jueves, 5 de abril de 2012

Europa de nuevo: Día 6 (Bastei, Dresden y Berlín)

Hoy ya nos despedimos del sol radiante que nos había acompañado todo el viaje. El día en Hof amaneció nublado y algo frío, pero al menos no llovía. Las nubes nos acompañaron todo el día, pero nos permitieron disfrutar. Desayunamos y nos despedimos del hotel que nos había permitido descansar tan bien esa noche y salimos hacia Bastei.

Bastei es un mirador situado en el parque natural de la Suiza sajona (que se llama así aunque Suiza esté a 700 km). Preparando el viaje había localizado el sitio y me pareció interesante por lo distinto de las formaciones rocosas que se pueden ver en él. Aparcamos y nos dispusimos a caminar unos quince minutos hasta el primer mirador. Por el camino el bosque ya nos parece realmente bonito. Desde allí ya nos sorprenden las formaciones y la forma en la que están erosionadas las rocas. Seguimos de mirador en mirador hasta llegar a la parte más espectacular del recorrido. Tras pagar un euro y medio por cabeza pudimos llegar a una zona de miradores situado en una de las zonas de rocas erosionadas. Pasarelas de enrejado metálico van de roca en roca y en algún punto dan algo de congoja porque puedes ver el vacío bajo tus pies. Desde algunos miradores se podía ver el río y como navegaban por él barcazas portando contenedores. Cuando acabamos de caminar era ya la una, hora de comer. Decidimos arriesgarnos a comer en el restaurante del parque, que contra todo pronóstico estaba bastante bien y no era caro. El restaurante tenía unos ventanales enormes desde los que podías ver el valle. Pedimos como nos pasa muchas veces sin saber lo que escogíamos porque nuestro alemán es entre ninguno y nada. Yo acabé con un filete de cerdo bastante gordito con una aguarnición de patatas muy ricas pero Bea acabó con... hígado de cerdo. Como a mí no me disgusta se solucionó con un cambio de platos y unas risas. Salimos de allí hacia el coche. Siguiente destino, Drede (Dresden en alemán).

Dresde, conocida en la antigüedad como "la florencia del elba" era una ciudad maravillosa hasta que los ingleses, en un episodio muy discutido de la segunda guerra mundial, lo bombardearon causando una masacre de civiles y la destrucción de la ciudad. Con mucho esfuerzo la ciudad ha sido parcialmente reconstruida. Uno de los mayores ejemplos de superación del conflicto fue la reconstrucción, 170 millonazos de euros mediante, de la iglesia de Frauenkirche. Aparcamos al lado de la iglesia y nos ponemos a caminar por el casco antiguo. La ciudad, restando los edificios restaurados, está llena de edificios modernos muy de la era de la RDF. De todas formas hay que reconcocer que el casco antiguo merece mucho la pena y una visita de un día (o dos a lo sumo) dejan con muy buen sabor de boca. Después de pasearla nos fuimos a eso de las siete de la tarde, camino de Berlín.

De Berlín hoy poco que contar. Hemos cogido, por primera vez en este viaje, dos noches de hotel en el mismo sitio. Hoy simplemente hemos llegado al hotel, dejado las cosas y nos hemos ido a cenar... ¡sushi! Nos dio el antojo y en recepción nos dijeron que había uno con buena pinta a unos 500m y allí fuimos. La verdad es que nos decepcionó en absoluto y nos fuimos satisfechos de vuelta al hotel. Mañana estaremos de correrías por la ciudad.

La ruta de hoy, como siempre aquí.

miércoles, 4 de abril de 2012

Europa de nuevo: Día 5 (Nuremberg y Herzogenaurach)

Hoy nos despertamos con una previsión de tiempo de 16-17ºC y sol radiante. Nos levantamos a desayunar en el hotel (en Alemania casi todos los hoteles al reservar te obligan a cogerlos con desayuno) y acabamos de planear el día. Salimos descansados y animados camino de Nuremberg, a escasos 30Km de donde estábamos alojados.

