sábado, 8 de diciembre de 2018

Nueva Zelanda en caravana - Rotorua

Hoy tratamos de salir pitando hacia Wai-o--tapu por la mañana. Leímos en la guía que suele estar llenísimo de turistas y recomendaban ir muy pronto. No pudo ser, pero aún así pudimos llegar a tiempo para ver el géiser. La atracción estrella de Wai-o-taupu es un géiser, de los pocos que quedan en la zona. Recordad que os conté que las estaciones de electricidad geotermales se los habían cargado. Este en concreto echaría agua cada tres días aproximadamanete, pero para forzar a que salte han aprendido que un poco de jabón soluciona el asunto. Así que cada día, a las diez y cuarto, puedes ver un géiser. Tú y todos los turistas que se agolpan, aunque por suerte aún no estamos en lo peor y se puede ver sin mucha dificultad.


Así que lo primero que hicimos, fue ver un géiser. No está mal para empezar el día. El resto de la mañana estuvimos paseando por el parque termal. El recorrido completo te lleva por cráteres de barro hirviendo, una gran zona de agua salpicada de color amarillo del azufre y marrón/naranja del óxido de hierro, ríos humeantes y fumarolas. Restos amarillos por todas partes, del azufre. Muchas señales para que no te salgas del camino, cosas hirviendo por doquier. Mucha nauraleza volcánica, con minerales depositados haciendo terrazas, plantas que crecen aprovechando el calor. Aprendemos que el estaque del medio del parque tiene casi 70m de profundidad y que es el resto de un cráter que ha sido la mayor explosión volcánica en los últimos 5000 años. Cloe alucina con todo esto y no para con sus prismáticos. Una vez acabado aquí, nos fuimos a comer.









Así que regresamos a Rotorua para comer. Ayer nos había encantado la comida del Pig & Whistle y decidimos regresar. El camarero nos recibió con un "no os gustó nada la comida ayer, no?" Se acordaba de los guiris que habían venido ayer. Hoy comimos otra vez maravillosamente. Unas costillas de cerdo al horno, un snitzel y un fish and chips tuvieron la culpa.


Cuando acabamos nos fuimos a dar un paseo por el pueblo y a ver el lago. En el muelle había un hidroavión despegando. Viendo los carteles vimos que te llevaban a la isla que hay a unos 45 km de la costa y unos 100 km de Rotorúa a ver un volcán activo. Mira que les gustan las cosas que vuelan a los turistas en este país, en la vida he visto tantas empresas ofreciendo vuelos en helicóptero y avioneta. Continuamos por el lago y vemos un gran parque infantil. Dejamos a Cloe que se lo pase genial allí mientras Bea de va compras y yo disfruto de la sombra de unos árboles cercanos mientras la vigilo. Hace bastante calor, la verdad.

A eso de las cinco y media salimos de Rotorúa. Vamos más hacia el norte, queda poco tiempo ya. Así que hoy nos hemos ido a dormir a la playa de Waihi, ya acercándonos a la península de Coromandel. Antes de cenar damos una vuelta por la playa, con Cloe pasándoselo genial con las conchas de nuevo. Esta vez ya hay arena, no como en las playas de piedras anteriores, y disfrutamos de la luz que va dejando la puesta de sol en las montañas.

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