domingo, 4 de octubre de 2009

Día 2: Bordeaux - Perigueux - Sarlar-la-Canedá - Rocamadour - Riom

Hos nos costó un poquito salir del hotel tras el tute de ayer, y al final salimos a las 10:20, pero con bastantes fuerzas y con un día maravilloso de sol y veintipocos grados. Cogimos la autopista y fuimos siguiendo el garona un buen trecho con ella camino de Perigueux, en medio de la región de Perigord.

Toda esta región del Perigord es conocida básicamente por tres cosas, el foie de oca, las trufas y las nueces. Todo el camino iban recordándote esto, y no había más que carteles al respecto y sitios para comprarlas. Perigueux es una pequeña ciudad con un casco antigüo pegado a la catedral, de calles con casas de piedra casi blanca y tejados de pizarra. Nos dimos una vuelta como siempre, callejeando y comiendo... Nos pasamos por una pastelería y compramos un par de cositas impresionantes. Bea se zampó un macaron relleno con una mouse con fresas enteras. Yo me zampé una tartaleta pero ésta de souflé de manzana. Tras comerlas paseando por el mercado (donde lo principal erá lo ya comentado) nos fuimos a ver la catedral. La catedral de Saint-Front, de estilo bizantino y única en Francia hasta que inspiró al creador del Sagrado Corazón en París, es bastante austera en cuanto a su decoración interior. A nosotros nos gustó sobre todo un retablo gigante tallado en madera. Volvimos al coche y cogimos la carretera camino de Sarlat-la Canedá, reomendación que tengo que agradecer a Fini.

La verdad es que ya el camino a Sarlat mereció la pena en si mismo. A cada paso que dábamos la cosa se ponía más interesante. Pasamos por un monton de merenderitos pegados al río, gente en canoas y divirtiéndose con un domingo en el campo. Lo más impresionanate fue ver salientes de roca caliza y casas pegados a ellos. Mil una señales de cuevas prehistóricas más tarde llegamos a Sarlat. La verdad es que la ciudad vieja impresiona. De hecho es un sitio donde habitualmente se ruedan películas de temática medieval, y la verdad, te imaginas espadachines por en medio de las calles en plena aventura épica. Según aparcamos el coche ya íbamos buscando un sitio para comer. Caminamos un par de calles y curioseamos restaurantes hasta que llegamos a uno que estaba, como muchos, metido un pequeño pasadizo que creaba una placita entre dos calles.
Small Sarlat-la-Canedá corner
Comimos en una terracita. De entrante una sopa de legumbres, de primero unas ensaladas muy ricas (una con magret ahumado y la otra con una masa brick con un queso cremoso dentro como elementos principales). De segundo yo comí un magret de pato delicioso y Bea unas vieiras. Los dos acompañados de verduras en su justo punto y un arroz basmati con semillas de amapola. Por 44€ comimos los dos sin postre, un precio mása que razonable para lo que comimos y el sitio que era.

Nos fuimos a callejear un rato largo, paseando por la catedral, explorando los callejones hasta que, antes de volver al coche, paré a comprar en una tienda de especialidades. Al final me compré lo que venía a buscar, aceite de nueces. ¡Esto va a dar un toque estupendo a las ensaladas, y además es muy muy sano! Cuando vimos que ya se hacía tarde nos fuimos a Rocamadour.

Rocamadour son un monasterio y un castillo saliendo de un peñasco. Segun giras la curva de la carretera por la que fuimos, te encuentras con una vista que te deja sin palabras. Las casas y el monasterio parecen colgando literalmente de la roca. Aparcamos el coche en la aparte baja y nos pusimos a subir el desnivel. Nos dimos un paseito por la calle que sube, llena como no de tiendas de souvenirs, restaurantes y hoteles.

Es quizás lo malo de estos sitios, pero aun así esta zona no es excesivamente turísitica, se ve más turismo interior que extranjero y, al menos, las tiendas de souvenirs están llenas de comida y no de productos made in china! Subimos al monasterio (que por dentro no es gran cosa) y continuamos haasta el castillo en todo lo alto, disfrutando de las vistas.