Núremberg (Nurberg en alemán) tiene un espectacular casco histórico, aunque gran parte de él no es el orginial sino una reconstrucción ya que la ciudad fue bombardeada en repetidas ocasiones durante la segunda guerra mundial, reduciendo la ciudad a poco más que escombros. Sin embargo el proceso de restauración ha dejado la ciudad en un estado excelente. En fin, que nos dirigimos a aparcar en un paarking del casco antiguo, al lado mismo del ayuntamiento. Nada más salir nos dimos cuenta de que nos habíamos abrigado de más y que realmente hacía calor y el viento que soplaba era mínimo. Según doblamos una esquina nos encontramos con una plaza en el que un mercadillo la llenaba de vida. Todo tipo de fiambres, quesos, adornos de pascua, sombreros, cerámica... Realmente había vida a raudales en la calle. Un montón de gente paseando y muchos adornos de huevos de pascua escondidos por aquí y por allá. La ciudad tiene plazas y recovecos con iglesias por todos lados. Paseamos y paseamos viendo como la gente empezaba a llenar las terrazas para tomar un café, una ceveza o, directamente, comer al sol. Cansados de caminar (llevábamos ya dos horas arriba y abajo) buscamos donde comer alejados del bullicio de las calles principales. Y allí, a 100 metros del coche, encontramos un sitio en la parte trasera de una iglesia, al sol y con un poco de brisa que aliviara el calor. Nos sentamos y disfrutamos de un poco de comida local. Dimos cuenta de unas carrilleras de buey, una milanesa y unas bebidas, todo acompañado por una ensalada  de brecol y unas patatas con pepino. Total de la cuenta, 24€. Y ahora que alguien me cuente en que ciudad de España de medio millón de habitantes se come, a 100 metros de ayuntamiento, en una terraza, dos platos de buena comida como esos por ese precio. Y sin contar que esta gente cobra el doble que nosotros.
En fin, que decidimos antes de irnos subir a ver el castillo, que, como no, estaba cubierto por andamios porque estaban arreglando el tejado. Dimos una vueltecita alrededor para ver las vistas desde las murallas y decidimos no entrar. Salimos de Núremberg muy animados aunque algo cansados, camino de Herzogenaurach.

De Herzogenaurach poco que contar. El pueblo es famoso porque alberega las sedes de Adidas y Puma. Ambas son propiedad (bueno, eran, porque ambos fallecieron ya) de dos hermanos que tenían una empresa conjunta pero que se cabrearon y cada uno se fue por su lado. Cuenta la leyenda que la ciudad está dividida entre los dos bandos y que los empleados de una no se mezclan con los de otra. Los niños van a colegios disntintos (pagado cada uno por su compañía), hay dos equipos de fútbol, dos institutos... En fin, que esta visita era eminentemente comercial porque ambas marcas tienen unos outlets enormes en el pueblo, y como nos quedaba cerca decidimos acercarnos a hacer unas compras. Salimos de allí a eso de las siete de la tarde (cerrando ya) y nos dirigimos a Hof, muy cerquita de la frontera checa (país que seguramente quede para otro viaje) para seguir avanzando hacia el norte, donde nos esperan ya temperaturas más acordes a la época del año en la que estamos. Cenamos en el hotel fiambre y queso que habíamos comprado en Francia con un pan maravilloso que compramos en Nuremberg. Las panaderías en Alemania son un caso aparte, más de 15 tipos de bollos distintos (de unos 2kg de peso cada uno) que se vendían al corte y cada cual con mejor pinta. Tras la deliciosa cena de hoy toca descansar que mañana empezaremos a ver la antigua RDF.

La ruta del día, aquí.

lunes, 2 de abril de 2012

Europa de nuevo: Día 4 (Schwetzingen, Sisheim y Rothenburg ob der Tauber)

Nos levantamos por la mañana y bajamos a tomar un suculento desayuno. Un poco de fruta fresca,yogur, muesli, fiambre, queso, panes y algo de beber mientras conversábamos con el dueño del establecimiento que nos preguntaba sobre nuestra ruta y sobre la zona de España de la que veníamos. Estuvimos un buen rato de palique antes de acabar de empaquetar y dirigirnos a Schwetzingen, a ver los jardines del palacio.

Ya ayer en el hotel nos dijeron que los cerezos habían florecido en el Palacio de Schwetzingen así que nos picó la curiosidad ver los jardines. El palacio por dentro no nos atraía demasiado porque llevaba bastante tiempo verlo y ya habíamos visto alguno que otro del estilo. Aparcamos en un lateral al ver un hueco en la zona azul y nos dirigimos a dar un paseo por los jardines tras pagar 5€ por cabeza. Los jardines son enormes, con un gran estanque al fondo y lleno de pájaros, patos y alguna que otra ardilla. Paseamos un rato antes de encontrarnos con un edificio de inspiración árabe escondido en un lateral. Volviendo hacia la salida vemos la zona de los cerezos. Una zona maravillosa de varias hileras de ellos repletos de flores y con pétalos volando cuando venía alguna ráfaga de viento. Contentos con el paseo nos fuimos a coche.

El siguiente objetivo era un museo en Sisheim. El museo es una recopilación de coches, vehículos militares, aviones, monoplazas, motos... Casi cualquier cosa que se mueva de forma mecánica está en el museo, desde tractores Lamborgini a trenes a vapor. El museo es realmente grande y nos llevó un buen rato recorrelo. Las dos principales atracciones son un Concorde y un TU-144, también conocido como Concorski, porque fue un avión que los rusos hicieron a imagen y semejanza del Concorde pero que nunca llegó a volar comercialmente. Ambos son visitables en su interior. Eso sí, están a 30 metros de altura con sus trenes de aterrizaje apoyados sobre pilares y hay que subir a ellos por una escalera de caracol. Entre los coches hay mercedes de los años 20, coches clásicos americanos como el famoso Ford Falaine o joyas de los 80 como el Lamborgini Countach. Hay también un par de monoplazas muy destacables como el Benetton con el que Michael Schumaher ganó el mundial o el Williams Renault con el que Nigel Mansell también lo consiguió. Cuando acabamos la visita nos sentamos en una terraza de una cafetería del museo y nos tomamos unas salchichas y un betzel antes de seguir camino.

