viernes, 17 de diciembre de 2010

Londres día 8: National Gallery, Hamleys y Grease

Hoy amaneció el día gris y frío, con algo de lluvia. Nada serio pero era incómodo, algún día tenía que tocar. Teníamos otros planes pero con el día que hacía y como nos levantamos algo tarde pues los cambiamos. Ya habíamos estado en Londres antes y no habíamos estado en la National Gallery así que nos pareció una buena idea visitarla. Realmente no somos fans de la pintura. Creo que el problema es que no la entendemos en su conjunto, tenemos las explicaciones de arte de B.U.P. muy lejanas y hay tanto que aprender y que observar que nos sentimos realmente perdidos a veces. Supongo que es por todo esto que no solemos frecuentar las pinacotecas. Pero hoy realmente nos pareció un buen plan y nos lo pasamos bien. La National Gallery tiene una colección estupenda de todas las épocas y nos pasamos unas cuantas horas recorriendo las salas para ver un poco de todo, desde cosas de la pintura flamenca como Van Eyck, pasando por producto patrio como Murillo o Velázquez, unas cuantas obras de Van Gogh o impresionismo y post impresionismo con obras de Cezane, Degas o Renoir. De las exposiciones permanentes quizás lo que máas nos gustó sea la pintura holandesa y el impresionismo. La futura visita al museo D'Orsai promete. La entrada a este museo es gratuita aunque te cascan una libra por el mapa, no obligatoría. Lo que si hay que pagar y es bien caro son las exposiciones temporales, pero la que había actualmente era de Canaletto y esa si que me atraía muchísimo. Y os preguntaréis, ¿si no te gusta la pintura como es que conocías a este tío? Pues resulta que uno se acuesta tooodos los días viendo documentales y hace bien poco vi uno sobre este hombre. Resulta que me encanta la fotografía y se cree que este tipo pudo llegar a ser algo parecido a un fotógrafo. Se cree que pudo llegar a usar una Cámara Oscura para obtener los bocetos sobre los que hacía sus pinturas.  Canaletto se dedicaba a hacer cuadros de paisajes de Venecia por encargo para sacarse los cuartos. En aquella época a los ingleses les daba por hacer el Grand Tour que venía siendo una ruta turística que los adinerados hacían con la excusa de aprender y empaparse de cultura clásica y renacentista. De ella querían llevarse sus souvenirs, con lo que pagaban a pintores para que les hiciesen cuadros y Canaletto era de los más famosos. La exposición se llamaba "Canaletto y sus rivales". En ella se muestran cuadros suyos y de competidores en esto de los paisajes venecianos y las similitudes de sus cuadros. Además de ser cuadros fabulosos para cualquiera que haya estado en Venecia reconocerá los sitios y se dará cuenta de lo poco que ha pasado el tiempo por ellos.

Cansados, que patear museos cansa lo suyo, nos fuimos a comer. Hoy tocó KFC a petición de Bea, que tenía antojo de pollo. Comimos como animales pollo en un cubo de palomitas, todo muy americano y salimos extra llenos a pasear por Regent Street camino de Hamleys, una pedazo de juguetería de 6 plantas que, para que os hagais una idea, celebra este año su 250 aniversario. Hamleys es el sueño de los niños y los no tan niños. Tiene un ambiente super especial. Hay animadores por todos lados, cientos de juguetes para probar, gente que te vende jugues y deja a los niños jugar con ellos... Y pensaréis: "¿no es una locura en navidades con cientos de niños chillando y corriendo por ahí?". Pues sí y no. Los niños en la tienda FLIPAN. Pero flipan tanto que están embobados todo el tiempo que están allí y no saben a que atender. Tienen la vista perdida y están intimidados por tanta oferta. Los ojos destilan ilusion por los juguetes y sonrisas tímidas al probar las cosas que hay allí, llenos de curiosidad por lo nuevo y lo sorprendente. Nosotros, como niños grandes que somos, lo mismo de lo mismo. Nos dedicamos a patear la juguetería deseando comprar mil cosas pero como hoy no queríamos cargar con bolsas dejamos las compras para otro día.

El motivo para no querer cargar con bolsas era que habíamos comprado entradas para el musical de Grease. Entre el KFC y Hamleys paramos en un quiosco de venta de entradas para musicales que la asociación de teatros tiene en Leicester Square. No tiene pérdida si lo buscáis y suele tener los mejores precios pero no se anuncian a bombo y platillo como los demás sitios de venta por lo que no veréis mucha cola en él. El motivo de elegir Grease es que a Bea le encantaba la película y como ya conoce la historia no hay miedo a no dar seguido los diálogos que puede llegar a resultar muy complicado. Caminamos hacia el teatro y comenzó a nevar tímidamente. Nos paramos a hacer unas fotos y a grabar un video antes de entrar al teatro y acomodarnos. Solo os puedo decir que vayais. Es una experiencia que todo el mundo ha de hacer en su vida. Si no os gusta Grease podéis escoger cualquier otro, estoy seguro de que el nivel será similar. Londres junto con NY son la cuna del musical y la cantidad de gente y dinero que mueven hace que los cantantes y bailarines sean de lo mejor, los decorados y la producción brutales y todo cuidado al máximo detalle. Nos costó la entrada cogiéndola el mismo día de la actuación 31 libras por cabeza en unos buenos asientos. A precio normal cuestan casi el doble así que yo personalmente recomiendo cogerlas en el día. Nosotros nos lo pasamos genial, los músicos eran buenísimos, todo el mundo cantaba y bailaba estupendamente y la gente estaba animadísima viéndola. Todo ello ademas montado a lo grande con gente vendiendo de todo en el entreacto (helados, libretos, llaveros, cds, golosinas en un envase especial...). Salimos de allí y ya eran casi las 10 habiendo entrado a las siete y media. No está mal... Nos cogimos un bus y nos fuimos al apartamento. Mañana más

jueves, 16 de diciembre de 2010

Londres día 7: R.A.F. Musseum, Tottenham Court Road

Día 7 ya en Londres. Vemos como se acerca ya el final de nuestra estancia aquí y taaaantas cosas por hacer... Por cierto, esta es la entrada número 100 de este blog. Quién lo diría cuando empezamos a hacerlo que llegaríamos a las 100 entradas... En fin, que hoy tenía un capricho que darme. Los que me conozcais un poco sabréis que me apasiona la segunda guerra mundial. También os confesaré que me apasiona mucho el mundo de la aviación. Antes de pensar en la informática quise ser ingeniero aereonáutico y todo... Pues nada, que resulta que una buena amiga me comentó que había un museo de la R.A.F. en Londres y allí nos fuimos. Es fácilmemte accesible en metro cogiendo la Norther Line dirección Edgware y parando en la estación de Colindale. De allí son 500m hasta el museo.El tiempo total de viaje fué casi una hora.