Cuando comenzó a anochecer cogimos el coche hasta el hotel en Riom, que ha resultado un grandísimo acierto. Pegadito a la autopista (tenemos el acceso a 500m), con una habitacíón medianamente grande, una cama de 1,60, conexión a internet, y hemos pagado 38€. Ace Hotel Riom, para el que le interese. Deseoso estoy de que esta cadena se siga expandiendo.


Mañana toca tute otra vez, espero, si no hay problemas con la wifi, que podamos escribir desde Suiza ya.

PD: La última foto de rocamadour es muy mala porque el sol estaba de frente y no era viable. De todas formas me noto un poco espeso haciendo fotos, a ver si voy cogiendo rodaje estos dias...

La ruta, de nuevo aquí...

Día 1: Coruña - Bordeaux

Poco que contar del día de la salida. Llevábamos toda la semana apurados para preparar maletas, compras de ropa por si vamos a la nieve, divisas, tarjetas, preparar el portátil... y el sábado por la mañana fue un no parar. Bea en el trabajo hasta las dos y yo preparando el coche para la salida. Cuando salió a las dos emprendimos viaje, pero nos acordamos de una cosa en casa cuando ya estábamos saliendo de la ciudad y dimos media vuelta, si es que a veces soy un desastre.

Del camino poco que contar. Al final, en contra de lo que solemos hacer, fuimos por el norte por variar y fue más entretenido, la verdad. Llegamos a nuestro hotel habitual en Bordeaux (el Kyriad Lormont) a eso de las 23:30 y derechitos a la cama, que tanto la comida como la cena las habíamos hecho en marcha y había que descansar para el día siguiente.

La ruta aquí

jueves, 17 de septiembre de 2009

Un nuevo viaje

En poco más de 15 días... ¡de nuevo en la carretera! Llevamos necesitando las vacaciones desesperadamente desde hace tiempo, pero motivos laborales han atrasado hasta principios de octubre las mismas. Ahora ya salimos con varias lecciones aprendidas, como que hay que tener bastante dinero en monedas si uno va a dejar el coche 4 días en un parking que sólo tiene cajas automáticas (en este viaje llevaremos 100€ en monedas por lo que pueda suceder con los parkings belgas).

También estrenamos GPS, un navigon 4350 max del que me han hablado muy muy bien y que espero que responda. El antigüo, un Mio C250 ya sufría el paso de los años y dados los sustos que nos dio dejándonos sin él en determinadas zonas de Francia y lo mal que lo pasamos para encontrar el hotel, decidimos comprar uno nuevo.

Objetivos para este viaje... muy bestias quizás. Pretendemos en tres semanas atravesar Francia por el medio (atravesando Preigueux, Rocamadour, Clemont-Ferrand...) para llegar a Suiza por Ginebra y tomarnos un par de días de descanso en Gstaad. Después, la idea es recorrer los alpes, viendo Sion, el glaciar de Alesch, la ruta de los tres puertos y salir de Suiza por el lago Constanza. Tras salir de Suiza queremos ver la selva negra, el valle del Rhin y del Mosela y Colonia. A continuación pretendemos pasar un par de días en Holanda y ver los diques de abrigo. Dos días en Bélgica para ver Gante y Brujas darán paso a 4 días en Londres (bendito Eurostar). A la vuelta de la aventura londinense, bajaremos Francia pegados a la frontera, primero belga, y luego alemana, para ver Metz, colmar y Estrasburgo. De todas formas, los que hayáis leído este blog, sabréis que todo esto puede cambiar según el clima que nos encontremos. Si hace mal tiempo es probabnle que no nos internemos en los alpes (con mucho dolor para mí) y pasemos más tiempo en Alemania (y vayamos hasta los alpes bábaros o incluso hasta Munich).

