Como pasa el tiempo... Nueve días ya en Londres a un ritmo agotador pasa factura, pero seguimos con ganas y fuerzas. Esta mañana nos hemos levantado y hemos cogido un metro hasta el mercado de Burough. Ya lo habíamos visitado pero siempre tiene ganas uno de volver. Cuando estábamos llegando al mercado se puso a nevar un montón. Disfrutamos de la postal navideña mientras la calle se iba tiñendo de blanco. Mañana nevará más, así que a ver si saco unas bonitas fotos de Hyde Park. Si te gusta cocinar o simplemente comer este es el sitio al que tienes que venir en Londres. Abre de jueves a sábado desde media mañana hasta media tarde y está plagado de alimentos de todas partes del mundo. Hay de todo, cocinado o no. En general he de decir que es un mercado algo caro, ya que los productos exhibidos son de primera calidad. La carne y la verdura son ecológicas, las aves son criadas en libertad, los quesos vienen de pequeños productores locales y los pasteles también. Uno puede encontrar cosas de todo el mundo: quesos de una remota granja de Cornualles, crema de higos de Croacia, salmón ahumado en caliente y cortado a mano de Norh Uist, pequeños pasteles turcos de pistacho o pasteles de carne con cerveza ingleses. Si uno quiere cocinar encontrará las mejores setas, aceites y especias, carne con una pinta deliciosa y el mejor pescado que la isla puede ofrecer. Como ya he dicho, todo esto tiene un precio, pero digamos que el mercado de la Plaza de Lugo (para los que no sean de Coruña es uno de los mejores mercados de pescado de España y yo creo que el mejor de marisco) no es precisamente barato y es Coruña, no Londres. En fin, que me volví loco dando vueltas y vueltas, comprando unas cuantas delicatessen y probando. Eso es otra de las cosas mejores de Burough, se puede probar casi de todo. Obviamente, no te dejan darle un muerdo a la carne cruda, pero los quesos, chocolates, pasteles... Te ofrecen mientras caminas y es un placer de verdad.
Habíamos desayunando tarde y nos estaba fastidiando porque no teníamos mucha hambre. De todas formas yo no me pude resistir a dos pequeños pasteles turcos de pistacho, uno de ellos rodeado de kaitafi y con pistachos y miel en su interior. ¡Rico, rico! Cuando a Bea le empezó a entrar el hambre buscamos algún sitio donde comer caliente. Paseamos por los puestos pero apetecía comer sentados, así que acabamos en un restaurante llamado Roast. El restaurante era dedicado a la cocina inglesa de nivel. Es decir, si en un fish and chips te ponen un pescado bastante cutre que tiene el sabor tapado por el rebozado, aquí el pescado es delcioso. Eso sí, la difrencia va en el precio también. El local estaba repleto de gente teniendo comidas de empresa de navidad. Se notaba que era un sitio frecuentado por gente de la City que disfrutaba aquí de una gran comida con unas vistas fabulosas del mercado desde un edificio con grandes cristaleras. Era una pasada ver moverse a los camareros, siempre moviéndose con elegancia y presteza entre las mesas. Comimos un buen fish and chips de bacalao y un asado de pierna de ternera y luego estuvimos un buen rato disfrutando de un maravilloso té tras la comida. He de decir que el té en los restaurantes es extraordinariamente caro. En los más baratos te cuesta entre dos libras y media y tres. Eso sí, está pensado para hacer una laaarga sobremesa. En el restaurante de hoy fue realmente exagerado. Nos trajeron una tetera por cabeza que nos dio para cuatro tazas de te cada una.
Salimos del restaurante y el cielo ya estaba completamente despejado tras la nevada, que había limpiado el ambiente. Aún así, el sol no calentaba y había nieve en los sitios por donde no pasa la gente. Caminamos atravesando el London Bridge hacia el distrito financiero. Eran casi las cuatro de la tarde y no había mucha actividad. Nos fuimos andando hacia St. Paul entre edificios llenos de oficinas de bancos, aseguradoras y fondos de inversión. En un espacio muy pequeño está la gente que domina medio mundo. Nos paramos haciendo fotos de los alrededores de St. Paul y entramos en el centro comercial que acaban de inaugurar en octubre, el One New Change. Merece la pena visitarlo simplente para subir en su ascensor de cristal y ver las vistas sobre St. Paul. Dentro unas cuantas tiendas de cadenas grandes (All Saints, Superdry, H&M,...) y un par de restaurantes de lujo. Para promocionar el centro han conseguido que en él abra un restaurante Jamie Oliver (que ha hecho uno de carne asociándose con un famoso cocinero de NY) y Gordon Ramsey (famoso por sus programas en la TV y por tener un tres estrellas michelín en Londres). Cuando nos cansamos de pasear nos cogimos el metro para descansar un rato en el apartamento antes de quedar con Alberto para cenar y salir por ahí.
Salimos a esoo de las ocho y media de la tarde del apartamento y nos fuimos a un pub que queda cerca de la clase de inglés de Alberto, el The Green Man. Allí nos presentó a un colega italiano que se llama Guiseppe y estuvimos de parolada (en inglés) hasta las once aproximadamente. Luego nos fuimos a buscar donde comer algo para poder seguir de marcha. Acabamos en un japonés bastante regulero pero que abría hasta las tantas. Seguimos de charla un buen rato comiendo un poco de sushi y fideos y enseñándole a Alberto a comer con palillos. No se le acababa de dar mal el tema. Salimos de allí hacia un sitio recomendado Giuseppe, el Tigertiger. Es uno de los sitios de moda de Londres. Muy cerca de Picadilly y está frecuentado por fauna de lo más variada. Gente autóctona, turistas, gente de 20 años, de 40... Hay que decir que es imposible que alguien se sienta fuera de lugar allí. La música era bastante comercial (al estilo local, que lo mismo te ponen Beyonce que The Killers) y los precios altos, pero había buen ambiente, mucha seguridad y gente en general maja. Nos quedamos hasta que el cuerpo aguantó (que fue poco, andamos cansados de patear) y nos despedimos de Giuseppe y de Alberto a eso de las dos y algo de la madrugada para coger un bus hasta el apartamento.
PD: A ver si comentais algo, sosos!
Comenzó siendo un blog dedicado a cubrir, según se iba produciendo, nuestro primer viaje en coche a otro país, para acabar siendo el blog donde almacenamos nuestros recuerdos y mantenemos informada a la gente del discurrir de nuestros viajes.