El día estaba gris y lloviznaba muy muy poco, lo suficiente para no mojar, pero si para tocar las narices. Salimos del apartamento solo con un té en el cuerpo así que paramos a desayunar en el restaurante del museo.  En fin, el restaurante. He de decir que los restaurantes de los museos de Londres son bastante aceptables y nada caros. Sólo desayunamos pero la comida del de la R.A.F. era auténticamente británica y nada cada, a precio de cualquier pub londinense. Nos tomamos un trozo de pastel, un muffin y unos zumos y salimos hacia el paraiso de los amantes de los aviones. Para los no aficionados es difícil entenderlo pero ver tantos hitos de la aviación de combate es apasionante. En los hangares (que al final es lo que son) del museo hay decenas y decenas de aviones de todas las épocas. Desde aviones de la primera guerra mundial (Fokker D.VII, Sopwith Camel,...), pasando por grandes aviones de la segunda guerra mundial (Messerschmitt Bf109, P-51 Mustang, B-25, Spitfire...) y teniendo grandes hitos de la aviación como el Me262 que fue el primer caza a reacción de la historia. A partir de los conocimientos que los aliados sacaron de los científicos que participaron en este proyecto las grandes potencias avanzaron en su conocimiento del vuelo a reacción una barbaridad. Si no llegara ya con poseer una gran cantidad de aviones de las grandes guerras el museo tiene un montón de aviones modernos, ya sea el Eurofighter, el Panavia Tornado, el famoso Harrier o un bombardero estratégico como el Avro Vulcan. En fin, que no os aburro más. Como comprenderéis he hecho hoy mil fotos de aviones y de poco más, ya que salimos a las cuatro de la tarde del museo tras una visita a la tienda donde compramos unas cosillas mientras el dependiente me puteaba un poco por mi acento xD. Otro sitio el museo de la R.A.F. donde no vimos ni a un sólo español y muy muy pocos turistas foráneos. La gente va a Londres con el tiempo muy justo y suele quedarse a ver los sitios típicos sin desplazarse a cosas que no queden en el centro.

Desde allí volvimos al centro. Bajamos en la parada de Tottenham Court Road y nos pusimos a pasear por las tiendas de alrededor. Al poco de empezar paramos a picar algo porque no habíamos comido y nos hacía falta. Tomamos unos sandwiches en un Pret A Manger que viene siendo una cadena que hay cada dos manzanas en el centro de Londres. Van al rollo tirando a sanote y se ve que está de moda. De hecho hay más de estos y de Eat (que son del mismo palo) que McDonalds. Tras comer algo rápido estuvimos bastante rato metidos en una tienda de una cadena muy curiosa llamada TKMaxx. Esta tienda es una mezcla entre un baratillo donde hay un montón de cosas apiñadas y un outlet. Básicamente reciben restos de marcas (muchas de ellas no conocidas en España) y los liquidan. Reciben prendas todos los días con lo que la gente vuelve. La ropa la tienen super apiñada y venden cantidades masivas ya que en cada planta había varias cajas y cola en todas ellas. Salimos de allí derrengados y con ganas de cenar algo y no muy lejos. Tratamos de llegar a un gastropub cercano pero al llegar vimos que estaba a tope y que tenía los comedores de las plantas superiores reservados. Tras pensar un poco y tirar del Google Places me acordé de un italiano que tenía anotado en mi mapa, llamado La Porchetta. Fuimos al primero que abrieron antes de empezar a abrir sucursales debido al éxito. Está en Boswell Street, muy cerquita de la estación de Holborn por si queréis ir. Es una calle en la que realmente no hay gran cosa por lo que si no vais a propósito no lo véis, así que estaba lleno de gente local. Comimos una ensalada de mozzarella de búfala con tomate y sendas pizzas. Tras ellas me tomé un café expresso como no había tomado desde que estuvimos en Italia. Realmente recomendable y con un personal muy majo. De allí cogimos el metro hasta el apartamento realmente cansados y con ganas de zapatearnos para coger fuerzas para mañana.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Londres día 6: Hyde Park, Victoria & Albert, Picadilly Street

Hoy se presuponía que llovería y puede que hasta cayera algo de nieve, así que salimos del apartamento pertrechados con ropa térmica, guantes, gorro y lo que hiciera falta. Antes de partir de caminata paramos en el Cocomaya otra vez y nos aprovisionamos con un par de pasteles y un café. Como al salir no llovía ni hacía taaanto frío, nos fuimos hacia Hyde Park a pasear, con intención de llegar hasta Kensington.
Ya habíamos estado en Hyde Park antes, pero con muy poco tiempo y en este viaje sólo lo habíamos atravesado en bicicleta y con ella no se puede uno meter por todos lados. Pues nada, a pasear sea dicho. Bajamos por el parque hasta "The Serpentine", recorriendo la orilla del estanque (parcialmente helado) durante un rato. Nos sentamos a ver los patos en el agua y a descansar un poco antes de dirigirnos hacia Kensington Palace, que está en el extremo sureste del parque. El palacio está siendo rehabilitado para que esté listo para las olimpiadas del 2012. Toda la ciudad está levantada por el mismo motivo y se está gastanto muchísima pasta en esto. En los jardines del palacio Bea entabló amistad con unas ardillas gracias a una cookie de chocolate. Se entretuvo dándoles de comer un rato y siendo rodeada por hasta cinco de ellas. Cuando se acabó la cookie nos fuimos hacia la zona de los museos de Kensington.

Realmente yo tenía muchas ganas de ir al Victoria & Albert, pero antes de nada paramos a tomar algo de comer en la cafetería del museo de historia natural, que es una belleza y no es nada cara. Era ya la una y teníamos algo de hambre, así que un sandwich y un beagle salvaron la papeleta para poder seguir caminando. Entramos en el V&A a eso de las tres menos cuarto. Nada más entrar es un shock ya que es una amalgama tremenda de colecciones. El museo está dedicada a las artes decorativas y hay de todo: escultura, pintura, joyería, cerámica, espadas, armaduras, ropa, alfombras, muebles, pequeños objetos de uso cotidiano... Es alucinante y no me equivoco mucho si digo que hay millones de cosas... Además de haber de todo lo hay de muchos sitios: china, corea, japón, arte árabe, europeo... Nos pasamos un par de horas y vimos la parte que nos interesaba sin pararnos en demasía. Este museo tiene cosas para volver mil veces sin cansarse. Además, como los buenos museos de Londres, es gratis.