Salvo catástrofe, ¡nos vamos!

sábado, 18 de abril de 2009

Semana Santa 2009, día 4 Potes - Cervera del Pisuerega - Puebla de Sanabria - Orense - A Coruña

El domingo arrancamos con dos misiones, volver dando un rodeillo y ¡comer lechazo! Aprovechando la cercanía de Castilla nos propusimos comer en un buen asador un lechazo en un horno de leña. Tras levantarnos, desayunar y despedirnos de la gente de la casa (que majos todos) nos fuimos a la quesería de la que os hablábamos en la entrada del viernes. Subimos hasta ella y llamamos al teléfono que había fuera para que se acercara una señora que se encargaba de vender los quesos. Muy maja ella nos ofreció probar los que quisiéramos. y nos llevamos un buen lote xD Antes de irnos apareció el dueño, llevando unas zuecas muy bonitas con refuerzos de goma. Acabamos hablando de cháchara con él y nos preguntó por el balneario de Guitiriz, al que pensaba ir a la semana siguiente. Le dimos consejos de a donde ir y en agraadecimiento nos regaló un queso. Arrancamos en dirección a Palencia para buscar un buen lechazo.

Nos metimos por una carretera de montaña en dirección a Palencia capital y fuimso llamando a asadores, buscando donde nos dieran lechazo y lechón. Al final lo del lechón no pudo ser en ninguno de los teléfonos que habíamos conseguido, así que decidimos buscar algún sitio donde comer en Cervera del Pisuerga. Por el camino paramos en el mirador del alto del puerto de Piedrasluengas, desde el que se ve un valle lleno de robles.

En Cervera al final acabamos en uno de los asadores a los que habíamos llamado por teléfono que tenía un nombre un poco desafortunado, Asador Gasolina xD. La comida fue acojonante. De entrante unos pimientos del piquillo rellenos de boletus y de segundo Buyo y yo compartimos una cuarto de lechazo D.O. de Castilla León, Bea un entrecot de ternera con salsa de boletus y Rosa unas chuletillas de cordero. Ni que decir tiene que el entrante estaba muy muy rico, pero el lechazo era sublime. El mejor que he tomado nunca, se deshacía en la boca y la piel era crujiente y hacía como capas.

Tras la comida dimos un pedazo de rodeo para ir hasta Puebla de Sanabria, para volver a ver el lago y el pueblo, para enseñárselo a Buyo y Rosa. Tras un camino bastante plácido, salvando los 50 km que tuvimos que compartir con la gente que volvía hacia Madrid, llegamos a Puebla y nos dirigimos a la laguna de los peces, que en esta época suele estar cubierta de una especie de nenúfares.
Last winter's snow
Con el frío que hacía no había nenúfares, pero había nieve y estaba precioso. Paseamos un rato y nos largamos hacia Puebla antes de que se hiciera de noche. Recorrimos el pueblo, que es bastante pequeño y nos detuvimos en una tienda para comprar un poco de cecina D.O. de León, un embutido de jabalí y unos boletus secos (vaya arroz van a dar, viva, viva!)
Exhausted and cold

Arrancamos hacia Orense donde pretendíamos cenar. La verdad es que como no conocemos Orense, tras dar una vuelta en coche y ver todo cerrado acabamos en el centro comercial cenando Buyo y Rosa un kebab y Bea y yo unos helados del Ben & Jerry. Al salir de Orense los carteles y el gps se confabularon para llevarnos a una autopista que estaba sin construir con lo que acabamos dando vueltas hasta que decidimos volver a Orense y coger la nacional hacia Santiago a la espera de ver una conexión con la autopista. A unos doce km la encontramos y acabamos llegando a Coruña bastante cansados a eso de las 2 de la madrugada. Fue un día largo, teniendo en cuenta que un viaje que a la ida fueron 450 Km a la vuelta, con las coñas y con las vueltas en Sanabria nos fuimos a 750 Km. En fin, que hemos vuelto con ganas de más, pero salvo noticia bomba no nos volvemos a ir hasta otoño, donde volveremos a atacar Europa!

EL último día si que hicimos camino, como podéis ver aquí.

Semana Santa 2009, día 3 Potes - Valle de Bedoya - Fuente De - Potes

Conseguimos el sábado levantarnos a desayunar pronto y llegar a tiempo a la ruta guiada por el valle de Bedoya. La nieve había bajado algo mása y el tiempo era similar al día anterior. A la entrada del pueblo desde el que se comenzaba la ruta nos encontramos con las dos guías y con un señor de Bilbao muy majo. Con las guías iba una niña muy simpática que se hizo la ruta sin protestar nada. Aparecieron justo antes de salir un señor que se paraba a mirar cada brizna de hierba que salía en las orillas y que enlentencía un poco la caminata y dos chicos que parecían que no sabían muy bien donde se metían yendo por un monte lleno de barro con deportivas blancas. Estuvimos cuatro horas de caminata monte arriba monte abajo, viendo muy buenas vistas desde justo enfrente de por donde habíamos estado el día anterior.

