lunes, 16 de agosto de 2010

Día 10: Bayerisch Gmain - Hallstatt - Feldkirchen-Westerham

Por la mañana nos levantamos con lluvia y fuimos a desayunar. Esta vez no fue algo muy variado pero nos sirvió para cargar las pilas. Hoy el objetivo era ver Hallstatt. un precioso pueblo a las orillas de un lago a unos 100 Km de Salzsburgo. También entraba en los planes ir a unas cascadas que hay en una garganta (las de Liechtensteinklamm). Esta garganta tiene pasarelas para recorrerla mientras el río hace mil diabluras. Al final no nos dio tiempo y tuvo que quedar para otra ocasión.

En fin, que partimos hacia Hallstat y por el camino, como el resto del viaje en Austria, belleza y más belleza. Según girabas una curva que serpenteaba entre montañas te encontrabas un lago con casas bordeándolo y un pequeño pueblo que lo dominaba. En el lago mil cosas que hacer (deportes de invierno, de verano, teleféricos para subir a la montaña cercana...). La verdad es que todo lo que vimos de Austria parece un parque de atracciones de la natureleza destinado a los propios austríacos y a los alemanes. En Austria en muchos sitios vimos más matrículas alemanas que del país.

Llegamos a Hallstatty nada más ver el lago alucionamos. El lago no era muy grande pero era espectacular. En una orilla la montaña no podía ser más plástica. Estaba recorrida por mil torrentes (acababa de terminar de llover) que hacían que tuviera un forma con aristas ramificadas llenas de agua que vertían sobre el lago. Era precioso todo encajado entre estas montañas. En el lago el único pueblo de un tamaño suficiente para ser llamado como tal era Hallstat, un pequeño pueblo turísitico. Tras acceder a él mediante un túnel ya pudimos ver que estaba repleto de turistas (todo lo repleto que puede estar, ya que no hay excesivos parkings). Aparcamos en uno y vimos que había unas minas de sal para ver y allá fuimos. Para subir se puede hacer a pie pero como no nos daba tiempo subimos en el funicular que era espectacular y subía por unos railes situados sobre las copas de los árboles.

Tras llegar arriba y dar una pequeña caminata esperamos en la cola para entrar en la cueva. Tras esperar nos dieron unos buzos y entramos caminando por 300 metros de galería de madera. Dentro de la cueva pudimos ver la sal del interior, una laguna salada, nos explicaron como todavía se extrae sal de las minas y los más importante, ¡tirarnos por unos toboganes de madera! Cuando salimos de las minas empezó a llover muy en serio, así que fuimos corriendo al coche con dirección ya al hotel que estaba cerca de Münich.

Hay que comentar que es curioso. Alemania y Austria se parecen mucho en muchas cosas, pero mientras en Alemania como muy tarde los restaurantes cierran a las 21-21:30, en Austria se cena hasta las 23:00. Sin embargo los supermercados en austria cierran a las 19:00 y en alemania es posible verlos abiertos hasta las 20:00. No hay cristo que los entienda... Antes de abandonar Austria todos famélicos entramos en un café-panadería de un pueblo buscando alimento. Allí una señora muy amable nos explicó en inglés los, redondeando, 30 tipos de pan distintos que tenían. Nos preparó unos bocadillos deliciosos con un queso y un fiambre locales que dejamos a su elección. De postre sendas tartas impresioanntes, una de cereza y la otra de avellana. Abandonamos Austria con pena de no tener más tiempo. Tuvimos la tentación de ir mañana a Viena, pero queda para otra ocasión. Dos semanas eran poco tiempo y nos quedaríamos con ganas, estando en Viena, de ir a Praga y/o Budapest. Tenniendo en cuenta que llevamos 3500 Km nos parece un poco mucho... En fin, que Austria nos ha parecido muy bonita, con unos paisajes y ciudades impresionantes y con una comida deliciosa. Quizás la única pega es que como en muchos sitios de Alemania la gente en general es un poco seca en el trato de primeras. Quizás sea cosa del idioma, que bajo nuestro punto de vista se ve agresivo... Pero bueno, realmente merece mucho la pena y nos encantaría volver. En invierno para esquiar tiene que ser todo aún si cabe más bonito.

Nos dirigimos hacia el hotel a 30 Km de Munich. El hotel es un hotel familiar en medio de la nada (bueno, cerca de un lago y un par de granjas :) ). Como llegaamos a eso de las 20:00 nos fuimos a cenar. ¡Que bien se come en Alemania! Nos zampamos unos platazos. Yo unos filetes empanados con una guarnición de patatas que no se llevaban pero que estaban buenísimas, una ensalada variada y mermelada. Bea unas chuletas de cerdo con una bola de algo que no identificamos pero que parecían chicharrones, una especie de puré de patatas y una ensalada de col. Todo esto regado por un par de cervezas de trigo que parecían hechas ayer. ¡Muy rico todo! En fin, se puede ver que nos encanta la zona. La rutilla aquí.

2 comentarios:

Mari dijo...

Madre mía, qué lejos estáis. Nosotros iremos unos días a Francia pero por una zona limitada, que yo con tantos km... puff.
Pasadlo bien!

Sergio dijo...

Cuando váis? A que zona?