sábado, 21 de mayo de 2011

Un viaje muy especial, Comenzando el road trip (día 13)


Hoy tocaba check out y coger el coche. El día amaneció con más calor que ayer. Tardamos en recoger y en despertarnos y en cuanto pudimos salimos del hotel y cogimos el coche. Habíamos decidido coger un SUV pequeñito pero cuando nos ofrecieron por un poco más un Jeep Grand Cherokee dudamos pero al final caímos como preas. Subimos a cogerlo y ahí estaba, nuestro hogar en gran parte del día durante 12 días. 2 toneladas de bicho y 290CV de potencia para moverlo y muchos km para recorrer.

Salimos de la agencia de alquiler a las doce de la mañana y tratamos de acostumbrarnos al coche nuevo. Decidimos recorrer el Strip (la calle principal de Las Vegas) ya que al final no nos ha dado tiempo de recorrerlo andando. Seguimos la calle hasta el Stratosphere (una torre que se parece mucho a la Seattle) y allí paramos en nuestro primer McDonalds del país a comer algo. El "restaurante" estaba decorado con estilo clásico americano, nada que ver con los de aquí. Comimos un par de sandwiches de pollo a la plancha y salimos en dirección a la presa Hoover. Las primeras impresiones del coche, confirmadas más tarde, estupendas. Es grande, cómodo, y muy silencioso. No espereis que los 290CV se noten como lo harían con marchas, el coche trata generalmente de ir consumiendo poco. Además en USA no se puede ir rápido así que lo máximo a lo que fuimos fue unos 120 Km/h. Al final del día me consumió algo menos de 10L a los 100 Km, nada mal para el motor que lleva. En fin, que tras unos cuantos km llegamos a la presa.
Aparcamos en uno de los parkings de pago (7$) y bajamos a caminar la presa. 32ºC no esperaban bajo un sol de justicia. Caminamos presa arriba y presa abajo y conversamos un pequeño rato con unos señores mayores enamorados del sitio que ya habían estado allí muchas veces y que venían a ver el nuevo puente que hay justo en frente de la presa. La verdad es que el sitio impresiona y es una obra de ingeniería descomunal.

Tras coger bebida y unos souvenirs cogimos carrtera por Arizona adelante. 400 Km nos esperaban hasta el gran cañón, con pocas espectativas de verlo hoy dada la hora que era. De la carretera os podía contar muchas cosas. La gente en esta zona de USA conduce bastante bien. Las distancias de seguridad se suelen respetar, no se pasa en demasía la velocidad máxima y es todo muy tranquilo para conducir (nada que ver en absoluto con NY). Paramos en un sitio que tenía vistas a un lago y había un musulmán rezando. Nos hemos cruzado con bastantes motos, el 95% harley davidson, el 4% goldwing. El recorrido, espectacular. Montañasa destrozadas por la erosión producida por el viento. Colinas creadas a partir de rocas puestas unas encimas de otras sin que nada las una, que parecen puestas ahí por alguien. Rectasa y más rectas con curvas metidas entre montañas mientras ascendemos hasta la zona del cañón (que está a casi 2000m de altura). Solo describirlo como serenidad y calma. Paramos en nuestra primera gasolinera y compramos una nevera de poliexpan (3,5$) que rellenaremos de hielo en los hoteles para mantener las bebidas frías. Las opciones de comida en las gasolineras eran chuches y más chuches. Eso sí, pensándolo bien, en España es más o menos lo mismo. Muy majo un señor que mientras Bea miraba a las chocolatinas le dijo "coge cualquiera, están buenas todas. Son todas buena elección" (traducción más o menos literal) mientras sonreía. ¡La gente en esta zona parece muy amistosa!

El sol amenazaba con ponerse en el horizonte y nos quedaban 60 millas hasta el cañón. ¿Que hacer? No lo teníamos claro ya que dormimos en Flagstaff y hay casi 100 Km hasta el cañón. Al final cedimos a la tentación y decidimos ir hasta allí aunque solo fuera para verlo un ratito y vovler mañana con más tiempo y fuerzas. Tras una hora y rezando para que no se pusiera el sol de todo llegamos a la entrada del parque. El guardabosques de la entrada fue muy majo. Le pedí el pase que te incluye todos los parques mediante un año y él me explicó y podía irlos pagando por separado y cuando llevase 3 y llegase al cuarto si le enseñaba los pases de los otros tres me permitía hacer un upgrade al pase anual pagando la difrencia. Pagamos 25$ por el coche para entrar con un pase válido para 7 días y apuramos para llegar a verlo. ¡Y vaya si merece la pena! Es difícil describirlo con palabras, la verdad. Sobrecoge. Llena. Era muy tarde y estaba muy oscuro, pero el cielo estaba naraja, lila, de todo un poco. El cañón, callado, mostraba montañas sobreimpresas unasa con otras. Mereció la pena acabar el día así, dijmos los dos. ¡Mañana más!

