viernes, 29 de diciembre de 2023

Está muy lejos Japón - Kanazawa y lago Nojiri

Nos levantamos en Kanazawa  y desayunamos algo de fruta. Bajamos en un día gris y frío, pero menos que ayer. El plan del día originalmente era ir a Nagano pronto, pero lo descartamos porque nos apetecía disfrutar más de Kanazawa. Bajamos pues desde el hotel hacia los famosos jardines de la ciudad (Kenroku-en) y nos pasamos un par de horas paseando. Los jardines están llenos de caminos, recovecos, lagunas y pequeños edificios. La nieve provocaba un contraste con el verde de los áboles y hacía la escena mucho más bonita. En el parque había una buena ración de turistas, pero lejos de lo que esperarías ver en Kyoto, Osaka o Tokyo. 






Del paseo del parque nos fuimos al barrio de las gueishas del oeste de Kanazawa, Nishi Chaya Gai. Toda la zona está llena de edificios tradicionales, tiendas de dulces, cerámica... Mucha artesanía tanto en cuanto a objetos como a comida. No es un barrio muy grande pero como te pongas a entrar en cada tienda, te puedes pasar el día.

Al terminar nos fuimos al mercado central de la ciudad, Omicho-market. En el mercado lo que más destaca es el pescado y marisco fresco, que hay para aburrir y de muy alta calidad. Lo recorremos antes de parar a comer. La comida en una pequeña izakaya donde comemos un muy buen pescado. Cloe se llenó con salmon y huevas de salmón, Bea con carne a la parrilla mezclada con huevas frescas de erizo y pulpo frito, y yo con un sashimi de lubina que se acaba convirtiendo al final en una sopa de pescado.

Era hora ya de dejar Kanazawa. Subimos al shinkansen camino de Nagano. Ahí nada muy destacable, salvo una pequeña aventura porque nos subimos a un shinkansen que requería asiento reservado y no lo teníamos. Así que nada, revisor tirándose viente minutos de reloj tratando de sacarnos los billetes para asientos y saber cuánto cobrarnos (muy poco la verdad).


En Nagano simplemente cogimos los coches de alquiler, dos Honda Vezel (que es como un Civic pero en SUV), con tracción a las cuatro ruedas y neumáticos de invierno. Digamos que con esto nos sentimos preparados para lo que nos encontremos en la carretera. Una vez cogido el coche nos fuimos al lago Nojiri. Nuestro hotel estaba allí y ya era de noche. Lo malo de Japón en esta época del año es que se hace de noche a las cinco de la tarde, así que en cuanto uno se escapa de las ciudades, los días se hacen súper cortos. Cuando llegamos al lago era ya de noche. Toda la zona está nevada, sin ser una locura. Nos registramos y bajamos a cenar a lo poco que encontramos en la zona que tuviera sitio para nosotros. La cena fue simplemente aceptable. El ramen que cogimos Cloe y yo era enorme, lleno de verduuras pero de sabor regular. Bea comió pulpo frito de nuevo aunque bastante peor que el de por la mañana.

Con esto volvimos al hotel y nos tomamos una cerveza y chocolate caliente mientras escribo este blog que por fin puedo poner al día. 

(Nota del editor: elegir y subir las fotos lleva demasiado precioso tiempo de sueño, así que al día, al día no está).


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