Tras pensar en la opción de siempre (Akihabara) decidimos que ya lo teníamos muy visto, y que estaba llenísimo siempre de gente. La verdad es que Akihabara siempre fue un sítio como mítico para el fan de los videojuegos retro y el anime, pero yo creo que ha perdido un poco el aura y se ha convertido en un sitio muy caro y lleno de maid cafés. Nuestro amigo nos preguntó "¿Habéis ido a Nakano Broadway?" Ya ni me acordaba del sitio. Es un centro comercial especializado en anime, que nos quedaba por explorar, así que fuimos hacia Nakano.

 


Nos moríamos de hambre ya, así que paramos a comer ramen. Paráda rápida y sabrosa, que nos dejó buen cuerpo. Como referencia, el sitio se llama Gokujou no Shirasu Aburasoba.



De ahí caminamos por las galerías que conducen al centro comercial, y nos pasamos media tarde dando vueltas de tienda en tienda preguntando. El encargo de su amiga fue fácil, la serie que buscaba ella, más complicado. Pero fue divertido revolver, en el sitio hay mucha cosa de segunda mano retro, no solo de anime si no de merchandishing de las cosas más extrañas.


 





Cuando terminamos decidimos dar una vuelta por el barrio y de repente pasamos delante de un arcade pequeñito. Para mi suerte tenían varias recreativas que me encantan. La primera el Densha De Go en versión 20 aniversario, una gozada para los amantes de los trenes. Luego tenían la última de initial D, en la que gocé jugando contra Bea piques montaña arriba. 



Cansados y casi de noche nos pusimos a buscar un café.

 

Los mejores estaban ya cerrados, pero necesitábamos sentarnos y cafeína, así que acabamos en un sótano que pertenecía a una cadena tokiota. Una vez cargados de cafeína nos fuimos a Shinjuku a ver la proyección sobre el edificio del ayuntamiento, el Tocho (no, el nombre no es una coña mía).

 

 

Una vez disfrutado de las proyecciones, que van cambiando cada quince minutos, dimos un paseo por la zona de las tiendas de electrónica para buscar una batería, ya que anoche se nos murió una de las dos que trajimos. 


Tras dar vueltas revolviendo entre miles de artículos, acabamos cenando en un sitio llamado Kanda Tamagoen Nishi-Shinjiku Store. Un sitio súper pequeño de carne guisada con arroz y huevo. La verdad es que bastante mediocre, y sorprende porque 1300 reviews y un 4.7 es complicado, además a Bea no le sentó nada bien la comida, pero estas cosas pasan.


En fin, cansdados ya de todo el día, nos fuimos al hotel a descansar y hacer las maletas. Mañana toca el viaje de vuelta.

viernes, 2 de mayo de 2025

Japón en la carretera - Volviendo a Tokio

Hoy fue un poco día de transición y hay pocas fotos. Nos levantamos tras haber dormido de futón. Nos cuesta acostumbrarnos a él, y yo creo que dormimos algo peor. Pero por lo demás el hotel fue bastante aceptable (Manazuru Marin Hotel). Limpio, tranquilo, y con desayuno tradicional. La única mini pega es que no hay ducha en la habitación, es onsen si o sí. A nosotros no nos parece mal en absoluto, la rutina del onsen es maravillosa y te deja muy relajado, pero si tenéis tatuajes no esta permitido usarlo o si os da cosa estar en pelotas en frente de otra gente, mejor un hotel con ducha en la habitacion.


Bajamos a desayunar a la hora que nos mandó el hotel. Es otro detalle, son un poco pejigueros en algunos hoteles  con las horas del desayuno porque son elaborados. El desayuno, estupendo. Un desayuno de esos que tienen de todo, incluyendo pescado a la parrilla, que no falte en un buen desayuno tradicional.



Como el día estaba algo feo, decidimos irnos directos a Tokio. Teníamos unas dos horas por delante y por el camino, nuestra amiga japonesa nos dijo "¿os importa si vamos a comprar unos mochis a un sitio?". Había que desviarse algo, pero realmente nos daba igual. Así que acabamos volviendo a la zona de Hakone, a un sitio de dulces tradicionales llamado Chimoto. Llovía y estaba el tráfico complicado, pero tras aparcar en el pequeño parking del sitio, paramos un buen rato a tomar un té con dulces. La verdad es que era lo que mejor entraba con este tiempo.