Llegamos en poco más de una hora a Rothemburg ob der Tauber, una ciudad medieval amurallada y realmente bien conservada. Aparcamos en el hotel que está a 50 metros escasos una de las puertas y nos dedicamos a patear la ciudad de cabo a rabo, subirnos a las murallas, curiosear los escaparates y a comernos un dulce típico de la zona que es una especie de bola que se puede comprar de mil coberturas distintas. Cansados tras un día largo buscamos donde cenar y tras consultar donde cenar acabamos en un típico restaurante alemán comiendo Bea media carpa y yo carne de ternera cocida con una salsa de rábano y arándanos. Todo muy rico. Tras hacer yo el goloso tomando postre, decidimos irnos a descansar y hacer planes para mañana.

La ruta de hoy, aquí.

Europa de nuevo: Día 3 (Heidelberg)

Hoy nos levantamos con la luz de la mañana. Las cortinas apenas tapaban pero realmente es agradable levantarte así si te has acostado a una hora decente. En fin, que nos arreglamos y salimos a desayunar. Había leido de todo sobre el desayuno del hotel en el que nos alojamos, desde que era cutre hasta que era estupendo. Realmente lo que nos encontramos fue no una gran variedad pero para mi una muy buena calidad. Una cesta con varios panes, un par de croissants y para elegir unos cuantos quesos de la zona (incluyendo un queso fresco), un par de fiambres, mermeladas caseras, pan de especias... Con la barriga llena y tras haber pagado (la cena de ayer fueron 25€ por cabeza finalmenete) cogimos el coche. Ayer teníamos duda de si seguir un poco más a ritmo alto y finalmente decidimos que sí. Así que salimos a eso de las 10:30 con destino Heidelberg (ya en Alemania), a unos 500 Km de distancia.

Camino de Heidelberg primero disfrutamos de unos 30km por carreteras de la Cote D'Or, pasando entre pueblecitos en los que había ganado pastando en los prados, con unas casas de piedra que nos recordaban a algunas que habíamos visto en la baja normandía y sin apenas tráfico. Pasamos, desviándonos un poco, por el centro de Dijon. No estaba mal de todo pero como no era espectacular y como preferíamos tener toda la tarde para Heidelberg, decidimos continuar camino. En cuanto a la carretera, he de decir un par de cosas. La primera es que el gasoleo en Alemania cuesta más o menos lo mismo que en España y lo segundo es que los alemanes no son, al menos en esta zona, esos señores que conducen tan bien. Pues más o menos como en España, señores, pero en algunas zonas yendo a 180.

A eso de las tres y media llegamos a nuestro hotelito en las afueras de Heidelberg, bajo un cielo despejado y soleado aunque con una temperatura que rozaba los 13ºC. Siempre que andamos por Alemania buscamos hoteles familiares en las afueras. Suelen ser geniales en relación calidad-precio. Habitaciones amplias y bonitas, sitio para aparcar y te brindan una gran acogida, generalmente mucho mejor que un empleado de un frío hotel de ciudad. El de hoy es estupendo. Segun llegamos nos encontramos con unos anglosajones (creemos que americanos) haciendo una barbacoa fuera. El recepcionista nos saluda y nos cuenta todo lo que necesitamos saber sobre Heidelberg antes de ni siquiera preguntarnoslo. Cogemos el coche y salimos hasta la ciudad.

En 10 minutos llegamos y tras dar algunas vueltas conseguimos aparcar en el parking que nos recomendaron en el hotel, situado a escasos metros del comienzo de la subida al castillo. Heidelberg es una ciudad universitaria con mucha solera (fue la primera universidad de Alemania, cuando todavía ni se llamaba así) y con un castillo cuyas ruinas observan la ciudad y al río Neckar. Subimos unas 300 escaleras (estaban numeradas) hasta el castillo y nos quedamos un rato observando la vista. Los edificios más bonitos de la ciudad están hechos de unas piedras de color rosaceo que le aportan una personalidad distinta. Caminamos hasta el interior y dimos un paseo. Una de las atracciones más famosas del castillo es un gigantesco barril usado auntiguamente para almacenar casi 300.000 litros de vino. Hay un par de museos dentro tambien pero realmente no estamos muy interesados en ellos y sí en las vistas desde lo alto. Nos quedamos un ratillo disfrutando de las vistas y bajamos hacia la calle principal. Nos pusimos a caminar durante un buen rato el kilómetro y medio peatonal de tiendas, restaurantes y gente en las terrazas viendo la vida pasar mientras disfrutan del sol. Al llegar al final de la calle cruzamos el río y volvemos en dirección contraria para cerrar el recorrido. Caminamos pegados al río, viendo como los patos lo sobrevuelan y los barcos lo recorren. Se ve mucha vida en la ciudad y la gente disfruta del buen tiempo.