sábado, 18 de diciembre de 2010
viernes, 17 de diciembre de 2010
Londres día 8: National Gallery, Hamleys y Grease
Hoy amaneció el día gris y frío, con algo de lluvia. Nada serio pero era incómodo, algún día tenía que tocar. Teníamos otros planes pero con el día que hacía y como nos levantamos algo tarde pues los cambiamos. Ya habíamos estado en Londres antes y no habíamos estado en la National Gallery así que nos pareció una buena idea visitarla. Realmente no somos fans de la pintura. Creo que el problema es que no la entendemos en su conjunto, tenemos las explicaciones de arte de B.U.P. muy lejanas y hay tanto que aprender y que observar que nos sentimos realmente perdidos a veces. Supongo que es por todo esto que no solemos frecuentar las pinacotecas. Pero hoy realmente nos pareció un buen plan y nos lo pasamos bien. La National Gallery tiene una colección estupenda de todas las épocas y nos pasamos unas cuantas horas recorriendo las salas para ver un poco de todo, desde cosas de la pintura flamenca como Van Eyck, pasando por producto patrio como Murillo o Velázquez, unas cuantas obras de Van Gogh o impresionismo y post impresionismo con obras de Cezane, Degas o Renoir. De las exposiciones permanentes quizás lo que máas nos gustó sea la pintura holandesa y el impresionismo. La futura visita al museo D'Orsai promete. La entrada a este museo es gratuita aunque te cascan una libra por el mapa, no obligatoría. Lo que si hay que pagar y es bien caro son las exposiciones temporales, pero la que había actualmente era de Canaletto y esa si que me atraía muchísimo. Y os preguntaréis, ¿si no te gusta la pintura como es que conocías a este tío? Pues resulta que uno se acuesta tooodos los días viendo documentales y hace bien poco vi uno sobre este hombre. Resulta que me encanta la fotografía y se cree que este tipo pudo llegar a ser algo parecido a un fotógrafo. Se cree que pudo llegar a usar una Cámara Oscura para obtener los bocetos sobre los que hacía sus pinturas. Canaletto se dedicaba a hacer cuadros de paisajes de Venecia por encargo para sacarse los cuartos. En aquella época a los ingleses les daba por hacer el Grand Tour que venía siendo una ruta turística que los adinerados hacían con la excusa de aprender y empaparse de cultura clásica y renacentista. De ella querían llevarse sus souvenirs, con lo que pagaban a pintores para que les hiciesen cuadros y Canaletto era de los más famosos. La exposición se llamaba "Canaletto y sus rivales". En ella se muestran cuadros suyos y de competidores en esto de los paisajes venecianos y las similitudes de sus cuadros. Además de ser cuadros fabulosos para cualquiera que haya estado en Venecia reconocerá los sitios y se dará cuenta de lo poco que ha pasado el tiempo por ellos.
Cansados, que patear museos cansa lo suyo, nos fuimos a comer. Hoy tocó KFC a petición de Bea, que tenía antojo de pollo. Comimos como animales pollo en un cubo de palomitas, todo muy americano y salimos extra llenos a pasear por Regent Street camino de Hamleys, una pedazo de juguetería de 6 plantas que, para que os hagais una idea, celebra este año su 250 aniversario. Hamleys es el sueño de los niños y los no tan niños. Tiene un ambiente super especial. Hay animadores por todos lados, cientos de juguetes para probar, gente que te vende jugues y deja a los niños jugar con ellos... Y pensaréis: "¿no es una locura en navidades con cientos de niños chillando y corriendo por ahí?". Pues sí y no. Los niños en la tienda FLIPAN. Pero flipan tanto que están embobados todo el tiempo que están allí y no saben a que atender. Tienen la vista perdida y están intimidados por tanta oferta. Los ojos destilan ilusion por los juguetes y sonrisas tímidas al probar las cosas que hay allí, llenos de curiosidad por lo nuevo y lo sorprendente. Nosotros, como niños grandes que somos, lo mismo de lo mismo. Nos dedicamos a patear la juguetería deseando comprar mil cosas pero como hoy no queríamos cargar con bolsas dejamos las compras para otro día.
El motivo para no querer cargar con bolsas era que habíamos comprado entradas para el musical de Grease. Entre el KFC y Hamleys paramos en un quiosco de venta de entradas para musicales que la asociación de teatros tiene en Leicester Square. No tiene pérdida si lo buscáis y suele tener los mejores precios pero no se anuncian a bombo y platillo como los demás sitios de venta por lo que no veréis mucha cola en él. El motivo de elegir Grease es que a Bea le encantaba la película y como ya conoce la historia no hay miedo a no dar seguido los diálogos que puede llegar a resultar muy complicado.
Caminamos hacia el teatro y comenzó a nevar tímidamente. Nos paramos a hacer unas fotos y a grabar un video antes de entrar al teatro y acomodarnos. Solo os puedo decir que vayais. Es una experiencia que todo el mundo ha de hacer en su vida. Si no os gusta Grease podéis escoger cualquier otro, estoy seguro de que el nivel será similar. Londres junto con NY son la cuna del musical y la cantidad de gente y dinero que mueven hace que los cantantes y bailarines sean de lo mejor, los decorados y la producción brutales y todo cuidado al máximo detalle. Nos costó la entrada cogiéndola el mismo día de la actuación 31 libras por cabeza en unos buenos asientos. A precio normal cuestan casi el doble así que yo personalmente recomiendo cogerlas en el día. Nosotros nos lo pasamos genial, los músicos eran buenísimos, todo el mundo cantaba y bailaba estupendamente y la gente estaba animadísima viéndola. Todo ello ademas montado a lo grande con gente vendiendo de todo en el entreacto (helados, libretos, llaveros, cds, golosinas en un envase especial...). Salimos de allí y ya eran casi las 10 habiendo entrado a las siete y media. No está mal... Nos cogimos un bus y nos fuimos al apartamento. Mañana más
Cansados, que patear museos cansa lo suyo, nos fuimos a comer. Hoy tocó KFC a petición de Bea, que tenía antojo de pollo. Comimos como animales pollo en un cubo de palomitas, todo muy americano y salimos extra llenos a pasear por Regent Street camino de Hamleys, una pedazo de juguetería de 6 plantas que, para que os hagais una idea, celebra este año su 250 aniversario. Hamleys es el sueño de los niños y los no tan niños. Tiene un ambiente super especial. Hay animadores por todos lados, cientos de juguetes para probar, gente que te vende jugues y deja a los niños jugar con ellos... Y pensaréis: "¿no es una locura en navidades con cientos de niños chillando y corriendo por ahí?". Pues sí y no. Los niños en la tienda FLIPAN. Pero flipan tanto que están embobados todo el tiempo que están allí y no saben a que atender. Tienen la vista perdida y están intimidados por tanta oferta. Los ojos destilan ilusion por los juguetes y sonrisas tímidas al probar las cosas que hay allí, llenos de curiosidad por lo nuevo y lo sorprendente. Nosotros, como niños grandes que somos, lo mismo de lo mismo. Nos dedicamos a patear la juguetería deseando comprar mil cosas pero como hoy no queríamos cargar con bolsas dejamos las compras para otro día.

jueves, 16 de diciembre de 2010
Londres día 7: R.A.F. Musseum, Tottenham Court Road
Día 7 ya en Londres. Vemos como se acerca ya el final de nuestra estancia aquí y taaaantas cosas por hacer... Por cierto, esta es la entrada número 100 de este blog. Quién lo diría cuando empezamos a hacerlo que llegaríamos a las 100 entradas... En fin, que hoy tenía un capricho que darme. Los que me conozcais un poco sabréis que me apasiona la segunda guerra mundial. También os confesaré que me apasiona mucho el mundo de la aviación. Antes de pensar en la informática quise ser ingeniero aereonáutico y todo... Pues nada, que resulta que una buena amiga me comentó que había un museo de la R.A.F. en Londres y allí nos fuimos. Es fácilmemte accesible en metro cogiendo la Norther Line dirección Edgware y parando en la estación de Colindale. De allí son 500m hasta el museo.El tiempo total de viaje fué casi una hora.
El día estaba gris y lloviznaba muy muy poco, lo suficiente para no mojar, pero si para tocar las narices. Salimos del apartamento solo con un té en el cuerpo así que paramos a desayunar en el restaurante del museo. En fin, el restaurante. He de decir que los restaurantes de los museos de Londres son bastante aceptables y nada caros. Sólo desayunamos pero la comida del de la R.A.F. era auténticamente británica y nada cada, a precio de cualquier pub londinense. Nos tomamos un trozo de pastel, un muffin y unos zumos y salimos hacia el paraiso de los amantes de los aviones. Para los no aficionados es difícil entenderlo pero ver tantos hitos de la aviación de combate es apasionante. En los hangares (que al final es lo que son) del museo hay decenas y decenas de aviones de todas las épocas. Desde aviones de la primera guerra mundial (Fokker D.VII, Sopwith Camel,...), pasando por grandes aviones de la segunda guerra mundial (Messerschmitt Bf109, P-51 Mustang, B-25, Spitfire...) y teniendo grandes hitos de la aviación como el Me262 que fue el primer caza a reacción de la historia.