Volvimos por carretera hasta Flagstaff, sitio mítico de la ruta 66. El GPS nos llevó sin problemas al hotel (Hilton Garden Inn) y un recepcionista majísimo nos dio la bienvenida. El acento de aquí es graciosísimo, no se como describirlo. Suena a sur, sería lo mejor que podría hacer con ello. La verdad es que en este país se practica bastante el idioma porque en todos lados te preguntan cosas y la gente se arranca a hablar contigo. Taxistas que van a restaurantes vascos y que tienen amigos que juegan al jai alai, recepcionistas de arizona que tienen familia lejana en España, camareros que te preguntan por tus gustos para ayudarte... Nada que ver en ese aspecto con UK, donde en general el servicio es más seco. Aquí a veces se hace empalagoso (imaginaos entrar en 50 tiendas y que en todas te pregunten un "how you doin'" esperando una respuesta, aunque sea un típico "fine, thanks" y que en todas te digan un "Do you need any help? My name is X if you need anything please ask for me". Al final es un poco cansino, pero realmente se esfuerzan por ofrecer un servicio, obviamente esperando tu dinero a cambio.

Buenas noches y mañana espero subir todas las fotos pendientes, no da el tiempo para más.

Un viaje muy especial, Las Vegas (día 12)

Sigo con algo de retraso acumulado, ayer por la noche fue imposible escribir así que tengo el día de ayer atrasado, pero no quiero retrasarlo mucho que escribir varios días seguidos es mucho tute. Comencemos. El día en Las Vegas amaneció despejado y con el sol pegando fuerte. No me malinterpretéis, no hacía un calor horroroso, lo que sí se notaba es que el sol pegaba con fuerza y la piel picaba. Nos levantamos y mientras me duchaba Bea bajó a la pastelería del hotel a coger un par de pasteles para desayunar. Sólo puedo decir que eran exquisitos y que el hojaldre del cruasán era de los mejores que he comido nunca, comparable en todos los aspectos a los de la pastelería Cocomaya en Londres. Salimos de la habitación con idea de aprovechar la mañana de compras así que nos fuimos a uno de los dos outlets grandes que hay en la ciudad. De esta mañana poco os puedo contar porque estuvimos de compras hasta el mediodía aprovechando los descuentos de las marcas que suele haber en estos sitios y que salen mucho más baratas que en España (Levis, Hugo Boss...). Comimos en el centro comercial unos perritos con queso que estaban realmente bien.

Salimos de allí y el tiempo había empeorado. La temperatura no había bajado mucho pero había nubes en cielo con lo que no era muy agradable para pasear y la sensación térmica había bajado mucho. Cogimos un taxi y nos plantamos en el hotel a disfrutar de la piscina aunque el tiempo no acompañara mucho. Subimos a la habitación, nos cambiamos y nos buscamos una tumbona donde tomar el sol que asomaba de vez en cuando y me bajé el portátil para escribir las entradas atrasadas del blog entre baño y baño. Nos tomamos una cervezita en la piscina, nos dimos unos baños y nos fuimos a la habitación a prepararnos para el espectáculo del Circo del sol para el que habíamos cogido entradas. Un poco a carreras conseguimos llegar al teatro del Bellagio en el que se ofrecía la funcion.

"O". Así se llama este espectáculo. En Las Vegas el Circo del sol ofrece 5 espectáculos permanentes en otros tantos hoteles. Para los otros cuatro se pueden encontrar descuentos, para este no. Es el espectáculo mása valorado de la ciudad y está siempre lleno. 7 días a la semana casi los 365 días del año (cierran unos 8 días). Unos 1500 espectadores por función en dos pases diários. ¿Os imaginais otro sitio del mundo donde llenar tantos espectadores durante tantos días? Es por esto que este espectáculo es único. Más de 70 artistas, un escenario acuático que sube, baja, se transforma... Buzos bajo el agua que mueven cosas y que dan oxígeno a los artistas que esperan bajo el agua su turno... Una auténtica salvajada de escenario y de producción. Los artistas, de talla mundial. Hay un espectáculo de saltos de trampolín (por llamarlo algo) en el que los saltos que se ejecutan parecen sacados de las olimpiadas. Hay todo y más de lo que puedas esperar de un circo en el que no hay animales. Pallasos, trapecistas, malabaristas con fuego, equilibristas, contorsionistas, de todo. Todo acompañado por una música preciosa y una puesta en escena perfectamente sincronizada. Es caro, sí, pero lo merece una y mil veces. Si tenéis la oportunidad no deberíais perderla. Os pongo un enlace al trailer para que os hagais una idea aproximada.