Por el camino vimos un corzo a unos 100-150 metros, que en cuanto nos vio, se nos quedó mirando unos segundos y escapó. Vimos también a un pájaro carpintero, y los oímos unas cuantas veces más.
Cherry blossom
Nos cruzamos con unos señores del pueblo muy majos, que nos echaron una mano con un caballo con muy mala hostia que se había adueñado del camino. Bea trató de hacerse amigo de ella con una manzana, pero no consiguió convencerlo. Acabamos la ruta con barro hasta la rodilla y nos fuimos a la casa a comer en el restaurante que tienen los dueños al lado. Nos cambiamos y comimos, tenían todos antojo de cocido lebaniego, así que lo cumplieron. La verdad es que no se da mucho la innovación culinaria por esta zona, en casi todos los restaurantes hay cordero, cocido lebaniego, rabas de calamar, puntillas de calamar, bocarte, anchoas, chuleta, entrecot, solomillo y algún que otro pescado, casi siempre a la plancha. Eso sí, la calidad de los ingredientes suele ser muy muy buena. Comieron los demás el cocido y yo me zampé un trozo de pierna de cordero muy rico. El cocido lebaniego consiste en una sopa y un segundo plato con garbanzos castellanos más pequeños y que quedan muy tiernos, repollo y un poco de carne de ternera, chorizo y una masa de huevo, miga y panceta. Después la opípara comida partimos a ver un par de monumentos religiosos de la zona.

En teoría íbamos a ver el monasterio de Santo Toribio de Liébana, pero como soy un poco choco miré mal en casa y partimos en direcció a otroa iglesia mítica de la zona, Santa María de Lebeña, que es una iglesia mozárabe muy maja, y aunque no la hemos visto por dentro, por fuera no merece quedarse mucho tiempo.
Strong roots
Dimos la vuelta y nos dirigimos al monasterio, famoso porque tiene una cruz que se supone contiene un pedazo de la cruz donde se crucificó a cristo. Dicen que si se juntan todos los supestos trozos de la cruz tendría que ser grande como un mundo, pero allá cada cual con sus creencias. El monasterio a nivel arquitectura exterior me pareció bastante normalito. El claustro era muy muy cutre, pero la iglesia por dentro era maja. Había un sitio por el que pasabas y te dejaban tocar el trozo de madera y había un monje que la limpiaba tras cada persona que la tocaba. A continuación otro te daba una estampita. Todo muy sórdido. Arrancamos hacia Fuente De sin mucha convicción de poder subir porque las nubes estaban muy bajas y pensamos que habría mucha niebla. De hecho nos habíamos dejado las botas y los pantalones de monte secando en la casa.

Tras casi veinte km llegamos a Fuente De. Para los que no lo conozcáis es un mirador, que es un borde del parque nacional de los picos de europa, al que se puede subir en un teleférico que sube un desnivel , a pico, de ochocientos metros. Al llegar nos pareció que había mucha niebla arriba pero al poco despejo, además desde la taquilla se veía una webcam arriba en la que se veía despejado. Así pues, tras pagar 14€ por el viaje ida y vuelta del funicular, escuchar una advertencia de que arriba hacía mucho frío y de que teníamos que esperar 35 minutos para subir, ascendimos, superando todos nuestros miedos a estar a 800 m colgando. Arriba, el paraiso.
Cold in my hands
Unas vistas acojonantes y nieve que en algunas zonas nos llegaba a la rodilla. Hicimos el cafre en la nieve lo que quisimos y más. Nos tiramos bolas de nieve, corrimos, y para mayor cafrada Bea y yo bajamos una pendiente. Yo a rolos y Bea usando mi funda de la mochila de la cámara bajo el culo.
A giant leap
Tras hacer mil fotos y pasar un par de horas bajamos ya de vuelta. Buscamos dónde cenar y, recordando algún sitio que me había contado Roberto, acabamos reservando sitio apra cenar en un mesón al borde de la carretera cerca de Potes. Volvimos antes a la casa para que Buyo se cambiase las deportivas que había subido a la nieve y que tenía encharcadas. Antes de cenar volvimos a Potes a hacer compras de "recuerdos". Cayeron unas cuantas quesadas, unos sobaos, unos garbanzos... Todo comida, por supuesto.