Cruzamos de vuelta el río por un puente peatonal (el puente viejo), cruzando de nuevo hacia el barrio antiguo buscando donde cenar a eso de las ocho de la tarde (hay que acostumbrarse al horario alemán). Nos dirigimos a una cervecería que nos habían recomendado en el hotel porque producían su propia cerveza. Cenamos bajo una luz ténue unas salchichas y un guiso de jabalí que yo acompañé de una cerveza tostada de la casa. El sitio estaba a rebosar de gente y la verdad es que disfrutamos de la comida charlando y dejándonos llevar por el ambiente. Cuando salimos ya era de noche y la ciudad estaba muy poco iluminada, como ya habíamos visto en otras ciudades alemanas. No pasa como en Galicia que puedes ver la luz de  Coruña desde 30 km de distancia, aquí eso es impensable. Caminamos hacia el coche y mañana haremos ya muchos menos kilómetros.

La ruta de hoy, aquí.

domingo, 1 de abril de 2012

Europa de nuevo: Días 1 y 2 (de Coruña a Villeferry)

Salimos de Coruña el viernes 30 con bastante retraso. Parecía como si los astros no estuvieran a nuestro favor. Bea estuvo toda la mañana peleando con los señores de los talleres y con el coche para que estuviera mejor que bien (por lo que se le viene encima). Y despues comimos corriendo para volver al taller y que nos arreglaran otra cosa (que ellos mismos habían estropeado). En resumidas cuentas, que salimos de Coruña a las cinco de la tarde y teníamos hotel... en Burdeos.

Del resto de la tarde poco que contar. 900Km de carretera, con no demasiado tráfico en cuanto escapamos de la A6, y con el cielo despejado todo el camino. Llegamos al hotel de Burdeos y nos echamos a dormir pensando en que ruta íbamos a tomar al día siguiente.

El día siguiente (sábado) decidimos, tras mirar las previsiones meteorológicas, que lo mejor sería dirigirnos hacia Alemania. Todo apuntaba a buen tiempo en el sur los primeros días de la semana y buen tiempo en el norte a finales de semana, con lo que nos venía perfecto. Como el viernes hicimos 900 Km decidimos bajar algo el ritmo y hacer 650 dirigiéndonos hacia Dijon. Buscando hoteles decidimos irnos a un pueblecito llamado Villeferry en medio de la Cote D'Or. Esta zona es (supuestamente) la zona donde se hace el mejor Borgoña, el, por decirlo así, vino más señorial de Francia. En fin, que hoy no tenía ganas de tanta autopista así salimos del hotel a eso de las 11 (había que descansar, que estos primeros días son de hacer mucha carretera) y cogimos una ruta plagada de carreteras nacionales y regionales. Al final tuvimos la suerte de que muchas de esas carreteras eran, al menos parcialmente, autovías. De esta forma cruzamos casi toda francia de oeste a este por el módico precio de 2,90€, no hay queja.

Durante el recorrido de hoy pasamos por muchos pueblecitos preciosos, pero el que nos llamó de verdad la atención y paramos fue Bourges. Enclavado en el valle del Loira es famoso por su catedral. Más que pueblo es una pequeña ciudad. Aprovechamos y llenamos el depósito en el Carrefour. La verdad es que la competencia en precios en Francia es acojonante. Salimos de España pagando en Coruña casi 1,40€ por el litro de diesel. En la zona de Leon pagamos 1,44. En Francia hemos visto diferencias de precio que hacen que el diesel oscile entre los 1,42 que pagamos hoy en el Carrefor hasta 1,60€ que vi en una gasolinera Shell en la autopista. Al final nos ha costado más barato repostar en Francia que en España, cuando hace unos años la diferencia era de casi 20 céntimos por litro. Como se puede ver vamos de mal en peor... En fin, que paramos a hacer una compra mínima para comer. Un poco de pan, un poco de queso, algun zumo y algo de agua para el camino. Desde ahí, un par de kilómetros y ya aestábamos aparcados en un megaparking gratuito que hay cerca del ayuntamiento. Desde ahí, 5 minutos andando y ya estábamos en la catedral.

La catedral de Bourges es una joya del gótico (wikipedia dixit). Los pórticos, el exterior, las vidrieras, es todo precioso (aunque, como nos pasa siempre, parte del exterior estaba cubierto con andamios), pero si algo hay que destacar, para mi, es como está diseñado el interior. Es altísimo (calculamos a ojo unos 30 metros), con una nave central con muchísimo espacio y con unas columnas enormes que sujetan el techo dejando mucho espacio para que gran cantidad de gente, desde cualquier sitio de la catedral, pueda ver la misa. Además de ser bonita, el día que tuvimos de sol primaveral la hacía más impresionanate si cabe, con luz entrando a raudales por las vidrieras y llenando el espacio de color. Tras salir anonadados de la catedral bajamos un rato por las calles comerciales de Bourges. Casas blancas, mucho bullicio de gente, terrazas repletas y un gran ambiente nos dejaron un grata impresión de Bourges, un sitio extremadamente recomendable.