Desde allí nos fuimos caminando hacia Picadilly street, pasando por delante de Harrods en el que no entramos. Eso sí, los escaparates navideños son absolutamente espectaculares. Caminamos respirando ambiente navideño hasta parar a tomar un café en la Pastisseie Valerie, que ya conocíamos del anterior viaje. No es realmente nada espectacular pero cumple más que tomar algo en una cadena del estilo de Eat o Cafe  Nero. Desde allí seguimos bajando la calle hasta parar en Fortnum & Mason. Es un centro comercial de los que merece la pena entrar por su decoración... y su comida. Especialmente el té y las galletas, pero también si uno busca algo especial para cocinar, un perfume o un detalle que regalar.

Salimos de allí a eso de las nueve de la noche y nos pusimos a buscar donde cenar. Yo tenía localizada una steak house londinense (nada de las típicas cadenas) pero el local del soho parece que está cerrado. Nos pusimos a buscar por la zona y acabamos cenando en un restaurante suizo una fondue. La nota curiosa de la noche fue cuando pedimos de beber Rivella, una bebida típicamente suiza que está hecha a partir de suero de leche. La camarera flipó y nos contó que la habían dejado de tener porque nadie la pedía. Llevaba sin pedirla nadie más de un año y esa noche éramos los segundos. Estuvimos conversando un rato con ella y nos preguntó si éramos suizos y cuando le dijimos que no todavía alucinó más de que la conociésemos y nos gustase. En fin, que tras una muy muy rica fondue nos fuimos a coger un bus y llegamos al apartamento a eso de las once de la noche. Toca descansar.

martes, 14 de diciembre de 2010

Londres día 5: Oxford y Bicester Village

Nos levantamos a eso de las nueve sin haber puesto el despertador y nos arreglamos rápido para poder coger el tren de las 9:50 hacia Oxford. Tenía muchas ganas de conocer un par de sitios en las afueras de Londres y Oxford era uno de ellos.
Todo apuntaba a que el sitio era estupendo, eso sí, los trenes, como todo el transporte en esta zona, son carísimos. Un billete solo de ida a Oxford desde la estación de Paddington (unos 80 Km) cuesta ¡20 libras! Pensad que es una distancia como la existente entre Coruña y Santiago y cuesta 4 veces más. Podeís pensar que es porque los trenes son la hostia o ponen champagne y regalan donuts, pero no y además tampoco. Son como los de aquí pero más caros.

Llegamos a Oxford a eso de las 10:45 y nos pusimos a pasear. La zona universitaria es relativamente pequeña para lo que es el global de la ciudad y se pasea fácilmente. Hay un montón de colleges en la ciudad y muchos se pueden visitar aunque a algunos para entrar te exigen que vayas en en un grupo guiado. Como no nos apetecía mucho nos pusimos a pasear por la ciudad sin mucho rumbo. Acabamos entrando en la Bodleian library para verla pero, nuestro gozo en un pozo, sólo se podía entrar con un grupo y no había ninguno hasta bien tarde y ya no nos daba tiempo.  Así que nos conformamos con entrar en la Divinity School, el edificio universitario más longevo del mundo, con más de 500 años de historia. Nos quedamos dentro un rato observando cada detalle. Tiene mil curiosidades, como una silla hecha con los restor del barco de Sir Francis Drake o el cofre original donde venían los fondos para fundar la Bodleian. Salimos del edificio y mientras Bea curioseaba en la tienda de souvenirs yo me dedicaba a hacer decenas de fotos de los mil detalles que tienen los exteriores de los edificios.


De allí nos pusimos otra vez a pasear y, sin alejarnos mucho, acabamos comiendo en una cafetería en... ¡una iglesia! La University Church of St Mary the Virgin es una preciosa iglesia con una maravillosa torre pero, además, una parte es un pequeño comedor donde por unas pocas libras disfrutamos de una sopa de verduras (yo) y un guiso de pollo (Bea). 
Nos quedamos tomando un té un rato mientras mirábamos y remirábamos a nuestro alrededor, sin duda es la cafetería universitaria más rara que nos pudimos encontrar. En cuanto terminamos subimos a la torre tras pagar 3 libras por cabeza. Realmente han sido las tres libras mejor invertidas del viaje. La vista desde lo alto de la torre es indescriptible, menos mal que he sacado un montón de fotos! Ver todos los edificios, ya al atardecer (14:00), con las sombras de sus gárgolas y adornos nos dejó impactados. Estuvimos un buen rato en lo alto de la torre hasta de decidimos bajar, ya estaba anocheciendo. Nos dimos un paseo por la calle comercial y nos fuimos a coger un bus a Bicester Village. Una cosa que he de decir es que es el primer día desde que estamos aquí que hemos pasado sin oir a nadie hablando castellano. Londres está invadida de españoles, los hay en todos los sitios típicos y no tan típicos donde quieras ir. En Oxford y, porteriormente, Bicester Village, ni el primero. No se el motivo, es un hecho.



En fin, que partimos en bus hacia Bicester Village. ¿Que tiene el sitio para que merezca la visita? Pues que es un Outlet enorme, en plan casas bajas, relativamente cerca de Londres. En él hay más de cien tiendas, con marcas mitiquísimas, en un entorno agradable (son casas bajas con una calle principal, con lo que parece estar comprando en un pueblo y no en un centro comercial de ambiente aséptico). Nos quedamos por la tarde allí hasta que cerró curioseando y comprando algunas cosas. Para volver cogimos otro tren que nos dejó en las estación de Marylebone. Como ya era tarde y arreciaba el frío nos cogimos unas empanadillas de Cornualles en la estación y nos fuimos al apartamento. ¡Ya podemos decir que hemos probado la comida galesa! Esta semana promete nieve en Londres. A ver si cuaja y podemos ver Hyde Park nevado...

lunes, 13 de diciembre de 2010

Londres día 4: Brick Lane y Little Venice

Domingo. El cuarto día ya de nuestra estancia en Londres. Nos apasiona esta ciudad y cuanto más tiempo estoy aquí y más familiar se me hace todo más ganas tengo de estar aquí una larga temporada. En fin, que un domingo en Londres hay tres cosas típicas que hacer si uno no quiere ir de museos. Lo de ir de museos es algo que queremos hacer (nos quedan unos cuantos importantes por ver) pero estamos esperando a que llueva. ¡Y no llueve! Es increible la suerte que estamos teniendo y por lo que parece durará, así que nos quedaban tres cosas que podíamos hacer: ir al speakers corner a ver a gente discutiendo de lo que sea, ir al mercado Camdem Town o ir a Brick Lane/Spitafields. Optamos por la última opción de las tres porque realmente nos gusta más este mercado que Candem Town y porque este último los domingos es el día más fuerte y suele estar imposible.