La cena, cojonuda la verdad. Croquetas caseras ricas de entrante, Bea se tomó un solomillo de ternera, Buyo y yo lomo de cerdo adobado con queso y manzana rebozado y Rosa huevos con chorizo y patatas. De postre una tarta de manzana brutal y bea una mousse de chocolate con mucho sabor. Ademása, tirado de precio, que maravilla! Nos fuimos a la casa y nos echamos una partidilla de tute y para cama, que teníamos un largo camino de vuelta el domingo.

La ruta, cortita, aquí.

viernes, 17 de abril de 2009

Semana Santa 2009, día 2 Potes - El Soplao - Comillas - Potes

El viernes nos levantamos medianamente pronto para nuestro primer desayuno en la casa y vimos la nieve más cerca que el día anterior. Amenazaba algo de agua, pero nada muy grave, si no el típico tiempo primaveral inestable. No estuvo mal el desayuno pero sin ser deslumbrante. En general se echaba de menos algo salado, y al pedirlo Rosa, le fuerona buscar al restaurante un plato de jamón serrano, un buen detalle, pero parecía un poco dar el coñazo. En general al sentarte te ofrecían un café/te con un vaso de zumo de naranja natural. En la mesa había pan, una tostador, mermelada, mantequilla y algunos productos típicos como sobaos o corbatas de unquera. Al acabar de desayunar nos fuimos a hablar con la chica de la oficina de información turística, que nos estuvo contando que podíamos hacer. Entre las opciones nos llamó la atención el servicio de guías gratuito que ofrece la comunidad de Cantabria en sus zonas protegidas, fuera del parque nacional, pero ya no llegábamos al del viernes, así que lo dejmaos para el sábado. Preguntamos por rutas para hacer y nos decidimos por una que no quedaba muy lejos y que empezaba cerca de una quesería, ñam ñam.


Arrancamos con la ropa preparada para un poco de agua y al final pasamos de parar en la quesería y lo dejamos para más tarde. Nada más arrancar a caminar pasamos del sendero que nos habían comentaado y nos acercamos por otro a una peña que había relativamente cerca desde la que ver el desfiladero por el que el día anterior habíamos pasado en coche.

Por el camino, nos fueron acechando un grupo cada vez más numeroso de buitres leonados, impresionantes en tamaño. Vimos algunos restos de huesos de cabras por aquella zona, que supongo habrían dejado los buitres. La vista del desfiladero era impresionante, y la apeña a la que nos acercamos caía a pico hacia él.
Climbing down


Dimos vuelta y comenzamos el camino por el sendero, que iba desde Prendes hasta Cabañes, dos pequeños pueblos/aldeas (por esta zona el concepto de aldea es mucho más pequeño que en Galicia, aquí a estasa cosas les llaman pueblos, peor la verdad es que eran 15 casas a lo sumo). En la ruta nos perdimos un par de veces por la mala señalización de algunos cruces, pero fue hasta divertido ya que la dificultad de la zona no era muy grande. Cruzamos un par de veces unos pequeños ríos por unas rocas que resbalaban mucho y nos mojamos algo las botas y los calcetines. Pasamos por mucho barro también, pero al final llegamos. Una vez en el pueblo nos planteamos subir hasta Bejes, a 6 Km de cuesta dura y empinada, para ver las cuevas en las que se hace el queso picón, pero a medio camino desistimos, principalmente porque vimos que eran casi las tres de la tarde, teníamos casi dos kilómetros de descenso hasta el coche y a las siete teníamos las entradas de la cueva del Soplao. Así pues, comimos sobre unas rocas viendo los valles y en una zona bastante expuesta al viento, para bajar hasta el coche e ir hasta la casa rural para pegarnos una ducha antes de bajar a la cueva.