A partir de los conocimientos que los aliados sacaron de los científicos que participaron en este proyecto las grandes potencias avanzaron en su conocimiento del vuelo a reacción una barbaridad. Si no llegara ya con poseer una gran cantidad de aviones de las grandes guerras el museo tiene un montón de aviones modernos, ya sea el Eurofighter, el Panavia Tornado, el famoso Harrier o un bombardero estratégico como el Avro Vulcan. En fin, que no os aburro más. Como comprenderéis he hecho hoy mil fotos de aviones y de poco más, ya que salimos a las cuatro de la tarde del museo tras una visita a la tienda donde compramos unas cosillas mientras el dependiente me puteaba un poco por mi acento xD. Otro sitio el museo de la R.A.F. donde no vimos ni a un sólo español y muy muy pocos turistas foráneos. La gente va a Londres con el tiempo muy justo y suele quedarse a ver los sitios típicos sin desplazarse a cosas que no queden en el centro.
Desde allí volvimos al centro. Bajamos en la parada de Tottenham Court Road y nos pusimos a pasear por las tiendas de alrededor. Al poco de empezar paramos a picar algo porque no habíamos comido y nos hacía falta. Tomamos unos sandwiches en un Pret A Manger que viene siendo una cadena que hay cada dos manzanas en el centro de Londres. Van al rollo tirando a sanote y se ve que está de moda. De hecho hay más de estos y de Eat (que son del mismo palo) que McDonalds. Tras comer algo rápido estuvimos bastante rato metidos en una tienda de una cadena muy curiosa llamada TKMaxx. Esta tienda es una mezcla entre un baratillo donde hay un montón de cosas apiñadas y un outlet. Básicamente reciben restos de marcas (muchas de ellas no conocidas en España) y los liquidan. Reciben prendas todos los días con lo que la gente vuelve. La ropa la tienen super apiñada y venden cantidades masivas ya que en cada planta había varias cajas y cola en todas ellas. Salimos de allí derrengados y con ganas de cenar algo y no muy lejos. Tratamos de llegar a un gastropub cercano pero al llegar vimos que estaba a tope y que tenía los comedores de las plantas superiores reservados. Tras pensar un poco y tirar del Google Places me acordé de un italiano que tenía anotado en mi mapa, llamado La Porchetta. Fuimos al primero que abrieron antes de empezar a abrir sucursales debido al éxito. Está en Boswell Street, muy cerquita de la estación de Holborn por si queréis ir. Es una calle en la que realmente no hay gran cosa por lo que si no vais a propósito no lo véis, así que estaba lleno de gente local. Comimos una ensalada de mozzarella de búfala con tomate y sendas pizzas. Tras ellas me tomé un café expresso como no había tomado desde que estuvimos en Italia. Realmente recomendable y con un personal muy majo. De allí cogimos el metro hasta el apartamento realmente cansados y con ganas de zapatearnos para coger fuerzas para mañana.
El día estaba gris y lloviznaba muy muy poco, lo suficiente para no mojar, pero si para tocar las narices. Salimos del apartamento solo con un té en el cuerpo así que paramos a desayunar en el restaurante del museo. En fin, el restaurante. He de decir que los restaurantes de los museos de Londres son bastante aceptables y nada caros. Sólo desayunamos pero la comida del de la R.A.F. era auténticamente británica y nada cada, a precio de cualquier pub londinense. Nos tomamos un trozo de pastel, un muffin y unos zumos y salimos hacia el paraiso de los amantes de los aviones. Para los no aficionados es difícil entenderlo pero ver tantos hitos de la aviación de combate es apasionante. En los hangares (que al final es lo que son) del museo hay decenas y decenas de aviones de todas las épocas. Desde aviones de la primera guerra mundial (Fokker D.VII, Sopwith Camel,...), pasando por grandes aviones de la segunda guerra mundial (Messerschmitt Bf109, P-51 Mustang, B-25, Spitfire...) y teniendo grandes hitos de la aviación como el Me262 que fue el primer caza a reacción de la historia.

Desde allí volvimos al centro. Bajamos en la parada de Tottenham Court Road y nos pusimos a pasear por las tiendas de alrededor. Al poco de empezar paramos a picar algo porque no habíamos comido y nos hacía falta. Tomamos unos sandwiches en un Pret A Manger que viene siendo una cadena que hay cada dos manzanas en el centro de Londres. Van al rollo tirando a sanote y se ve que está de moda. De hecho hay más de estos y de Eat (que son del mismo palo) que McDonalds. Tras comer algo rápido estuvimos bastante rato metidos en una tienda de una cadena muy curiosa llamada TKMaxx. Esta tienda es una mezcla entre un baratillo donde hay un montón de cosas apiñadas y un outlet. Básicamente reciben restos de marcas (muchas de ellas no conocidas en España) y los liquidan. Reciben prendas todos los días con lo que la gente vuelve. La ropa la tienen super apiñada y venden cantidades masivas ya que en cada planta había varias cajas y cola en todas ellas. Salimos de allí derrengados y con ganas de cenar algo y no muy lejos. Tratamos de llegar a un gastropub cercano pero al llegar vimos que estaba a tope y que tenía los comedores de las plantas superiores reservados. Tras pensar un poco y tirar del Google Places me acordé de un italiano que tenía anotado en mi mapa, llamado La Porchetta. Fuimos al primero que abrieron antes de empezar a abrir sucursales debido al éxito. Está en Boswell Street, muy cerquita de la estación de Holborn por si queréis ir. Es una calle en la que realmente no hay gran cosa por lo que si no vais a propósito no lo véis, así que estaba lleno de gente local. Comimos una ensalada de mozzarella de búfala con tomate y sendas pizzas. Tras ellas me tomé un café expresso como no había tomado desde que estuvimos en Italia. Realmente recomendable y con un personal muy majo. De allí cogimos el metro hasta el apartamento realmente cansados y con ganas de zapatearnos para coger fuerzas para mañana.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Londres día 6: Hyde Park, Victoria & Albert, Picadilly Street

Ya habíamos estado en Hyde Park antes, pero con muy poco tiempo y en este viaje sólo lo habíamos atravesado en bicicleta y con ella no se puede uno meter por todos lados. Pues nada, a pasear sea dicho. Bajamos por el parque hasta "The Serpentine", recorriendo la orilla del estanque (parcialmente helado) durante un rato. Nos sentamos a ver los patos en el agua y a descansar un poco antes de dirigirnos hacia Kensington Palace, que está en el extremo sureste del parque. El palacio está siendo rehabilitado para que esté listo para las olimpiadas del 2012. Toda la ciudad está levantada por el mismo motivo y se está gastanto muchísima pasta en esto. En los jardines del palacio Bea entabló amistad con unas ardillas gracias a una cookie de chocolate. Se entretuvo dándoles de comer un rato y siendo rodeada por hasta cinco de ellas. Cuando se acabó la cookie nos fuimos hacia la zona de los museos de Kensington.
Realmente yo tenía muchas ganas de ir al Victoria & Albert, pero antes de nada paramos a tomar algo de comer en la cafetería del museo de historia natural, que es una belleza y no es nada cara. Era ya la una y teníamos algo de hambre, así que un sandwich y un beagle salvaron la papeleta para poder seguir caminando. Entramos en el V&A a eso de las tres menos cuarto. Nada más entrar es un shock ya que es una amalgama tremenda de colecciones. El museo está dedicada a las artes decorativas y hay de todo: escultura, pintura, joyería, cerámica, espadas, armaduras, ropa, alfombras, muebles, pequeños objetos de uso cotidiano... Es alucinante y no me equivoco mucho si digo que hay millones de cosas... Además de haber de todo lo hay de muchos sitios: china, corea, japón, arte árabe, europeo... Nos pasamos un par de horas y vimos la parte que nos interesaba sin pararnos en demasía. Este museo tiene cosas para volver mil veces sin cansarse. Además, como los buenos museos de Londres, es gratis.