Cogimos pues nuestro primer metro en Londres desde que estamos aquí. Aunque no nos entusiasme era la opción más lógica ya que la distancia era algo grande y en bus nos iba a llevar demasiado. Llegamos a las estación de Liverpool street y fuimos hacia Spitafields market. Es un mercado cerrado que los domingos se llena de puestos de diseñadores y vendedores de todas partes del mundo. Hay desde ropa de lana nepalí a diseños típicamente ingleses y hechos en Londres. Paseamos por el mercado y compramos un par de cosas para protegernos del frío antes de quedar para comer con Alberto. En principio la idea era comer en el mercado de Burough. Menos mal que me di cuenta de que estaba cerrado, así que nos quedamos en Brick Lane. Comimos en la calle unos bocadillos de carne de costilla sin el hueso y un poco de comida japonesa. Cuando acabamos nos fuimos a un sitio muy famoso de Brick Lane llamado Café 1001. Es un sitio de los que están de modo últimamente. Decorados con dos duros, llenos de sofás y sitios donde quedarse tirado un rato a descansar y con la luz puesta muy baja para que no se vea lo rematadamente cutres que son. Eso sí, sirven de todo, desde hamburguesas a tartas pasando por coctails. Nos quedamos un buen rato conversando y disfrutando del ambiente antes de cambiar de garito e irnos al Casa Blue recomendado por Alberto. Otro sitio que sigue el estilo de cutrez planificada y que particularmente me hace sentirme como en el sofá de un piso de estudiantes, roñoso pero acogedor.

Alberto se fue y nosotros nos quedamos pensando a donde ir. Eran las cinco y media de la tarde y las actividades en Londres un domingo se acaban a las seis que es cuando cierran los últimos museos y las tiendas.  Tras darle muchas vueltas al asunto decidimos coger un bus para atravesar la city hacia Oxford Circus y desde ahí coger otro bus que nos llevase a Little Venice (llamada así por los canales) , zona que no conocíamos. La pena fue que la zona de Little Venice nosotros no sabíamos que era eminentemente residencial por lo que estaba completamente muerta un domingo por la noche. Llena de casas de ricachones destaca el canal donde hay un montón de casas-barco donde vive la gente. Decepcionados y un poco cansados nos fuimos hacia la zona del apartamento a dejar cosas e ir a cenar.
Nuestra zona está plagada de restaurantes. Estamos a un paso de Edgware Road (zona eminentemente libanesa) y a otro paso de Paddington (importante estación de tren). De esta forma, aunque nuestra calle es muy tranquila tenemos el bullicio a un paso por ambos sentidos. Eso sin contar que tenemos Oxford street a un paso y medio. En fin, que buscamos donde cenar y acabamos en un restaurante malayo llamado Satay House. Cuando llegamos y tuvimos la carta delante no sabíamos que pedir porque había una cantidad enorme de platos con buena pinta. Menos mal que había unos menús ya preparados y optamos por uno de ellos. Comimos de todo hasta reventar, ya que los malayos son de comer un montón de cosas variadas en una sola comida. Satisfechos nos fuimos al apartamento a eso de las once de la noche, a descansar para ir de excursión mañana.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Londres día 3: Portobello Market y compras en Oxford Street

Hoy ha sido un día de relax tras la marcha de ayer. Mayor que va uno ya... Por la mañana nos volvimos a coger las bicis. Es una gozada. Un viaje en bus con la Oystercard (la tarjeta de abonado que es muy facil de sacar y se la recomiendo a todo el mundo) son 80 peniques. Una bici te cuesta una libra un día entero. Y cuando digo un día me refiero a 24 horas, con lo que te podría llegar a valer para muchos viajes. El sistema no está pensado para que te quedes las bicis si no para que las cojas en un sitio y las lleves a otro y las dejes en la parada de destino. Cuando quieres hacer otro viaje las coges en la parada que tengas cerca y otra vez las dejes en tu destino. Pues bien, en bus hasta Portobello road tardariamos media hora. En media hora en bici nos recorrimos Hyde park de arriba a abajo, pasamos por Kengsinton gardens, llegamos al Albert memorial y subimos a Notting Hill. Casi nada...

En fin, que algo sudados llegamos a Portobello road market. Como casi todos los mercados típicos de londres son un poco guirilandia. Quizás el menos concurrido por el turisteo sea Spitafields & Brick Lane, y aún así hay mucha gente de fuera. Me estoy desviando... El mercado bien. Tiene una zona de antugüedades donde hay de todo. Lo malo es que sin saber de antigüedades es muy fácil que te den gato por liebre. ¿Que es antiguo y que es una imitación? Curioseamos un rato por el mercado y sus múltiples galerías de pequeños anticuarios sin comprar nada. Tras pasar una zona en la que prácticamente sólo había anticuarios llegamos a una zona donde abundaban los puestos de comida para llevar, tenderetes de fruta, otros tantos de árboles y plantas navideñas y alguna que otra carnicería que tenía cosas de una pinta estupenda. Bea paró por esa zona a comer unos langostinos con muy buena pinta que no probé porque tenía el estómago de resaca todavía. Mientras ella comía yo me dediqué a hacer mis compras del día. En la zona de Portobello tenía localizada una tienda llamada "The spice shop". Dado que aquí hay cosas que no encuentro para hacer comida (por ejemplo, hojas de curry) me fui lanzado a hacerme con unas cuantas especias que faltaban en mi despensa. De ahí me fui a "Books for cooks", una librería especializada en libros de cocina. Nada más entrar me di cuenta de que la cocina en Londres sigue siendo cosa de mujeres. La librería estaba a tope y era el único hombre mirando para los libros de cocina... Antes de irnos entré en una librería cercana especializada en libros de viajes y que es famosa ser parte importante de la trama de la película Notting Hill, que yo personalmente no he visto. En fin, que paseamos un rato más por el mercado mientras me probaba gorros y sombreros (aun no he encontrado otro que me guste...) y nos volvimos a descansar un rato al apartamento antes de ir de compras por Oxford street.