Pote's valleyTras una hora de coche, llegamos a la cueva, aunque más bien parecía una estación de bus o de tren. Al llegar nos dimos cuenta de que menos mal que habíamos comprado las entradas por internet, ya que nos encontramos a un conocido de Ferrol y nos dijo que habían comprado la entrada a las seis y tenían vez para el grupo de las nueve. Nosotros llegamos a las siete menos cuarto y a las siete estábamos entrando. Para entrar a la cueva te subes en un tren minero y avanzas 400 metros por un túnel antes de ver una cueva impresionante, con un montón de estalactitas de mil formas y todas muy muy blancas. La pena de la ruta por la cueva es que es muy muy frío e impersonal. Los grupos son grandes y no te dejan casi tiempo para pararte a ver las cosas. La guía parecía una maestra de escuela que se hubiera aprendido un rollo que soltaba una y otra vez, como si estuviera hastiada. Tras el recuerdo de la cueva de la montaña negra de Carcassone, vimos una cueva mejor pero no fue tan divertido. Salimos de allí y nos fuimos hasta Comillas.

El camino a Comillas fue tortuoso, ya que la carretera corta estaba cerrada y tuvimos que dar unos 20 Km de vuelta. Al llegar fuimos a ver el Capricho de Gaudí, un palacete construido por Gaudí que es precioso, tanto el edificio como la torre que tiene adyacente. No es muy grande pero estaba lleno de detalles. Yo me acordaba de cuando fui hace quince años con mis padres de que era un restaurante, y al parecer, lo habían reinaugurado hace poco. Vimos la carta fuera y decidimos hacer el guiri y comer dentro del restaurante para ver lo que es comer dentro de un edificio así. Por dentro las paredes estaban cubiertas de caligrafía japonesa, que supuestamente representan "Platero y Yo", algo curioso pero la verdad es que era bonito. La cena en general bien, la comida muy rica. De entrante cayó una terrina de foie. Pedimos de segundo unos lomos de venado con puré de castañas, una lubina y un rape. De postre cayeron unos pasteles de chocolate y un biscuit helado. En general la cocina muy bien pero tenía detalles cutres para un restaurante de su precio, que son pijadas, pero que suelen venir acompañando ese tipo de restaurantes, como que te recojan las migas antes del postre, que las copas no sean cutres, que el mantel y las servilletas sean de hilo o que el baño no sea cutre y anticuado. De todas formas salimos satisfechos a dar una avuelta por Comillas de noche. Dimos un pequeño paseo y nos volvimos a Potes, de vuelta por el desfiladero por el medio y medio de la carretera, orillando sólo cuando veíamos luces de coches en sentido contrario. Llegamos ya cerca de la una, así que nos fuimos a dormir que al día siguiente queríamos ir de caminata con las guías.

La ruta aquí, como siempre.

miércoles, 15 de abril de 2009

Semana Santa 2009, día 1 A Coruña - Potes

Este año nos quedamos medianamente cerca en Semana Santa, y nos fuimos con Buyo y Rosa a Potes, en el interior de Cantabria. Conseguimos salir por la mañana a eso de las 10:30 y tiramos millas por el norte. En el camino vimos muchísimo tráfico hacia Galicia, con muchos atascos. ¡Llegamos a pensar que nos estábamos perdiendo algo! En nuestro sentido había tráfico pero era fluído, ir en "caravana" a 90 Km/h no es demasiado coñazo. Antes de entrar hacia el interior nos quedamos a comer en San Vicente de la Barquera, dónde paseamos un rato y picamos en una sidrería unas anchoas, unos calamares y unas patatitas, no sin antes dejar el coche en el quinto culo ya que estaba a reventar de turistas. El pueblo no es gran cosa, pero la bahía es muy bonita.

