lunes, 25 de diciembre de 2023

Está muy lejos Japón - Amanohashidate, Ine y Kumihama

Como os decía en la entrada anterior, hoy comienza terreno inexplorado. Una de nuestros amigos es japonesa y de Kumihama, así que vamos a pasar unos días con ellos por zonas que no conocemos de Japón, incluyendo la zona donde se crió. Salimos por la mañana con dirección a Kyoto Station a coger el tren a Amanohashidate. Como cogimos también Shinkansen y somos siete, le llevó un montón a la chica de la estación sacar los billetes. Ríete tú de Renfe, se echó casi 45 minutos con el tema. Cuando acabamos desayunamos en un café a la carrera, cogimos unos bentos para comer en el tren, y salimos en dirección a Maizuru. El camino en tren entre montañas fue precioso y aprovechamos para estar de cháchara y ponernos al día. En Maizuru paramos a coger un coche de alquiler para estos días. La zona es complicada en transporte público, así que un coche nos da la vida. Vamos todos juntos en un siete plazas, para poder seguir chachareando. Primera parada, Amanoashidate.

Amanohashidate es famosa por su barrera de arena que cruza la bahía. Aparcamos y subimos, sin cola alguna, hasta la cima. La subida es un un "telesilla individual", que creo que sería la mejor descripción. Ya solo el camino fue especial cuando menos, pero arriba la vista quita el hipo. Nos pasamos un buen rato haciendo fotos mientras las niñas juegan con la nieve. No os he contado, pero aunque hace un dia casi completamente despejado, ayer nevó y mucho, así que todavía queda nieve. Tras pasar un rato allí, bajamos a ver la barrera desde abajo. Cogimos unas bebidas y unos helados de castañas, cuando la señora que nos los vendió nos avisó de que teníamos que tener cuidado con los halcones, que atacaban a la gente para comerse los helados. Los halcones por cierto si hicieron acto de presencia pero no bajaron ni a decir hola, pero si pudimos verlos volar desde bastante cerca. A la vuelta hacia el coche, el puente de la barrera estaba girado, porque en vez de ser un puente levadizo es giratorio, curioso. Se que no es único ni mucho menos, pero es el primero que yo veo.




Cogimos el coche de nuevo dirección a Ine. No se si habéiss oido hablar de Ine pero se está volviendo bastante famoso. Si quereis ir a verlo tranquilamente os aconsejo ir pronto porque en breve va a ser otra feria. Ine es un pueblo de pescadores donde las casas están directamente pegadas a agua y las casas tienen las lanchas en la planta baja. El pueblo es muy muy bonito por como son las casas y por como es la bahía. Damos un paseo para recorrer el pueblo entero, que es pequeño, y mientras de nuevo las niñas disfrutan de la nieve. Cuando terminamos nos subimos al coche de nuevo en dirección a nuestro ryokan en Kumihama, el pueblo de nuestra amiga. Decidimos seguir por la costa pero fue un error. Tras media hora de carretera nos la encontramos cerrada porque en esta zona anoche calleron cuarenta centrímetros de nieve. Así que nada, media vuelta y por el camino menos interesante hacia el ryokan. Llegamos a eso de las seis y media, dejamos las botas en la entrada y subimos a la habittación antes de bajar a cenar. La cena como suele ser habitual en los ryokanes es omakase, lo que les salga a ellos de dentro, vamos. Como estamos en el pueblo vino a cenar con nosotros la madre de nuestra amiga. Cenamos un poco de todo: sashimi, ternera guisada, cangrejo de las nieves, tempura, dorada... todo ello con dos sakes distintos de las dos destilerías de sake de Kumihama. 





Tras cenar, bajaos al onsen. Cloe apenas metio un pie en el agua, y Bea a duras penas la mitad de su ser. A mi me encanta el agua muy caliente y me encanta abrir la ventana y sentir el aire frío (a cero grados hoy) mezclado con el vapor caliente del agua. En fin, disfrutamos un rato en familia porque hay dos onsen y aunque suelen ser hombres y mujeres por separado, como somos solo dos familias en el ryokan, nos dejaron que cada familia se bañara juntos en cada onsen, en vez de separarnos por sexo. Todo un detalle y un gran fin para un día fantástico.   

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