Hoy ha sido otro de esos días en los tenemos mucho viaje por delante. La zona de Kumihama es espectacular y auténtica, pero lleva tiempo llegar hasta los sitios. Nos levantamos y desayunamos un desayuno tradicional antes de subir al barco que nos llevaría de vuelta a tierra firme. El día era espectacular, cielo azul y sol. En el barco las gaviotas nos perseguían para ver si pescaban algo, están acostumbradas a que les tiren comida especial que nos dió el capitán. Las niñas lo pasaron genial.
Cogimos el coche y condujimos hora y media para devolverlo. Dejamos a todas las féminas del grupo en la estación de la que partía el tren que debíamos coger y fuimos a devolver el coche mi amigo y yo. Lo dejamos sin mayores contratiempos, tras veinte minutos conduciendo, y el personal de allí nos acercó a la estación... de la zona. No era la misma estación, así que la idea era coger un taxi hasta la estación donde estaban las chicas. El fallo fue que nos dimos cuenta que no llevábamos efectivo, y sacar dinero en Japón a veces es complicado. Al final tras unas cuantas pruebas lo logramos y pudimos coger un taxi. Las chichas mientras compraron algo de fruta y se comieron un segundo desayuno de donuts. Yo estaba empachado del cangrejo de anoche, así que comí un poco de fruta y ya.
Hasta Kanazawa el trayecto se resume en, dos horas de tren que paraba en cada pueblo, media hora de espera, y una hora finalmente en un tren más rápido. El paisaje, espectacular. En Kanazawa, hoy poco hicimos. Simplemente bajar a cenar sushi, algo por lo que kanazawa es conocido. Se espera de Kanazawa uno de los mejores sushis de Japón. Bajamos a cenar, bajo una leve llovizna que iba y venía. Cenamos un sushis que era especialidad local y alguna que otra cosa rebozada. Bea pidió algo que google translate le decía que era bacalao rebozado y nuestros amigos, que hablan japonés, nos dijeron que era esperma de pez globo rebozado 😆.
Tras cenar, simplemente un buen baño caliente y a cama.
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