Nada más salir de San Vicente después del paseillo la carretera cambia repentinamente al acercarse al interior, dónde se estrecha y se mete en un desfiladero. Allí la carretera va pegadita al río y a las rocas del borde, habiendo varios puentes por donde no caben dos noches a la vez. Al cabo de 30 Km de repente se abre en un valle rodeado de montañas a cada cual más alta, y en el centro del valle se encuentra Potes. La casa rural a la que íbamos, El Corcal de Liébana, estaba en Tama, muy cerquita. Entramos en la casa y la verdad, las fotos no engañaban. Es muy nueva y las habitaciones están muy cuidadas y se ve el cariño puesto en la decoración. Las dos que cogimos tenían balcón (bueno, la de ellos tenía tres balcones) con una mesa de madera y dos sillas para sentarse a disfrutar del solete (o más bien estos días, de la rasca que hacía). Dejamos las cosas y nos fuimos a Potes.
Potes es un pueblecito de casas de piedra y lleno de tiendas para esquilmar a los turistas. Eso sí, las tiendas están llenas de productos locales que merecen mucho la pena, aquí los souvenirs son, como norma general, cosas de comer muy sabrosas. Sobaos locales (que maravilla, nada que ver con los que compras en un super aquí), galletas diversas, embutidos, quesos, garbanzos... Dimos una vuelta y nos fuimos a cenar prontito, que al día siguiente tocaba ir de paseo por ahí. Acabamos en un restaurante comiendo unas croquetillas, un pastel de atún y queso picón (un queso azul suave que hacen en las cuevas de la zona, la versión cántabra del cabrales) y de segundo yo cometí el fallo de comer lengua de ternera, que estab regada de tomate frito solís. Buyo y Bea tomaron un solomillo de cerdo metido en un hojaldre con queso y bacon, que estaba muy tico. Rosa le dió a una trucha.
Potes lonelyness

Acabamos de cenra y dimos otra pequeña vuelta antes de volver a la casa. Al llegar nos dedicamos a buscar en internet información sobre que hacer al día siguiente, y decidimos hacer la compra por internet de las entradas de la cueva del Soplao, viendo que había muy pocas disponibles. A la una estábamos en la cama, dispuestos a caminar el día siguiente.

La ruta, facililla, aquí.

viernes, 2 de enero de 2009

Feliz 2009

Feliz 2009, y espero que sea mejor que este 2008 pasado (no es muy complicado para mi). Lega un año cargado de deseos de viajar. Todavía no tenemos muy claro a donde dirigirnos, pero esta año seguiremos por Europa. Sólo sabemos que caerán un par de días en Gstaad, que el año pasado dejaron un sabor agridulce por las circunstancias de nuestra partida y queremos desquitarnos. Como Suiza está en el medio y medio de Europa, a partir de ahí hay mil salidas.

Alemania, Rep. Checa, Hungría, Eslovenia, Austria, Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica, Francia (de nuevo), Reino Unido (Londres de nuevo) son, en principio, algunos de nuestros deseados destinos, dejando Japón para (esperemos) el año que viene. ¿Sugerencias?

martes, 9 de diciembre de 2008

Pamplona

Resumen rápido del viaje, realmente no apetece tanto escribir a la vuelta como durante el camino, que se le va a hacer. Vayamos por partes.

Del viernes poco que contar, fue un viaje plácido. Pudimos salir al final a las seis, con lo que, con buen tiempo y pocas paradas, llegamos a Pamplona a eso de las doce a casa de Carmen y Flo. Tras los abrazos y la bienvenida estuvimos un buen rato de cháchara sin decidir de todo que se iba a hacer el fin de semana.

El sábado por la mañana al final decidimos no ir a Burdeos porque entre unas cosas y otras se nos hizo muy tarde. Así, que tras mucha indecisión, bajamos al centro para ver Pamplona. Aparcamos bajo la plaza de toros y fuimos a recorrer, bajo una fina lluvia, la zona por la que van los encierros. Subimos a lo alto de la ciudad pasando por el mercado, vimos a San Fermín, la Plaza del Castillo, etc. Nos llamó la atención como han recuperado algunas antiguas calles que estaban más bajas que el nivel actual de la ciudad. Vimos también la catedral, que no es gran cosa. Tras la caminata entró el hambre y nos fuimos a buscar donde tomar un pincho. La cosa estaba complicada porque parecía como si toda la ciudad estuviera en los bares. Buscando buscando encontramos un bar donde se iba ya alguna gente y nos tomamos un par de pinchos por cabeza de aperitivo. En todos lados las cosas parecían (y estaban) deliciosas.

Por la tarde las chicas quisieron ir de compras y como estaba lloviendo acabamos en un centro comercial, que realmente es como los de todos lados. Comimos allí en un restaurante un menú que no era gran cosa, donde sólo la tarta de cuajada rebajó la pesadez de estómago proporcionada por la comida. Tras una tarde de compras volvimos a casa de Carmen y Flo para cenar y descansar, que estábamos cansados de caminar.