Desde allí ya fue todo autopista hacia Tokio. Cuando estábamos llegando a casa de nuestros amigos con el unico plan de comer y sofa, Bea decidió bajarse cuando pasamos cerca de Shibuya para irse de compras. Como hacía un día feo y las niñas estaban cansadas, pedimos algo de comida que no tardó nada. Nada japonés, por cierto, unas hamburguesas y un bocata de pastrami (con huevo!) En cuanto acabamos, dejamos a las niñas en casa y bajamos a entregar el coche de vuelta, sin más complicaciones. Llovía a mares, pero por suerte pudimos ir a junto de Bea sin mojarnos, porque la parada de metro estaba muy cerca del sitio donde nuestro amigo cogió el alquiler (Nissan Rent-a-car en Toyosu).

Cogimos el metro al encuentro de Bea, que estaba en Shibuya. Como llovía estuvimos los tres unas horas dando vueltas por centros comerciales de Shibuya. Bea está un tanto aburrida de ir de compras por Singapur, ya que en todos lados hay las mismas cosas, y esto es un soplo de aire fresco para ella. 

 


Cuando llegó la hora de cenar, volvimos al piso y estuvimos cenando pizza y bebiendo cerveza hasta que caímos rendidos y nos fuimos a dormir. Mañana, el último día completo en Japón.

 

jueves, 1 de mayo de 2025

Japón en la carretera - Sotoura Beach, Kadokawi Lighthouse y Cape Manazuru

 Hoy amaneció gris. Cloe estaba cansada así que bajamos Bea y yo a desayunar en modo ninja para dejarla dormir. La sala de desayuno tiene una cristalera a la playa, y es agradable ver el océano desde la ventana. Mismo buffet que ayer, agradable por sus toques japoneses pero correcto sin más. Subimos con un té y una napolitana a despertar a Cloe y salimos con nuestros amigos hacia la playya de Sotoura, a pocos kilómetros. Allí nos pasamos algo más de una hora caminando entre las rocas que dejaba la marea baja y buscando vida marina. Las niñas lo disfrutan más aún que nosotros.

 




Seguimos la costa hacia el norte ya, hoy dormimos en Manazuru, el el límite norte de la península. Mañana dan mal tiempo y, si finalmente llueve, iremos pronto hacia Tokio a pasar la mayor parte del día allí. Seguimos la costa de que es una preciosidad. Acantilados formados de roca volcánica, desde rocas porosas hasta formaciones hexagonales basálticas. Paramos en el faro de Kadokawi a pasear un rato. Hay una vista muy chula de los acantilados, además de un puente colgante que permite ver mejor la costa. Al fondo se ven varias islas accesibles por barco desde Tokio. Este faro estaba especialente lleno de turistas, la mayor parte chinos. No se el motivo, la verdad, pero estaba a reventar. 






 

Al acabar nos fuimos a comer a un restaurante de cocina de Okinawa llamado (varios kanjis)BLUE. Pedazo de tallarrines con costilla de cerdo acompañados por costilla y arroz. Enchenta de las buenas. El local dentro apenas tenía nada más que la barra, así que comimos en unas mesas de camping y taburetes en el propio parking.


 

  Llenos buscamos el siguiente destino, y pensamos en ir al monte Omuro, que es un cono volcánico extinto cubierto de hierba. El plan sonaba bien hasta que llegamos y vimos que estaba a reventar. Se sube en telesilla a la cima, pero vimos que habría unos 40 minutos de cola y no estábamos dispuestos. 

 


 Decidimos pues seguir hasta Manazuru, ya que dormimos allí y mañana dan mal tiempo. Si no vemos ell cabo hoy, mañana con la lluvia va a ser complicado. Tras hacer check in en el hotel, cogimos cinco minutos el coche y fuimos al cabo a pasear. Bajamos hasta la orilla y vimos a lo lejos un torii sobre unas rocas. Nos apetecería ir, pero está subiendo la marea y es muy tarde ya para poder llegar y volver sin riesgo (y menos con una niña de 7 años). Simplemente paseamos y anduvimos otro rato por las rocas. En el cielo, aves rapaces dando vueltas sobre la costa. Poco a poco se hacía de noche, así que volvimos al coche a buscar donde cenar, que aquí cierra todo pronto.





 Condujimos hasta la primera elección para oír del dueño que se habían quedado ya sin comida, así que seguimos a la segunda opción, un sitio de soba llamado Kisaku. Parece ser que el sitio es famoso por haber salido en un programa de la televisión japonesa, y se ha vuelto muy popular desde entonces. Como es un día de semana y es tarde, conseguimos mesa sin problema. Cenamos soba, Cloe y yo connç pato y Bea con ternera estofada con soja. De postre tomamos todos warabimochi, y fue unánime que la comida estaba deliciosa.