Desde allí continuamos camino hacia Villeferry al que llegamos a eso de las 20:30. Por falta de tiempo no pudimos parar en Vezelay a ver su basílica que está reconocida como patrimonio de la humanidad: el pueblo prometía desde la carrtera que lo rodeaba, pero estábamos ya faltos de tiempo y estos dos días nos los tomamos de transición. Así que llegamos al hotel (muy rural él) y después de enseñarnos la habitación (hablando con nosotros con el inglés que buenamente podía usar) le preguntamos si sabía donde podíamos cenar. Nos dijo que era algo tarde pero finalmente, tras hablar con el "restaurante" le dijeron que no había problema y nos prepararon una mesa. Digo "restaurante" entre comillas porque era una cosas bien curiosa. Era una primera planta de una casa, sin cartel ni nada, donde el comedor era un sala grandísima con varias mesas y al fondo del comedor se podía ver una biblioteca gigante con un sofá para leer. No había carta y era un único menú. Hoy nos tocó pescado blanco con una cobertura de timate y perejil, pensado para tomar frío de entrante (nos comentaron que era una receta griega). De segundo unos rollitos de cordero con un poco de pasta, calabacín y tomate de acompañamiento. Luego un trocito de queso de la zona (nos comentaron que era de una quesería que estaba a 13km). Por último una trozo de pastel de manzana con una bola de helado de vahinilla. ¿Que cuanto costó todo esto? Pues ni idea... ¡Mañana lo sabremos! Teniendo en cuenta que el hotel costó 60€, y por los comentarios sobre el restaurante de booking, creo que poco, pero mañana lo veremos. En fin, que mañana a estas horas estaremos en un hotel rural en Alemania y ya iremos viajando con algo más de calma.

Como siempre, las rutas del día viernes y del sábado.

PD: Prometo poner fotos a este post mañana, hoy ya es algo tarde.

viernes, 30 de marzo de 2012

¡Nos vamos de nuevo!

¡Otra vez en la carretera!  Esta vez toca volver a viajar por Europa, sin mucha ruta en mente y con el único objetivo, si el clima lo permite, de llegar a Dinamarca y Suecia. Si queréis is descubriendo con nosotros el camino, ¡atentos al blog!

jueves, 16 de junio de 2011

Nunca es tarde si la dicha es buena (días 28, 29 y 30)

Como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena. El motivo por el que hay que escribir el blog todos los días es que a la vuelta siempre es mal momento para poder escribir. Además los recuerdos se van emborronando y uno no sabe muy bien lo que ha hecho o dejado de hacer alguno de los días del camino. Por fin hoy he tenido ganas, fuerzas y un buen estado de ánimo para poder escribir los dos días que faltaban del blog.

Nos levantamos somnolientos el día 4 de Junio en las afueras de Nantes y nos pusimos a dirigirnos hacia el sur, de vuelta ya a España. El día amaneció con una previsión meteorológica nada alagüeña que nos advertía de un frente desplazándose hacia el norte de Francia lo que haría que el cielo casi despejado que veíamos se convirtiera según fuéramos hacia el sur en algo de lluvia. Salimos de Nantes con dirección hacia el sur, a La Rochelle. Por el camino nos paramos a ver una catedral anunciada por un cartel de la autopista y que divisábamos a lo lejos. En Francia cada monumeto medianamente decente que hay tiene un cartel en la autopista. De esta forma es muy sencillo hacer turismo allí. Coges una autopista y cuando ves un cartel de esos vas siguiendo las indicaciones. Salimos de la autopista y paramos a ver una catedral de Luçon. La verdad es que salvando la torre no es nada del otro mundo. De hecho el claustro estaba bastante descuidado y algo sucio. Maja y nada más se podría decir. Vimos una boda saliendo de ella. Curiosa costumbre en Francia de que los coches piten todos al salir los novios de la boda y que los sigan pitando todo el rato. Es gente que no toca el claxon en su vida conduciendo salvo para celebrar una boda. Desde allí tratamos de llegar a la costa pero fue imposible. Resulta que en la costa próxima había un campeonato de triatlon y no había más que carreteras cortadas por todos lados. Decidimos seguir hacia La Rochelle y comer por el camino. Paramos a comer un menú en un restaurante. Unas ensaladas, algo de carne a la parrilla y unos postres y seguimos camino.