Desde allí nos fuimos caminando hacia Picadilly street, pasando por delante de Harrods en el que no entramos. Eso sí, los escaparates navideños son absolutamente espectaculares. Caminamos respirando ambiente navideño hasta parar a tomar un café en la Pastisseie Valerie, que ya conocíamos del anterior viaje. No es realmente nada espectacular pero cumple más que tomar algo en una cadena del estilo de Eat o Cafe Nero. Desde allí seguimos bajando la calle hasta parar en Fortnum & Mason. Es un centro comercial de los que merece la pena entrar por su decoración... y su comida. Especialmente el té y las galletas, pero también si uno busca algo especial para cocinar, un perfume o un detalle que regalar.
Salimos de allí a eso de las nueve de la noche y nos pusimos a buscar donde cenar. Yo tenía localizada una steak house londinense (nada de las típicas cadenas) pero el local del soho parece que está cerrado. Nos pusimos a buscar por la zona y acabamos cenando en un restaurante suizo una fondue. La nota curiosa de la noche fue cuando pedimos de beber Rivella, una bebida típicamente suiza que está hecha a partir de suero de leche. La camarera flipó y nos contó que la habían dejado de tener porque nadie la pedía. Llevaba sin pedirla nadie más de un año y esa noche éramos los segundos. Estuvimos conversando un rato con ella y nos preguntó si éramos suizos y cuando le dijimos que no todavía alucinó más de que la conociésemos y nos gustase. En fin, que tras una muy muy rica fondue nos fuimos a coger un bus y llegamos al apartamento a eso de las once de la noche. Toca descansar.
martes, 14 de diciembre de 2010
Londres día 5: Oxford y Bicester Village
Nos levantamos a eso de las nueve sin haber puesto el despertador y nos arreglamos rápido para poder coger el tren de las 9:50 hacia Oxford. Tenía muchas ganas de conocer un par de sitios en las afueras de Londres y Oxford era uno de ellos.
Todo apuntaba a que el sitio era estupendo, eso sí, los trenes, como todo el transporte en esta zona, son carísimos. Un billete solo de ida a Oxford desde la estación de Paddington (unos 80 Km) cuesta ¡20 libras! Pensad que es una distancia como la existente entre Coruña y Santiago y cuesta 4 veces más. Podeís pensar que es porque los trenes son la hostia o ponen champagne y regalan donuts, pero no y además tampoco. Son como los de aquí pero más caros.
Llegamos a Oxford a eso de las 10:45 y nos pusimos a pasear. La zona universitaria es relativamente pequeña para lo que es el global de la ciudad y se pasea fácilmente. Hay un montón de colleges en la ciudad y muchos se pueden visitar aunque a algunos para entrar te exigen que vayas en en un grupo guiado. Como no nos apetecía mucho nos pusimos a pasear por la ciudad sin mucho rumbo.
Acabamos entrando en la Bodleian library para verla pero, nuestro gozo en un pozo, sólo se podía entrar con un grupo y no había ninguno hasta bien tarde y ya no nos daba tiempo. Así que nos conformamos con entrar en la Divinity School, el edificio universitario más longevo del mundo, con más de 500 años de historia. Nos quedamos dentro un rato observando cada detalle. Tiene mil curiosidades, como una silla hecha con los restor del barco de Sir Francis Drake o el cofre original donde venían los fondos para fundar la Bodleian. Salimos del edificio y mientras Bea curioseaba en la tienda de souvenirs yo me dedicaba a hacer decenas de fotos de los mil detalles que tienen los exteriores de los edificios.

De allí nos pusimos otra vez a pasear y, sin alejarnos mucho, acabamos comiendo en una cafetería en... ¡una iglesia! La University Church of St Mary the Virgin es una preciosa iglesia con una maravillosa torre pero, además, una parte es un pequeño comedor donde por unas pocas libras disfrutamos de una sopa de verduras (yo) y un guiso de pollo (Bea).
Nos quedamos tomando un té un rato mientras mirábamos y remirábamos a nuestro alrededor, sin duda es la cafetería universitaria más rara que nos pudimos encontrar. En cuanto terminamos subimos a la torre tras pagar 3 libras por cabeza. Realmente han sido las tres libras mejor invertidas del viaje. La vista desde lo alto de la torre es indescriptible, menos mal que he sacado un montón de fotos! Ver todos los edificios, ya al atardecer (14:00), con las sombras de sus gárgolas y adornos nos dejó impactados. Estuvimos un buen rato en lo alto de la torre hasta de decidimos bajar, ya estaba anocheciendo.
Nos dimos un paseo por la calle comercial y nos fuimos a coger un bus a Bicester Village. Una cosa que he de decir es que es el primer día desde que estamos aquí que hemos pasado sin oir a nadie hablando castellano. Londres está invadida de españoles, los hay en todos los sitios típicos y no tan típicos donde quieras ir. En Oxford y, porteriormente, Bicester Village, ni el primero. No se el motivo, es un hecho.
En fin, que partimos en bus hacia Bicester Village. ¿Que tiene el sitio para que merezca la visita? Pues que es un Outlet enorme, en plan casas bajas, relativamente cerca de Londres. En él hay más de cien tiendas, con marcas mitiquísimas, en un entorno agradable (son casas bajas con una calle principal, con lo que parece estar comprando en un pueblo y no en un centro comercial de ambiente aséptico). Nos quedamos por la tarde allí hasta que cerró curioseando y comprando algunas cosas. Para volver cogimos otro tren que nos dejó en las estación de Marylebone. Como ya era tarde y arreciaba el frío nos cogimos unas empanadillas de Cornualles en la estación y nos fuimos al apartamento. ¡Ya podemos decir que hemos probado la comida galesa! Esta semana promete nieve en Londres. A ver si cuaja y podemos ver Hyde Park nevado...

Llegamos a Oxford a eso de las 10:45 y nos pusimos a pasear. La zona universitaria es relativamente pequeña para lo que es el global de la ciudad y se pasea fácilmente. Hay un montón de colleges en la ciudad y muchos se pueden visitar aunque a algunos para entrar te exigen que vayas en en un grupo guiado. Como no nos apetecía mucho nos pusimos a pasear por la ciudad sin mucho rumbo.


De allí nos pusimos otra vez a pasear y, sin alejarnos mucho, acabamos comiendo en una cafetería en... ¡una iglesia! La University Church of St Mary the Virgin es una preciosa iglesia con una maravillosa torre pero, además, una parte es un pequeño comedor donde por unas pocas libras disfrutamos de una sopa de verduras (yo) y un guiso de pollo (Bea).
Nos quedamos tomando un té un rato mientras mirábamos y remirábamos a nuestro alrededor, sin duda es la cafetería universitaria más rara que nos pudimos encontrar. En cuanto terminamos subimos a la torre tras pagar 3 libras por cabeza. Realmente han sido las tres libras mejor invertidas del viaje. La vista desde lo alto de la torre es indescriptible, menos mal que he sacado un montón de fotos! Ver todos los edificios, ya al atardecer (14:00), con las sombras de sus gárgolas y adornos nos dejó impactados. Estuvimos un buen rato en lo alto de la torre hasta de decidimos bajar, ya estaba anocheciendo.