Mientras Bea se tumbaba en el sofá yo me dediqué a poner al día el blog y a subir las fotos una vez comprado el cable en un tienda libanesa en la que había casi más discos de los camela árabes que material electrónico. Tras parar un rato nos fuimos a Oxford street a curiosear en Selfridges. Es un centro comercial al estilo de Harrods pero menos hortera y rancio. Es menos conocido que el primero pero particularmente me gusta más. Nos dimos un paseo por él como si estuviésemos en un museo de moda y zapatería ya que hay cosas alucinantes a precios también alucinantes. De allí seguimos de compras por las tiendas de la calle hasta que decidimos parar a cenar en un restaurante de sushi que ya conocíamos y que visitamos siempre que venimos a Londres, el "Cape Town Fish Market". Disfrutamos de un buen sushi en el sushi bar y nos volvimos al apartamento parando un ratillo antes en el Top Shop, una macrotienda fashion que hay en Oxford circus y que es de las que cierran tarde. ¡Ahora a descansar y a aprovechar el día de mañana!

sábado, 11 de diciembre de 2010

Londres día 2: Westmisnter, Feria alemana, Feria del chocolate, juerga!

Otro día gris en la gran ciudad... Amaneció con un día frío (aunque no tanto como ayer) y nos fuimos a pasear. Cogimos un bus (estamos pasando bastante del metro, es rápido pero no hay tanta diferencia y el bus es más agrable) y nos fuimos hasta Picadilly Circus. De allí bajamos por Regent hacia Westminster para pasear por una zona que teníamos bastante olvidada a pesar de ser muy céntrica, parando un segundo en Trafalgar square para ver que había en el pedestal que no tiene estatua y en el que exponen obras de arte. Dimos vueltas por la zona pasando por delante del museo de la caballería hacia el parlamento.

Desde el parlamento, tras observar la que se había líado con los estudiantes allí el día anterior nos fuimos hacia la abadía de Westminster.

La abadía está chula, pero por momentos parece un almacén de tumbas más que otra cosa. La entrada es muy cara (15 libras por cabeza) pero merece la pena. Además en Londres casi todos los museos son gratis, así que pagar por Westminster tampoco se hace mucho en el cómputo del viaje.  La abadía tiene de todo. Un claustro precioso, un coro estupendo pero lo mejor de todo son los techos.

Hay alguna zona en la que parece que son de escayola por lo trabajada que está la piedra y lo imposible que parece haber hecho eso sobre piedra. Por otro lado la coña de la abadía es ver las tumbas de la gente famosa. Por momentos parece más un cementerio que otra cosa. Hay tumbas de poetas y escritores famosos (como Lewis Carrol), de físicos (como Isaac Newton), de exploradores (como Livingston), de reyes y reinas (como Henrique VII o la madre de Henrique VIII que se considera que es la matriarca de los Tudor), pero lo que más hay son tumbas de militares, sobre todo de la época del gran imperio británico. Por lo que nos pareció observar en muchas inscripciones debía ser una especie de tradición hacer una estatua de un comandante caído y enterrarlo en Westminster loando al fenecido en la inscripción.

Tras pasar un buen rato dando vueltas por la abadía nos fuimos en dirección al South Bank.
Allí sabía que estaba una feria alemana con salchichas, vino caliente y puesto con curiosidades y tonterías. Hicimos una fotos en el puente que hay al lado del parlamento y paseamos pegados al río hasta la feria. Nos comomimos, como no, un par de salchichas bien ricas con un trozo de pan y una buena ración de mostaza. Hacia el final de la feria paramos en una zona donde había un montón de graffitis y estuve haciendo fotos de un skater y un tipo con una bmx que andaban haciendo figuras por allí.

Cuando nos cansamos nos dirigimos al South Bank Centre (allí pegado) donde había una feria de artesanos del chocolate. ¡Vaya empacho nos pegamos! No sabíamos a donde atender... Había un montón de bombones, brownies, chocolate caliente especiado, sin especiar, con gominolas (marshmallows).... Yo me puse morado con un cupcake de oreos y Bea se decantó por un crèpe de chocolate negro. Dimos otra vuelta y paramos en un sitio que hacían cosas con chocolate orgánico de comercio justo y Bea se llevó un chocolate para el camino y yo un brownie que había que mascar de lo denso que estaba. Antes de irme me compre una cosa curiosa, ¡ingredientes en crudo para hacer tu propio chocolate! A ver que sale de eso...

Eran ya las cuatro de la tarde y neceistábamos coger fuerzas así que nos cogimos un bus y nos dirigimos al apartamento. Si teneís un movil android hay una aplicación que debéis tener sí o sí para moveros por la ciudad. Se llama "London journey". Con ella coge donde estás con el GPS y le dices a donde quieres ir y te dice varias formas de llegar combinando bus, metro, dlr, tren... y los tiempos estimados de viaje. ¡Es casi perfecta! En fin, que me desvío. Descansamos un rato en el apartamento y nos fuimos Oxford street abajo hacia la academia donde estudia inglés Alberto, un compañero de trabajo muy majo que se ha venido a currar a Londres. Por el camino paramos en un par de tiendas sin comprar nada. Las calles comerciales del centro están realmente bonias. Iluminadas, con gran ambiente...

Cogimos a Alberto y nos fuimos a un par de pubs a tomar algo. Yo donde pude me pedí unas buenas ales locales. Si te gusta la cerveza deberías probar las cervezas típicas de aquí, que no tienen gas y no están a presión. Son otra cosa distintas, a mi me encantan. Tras las pintas de rigor y visto que ya eran las diez de la noche y no habíamos cenado nos fuimos a buscar donde hacerlo. Alberto nos dijo si nos hacía ir a aun vegetariano de el Soho y allí nos fuimos. Acabamos en uno que tenía comida vegetariana ¡en buffet libre! Si gente, eso existe... Por siete libras por cabeza podías comer hasta reventar comida vegetariana. Habría unos veinte platos distintos y probé unos doce. A mi me gustó mucho la experiencia y a Alberto también. A Bea no tanto pero tampoco le disgustó en exceso. Lo que nos pareció super curioso eran unas rodajas de zanahoria que no se de donde sacaron, porque debían medir unos siete centímetros de diámetro.