La Rochelle. La última vez que estuvimos aquí, en una de nuestras pasadas contrareloj, no paramos. Somos así. Llegamos, vimos la salida hacia la Ile de Re y al volver de la isla no paramos. La vista de lo que parecía la ciudad desde la isla no parecía nada alagüeña. Solo se veían almacenes y depósitos de combustible. Pero lasa apariencias engañan. Esta vez entramos hasta el centro de la ciudad. Segun llegamos lo que vemos es mucha gente, comercios abiertos, y un precioso pueblo de casas blancas. La piedra es muy parecida a la de la zona interior próxima a burdeos. Casas de piedra blanda y blanca desgastadas por el paso de los años. Muchas calles peatonales en el centro bulliciosas, llenas de vida y de turismo y calor. Mucho calor. Hemos de decir que estábamos preparados para que lloviera y de momento no solo es que no lloviera, es que hacía un calor de narices con un grado de humedad altísimo. Os puedo comentar que en este viaje hemos llegado a estar a 38ºC en Death Valley y el calor era muchísimo más soportable que los 26ºC de La Rochelle. Aparcamos en zona azul y salimos a caminar. Cogimos algo de bebida (ya no nos quedaba gran cosa en el coche) y nos dimos un paseo hacia el puerto, guardado celosamente por tres torres. Dos vigilaban la entrada del puerto y una tercera hacía de faro. La Rochelle en su día fue un puerto muy rico y se nota aquella prosperidad. Decidimos subir a la primera de las torres para poder tener una bonita vista y una nueva perspectiva. La torre de la margen izquierda tiene una arquitectura curiosa. Uno a simple vista podría suponer que una torre tendría una estancia o dos por planta, pero esta es casi un laberinto de pequeñas habitaciones, recovecos y escaleras empinadas. Sudorosos y agotados por el calor volvemos al coche.

Tras el día de ayer, con el cansancio del avión y el jet lag decidimos coger un hotel normalito de carretera. Pero esta noche hemos decidido darnos un pequeño lujazo y vamos a dormir en un pequeño chateu (más que castillo digamos que es una mansión convertida en hotel) llamado Hôtel L'yeuse, en las afueras de Cognac. La verdad es que nada más llegar el tiempo se puso feo pero no empeoró en nada la experiencia. El sitio es fabuloso, rodeado de jardines cuidados y al más puro estilo francés. Por la tarde me llamaron para preguntarme si deseaba reservar una mesa ya que el restaurante del hotel es prestigioso y las mesas son pocas y se suelen acabar entre los huéspedes. Como de perdidos al río decidimos aceptar y cenar esa noche allí, descansando de los km y del vuelo. Tras acomodarnos y descansar un poco en la habitación nos fuimos a cenar y vaya si cenamos. Nos decidimos por el menú degustación que consistía en tres platos y postre. Que maravilla de sabores y texturas. Todo además envuelto en un comedor palaciego y toda la pompa francesa. Cubertería de plata, camareros que sirven los platos cubiertos y los descubren delante de tí mientras te describen lo que comes. Todo delicadeza y con un distanciamiento entre los camareros (serios y formales) que nos choca al llegar de USA, donde los metres tratan de ser más tus amigos que tus sirvientes. Lo mejor de toda la cena fue el postre sin duda. Primero, como manda la tradición francesa, un carro de quesos donde eliges los que te apetezcan. Después un pre-postre delicado para preparar el paladar. A continuación el postre elegido y para terminar otro carrito donde elgegir un post-postre. En cuanto acabamos se nos ofreció tomar las infusiones en el salón y aceptamos. Nos quedamos casi dos horas conversando en un salón de butacones decorado con estanterías antiguas llenas de muchas botellas de cognac. Que maravilla y que relajados acabamos. Mañana estaríamos en España y ya desaparecería la magia.

El domingo nos levantamos con intención de llegar lo antes posible a Pamplona, para poder ver a Flo y a Carmen. Paramos antes de irnos en Cognac, paara ver un poco de pasada el pueblo y hacer alguna compra de regalo. Tras las compras seguimos carretera hasta Pamplona ya sin detenernos a más que a comer un sandwich en un área de descanso. Poco más que contar del día. Estuvimos de cháchara en casa de Flo y Carmen hasta que bajamos a cenar y estuvimos hasta la noche hablando y comentando cosas de la boda y el viaje. Al día siguiente, lunes, nos levantamos con ellos por la mañana y ya nos tuvimos que despedir. Volvímos a casa no sin antes parar en Francia de nuevo a hacer nuestras típicas compras de alimentación francesa y para llevar detalles al trabajo. Parece mucha vuelta pero la carretera del norte desde Pamplona pasa a poco más de 20 Km de la frontera así que merecía la pena. Casi 800 km después llegamos a casa, después de haber recorrido 3800 Km con el Civic y casi otros 5000 Km con el Jeep. Es cuanto tenga un ratito escribiré un post sobre conclusiones del viaje y la cantidad de cosas que nos han fascinado de este. ¡Gracias por leernos!

viernes, 3 de junio de 2011

Un viaje muy especial, Comienza la vuelta (día 26 y 27)

Día de despedida de los USA. Hoy hay entrada doble porque con el cambio horario hoy hemos pasado de vivir en el día 2 de Junio en USA a vivir en el 3 de Junio en Francia. Nos da bastante pena dejar esta país que nos ha ofrecido tantas cosas. Cuando tenga un rato trataré de hacer un post recopilatorio de impresiones sobre el páis y sobre todos los mitos y detalles que nos han llegado desde las películas y que muchos hemos comprobado que son ciertos o al menos aproximados.

