domingo, 2 de diciembre de 2018

Nueva Zelanda en caravana - Mt Cook más difícil todavía

¡Que maravilla levantarse en un sitio así! El día amaneció maravilloso, con el sol asomando entre las nubes.


Las previsiones de lluvia a media mañana se retrasaron hasta media tarde, así que ni cortos ni perezosos, desayunamos, nos pusimos las botas y salimos en dirección a una ruta más complicada que la de ayer, Sealy Tarns track.

Al principio el camino es sencillo, apenas llaneando porque comparte camino con el mirador Kea Lookout, que es para los buses de excursiones que se acercan a la montaña. Una vez empieza la subida, la cosa se complica.


El camino está preparado para hacerlo sencillo, y la subida está jalonada por, ojo al dato, 1900 escalones. Así que bueno, no hacen falta habilidades de montaña para hacerlo en esta época del año, pero en sus 3 km se sube un desnivel de 550 metros.





Así que ahí subimos los tres, monte arriba para admirar unas vistas que quitaban el hipo. Montañas de nieves perpetuas, lagos glaciales, cascadas... Cansados llegamos arriba, donde descansamos a unos 1300 m de altura en una mesa que compartimos con más visitantes.





Desde allí subía el track hasta la cabaña Mueller. En Sealy Tarns se acababa lo fácil y comenzaba lo complicado. Conscientes de que no teníamos tiempo y de que subíamos con una niña de cinco años, subimos solo una parte del camino. Ir y volver a la cabaña el mismo día implicaba una ruta de diez horas de duración, que quizás los dos fuéramos capaces de hacer con dificultad, pero que era imposible con Cloe. Aún así subimos un buen rato, otros 250 m trepando entre rocas por un sendero marcado. Cumplimos el objetivo, que fue conseguir llegar a la nieve, aunque nos quedamos con las ganas de alcanzar al menos la cima.




Cloe sorprendió a propios y extraños. Cada vez que nos cruzábamos con alguien muy cansado y ella estaba en plan "pues yo voy bien" alucinaban. Además tenía muchas ganas de trepar. No soy yo quien para juzgarla, a mi también me gusta. Así pues le fuimos enseñando donde poner los pies, como agarrarse, como inclinar el cuerpo, como bajar el centro de gravedad... La íbamos controlando y agarrando, pero se defendió muy bien y nos dejo muy sorprendidos.

Desde ahí poco más hicimos aparte de conducir y alucinar con el paisaje. Paramos un rato en el lago Tekapo, a hacer unas fotos.




Desde ahí ya seguimos camino hasta nuestra parada para dormir de hoy, un camping cerca de un pueblo llamado Geraldine. De vez en cuando dormimos en un camping para, sobre todo, poder hacer la colada. Mañana seguiremos ya nuestra ruta hacia el norte, que nos queda poco tiempo ya en la isla sur.

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