Cuando acabamos de cenar nos fuimos a buscar más garitos. Acabamos en un sitio que nos había recomendado Peter, un chico inglés que es profesor en la academia a la que vamos. El sitio está un pelín escondido en el Soho por lo que la gente que vimos allí era en su mayor parte gente inglesa. Nos quedamos un buen rato escuchando buena música (todo indie y retro, desde Joy Division, pasando por The Strokes, Black Rebel Motorcicle Club, Interpol...) y observando a la fauna local. Muy buen ambiente en general, con todo el mundo de buen rollo y nada de hooligans. Cuando nos cansamos fuimos a acompañar a Alberto a coger su bus y nosotros nos fuimos a hacer lo propio para tratar de descansar.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Londres día 1: Avión, bicis, paseos y revueltas

Gran día el de hoy, aunque estemos muy cansados, se ha hecho largo. Esta noche con los nervios ya no dormimos mucho y a las siete y cuarto estábamos levantándonos para ir al aereopuerto.
El vuelo resultó bastante plácido, aunque a Bea se le paraba el corazón con cada pequeña turbulencia. Ya conocéis todos su pánico a despegar los pies del suelo, pero la verdad es que el vuelo fue inmejorable. Nada de viento en el despegue a pesar de las previsiones de viento fuerte, prácticamente sin turbulencias, Francia despejada para que admirásemos desde el aire Bretaña y Normandía y un aterrizaje tranquilo y sin viento. Tras recorrer los mil pasillos de la terminal 3 de Heatrow y pagar 18 libras por el Heatrow Express, llegamos a la estación de tren de Paddington. Antes de salir de la estación Bea cogió uno de sus cupones descuento (recomiendo que echeis un ojo antes de venir aquí a páginas como http://www.vouchercodes.co.uk) y nos tomamos unas cookies con un chocolate caliente para coger fuerzas.

Salimos andando hacia la dirección del apartamento. El día era genial. Un sol radiante y no demasiado frío nos habían recibido. La zona ya nos prometía mucho. Tranquila, al lado de Hyde Park y con vecinos con coches de 120.000€. en adelante aparcados enfrente a sus casitas. (esto va para Dani, que estuvimos hablando del tema; el Panamera mola más en blanco xD). Llamamos a la puerta y nos salió una chica de unos treinta y cinco años con una niña pequeña. Era Rachel, la dueña del apartamento. El apartamento resultó ser el sótano (eso sí, con ventanas a la calle, aunque por debajo. Los que hayáis estado en Londres sabéis a que me refiero) bajo su casa. El apartamento era aun mejor que en las fotos. Cómodo, caliente, con todas las comodidades que puedas pensar, a un paso de todo, y por menos de lo que nos costaría en un cuatro estrellas una habitación de 9m2 tenemos un apartamento de 35m2. La verdad es que Rachel es un encanto. Nos ha dejado leche en la nevera, infusiones, dos cafeteras... ¡Genial ! En fin, que no me extiendo más con el tema...

Como hacía un día genial nos fuimos a Hyde Park a pasear. Al llegar dijo Bea: "¿y si cogemos unas bicis?" (Lo dice en casi todas las grandes ciudades de nuestros viajes!).Yo había leído que a partir de primeros de diciembre se podría coger bicicletas sin tarjeta de usuario. Una parada de bicis nada más entrar en Hyde Park hizo el resto. Pagamos dos libras y nos fuimos rodando por el parque hacia Knightsbridge. Una vez allí dijimos: "¿ahora que?" Pues nos metimos en el tráfico londinense y nos pusimos a dar vueltas sin saber hacia donde ir (y a buscar donde dejar las bicicletas). Cruzamos por el sur de Mayfair por Picadilly Street hasta Picadilly Circus. Subimos por Regent Street, volvimos a bajar hacia Picadilly, nos metimos en el Soho y aparcamos las bicicletas. Cuarenta minutos pedaleando que merecieron mucho la pena. Para ser la primera toma de contacto con el tráfico invertido este, no estuvo mal.



Paseamos por el Soho y nos dirigimos a Leicester Square. De allí hacia el Covent Garden (necesitaba unas botas de montaña y es una gran zona para ello). Justo antes acabábamos de coseguir una tarjeta UK para mi móvil. Temblad, ¡ya tengo tarifa de datos! Paramos a comer en un sitio que ya es un clásico en Londres: el Wagamama. Ya oiríais hablar del sitio en nuestro anterior viaje a Londres. Es un sitio especializado en fideos orientales, arroces y tallarines. Es estupendo y por 20 libras comimos los dos hasta reventar. Tras la comida nos pateamos las tiendas de ropa de montaña comprando alguna cosa para el frío que hace.



Las botas tuvieron que esperar a que fuéramos a otra tienda de la cadena Snow & Rock porque no había talla en la de Covent Garden. Tras la compra cerca del metro de Chancery Lane volvimos un rato en bus hasta Oxford Circus. Una caravana muy densa hacía que avanzásemos muy despacio. El porqué de la caravana lo descubrimos después. Estaba el tráfico prácticamente cortado en Oxford Street, hoy hubo revuelta estudiantil por todo Londres. Un conato de bronca delante del Top Shop nos cogió cerca pero nada serio.
 
Eso sí, había algo así como veinte coches de policía y un montón de antidisturbios, que tenían cortadas algunas calles, así que nos fuimos de alli y nos dimos una vuelta por Carnaby Street que estaba preciosa con la iluminación de navidad.



Tras el paseo nos pusimos a buscar donde cenar. Cogi el mapa que había preparado en google maps y acabamos relativamente cerca del apartamento cogiendo unos dim sum para llevar (http://www.pingpongdimsum.com) que comeríamos luego mientras veíamos en BBC news las imágenes de las revueltas. Hoy toca coger fuerzas y mañana ¡a patear!


PD: Las fotos las subo mañana porque, burro de mí, me he olvidado el cable USB. Mañana tocará comprar uno en cualquier sitio.

martes, 7 de diciembre de 2010

Avión

Avión, tan molesto y tan impredecible.


Avión, ruidoso e  incómodo


Peeeero, amigo, que rápido es el avión. Te lleva a la otra punta del mundo en cuestión de horas. Tras todo estos años viajando en coche, nos vamos en un par de días en avión. No muy lejos, pero en avión. Londres otra vez. Sí, se que ya hemos ido y que en el mundo hay muchas más cosas que ver, pero que narices, estamos enamorados de la ciudad. Es rápida y sucia, vibrante y multiracial, respira vida y ajetreo, nos encanta. Pero no os esperéis algo convencional, el avión es sólo de ida, la vuelta va a ser más rocambolesca. Permaneced atentos, habrá noticias pronto.

jueves, 21 de octubre de 2010

Lo prometido es deuda...

Y más vale tarde que nunca, que dice el refrán. Si bien durante el viaje siempre me animo a escribir, a la vuelta da una pereza horrenda. El tener que volver a la rutina diaria nos quita tiempo para poder hacer un trabajo que tan cómodamente se hace durante el viaje mientras se descansa de las fatigas en la habitación de un hotel.