En fin, que partimos en bus hacia Bicester Village. ¿Que tiene el sitio para que merezca la visita? Pues que es un Outlet enorme, en plan casas bajas, relativamente cerca de Londres. En él hay más de cien tiendas, con marcas mitiquísimas, en un entorno agradable (son casas bajas con una calle principal, con lo que parece estar comprando en un pueblo y no en un centro comercial de ambiente aséptico). Nos quedamos por la tarde allí hasta que cerró curioseando y comprando algunas cosas. Para volver cogimos otro tren que nos dejó en las estación de Marylebone. Como ya era tarde y arreciaba el frío nos cogimos unas empanadillas de Cornualles en la estación y nos fuimos al apartamento. ¡Ya podemos decir que hemos probado la comida galesa! Esta semana promete nieve en Londres. A ver si cuaja y podemos ver Hyde Park nevado...
lunes, 13 de diciembre de 2010
Londres día 4: Brick Lane y Little Venice

Cogimos pues nuestro primer metro en Londres desde que estamos aquí. Aunque no nos entusiasme era la opción más lógica ya que la distancia era algo grande y en bus nos iba a llevar demasiado. Llegamos a las estación de Liverpool street y fuimos hacia Spitafields market. Es un mercado cerrado que los domingos se llena de puestos de diseñadores y vendedores de todas partes del mundo. Hay desde ropa de lana nepalí a diseños típicamente ingleses y hechos en Londres. Paseamos por el mercado y compramos un par de cosas para protegernos del frío antes de quedar para comer con Alberto. En principio la idea era comer en el mercado de Burough. Menos mal que me di cuenta de que estaba cerrado, así que nos quedamos en Brick Lane. Comimos en la calle unos bocadillos de carne de costilla sin el hueso y un poco de comida japonesa. Cuando acabamos nos fuimos a un sitio muy famoso de Brick Lane llamado Café 1001. Es un sitio de los que están de modo últimamente. Decorados con dos duros, llenos de sofás y sitios donde quedarse tirado un rato a descansar y con la luz puesta muy baja para que no se vea lo rematadamente cutres que son. Eso sí, sirven de todo, desde hamburguesas a tartas pasando por coctails. Nos quedamos un buen rato conversando y disfrutando del ambiente antes de cambiar de garito e irnos al Casa Blue recomendado por Alberto. Otro sitio que sigue el estilo de cutrez planificada y que particularmente me hace sentirme como en el sofá de un piso de estudiantes, roñoso pero acogedor.

Nuestra zona está plagada de restaurantes. Estamos a un paso de Edgware Road (zona eminentemente libanesa) y a otro paso de Paddington (importante estación de tren). De esta forma, aunque nuestra calle es muy tranquila tenemos el bullicio a un paso por ambos sentidos. Eso sin contar que tenemos Oxford street a un paso y medio. En fin, que buscamos donde cenar y acabamos en un restaurante malayo llamado Satay House. Cuando llegamos y tuvimos la carta delante no sabíamos que pedir porque había una cantidad enorme de platos con buena pinta. Menos mal que había unos menús ya preparados y optamos por uno de ellos. Comimos de todo hasta reventar, ya que los malayos son de comer un montón de cosas variadas en una sola comida. Satisfechos nos fuimos al apartamento a eso de las once de la noche, a descansar para ir de excursión mañana.
domingo, 12 de diciembre de 2010
Londres día 3: Portobello Market y compras en Oxford Street
Hoy ha sido un día de relax tras la marcha de ayer. Mayor que va uno ya... Por la mañana nos volvimos a coger las bicis. Es una gozada. Un viaje en bus con la Oystercard (la tarjeta de abonado que es muy facil de sacar y se la recomiendo a todo el mundo) son 80 peniques. Una bici te cuesta una libra un día entero. Y cuando digo un día me refiero a 24 horas, con lo que te podría llegar a valer para muchos viajes. El sistema no está pensado para que te quedes las bicis si no para que las cojas en un sitio y las lleves a otro y las dejes en la parada de destino. Cuando quieres hacer otro viaje las coges en la parada que tengas cerca y otra vez las dejes en tu destino. Pues bien, en bus hasta Portobello road tardariamos media hora. En media hora en bici nos recorrimos Hyde park de arriba a abajo, pasamos por Kengsinton gardens, llegamos al Albert memorial y subimos a Notting Hill. Casi nada...
En fin, que algo sudados llegamos a Portobello road market. Como casi todos los mercados típicos de londres son un poco guirilandia. Quizás el menos concurrido por el turisteo sea Spitafields & Brick Lane, y aún así hay mucha gente de fuera. Me estoy desviando... El mercado bien. Tiene una zona de antugüedades donde hay de todo. Lo malo es que sin saber de antigüedades es muy fácil que te den gato por liebre. ¿Que es antiguo y que es una imitación? Curioseamos un rato por el mercado y sus múltiples galerías de pequeños anticuarios sin comprar nada. Tras pasar una zona en la que prácticamente sólo había anticuarios llegamos a una zona donde abundaban los puestos de comida para llevar, tenderetes de fruta, otros tantos de árboles y plantas navideñas y alguna que otra carnicería que tenía cosas de una pinta estupenda. Bea paró por esa zona a comer unos langostinos con muy buena pinta que no probé porque tenía el estómago de resaca todavía. Mientras ella comía yo me dediqué a hacer mis compras del día. En la zona de Portobello tenía localizada una tienda llamada "The spice shop". Dado que aquí hay cosas que no encuentro para hacer comida (por ejemplo, hojas de curry) me fui lanzado a hacerme con unas cuantas especias que faltaban en mi despensa. De ahí me fui a "Books for cooks", una librería especializada en libros de cocina. Nada más entrar me di cuenta de que la cocina en Londres sigue siendo cosa de mujeres. La librería estaba a tope y era el único hombre mirando para los libros de cocina... Antes de irnos entré en una librería cercana especializada en libros de viajes y que es famosa ser parte importante de la trama de la película Notting Hill, que yo personalmente no he visto. En fin, que paseamos un rato más por el mercado mientras me probaba gorros y sombreros (aun no he encontrado otro que me guste...) y nos volvimos a descansar un rato al apartamento antes de ir de compras por Oxford street.
Mientras Bea se tumbaba en el sofá yo me dediqué a poner al día el blog y a subir las fotos una vez comprado el cable en un tienda libanesa en la que había casi más discos de los camela árabes que material electrónico. Tras parar un rato nos fuimos a Oxford street a curiosear en Selfridges. Es un centro comercial al estilo de Harrods pero menos hortera y rancio. Es menos conocido que el primero pero particularmente me gusta más. Nos dimos un paseo por él como si estuviésemos en un museo de moda y zapatería ya que hay cosas alucinantes a precios también alucinantes. De allí seguimos de compras por las tiendas de la calle hasta que decidimos parar a cenar en un restaurante de sushi que ya conocíamos y que visitamos siempre que venimos a Londres, el "Cape Town Fish Market". Disfrutamos de un buen sushi en el sushi bar y nos volvimos al apartamento parando un ratillo antes en el Top Shop, una macrotienda fashion que hay en Oxford circus y que es de las que cierran tarde. ¡Ahora a descansar y a aprovechar el día de mañana!