El domingo nos fuimos a Francia a ver la zona de costa comprendida entre Bayonne y la frontera española. En una hora aproximadamente estábamos ya en Bayonne y nada más llegar nos sorprendió encontrarnos una feria de navidad. Había un montón de chorradillas y algo de comida que era lo más atacado por los locales, sobre todo las gordeces (crepes, castañas...). No había demasiada gente pero era cuestión de la hora, ya que la gente estaba comiendo, más tarde nos encontramos la feria abarrotada. Para nosotros era muy pronto para comer, así que nos dedicamos a callejear y para nuestra sorpresa muchas tiendas estaban abiertas o abrían por la tarde. Cuando quisimos comer ya no nos daban en ningún lado la comida, así que acabamos tomando unos bocatas bastante ricos en la panadería del centro del pueblo. Comimos al ladito de la catedral antes de acabar de ver el pueblo. Al asomarnos a la muralla nos encontramos un partido de rugby local y a bastante gente viendo el partido. Esperamos a que se produjera un ensayo y, en muy poco tiempo, pudimos verlo y continuamos hasta el coche para dirigirnos, a eso de las cinco, hacia Biarritz.

Biarritz es un pueblo muy turístico y, al ser domingo, había bastante gente de paseo y las chocolaterías estaban todas abiertas. Aparcamos en un parking para no comernos mucho la cabeza y dimos un paseo por el pueblo. Al final no pudimos resistirnos y compramos unos macarons y unos bombones. Bea se compró un megamacaron de frambuesa que estaba impresionante. Rodeamos todo el pueblo por el paseo hasta que se hizo de noche y el frío que venía del mar nos hizo continuar el camino.

Bajamos hasta Saint-Jean-De-Luz. Poco vimos del pueblo, caminamos por la plaza, subimos hasta la muralla y nos dirigimos ya hacia España con intención de parar en Hondarribia. En el precioso pueblo vasco dimos unas vueltas para ver si dábamos aparcado para poder cenar pero fue completamente imposible. El centro del pueblo estaba empedrado y había pocos sitios donde dejar el coche y los alrededores estaban abarrotados. Visto la imposibilidad nos fuimos a San Sebastián.

En la ciudad nos encontramos con una noche espectacular, con unos 12 ºC. Nos dimos una pedazo de vuelta por la ciudad vieja y por el comienzo de la playa de la concha. Había gente por todas partes y el asalto al pintxo parecía operación imposible. Así, tras seleccionar un restaurante conseguimos una mesa para los cuatro. De primero cayeron unos calamares y unas anchoas que simplemente diré que fueron las mejores que he comido en mi vida, con una textura mantequillosa, sin espinas, con un buen aceite... De segundo cayeron un par de presas ibéricas con chutney de mango, un risoto de langostinos y una merluza. De postre un par de helados, un pastel de albaricoque asado y una tarta de crema. Muy rico todo la verdad. Cansados salimos de cenar y nos dirigimos a pamplona a dormir.

El lunes partimos, no sin pena, de casa de Carmen y Flo, esperamos verlos pronto. Antes de volver nos dio la tolada y nos fuimos a la frontera francesa a hacer la compra del mes. Quisimos hacer una compra rápida pero fue imposible, nos tiramos casi dos horas y yo sigo sin comprarme la olla de hierro fundido, que se le va a hacer pero no había ninguna que me convenciera. Compramos dulces, quesos, yogures... Al final acabamos saliendo desde Francia a las cuatro de la tarde y no llegamos a casa hasta las once menos cuarto de la noche, cansados pero satisfechos.

¡Hasta la próxima aventura!

jueves, 4 de diciembre de 2008

Escapada rápida

Nos vamos de nuevo. Viaje relámpago para ver a Flo y a Carmen a Pamplona. El viernes, si nada se tuerce, saldremos de puente. Son sólo 700 Km hasta allí, un paseo en nuestro ritmo habitual. No creo que actualicemos en directo, pero prometo escribir a la vuelta y poner fotos.

Por cierto, si quereis echar un ojo a alguna foto más de las que publico en el blog, pasaos por mi cuenta de flickr