lunes, 3 de diciembre de 2018

Nueva Zelanda en caravana - Geraldine y Kaikoura

Hoy tocaba hacer kilómetros y carretera. Mañana abandonamos la isla sur con bastante pena ya que nos quedan millones de cosas por hacer. Al final la falta de tiempo ha hecho que no hayamos ido a ver pingüinos, que no vayamos al parque nacional de Abel Tasman, a Curio Bay... Muchas cosas que trataremos de solucionar en futuros viajes a este país que tanto nos está gustando.

Así que hoy decidimos levantarnos e ir a desayunar a Geraldine, el pueblo en el que dormimos. Aparcamos la caravana en el centro, porque la verdad lo que se dice problemas de aparcamiento no hay en estos pequeños pueblos en los que viven unos cientos de personas y las calles son anchas como mundos. Aparcar una caravana no es un problema. Así que lo primero que hizo Bea fue entrar en una tienda a preguntar por unas semillas y se quedó allí hablando con los dueños. Conversando amablemente le comentamos nuestros planes de desayuno y nos dirigieron a un café local, el Central Café.

La verdad es que en estas cosas ves las diferencias culturales. Recuerdo un local de Coruña que apostó por tener desayunos caros y elaborados. Pero en España estamos acostumbrados a que el desayuno sea un café, un croissant y un zumo de naranja. Por, ¿cuánto? ¿Tres o cuatro euros? La cosa no fue bien y cerró. En Nueva Zelanda en cualquier café un desayuno es algo estilo huevos con salsa holandesa, tostadas francesas o tortitas. Si te tomas eso y un café hablamos de 12 euros. Y es algo que a la gente le gusta hacer y está dispuesta a gastar ese dinero en un desayuno. Curioso.


En fin, que tomamos un desayuno de campeones y nos dimos una vueltecita por el pueblo. Lo de vueltecita es porque el pueblo entero lo ves en diez minutos, pero vaya, que tiene algunos edificios bastante bonitos. Desde allí cogimos carretera y la siguiente parada fue cerca del Mount Hutt, donde bajamos a ver el río Rakaia.


Estuvimos un rato conduciendo por carreteras muy secundarias, de grava, porque Bea quería ir a hacer una foto justo de las antípodas. Es de esas curiosidades geográficas. ¿Como es el punto opuesto del mundo a donde nací? Lo curioso del tema es que no es tan diferente de campo gallego: hay hierba, pinos, eucaliptos y vacas.



Hoy casi no paramos a comer. Hicimos una mini parada para preparar unos sandwiches, y seguimos carretera. Las distancias en NZ son muy grandes para un coche, así que con la caravana es un poco peor. No muchísimo, pero quizás nos lleve un 20% más. Hacemos la última parada del día cerca ya de Kaikoura, en una reserva marina cerca de Goose Bay. Allí nos pasamos un rato viendo comportarse a una colonia de focas encima de unas rocas. Las vimos bastante bastante cerca, pero sin interferir en sus quehaceres. Bea y Cloe se pasaron también un rato buscando conchas, y las había por doquier. La pena fue que había mucha niebla y ese fue el único momento que disfrutamos de una carretera espectacular pegada al mar.


Esta noche para dormir, elegimos un pub irlandés. Se que suena raro, pero hay un pub irlandés, llamado Donegal House, que tiene un parking enorme y deja a la gente quedarse gratis si no necesitas electricidad. Así que decidimos cenar en el pub fritanga de marisco y asado de cordero, escuchando música irlandesa al lado de la chimenea y relajarnos para el día siguiente.

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