En fin, que algo sudados llegamos a Portobello road market. Como casi todos los mercados típicos de londres son un poco guirilandia. Quizás el menos concurrido por el turisteo sea Spitafields & Brick Lane, y aún así hay mucha gente de fuera. Me estoy desviando... El mercado bien. Tiene una zona de antugüedades donde hay de todo. Lo malo es que sin saber de antigüedades es muy fácil que te den gato por liebre. ¿Que es antiguo y que es una imitación? Curioseamos un rato por el mercado y sus múltiples galerías de pequeños anticuarios sin comprar nada. Tras pasar una zona en la que prácticamente sólo había anticuarios llegamos a una zona donde abundaban los puestos de comida para llevar, tenderetes de fruta, otros tantos de árboles y plantas navideñas y alguna que otra carnicería que tenía cosas de una pinta estupenda. Bea paró por esa zona a comer unos langostinos con muy buena pinta que no probé porque tenía el estómago de resaca todavía. Mientras ella comía yo me dediqué a hacer mis compras del día. En la zona de Portobello tenía localizada una tienda llamada "The spice shop". Dado que aquí hay cosas que no encuentro para hacer comida (por ejemplo, hojas de curry) me fui lanzado a hacerme con unas cuantas especias que faltaban en mi despensa. De ahí me fui a "Books for cooks", una librería especializada en libros de cocina. Nada más entrar me di cuenta de que la cocina en Londres sigue siendo cosa de mujeres. La librería estaba a tope y era el único hombre mirando para los libros de cocina... Antes de irnos entré en una librería cercana especializada en libros de viajes y que es famosa ser parte importante de la trama de la película Notting Hill, que yo personalmente no he visto. En fin, que paseamos un rato más por el mercado mientras me probaba gorros y sombreros (aun no he encontrado otro que me guste...) y nos volvimos a descansar un rato al apartamento antes de ir de compras por Oxford street.

sábado, 11 de diciembre de 2010
Londres día 2: Westmisnter, Feria alemana, Feria del chocolate, juerga!
Otro día gris en la gran ciudad... Amaneció con un día frío (aunque no tanto como ayer) y nos fuimos a pasear. Cogimos un bus (estamos pasando bastante del metro, es rápido pero no hay tanta diferencia y el bus es más agrable) y nos fuimos hasta Picadilly Circus. De allí bajamos por Regent hacia Westminster para pasear por una zona que teníamos bastante olvidada a pesar de ser muy céntrica, parando un segundo en Trafalgar square para ver que había en el pedestal que no tiene estatua y en el que exponen obras de arte. Dimos vueltas por la zona pasando por delante del museo de la caballería hacia el parlamento.
Desde el parlamento, tras observar la que se había líado con los estudiantes allí el día anterior nos fuimos hacia la abadía de Westminster.
La abadía está chula, pero por momentos parece un almacén de tumbas más que otra cosa. La entrada es muy cara (15 libras por cabeza) pero merece la pena. Además en Londres casi todos los museos son gratis, así que pagar por Westminster tampoco se hace mucho en el cómputo del viaje. La abadía tiene de todo. Un claustro precioso, un coro estupendo pero lo mejor de todo son los techos.
Hay alguna zona en la que parece que son de escayola por lo trabajada que está la piedra y lo imposible que parece haber hecho eso sobre piedra. Por otro lado la coña de la abadía es ver las tumbas de la gente famosa. Por momentos parece más un cementerio que otra cosa. Hay tumbas de poetas y escritores famosos (como Lewis Carrol), de físicos (como Isaac Newton), de exploradores (como Livingston), de reyes y reinas (como Henrique VII o la madre de Henrique VIII que se considera que es la matriarca de los Tudor), pero lo que más hay son tumbas de militares, sobre todo de la época del gran imperio británico. Por lo que nos pareció observar en muchas inscripciones debía ser una especie de tradición hacer una estatua de un comandante caído y enterrarlo en Westminster loando al fenecido en la inscripción.
Tras pasar un buen rato dando vueltas por la abadía nos fuimos en dirección al South Bank.
Allí sabía que estaba una feria alemana con salchichas, vino caliente y puesto con curiosidades y tonterías. Hicimos una fotos en el puente que hay al lado del parlamento y paseamos pegados al río hasta la feria. Nos comomimos, como no, un par de salchichas bien ricas con un trozo de pan y una buena ración de mostaza. Hacia el final de la feria paramos en una zona donde había un montón de graffitis y estuve haciendo fotos de un skater y un tipo con una bmx que andaban haciendo figuras por allí.
Cuando nos cansamos nos dirigimos al South Bank Centre (allí pegado) donde había una feria de artesanos del chocolate. ¡Vaya empacho nos pegamos! No sabíamos a donde atender... Había un montón de bombones, brownies, chocolate caliente especiado, sin especiar, con gominolas (marshmallows).... Yo me puse morado con un cupcake de oreos y Bea se decantó por un crèpe de chocolate negro. Dimos otra vuelta y paramos en un sitio que hacían cosas con chocolate orgánico de comercio justo y Bea se llevó un chocolate para el camino y yo un brownie que había que mascar de lo denso que estaba. Antes de irme me compre una cosa curiosa, ¡ingredientes en crudo para hacer tu propio chocolate! A ver que sale de eso...
Eran ya las cuatro de la tarde y neceistábamos coger fuerzas así que nos cogimos un bus y nos dirigimos al apartamento. Si teneís un movil android hay una aplicación que debéis tener sí o sí para moveros por la ciudad. Se llama "London journey". Con ella coge donde estás con el GPS y le dices a donde quieres ir y te dice varias formas de llegar combinando bus, metro, dlr, tren... y los tiempos estimados de viaje. ¡Es casi perfecta! En fin, que me desvío. Descansamos un rato en el apartamento y nos fuimos Oxford street abajo hacia la academia donde estudia inglés Alberto, un compañero de trabajo muy majo que se ha venido a currar a Londres. Por el camino paramos en un par de tiendas sin comprar nada. Las calles comerciales del centro están realmente bonias. Iluminadas, con gran ambiente...
Cogimos a Alberto y nos fuimos a un par de pubs a tomar algo. Yo donde pude me pedí unas buenas ales locales. Si te gusta la cerveza deberías probar las cervezas típicas de aquí, que no tienen gas y no están a presión. Son otra cosa distintas, a mi me encantan. Tras las pintas de rigor y visto que ya eran las diez de la noche y no habíamos cenado nos fuimos a buscar donde hacerlo. Alberto nos dijo si nos hacía ir a aun vegetariano de el Soho y allí nos fuimos. Acabamos en uno que tenía comida vegetariana ¡en buffet libre! Si gente, eso existe... Por siete libras por cabeza podías comer hasta reventar comida vegetariana. Habría unos veinte platos distintos y probé unos doce. A mi me gustó mucho la experiencia y a Alberto también. A Bea no tanto pero tampoco le disgustó en exceso. Lo que nos pareció super curioso eran unas rodajas de zanahoria que no se de donde sacaron, porque debían medir unos siete centímetros de diámetro.
Cuando acabamos de cenar nos fuimos a buscar más garitos. Acabamos en un sitio que nos había recomendado Peter, un chico inglés que es profesor en la academia a la que vamos. El sitio está un pelín escondido en el Soho por lo que la gente que vimos allí era en su mayor parte gente inglesa. Nos quedamos un buen rato escuchando buena música (todo indie y retro, desde Joy Division, pasando por The Strokes, Black Rebel Motorcicle Club, Interpol...) y observando a la fauna local. Muy buen ambiente en general, con todo el mundo de buen rollo y nada de hooligans. Cuando nos cansamos fuimos a acompañar a Alberto a coger su bus y nosotros nos fuimos a hacer lo propio para tratar de descansar.
Desde el parlamento, tras observar la que se había líado con los estudiantes allí el día anterior nos fuimos hacia la abadía de Westminster.
La abadía está chula, pero por momentos parece un almacén de tumbas más que otra cosa. La entrada es muy cara (15 libras por cabeza) pero merece la pena. Además en Londres casi todos los museos son gratis, así que pagar por Westminster tampoco se hace mucho en el cómputo del viaje. La abadía tiene de todo. Un claustro precioso, un coro estupendo pero lo mejor de todo son los techos.