De ahí, alucinados, nos fuimos en un trasporte gratuito en monorail que hay desde el Bellagio hasta el Aria ya que queríamos cenar en el un restaurante llamado Sage que hay en el casino. El Sage es un restaurante de nivel de cocina americana moderna. Ya que estamos en USA, nos apetecía comer en un restaurante bueno que haga cocina tal y como se interpreta en este país. El Sage fue la elección perfecta. Al entrar nos ddijeron que teníamos que esperar 20 minutos y decidimos esperar tomando un cocktail en el bar que tiene a la entrada para la gente que espera. Tras menos espera de la prevista nos sientan y nos asignan un camerero majísimo. Me estoy acostumbrando a hablar con los términos que se espera la gente de aquí que uses. Si te preguntan si algo está bien o es de tu gusto  y tu contestas con un "OK" o "good" o algo similar significa que no mola demasiado. En este país se es mucho más efusivo y la gente se espera un "perfect", "terrific" o similar. La cena empezó con una creme brulee (algo así como una crema catalana) de foie gras, acompañada por panes dulces sobre los que untarla. De segundo Bea se tomó ternera de Kobe y yo un New York Steak. Al postre ya no dimos llegado pero puedo decir que en todo fue una comida de 10. Por la cantidad de sabor que tenía todo, por el servicio, por la cantidad, por la compañia.... De allí salimos en dirección al casino para jugar un poco y pensándonos si salir de noche por algún club (nos dieron entradas para un par de ellos). Echamos 10$ en tragaperras y ganamos 80$. Recolectamos ganancias y seguimos jugando en alguna más otros 10$, para sacar 140$... Bea tiene mucha suerte con esto.... Decidimos probar suerte en la ruleta. Lo malo es que nuestro casino es de nivel alto con lo que las mesas eran de 10 o 15$ de apuesta mínima con lo que perdimos 100$ en muy poco rato y decidimos dejarlo e ir a tomar la copa de bienvenida que todavía no había caido y dejarlo estar en cuanto al juego. Entre unas cosas y otras le hemos levantado al casino unos 500$, que no está naaada mal. Nos fuimos a uno de los bares del hotel y nos tomamos una antes de volver a disfrutar de la habitación y descansar, ¡que mañana empieza el road trip!

viernes, 20 de mayo de 2011

Un viaje muy especial, aterrizando en Las Vegas (día 11)

Salimos hoy del apartamento con bastante tiempo para llegar al aeropuerto. Doron (el casero), nos había dicho que íbamos en hora punta y que saliésemos con tiempo así que así hicimos. Ccon dos horas de antelación a la fecha límite de facturación salimos de Manhattan y casi no nos llega el tiempo. El taxista que nos llevaba al aeropuerto trató de coger un atajo por el puente de Williamsburg y se lo encontró cerrado... Vaya tipo... Así que de vuelta hacia el túnel de la calle 34 en plena hora punta. En Queens y Brooklyn cogimos sendos atascos por obras y follones varios (además de que en NY conducen como el culo) así que tardamos algo más de hora y media en llegar a la terminal del areopuerto. Y si pensais que dio el rodeo a posta estáis equivocados, la tarifa al JFK es fija.