Lo primero que prometí es poner los datos y una pequeña valoración de cada uno de los hoteles en los que he estado, por si alguno de vosotros repite zona. Aquí va el listado (contad que todos los hoteles que cogemos tienen baño en la habitación, ya que es algo indispensable para nosotros):

  • Campanile Beziers: Como todos los campanille tiene la pega de que está al lado de un polígono industrial, con un centro comercial cerca (un carrefour en este caso) y a un paso de la autopista. Perfecto como hotel de paso, con parking propio (aunque no cubierto), aspecto de motel y habitaciones limpias aunque no muy espaciosas. Para pasar una noche es perfecto, para mucho tiempo no lo recomendaría. En fines de semana y verano es más barato que fuera de temporada o por semana. En verano el precio fueron 50€ aunque en esta época puede llegar a 70€ entre semana. Limpio y cómodo es genial para nuestro tipo de viaje.
  • Promotel Carros: Este hotel fue una solución barata a los precios de Niza en temporada alta. 79€ sin desayuno nos costó en su día. El hotel está situado a unos 10-15 km de Niza hacia el norte. El camino se hace de forma rápida ya que hay una autovía que lo realiza. Eso sí, el hotel está en medio de la nada, al lado de un polígono industrial y frente a la autovía. El parking es gratuito pero no es cubierto. La piscina no tenía mala pinta pero no la pudimos probar porque nos cogió un día malo. La habitación era bastante cutre y se veía vieja, sobre todo la moqueta y las ventanas que no cerraban muy allá y se oía algo el ruido de los coches pasando delante del hotel (aunque desde la piscina no se oían por los muros). No repetiría el hotel.
  • Ca' Del Lupo: Hotelazo. Fueron 110€ pero genialmente invertidos. Todo fue perfecto. Desde la gente de recepción (super amables), pasando por la habitación (espaciosa, con una terraza con vistas al valle preciosa), la piscina, el entorno... Todo fue genial. Mención especial al desayuno, realizado con productos de la tierra y con unas tartas brutales. Recomiendo pasarse por el restaurante a cenar. La comida es muuuy sencilla pero todo tiene un sabor especial, se nota que todo es fresco y natural. Ni una pega.
  • Hotel Expo Verona: Hotel de negocios bastante correcto. Está a las afueras de Verona por lo que no lo recomiendo si no se va con coche, ya que hay 10 Km desde el centro y en taxi puede salir caro. Si se va con coche (y sobre todo en verano que la zona es bastante cara) este hotel te saca del apuro. El hotel está bastante bien aislado de los ruidos y ofrece parking cubierto gratuíto. Es desayuno fue correcto sin más. El personal fue muy amable. El desayuno normal sin nada destacable. 85€
  • Best Western Quid Hotel Trento:  En verano y en Italia en zonas turísitcas lo mejor es tirar de hoteles de negocios. Este fueron 80€ y la habitación era francamente bonita. Como muchos hoteles de negocios era algo frío y estaba alejado del centro de Trento (aunque no mucho, ya que Trento es bien pequeño y estaba a unos 5 km). Pegado a un centro de logísitca enorme no es que se dijera un lugar bucólico (aunque las montañas que rodean Trento pueden con todo). El desayuno fue bastante generoso y lleno de tartas (en general en los hoteles italianos suele haber tartas para desayunar). Muy recomendable.
  • Pensión Frankenhof: Dado que Austria es bien cara esta pensión es una ganga. Por 65€ conseguimos una habitación enorme, con salita y unas vistas a las montañas brutales. Una terraza de unos 30m2 compartida con la habitación de al lado completaba el lujazo de sitio. La dueña fue realmente amable y simpática con nosotros. El desayuno no fue en cambio gran cosa, pero cumplía de sobras (lo típico de estas zonas: algo de cereales, yogur, un poco de fiambre y queso, panes variados, mermelada/mantequilla y café/té). La pensión está a unos 15 km de Inssbruck, camino de la frontera alemana en una zona muy chula para hacer senderismo Altamente recomendable, relación calidad/precio fantabulosa.
  • Casa de huérpedes Schneiderwirt: Como es típico en es las zonas del sur de Alemania/Austria/Suiza es un gran chalet alpino. Bonito y funcional aunque la wifi no funcionaba bien en la habitación pero nos porporcionaron un cable. No tenía nada destacable pero cumplía y sale mucho más barato que dormir en las ciudades de la zona (y más en temporada alta). El hotel está en un pequeño pueblo situado entre Salzsburgo e Inssbruck y lo usamos para dormir camino ya de la primera al acabar nuestro día en Inssbruck . El pueblo aunque solo lo vimos de noche es majo y lo que sí os puedo recomendar es cenar en la cervecería que hay frente a la casa de huéspedes. Se come genial por muy poco dinero. Cenar Bea y yo con sendas cervezas supuso 20€. El hotel fueron 78€. Quizás la única pega es que no es que fueran desagradables, pero tampoco el colmo de la amabilidad
  • Kurthotel Rupertus: Otro hotel en un chalet alpino sin nada que destacar. Habitación quizás algo más pequeña que los anteriores. La gente muy amable esta vez. Cuando bajamos a desayunar no había sitio en el comedor y nos habilitaron un sitio en el comedor de la familia de la casa. La wifi no funcionaba bien en las habitaciones (al menos no en la nuestra). Cerquita de Salzsburgo aunque dentro de Alemania a un paso de un pueblo famoso por su balneario. 90 eurazos que eran mucho menos de lo que nos costaba nada que encontrásemos en esa zona. Mencionar que el hotel estaba lleno de ancianos, supongo que su parte de sauna influiría.
  • Berghotel Aschbach: Hotel en las afueras de Munich (pero bastante en las afueras, a unos 30 km). Está en una zona tranquila y campestre muy chula, cerca de una lago. Fueron 90€. La habitación era muy amplia y la gente del hotel muy amable. El sitio es super tranquilo. Tiene un restaurante en el que se come muy bien. Nosotros por menos de 20€ por cabeza (con un par de cervecitas incluidas) comimos tanto que, de nuevo, no llegamos a los postres. Muy recomendable.
  • Stay2Munich: Si vais a Munich y tenéis coche es un sitio recomendable al 100%. Las habitaciones no es que sean muy amplias pero tienen un cuerto de baño con detalles geniales, tiene microondas, un pequeño fuego (con sartenes, platos y cubiertos), una neverita y todo lo que quieras comprar lo puedes pillar en las máquinas expendedoras. Los alrededores del hotel son una zona comercial en plan naves industriales con un Ikea y varios supermercados delicatessen, tiendas de zapatos.... La gente del hotel en todo momento super amables. El precio: 69€ con un desayuno brutal.
  • Fairmotel Dornbirn: La verdad es que con este hotel no tuvimos más que problemas. 100€ sin desayuno realmente mal invertidos.Decidimos dormir en Austria antes de entrar en Suiza (ya que erab bastante más barato) y Dornbin está muy muy cerca de Linchestein. El pueblo genial pero el hotel muy regulero para su precio. Primero por no avisar de que esa noche había obras (lo cual es una putada y ya te da mala imagen). Segundo porque nos pusieron en la habitación que había frente a las obras (ya que no les quedaba otra según ellos). Tercero porque cuando protesté nos cambiaron a otra habitación interior que no tenía ese problema pero en la que el extractor del baño funcionaba sin parar aunque apagases la luz del baño. Cuando protesté me dijeron que no había solución a esas horas... Al final lo arregló la siempre eficiente Bea cortando la alimentación del ventilador. La habitación era corriente (en plan hotel de negocios) y nos pareció que la relación calidad/precio no era la adecuada.
  • Inverigo Hotel: El hotel Inverigo nos proporcionaba una sitio decente cerca del lago Maggiore (que suele ser caro) por 80€. En general ninguna queja más allá de que la wifi no tenía suficiente cobertura pero al hablar con recepción nos dejaron un cable. La habitación era pequeña pero cumplía. Está pegado a una vía de circunvalación pero los muros del hotel hacían que no nos enterásemos. El desayuno bueno sin más.
  • Campanile Grenoble Norte: Todo lo aplicable al Campanille Beziers aplica aquí. En general similar en todo. Agradable, cercano a la ciudad (a unos 5 km) y la gente de recepción muy amable. Recomendable para estar de paso.
  • L'Auberge Everhotel de Tarbes-Ibos:  Subrevalorado en booking. Esa sería la palabra. Bien situado para ir de paso, barato (45€ pagamos), al lado de la autopista y cercano a Pau. Las pegas son que la habitación es minúscula rozando lo ridículo, el baño ya no digamos, que la habitación olía a humedad y que si la habitación era pequeña el baño era ínfimo. Si todas estas pegas no os importan es vuestro hotel porque tiene piscina y es muy muy barato.