Allí sabía que estaba una feria alemana con salchichas, vino caliente y puesto con curiosidades y tonterías. Hicimos una fotos en el puente que hay al lado del parlamento y paseamos pegados al río hasta la feria. Nos comomimos, como no, un par de salchichas bien ricas con un trozo de pan y una buena ración de mostaza. Hacia el final de la feria paramos en una zona donde había un montón de graffitis y estuve haciendo fotos de un skater y un tipo con una bmx que andaban haciendo figuras por allí.
Cuando nos cansamos nos dirigimos al South Bank Centre (allí pegado) donde había una feria de artesanos del chocolate. ¡Vaya empacho nos pegamos! No sabíamos a donde atender... Había un montón de bombones, brownies, chocolate caliente especiado, sin especiar, con gominolas (marshmallows).... Yo me puse morado con un cupcake de oreos y Bea se decantó por un crèpe de chocolate negro. Dimos otra vuelta y paramos en un sitio que hacían cosas con chocolate orgánico de comercio justo y Bea se llevó un chocolate para el camino y yo un brownie que había que mascar de lo denso que estaba. Antes de irme me compre una cosa curiosa, ¡ingredientes en crudo para hacer tu propio chocolate! A ver que sale de eso...
Eran ya las cuatro de la tarde y neceistábamos coger fuerzas así que nos cogimos un bus y nos dirigimos al apartamento. Si teneís un movil android hay una aplicación que debéis tener sí o sí para moveros por la ciudad. Se llama "London journey". Con ella coge donde estás con el GPS y le dices a donde quieres ir y te dice varias formas de llegar combinando bus, metro, dlr, tren... y los tiempos estimados de viaje. ¡Es casi perfecta! En fin, que me desvío. Descansamos un rato en el apartamento y nos fuimos Oxford street abajo hacia la academia donde estudia inglés Alberto, un compañero de trabajo muy majo que se ha venido a currar a Londres. Por el camino paramos en un par de tiendas sin comprar nada. Las calles comerciales del centro están realmente bonias. Iluminadas, con gran ambiente...
Cogimos a Alberto y nos fuimos a un par de pubs a tomar algo. Yo donde pude me pedí unas buenas ales locales. Si te gusta la cerveza deberías probar las cervezas típicas de aquí, que no tienen gas y no están a presión. Son otra cosa distintas, a mi me encantan. Tras las pintas de rigor y visto que ya eran las diez de la noche y no habíamos cenado nos fuimos a buscar donde hacerlo. Alberto nos dijo si nos hacía ir a aun vegetariano de el Soho y allí nos fuimos. Acabamos en uno que tenía comida vegetariana ¡en buffet libre! Si gente, eso existe... Por siete libras por cabeza podías comer hasta reventar comida vegetariana. Habría unos veinte platos distintos y probé unos doce. A mi me gustó mucho la experiencia y a Alberto también. A Bea no tanto pero tampoco le disgustó en exceso. Lo que nos pareció super curioso eran unas rodajas de zanahoria que no se de donde sacaron, porque debían medir unos siete centímetros de diámetro.
Cuando acabamos de cenar nos fuimos a buscar más garitos. Acabamos en un sitio que nos había recomendado Peter, un chico inglés que es profesor en la academia a la que vamos. El sitio está un pelín escondido en el Soho por lo que la gente que vimos allí era en su mayor parte gente inglesa. Nos quedamos un buen rato escuchando buena música (todo indie y retro, desde Joy Division, pasando por The Strokes, Black Rebel Motorcicle Club, Interpol...) y observando a la fauna local. Muy buen ambiente en general, con todo el mundo de buen rollo y nada de hooligans. Cuando nos cansamos fuimos a acompañar a Alberto a coger su bus y nosotros nos fuimos a hacer lo propio para tratar de descansar.
jueves, 9 de diciembre de 2010
Londres día 1: Avión, bicis, paseos y revueltas
Gran día el de hoy, aunque estemos muy cansados, se ha hecho largo. Esta noche con los nervios ya no dormimos mucho y a las siete y cuarto estábamos levantándonos para ir al aereopuerto.
El vuelo resultó bastante plácido, aunque a Bea se le paraba el corazón con cada pequeña turbulencia. Ya conocéis todos su pánico a despegar los pies del suelo, pero la verdad es que el vuelo fue inmejorable. Nada de viento en el despegue a pesar de las previsiones de viento fuerte, prácticamente sin turbulencias, Francia despejada para que admirásemos desde el aire Bretaña y Normandía y un aterrizaje tranquilo y sin viento. Tras recorrer los mil pasillos de la terminal 3 de Heatrow y pagar 18 libras por el Heatrow Express, llegamos a la estación de tren de Paddington. Antes de salir de la estación Bea cogió uno de sus cupones descuento (recomiendo que echeis un ojo antes de venir aquí a páginas como http://www.vouchercodes.co.uk) y nos tomamos unas cookies con un chocolate caliente para coger fuerzas.
Salimos andando hacia la dirección del apartamento. El día era genial. Un sol radiante y no demasiado frío nos habían recibido. La zona ya nos prometía mucho. Tranquila, al lado de Hyde Park y con vecinos con coches de 120.000€. en adelante aparcados enfrente a sus casitas. (esto va para Dani, que estuvimos hablando del tema; el Panamera mola más en blanco xD). Llamamos a la puerta y nos salió una chica de unos treinta y cinco años con una niña pequeña. Era Rachel, la dueña del apartamento. El apartamento resultó ser el sótano (eso sí, con ventanas a la calle, aunque por debajo. Los que hayáis estado en Londres sabéis a que me refiero) bajo su casa. El apartamento era aun mejor que en las fotos. Cómodo, caliente, con todas las comodidades que puedas pensar, a un paso de todo, y por menos de lo que nos costaría en un cuatro estrellas una habitación de 9m2 tenemos un apartamento de 35m2. La verdad es que Rachel es un encanto. Nos ha dejado leche en la nevera, infusiones, dos cafeteras... ¡Genial ! En fin, que no me extiendo más con el tema...
Como hacía un día genial nos fuimos a Hyde Park a pasear. Al llegar dijo Bea: "¿y si cogemos unas bicis?" (Lo dice en casi todas las grandes ciudades de nuestros viajes!).Yo había leído que a partir de primeros de diciembre se podría coger bicicletas sin tarjeta de usuario. Una parada de bicis nada más entrar en Hyde Park hizo el resto. Pagamos dos libras y nos fuimos rodando por el parque hacia Knightsbridge. Una vez allí dijimos: "¿ahora que?" Pues nos metimos en el tráfico londinense y nos pusimos a dar vueltas sin saber hacia donde ir (y a buscar donde dejar las bicicletas). Cruzamos por el sur de Mayfair por Picadilly Street hasta Picadilly Circus. Subimos por Regent Street, volvimos a bajar hacia Picadilly, nos metimos en el Soho y aparcamos las bicicletas. Cuarenta minutos pedaleando que merecieron mucho la pena. Para ser la primera toma de contacto con el tráfico invertido este, no estuvo mal.
Paseamos por el Soho y nos dirigimos a Leicester Square. De allí hacia el Covent Garden (necesitaba unas botas de montaña y es una gran zona para ello). Justo antes acabábamos de coseguir una tarjeta UK para mi móvil. Temblad, ¡ya tengo tarifa de datos! Paramos a comer en un sitio que ya es un clásico en Londres: el Wagamama. Ya oiríais hablar del sitio en nuestro anterior viaje a Londres. Es un sitio especializado en fideos orientales, arroces y tallarines. Es estupendo y por 20 libras comimos los dos hasta reventar. Tras la comida nos pateamos las tiendas de ropa de montaña comprando alguna cosa para el frío que hace.