Nos levantamos en San Mateo y al encender la tele nos encontramos con uno de esos tópicos de las películas. en el canal ESPN (de deportes) nos encontramos con la final nacional de gramática emitida en riguroso directo. Eso sí, el nivel de dificultad era abrumadoramente alto. De ahí salimos con el coche a darnos una última vuelta por San Francisco pasando por la calle Castro, famosa por su comunidad homosexual, y por la playa de San Francisco propiamente dicha, que la verdad es que no es gran cosa. De ahí nos fuimos al aereopuerto a dejar el coche de alquiler y coger el avión que nos traería de regreso a Europa.

Del vuelo poco que contar. Un enorme Boeing 747-400 en el que fuimos en el piso de arriba rodeados de niños que dieron un poco la lata hasta que se quedaron dormidos. No hubo demasiadas turbulencias salvo cuando salimos a la bahía de Hudson en Canada. 9:30 minutos de vuelo y 10:30 horas de viaje total. La verdad es que un viaje tan largo acabas hasta el culo, no me quiero imaginar lo que es ir a Japón como íbamos a hacer nosotros y lo que será ir a Australia. Ya nos llegó con este número de horas... Por cierto, Air France muy bien. Serios, formales, pero siempre con una sonrisa. El entretenimiento a bordo malo en cuanto a avideojuegos pero bastante bueno en cuanto a películas. Yo me vi un par de películas y Bea otro tanto y había donde escocger, la verdad.

En fin, que aterrizamos en París de buena mañana, a eso de las 10:30 y a eso de las 11:20 habíamos salido del aeropuerto. 11:20 hora de Francia que para nosotros era como si fuera las 2:20 de la madrugada. En cuanto pasamos la aduana (inexistente \o/ ) cogimos el portatil y reservamos un hotel con piscina en Nantes, a unos 300 Km de París donde haríamos noche hoy. La idea era pasar la tarde en la piscina y tratar de dormir a la hora de aquí. El primer hotel que cogimos fue un chasco porque tenía la piscina cerrada por reformas pero protestamos en serio y nos cancelaron la reserva con lo que pudimos buscar rapidamente otro hotel y en la piscina estamos ahora mismo, con la wifi, escribiendo este post. Hoy no hay fotos porque la cámara está empaquetada pero mañana trataré de hacer alguna en la vuelta. ¡Hasta mañana!

jueves, 2 de junio de 2011

Un viaje muy especial, Sillicon Valley (día 25)

Hoy decidimos pasar el día por Sillicon Valley. En San Francisco llovía y en el norte también así que nos quedamos por el valle todo el día. Salimos del hotel algo tarde y muertos de hambre ya que no teníamos desayuno. Decidimos ir a desayunar al centro comercial de Stanford ya que nos quedaba cerca del hotel y contábamos con ir a la universidad a continuación. La primera parada fue en un pinkberry, una tienda de yogurth helado en la que ya habíamos estado en Nueva York. Realmente habría que importar a España lo del yogurth helado, esta buenísimo y casi no tiene grasa. Disfrutamos del yogurth en la terraza aprovechando los rayos de sol que pasaban entre nube y nube. Seguimos camino haciendo alguna compra y viendo escaparates de tiendas. La verdad es que este centro comercial es espectacular. Es muy bonito porque savo un par de grandes almacenes incrustados el resto del centro comercial es al aire libre y los pasillos están llenos de fuentes y flores. Seguimos caminando y llegamos hasta una tienda de cupcakes. Queríamos tomarnos el último antes de irnos del país, así que nos compramos unos pocos y nos sentamos en un banco al sol a comerlos. Salimos poco después hacia la universidad, pero nos acordamos que teníamos que ir a correos a enviar unas cosas así que bajamos hasta el centro de Palo Alto, paramos un segundo en USPS y salimos hacia Stanford.

Stanford está realmente pegado a Palo Alto (habrá algo así como 2 km desde el centro de la ciudad). Aparcamos el coche en el parking de visitantes que está al lado de las pistas de atletismo y nos dedicamos a pasear el campus de un lado a otro. La verdad es que es realmente bonito y opulento. Mención especial a la facultad de historia y a sus soportales y a la plaza que hay detrás de ella. Alucinantes. Hicimos una parada en la facultad de informática, como nó, y volvimos hacia el coche. Paramos a tomar algo en el café del campus que hay cerca de la entrada y nos tomamos un sandwich y un zumo. La cafetería era normal pero el edificio que la rodeaba tenía muchos detalles opulentos. Salimos de allí y nos pusimos a recorrer el valle. Hicimos un recorrido que incluyó, como no, Google, Apple y Facebook. El edificio de Facebook el más decepcionante y he de decir que a las siete de la tarde estaba lleno de gente dentro currando. El de apple tenía hasta tienda. Hice la coña de dar un par de vueltas alrededor del edificio (estar en una calle circular llamada Infinite Loop tiene su coña).