Como hoy me siento con tiempo os pongo un mapa donde podéis ver los hoteles en un mapa de google maps para que tengáis una visiónde donde están situados para que si os vaís de viaje podáis ver si alguno os queda de camino


Ver los hoteles del viaje en un mapa más grande

En cuanto a las conclusiones finales he de decir que, como en el anterior viaje, la zona alpina nos ha encantado. Suiza es brutalmente bonita en su zona alpina (igual de brutal que sus precios). Austria no nos ha defraudado en absoulto. Lo tiene todo si uno busca una excursión de montaña (cascadas, carreteras de montaña, senderos para pasear, escalada, ríos...) y si se quiere descansar de eso tiene cuidades muy bonitas, con un gran legado cultural y en las que hay cosas bien ricas para comer. La zona Alpina italiana la hemos catado poco. La parte de los Dolomitas nos ha parecido más atrayente que la parte del valle de Aosta. A nivel de montañas ambas son impresionantes pero las ciudades y pueblos de los Dolmitas nos parecen más cuidados. En la parte del valle de Aosta la cosa parece más sucia, los pueblos más feos y todo más caótico. Aosta mismo (la ciudad) me ha parecido bastante fea en general. Ni el centro de la ciudad se salva. De los lagos alpinos italianos destacar el lago Di Garda y el lago Como. Ni el lago Maggiore ni el lago d'Orta nos han gustado en demasía, ni ellos ni los pueblos colindantes.

De las zonas no propiamente alpinas de Italia que hemos visitado yo destacaría la zona de Verona. Verona es una ciudad con mucha historia y muy bonita para visitar y los pueblos del lago son una pasada. Este año hemos visto Sirmione que nos ha gustado mucho y la próxima vez que vayamos por la zona espero ver Desenzano, que por falta de tiempo no pudimos ver. Venecia, que decir de Venecia. A mi me ha encantado y espero poder pasar más días en algún otro momento. Un día se hace corto sobre todo si se quieren ver las islas. Nos han quedado muchas cosas que ver por dentro, ir al Lido, visitar muchas cosas... Otra vez será. También destacar la zona cercana al hotel Ca Del'Lupo. Si uno quiere relajarse es una zona alucinante. Son todo colinas con viñedos y carreteras que serpentean entre pueblecitos. Es una zona que no tiene los atractivos culturales típicos de Italia (monumentos religiosos, romanos...) pero que conserva un encanto en su naturaleza que me parece perfecto para unas vacaciones en las que se quiera descansar del agobio. Su cocina sencilla y de sabores auténticos me parece el fiel reflejo del espíritu de la zona. Eso sí, para conducir por el norte de Italia hay que pensar con su mentalidad. Las líneas contínuas son meramente orientativas al igual que la velocidad máxima, sobre todo por la noche. De todas formas, en general, la gente no conduce a lo loco ni adelanta sin visibilidad, en ningún momento he tenido sensación de peligro conduciendo.

Alemania, que decir de Alemania que no se sepa. Es una difícil pero lograda combinación de industria y naturaleza. En un segundo estás por una carretera llena de árboles y casitas y en otro segundo aparece delante de tí una ciudad de un millón de habitantes o una fabrica de llantas de aleación incrustada entre el río y los árboles. La zona del sur por la que estuvimos es muy bonita, con montañas y castillos por doquier. Muy recomendable también. A nivel gastronómico hay que destacar que tanto Austria como Alemania son grandes deconocidos. Para la gente de fuera la imagen de su gastronimía es codillo, salchichas y cerveza. Eso, que si bien es cierto, no lo es todo ni mucho menos. Se come con mucha variedad y en lso restaurantes pidas lo que pidas siempre viene acompañado con una guarnición de vegetales.

De Francia no voy a decir nada que no se haya hablado. Quizás, eso sí, no recomendaría visitar la zona de la costa azul en verano. En cualquier otra época es una experiencia muy distinta, sin agobios, un sitio tranquilo en el que relajarse entre carreteras que recorren acantilados y disfrutar de las vistas al mediterráneo. En verano esas mismas carreteras están llenas de coches y se producen atascos constantes. Las vistas al mediterráneo están tapadas por mil turistas, los precios suben como la espuma y hay un montón de gente en todos sitios. La zona de Grenoble y en general lo que hemos recorrido de la alta Savoya también nos parece para quedarse una temporada a pasear. Grenoble misma está perfectamente encajada entre las montañas, merece mucho la pena subir al castillo para darse cuenta del entorno. ¡Que envidia!

En fin, os dejo un mapa aproximado de la ruta total para que os hagáis una idea global del viaje. No es todo lo detallada que me gustaría por limitaciones de google maps. Un saludo y ¡hasta la siguiente!


Ver el mapa más grande