Las botas tuvieron que esperar a que fuéramos a otra tienda de la cadena Snow & Rock porque no había talla en la de Covent Garden. Tras la compra cerca del metro de Chancery Lane volvimos un rato en bus hasta Oxford Circus. Una caravana muy densa hacía que avanzásemos muy despacio. El porqué de la caravana lo descubrimos después. Estaba el tráfico prácticamente cortado en Oxford Street, hoy hubo revuelta estudiantil por todo Londres. Un conato de bronca delante del Top Shop nos cogió cerca pero nada serio.
Eso sí, había algo así como veinte coches de policía y un montón de antidisturbios, que tenían cortadas algunas calles, así que nos fuimos de alli y nos dimos una vuelta por Carnaby Street que estaba preciosa con la iluminación de navidad.
Tras el paseo nos pusimos a buscar donde cenar. Cogi el mapa que había preparado en google maps y acabamos relativamente cerca del apartamento cogiendo unos dim sum para llevar (http://www.pingpongdimsum.com) que comeríamos luego mientras veíamos en BBC news las imágenes de las revueltas. Hoy toca coger fuerzas y mañana ¡a patear!
PD: Las fotos las subo mañana porque, burro de mí, me he olvidado el cable USB. Mañana tocará comprar uno en cualquier sitio.
El vuelo resultó bastante plácido, aunque a Bea se le paraba el corazón con cada pequeña turbulencia. Ya conocéis todos su pánico a despegar los pies del suelo, pero la verdad es que el vuelo fue inmejorable. Nada de viento en el despegue a pesar de las previsiones de viento fuerte, prácticamente sin turbulencias, Francia despejada para que admirásemos desde el aire Bretaña y Normandía y un aterrizaje tranquilo y sin viento. Tras recorrer los mil pasillos de la terminal 3 de Heatrow y pagar 18 libras por el Heatrow Express, llegamos a la estación de tren de Paddington. Antes de salir de la estación Bea cogió uno de sus cupones descuento (recomiendo que echeis un ojo antes de venir aquí a páginas como http://www.vouchercodes.co.uk) y nos tomamos unas cookies con un chocolate caliente para coger fuerzas.
Salimos andando hacia la dirección del apartamento. El día era genial. Un sol radiante y no demasiado frío nos habían recibido. La zona ya nos prometía mucho. Tranquila, al lado de Hyde Park y con vecinos con coches de 120.000€. en adelante aparcados enfrente a sus casitas. (esto va para Dani, que estuvimos hablando del tema; el Panamera mola más en blanco xD). Llamamos a la puerta y nos salió una chica de unos treinta y cinco años con una niña pequeña. Era Rachel, la dueña del apartamento. El apartamento resultó ser el sótano (eso sí, con ventanas a la calle, aunque por debajo. Los que hayáis estado en Londres sabéis a que me refiero) bajo su casa. El apartamento era aun mejor que en las fotos. Cómodo, caliente, con todas las comodidades que puedas pensar, a un paso de todo, y por menos de lo que nos costaría en un cuatro estrellas una habitación de 9m2 tenemos un apartamento de 35m2. La verdad es que Rachel es un encanto. Nos ha dejado leche en la nevera, infusiones, dos cafeteras... ¡Genial ! En fin, que no me extiendo más con el tema...
Como hacía un día genial nos fuimos a Hyde Park a pasear. Al llegar dijo Bea: "¿y si cogemos unas bicis?" (Lo dice en casi todas las grandes ciudades de nuestros viajes!).Yo había leído que a partir de primeros de diciembre se podría coger bicicletas sin tarjeta de usuario. Una parada de bicis nada más entrar en Hyde Park hizo el resto. Pagamos dos libras y nos fuimos rodando por el parque hacia Knightsbridge. Una vez allí dijimos: "¿ahora que?" Pues nos metimos en el tráfico londinense y nos pusimos a dar vueltas sin saber hacia donde ir (y a buscar donde dejar las bicicletas). Cruzamos por el sur de Mayfair por Picadilly Street hasta Picadilly Circus. Subimos por Regent Street, volvimos a bajar hacia Picadilly, nos metimos en el Soho y aparcamos las bicicletas. Cuarenta minutos pedaleando que merecieron mucho la pena. Para ser la primera toma de contacto con el tráfico invertido este, no estuvo mal.
Paseamos por el Soho y nos dirigimos a Leicester Square. De allí hacia el Covent Garden (necesitaba unas botas de montaña y es una gran zona para ello). Justo antes acabábamos de coseguir una tarjeta UK para mi móvil. Temblad, ¡ya tengo tarifa de datos! Paramos a comer en un sitio que ya es un clásico en Londres: el Wagamama. Ya oiríais hablar del sitio en nuestro anterior viaje a Londres. Es un sitio especializado en fideos orientales, arroces y tallarines. Es estupendo y por 20 libras comimos los dos hasta reventar. Tras la comida nos pateamos las tiendas de ropa de montaña comprando alguna cosa para el frío que hace.
Las botas tuvieron que esperar a que fuéramos a otra tienda de la cadena Snow & Rock porque no había talla en la de Covent Garden. Tras la compra cerca del metro de Chancery Lane volvimos un rato en bus hasta Oxford Circus. Una caravana muy densa hacía que avanzásemos muy despacio. El porqué de la caravana lo descubrimos después. Estaba el tráfico prácticamente cortado en Oxford Street, hoy hubo revuelta estudiantil por todo Londres. Un conato de bronca delante del Top Shop nos cogió cerca pero nada serio.
Eso sí, había algo así como veinte coches de policía y un montón de antidisturbios, que tenían cortadas algunas calles, así que nos fuimos de alli y nos dimos una vuelta por Carnaby Street que estaba preciosa con la iluminación de navidad.
Tras el paseo nos pusimos a buscar donde cenar. Cogi el mapa que había preparado en google maps y acabamos relativamente cerca del apartamento cogiendo unos dim sum para llevar (http://www.pingpongdimsum.com) que comeríamos luego mientras veíamos en BBC news las imágenes de las revueltas. Hoy toca coger fuerzas y mañana ¡a patear!
PD: Las fotos las subo mañana porque, burro de mí, me he olvidado el cable USB. Mañana tocará comprar uno en cualquier sitio.
martes, 7 de diciembre de 2010
Avión
Avión, tan molesto y tan impredecible.
Avión, ruidoso e incómodo
Peeeero, amigo, que rápido es el avión. Te lleva a la otra punta del mundo en cuestión de horas. Tras todo estos años viajando en coche, nos vamos en un par de días en avión. No muy lejos, pero en avión. Londres otra vez. Sí, se que ya hemos ido y que en el mundo hay muchas más cosas que ver, pero que narices, estamos enamorados de la ciudad. Es rápida y sucia, vibrante y multiracial, respira vida y ajetreo, nos encanta. Pero no os esperéis algo convencional, el avión es sólo de ida, la vuelta va a ser más rocambolesca. Permaneced atentos, habrá noticias pronto.
Avión, ruidoso e incómodo
Peeeero, amigo, que rápido es el avión. Te lleva a la otra punta del mundo en cuestión de horas. Tras todo estos años viajando en coche, nos vamos en un par de días en avión. No muy lejos, pero en avión. Londres otra vez. Sí, se que ya hemos ido y que en el mundo hay muchas más cosas que ver, pero que narices, estamos enamorados de la ciudad. Es rápida y sucia, vibrante y multiracial, respira vida y ajetreo, nos encanta. Pero no os esperéis algo convencional, el avión es sólo de ida, la vuelta va a ser más rocambolesca. Permaneced atentos, habrá noticias pronto.
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