Con los estómagos llenos volvemos al hotel. Por primera vez en el viaje podemos tomar postre en el restaurante, así que obviamos la parada que estábamos haciendo en el 7eleven a coger postre cada día. Y con esto me despido y me voy al onsen a relajarme antes de ir a cama. Mañana de vuelta a Tokio donde estaremos hasta el domingo que tocará volver a la rutina

miércoles, 30 de abril de 2025

Japón en la carretera - Shimoda

 Pedazo de día hacía hoy. Nos levantamos bien pronto para desayunar porque este hotel es un poco raro al respecto Es desayuno buffet pero tiene horarios, con lo que nos dieron a escoger o 7:45 o 9:00. Raro de narices. Pero bueno, bajamos a las 7:45  y desayunamos un poco de todo. Fruta, sashimi, tortitas, pan, tortilla... Comimos mucho la verdad. 

 


 Una vez listos y preparados salimos hacia el templo de Shirahama. El templo por una lado es un templo bastante chulo, pero por otro es conocido porque tiene un torii sobre una roca en la playa. Hicimos unas fotos en el torii, pero lo mejor fue la playa. Hacía un día espectacular con el cielo azul, y el agua estaba fantástica. No teníamos bañador pero nos remangamos y nos dedicamos a pasear por la orilla un muy buen rato.


 















 De ahí cogimos el coche y nos fuimos al cabo Tsumeki. Tras aparcar, nos fuimos a hacer el cabra por las rocas, buscando cangrejos y otra vida marina. Nos pasamos mucho rato haciendo esto, bajo el sol. Cuando se nos hizo tarde ya, subimos finalmente al faro a hacer unas fotos antes de partir a comer.  

 







 Aparcamos en Shimoda al lado de una estatua del almirante Perry, el hombre que forzó a Japón a abrirse al comercio exterior a finales del siglo XIX. Este puerto fue el primero que visitó antes de plantarse en la bahía de Tokio y decirle amablemente a los japoneses que o comerciaban o les bombardeaba la capital, así de majo era. 


En fin, que desde las estatuas, con una vista espectacular del puerto y las montañas, fuimos a buscar donde comer y terminamos en un restaurante de ramen regentado por unos señores de sus 80 años. Los amigos nos decían que el restaurante era volver al menos cuarenta años para atrás en el tiempo. Comida casera 100% y los señores muy majos les regalaron a las niñas unas pelotas saltarinas. 

 


Seguimos un rato por el pueblo buscando donde tomar un café. Es una pena que en los restaurantes en Japón ni café ni postre (lo segundo es lo que más me jode, en Singapur algo siempre tienen, punto para los restaurantes Japoneses en el extranjero). Acabamos tomando un café en otro sitio regentado por gente muy mayor, no parece que haya mucha gente joven en el pueblo, la verdad. Tras el café visitamos otro templo y paseamos un poco por la zona histórica, que en plan bonito es un cacho corto de calle. Lo más bonito de Shimoda en general es el entorno, pero también lo acogedora que ha sido la gente. Yo creo que se nota mucho que hay poco turismo extranjero en la zona, y no están hasta el culo aún de nosotros como sí lo están en los sitios típicos abarrotados de turistas. 

 







Al acabar de comer cogimos el coche otra vez hacia una cueva marian llamada Ryugu Sea Cave. La cueva se ve en dos minutos, pero nos pasamos otra vez un buen rato en una paya compitiendo mi amigo y yo en lanzamiento de piedras al mar en tres categorías: número de rebotes en el agua, precisión y distancia.

 




Una vez se empezó a hacer tarde, nos fuimos a cenar a una izakaya recomendada a nuestros amgos por gente de Shimoda. La cena espectacular llena de cosas poco frecuentes. Todo en el medio para compartir: sashimi de caballo,  guiso de tripas de cerdo, piel de pollo frita, varios pescados a la plancha o fritos, raya seca, sashimi variado... Ya ni me acuerdo de todo lo que comimos. El sitio se llamaba Nabura, como referencia por si alguno de vosotros viene a la zona. 


Antes de irnos de vuelta al hotel, paramos en una tienda 24h a coger unos helados de postre y rematar la gran cena con el postre que no pudimos coger en el restaurate.