Desde allí nos fuimos ya al hotel cerca de San Mateo. Allí dejamos las cosas y nos fuimos a cenar. Como al final no nos apeteció mucho cenar paramos en un supermercado estupendo llamado Whole Foods y que ya habíamos visto en Nueva York. Es un super mercado lleno de productos ecológicos y saludables. Todo fabuloso (y caro). Con la cesta de la compra llena nos fuimos al hotel a cenar salmón ahumado y quesos californianos. Compramos también el desayuno de mañana.

En fin. Mañana nos vamos del país y nos vamos a llevar un grato recuerdo de él. Hemos vivido muchas cosas estupendas y la verdad es que hemos aprendido el porqué de cosas que no llegábamos a entender de todo. Hoy ya ha sido un día un tanto triste porque veíamos el final ahí, y siempre es jorobado ver el final del camino, sobre todo cuando uno empieza con tantos días por delante que ese final parece que no será nunca. Hemos disfrutado de grandes ciudades y maravillosos espectáculos naturales. Hemos hecho 5000 Km en los 12 días de coche pasando por bosques, montañas, lagos helados y desiertos que en su día fueron impenetrables y sólo hemos empezado a divisar este inmenso país. Mañana estaremos todo el día en el avión. Casi once horas de viaje que nos llevarán de San Francisco a París sin escalas y nos dejará bastante hechos polvo. Salimos de aquí a las 15:30 hora local y llegamos a París a las 11 de la mañana cuando para nosotros serán las dos de la madrugada. ¡A ver que tal el jet lag!

miércoles, 1 de junio de 2011

Un viaje muy especial, San Francisco y Palo Alto (día 24)

Llueve. Es un fastidio. Salimos del hotel por la mañana dispuestos a dar una vuelta por la zona de Union Square y luego ir hasta Chinatown, la más grande de USA o eso dicen. Salimos del hotel y caía una lluvia fina. Dejamos el coche en el parking y las maletas en recepción y nos dedicamos a pasear. Paramos en un par de tiendas por el camino antes de desayunar una super cookie y un muffin. Desde la zona en la que estábamos subimos (siempre se está subiendo o bajando en San Francisco) hacia Chinatown.

La verdad es que es gigante. Recuerda en muchas cosas a la de Nueva York pero es muchísimo más grande. Caminamos calles y más calles viendo tiendas chinas. De todo tipo. Desde las típicas con tonterías baratas y muchos paraguas en la puerta (compramos uno para resguardarnos), pasando por sitios con auténticas esculturas para tu casa, siguiendo por joyerías carísimas y altamente horteras y acabando por tiendas de alimentación y restaurante. La verdad es que con lo que me gusta la cocina asiática si viviera por aquí cerca sería un asiduo de las tiendas de comestibles chinas. Comida seca, latas, verduras frescas como flor de loto o pak choi asomaban por la calle. Patos colgaban de los restaurantes y decenas de pasteleríaas ofrecían pasteles dulces y salados. Caminamos calles y calles hasta que decidimos dar la vuelta bajando hasta el distrito financiero. Caminamos entre gente trajeada, tiendas caras y tráfico denso entre los rascacielos de San Francisco. Desde allí nos dirigimos hacia Union Square de nuevo pasando por tiendas de moda y alguna que otra tienda rara (había uno de vestidos de gothic lolita al lado de una pastelería japonesa). Volvimos al hotel y cogimos el coche. Era ya la una y media de la tarde.

Con el coche nos dirigimos a una tienda que quería ver, Gamescape. De esas de juegos de tablero que tanto me gustan. Lo malo es que la falta de sitio en la maleta, lo que pesan estas cosas y que muchas de ellas se pueden pedir desde España hacen que salgamos de ella casi con las manos vacías. Volvimos a coger el coche y nos fuimos hacia el Golden Gate Park a coger en unas calles aledañasa unos pasteles chinos para comerlos en el propio parque. Acordaos de esto, en San Francisco hay que llevar cambio encima para el parquímetro o hay sitios donde es imposible parar. Comimos en el parque tras dejar el coche cerca del lago y nos sentamos al lado rodeados de pájaros y patos que estaban a la que caía para ver si daban comido algo. Cuando terminamos nos dirigimos ya hacia Palo Alto.

Tras cuarente minutos de coche dejamos las cosas en el hotel y nos fuimos a ver a mis compañeros de la oficina de aquí. Estuvimos un rato en la oficina de cháchara con el jefe y con la gente que no cocnocíamos antes de irnos a tomar algo con los compañeros que antes estaban en Coruña. Primero nos fuimos a una cervecería que servían cerveza de trigo de fabricación propia y me dejé llevar por la recomendación de Alberto de tomar la de trigo que estaba deliciosa (lo siento David, pero Alberto tiene razón :-)) Acompañamos las bebidas con unas patatas fritasa con ajo, un clásico local. Desde allí nos fuimos a cenar a un local estilo años 50. Una agradable conversación acompañada por sandwiches y hamburguesa y un batido de oreo que compartimos Bea y yo. Al postre como siempre no llegamos... Cansados nos despedimos sin saber si mañana nos volveremos a ver o era ya la despedida hasta vernos en Coruña.