La terminal 5, de la que salíamos, es enteramente de la compañía que cogíamos (Jet Blue), una compañía de bajo coste americana muy curiosa, empezando porque vuelan con Airbus, cosa que compañías como Delta o Continental no hacen ni de coña. Además es de bajo coste pero no te cobran por la primera maleta facturada cosa que las tradicionales de USA si que hacen en vuelos domésticos. Para facturar hay que ir a uno de los muchísimos terminales de autofacturación, introducir los datos de reserva y ahí tienes la billete. Hasta ahí normal. Lo raro para mí (no he volado demasiado, la verdad, puede que peque de sorprendido) es que en el drop off de las maletas te ponen ellos la etiqueta pero la maleta la echas tú en la cinta. De ahí a pasar el control de seguridad. Contra lo que mucha gente dice no se diferencia mucho el contro que pasamos en USA al que pasamos en cualquier aeropuerto europeo. No nos hicieron pasar más que por el detector de metales y el ordenador tuvo que ir en una bandeja aparte. En Francis, sin ir más lejos, nos hicieron sacar la cámara a una bandeja también. Lo único excepcional es que hacen descalzarse a todo el mundo. Llegamos a la terminal y cogimos el avión. Antes de despegar, el piloto, desde la zona de azafatas, nos comentó los detalles del vuelo en persona. Normalmente lo hacen desde dentro de la cabina, pero aquí lo hacen todo más personal. Lo que es curioso es que los pilotos salen a hacer sus necesidades a los baños de los pasajeros y avisan antes a las azafatas para que bloqueen el pasillo antes de salir por aquello de que la cabina ahora está blindada y tiene una cámara al exterior. Ya antes de salir el piloto nos advirtió de que el viaje podía ser movidito y que el aterrizaje en las vegas iba a ser un poco "bumpy" debido a que se esperaban vientos de unos 50 Km/h. Y sí, acertó. La verdad es que no fue tampoco para tanto. No os imaginéis un vuelo de esos de dos horas y media de turbulencias seguidas, pero sí que hubo alguna zona con bastante bamboleillo. Yo creo que parte de la culpa lo tiene la altitud de vuelo. A la ida, en el Airbus 330, cuando llegamos a una zona tormentosa el piloto subió de altura unos 2000 pies. Aquí pasamos por algunas zonas en las que había nubes a los 36000 pies a los que íbamos y el piloto nos acendió y pasamos por el medio de ellas.  No se si es porque el techo de vuelo del Airbus 320 es menos o por lo hacen por ahorrar combustible pero el hecho es que fue algo movidito. Las azafatas acabaron bastante agotadas porque si bien nosotros lo llevamos con estoicidad hubo gente en la parte trasera del avión que estaba muy nerviosa. No se si es porque nosotros estábamos muy adelante (fila 3) y dicen que se notan menos o si porque pasamos de todo, pero la verdad es que fue un poco coñazo el viaje.

Pues tras todo ello acabamos aterrizando, tras cuatro horas y medio de vuelo, en Las Vegas. Nada más llegar una cosa muy rara del aeropuerto. Sales del finger y tienes que coger un tren para ir a la zona de recogida de equipajes que está al lado de la salida. Vamos, que cualquiera podría llegar, entrar en el aeropuerto, y coger tu maleta... Curioso. Y más curioso todavía, mientras esperas por tus maletas hay unas tragaperras al lado. Empezamos el día en la ciudad del pecado echando un dólar y consiguiendo 8,75. No está mal... Cogimos un taxi hacia el hotel (Aria Resort & Casino) y ya nos dimos cuenta de que la diferencia de como se conduce entre esto y NY es abismal. Nos deja el taxi delante del la puerta del hotel y un botones nos ofrece llevarnos las maletas. Hay que pagar por ello pero la veredad, dado que es la una y el check in oficialmente no es hasta las tres decidimos dejar las maletas allí y poder darnos una vuelta sin tener que cargar con las cosas. Entramos y el hotel realmente impresiona. Hay una persona encargada de dirigir a la gente hacia la ventanilla apropiada. En muy poco tiempo estamos hablando con una persona de recepción y nos toman los datos. Habíamos decidido dar una buena "propina" (o llamadle soborno porque una propina por adelantado...) a la recepcionista para que nos consiguiera una buena habitación. ¡Y funcionó! Realmente nos dio el mismo tipo de habitación que habíamos pedido (no queríamos más, nos llega con la suite de 90m2 :-)) pero le pedimos un piso alto y nos dio ¡el piso 34! En principio nos daba el piso 10 porque era la una y nos dijo que no tenían listas más arriba las habitaciones. Le dijimos que esperábamos y que nos diera una más alta. Nos decía que el piso 18 y le dijimos que OK pero cuando volvimos de comer nos encontramos con que nos habían dado el piso 34.

Nos fuimos a comer cerca y acabamos en el Crystals, un pedazo de centro comercial de marcas ultracaras con unos cuantos restaurantes chulos. Paramos en un italiano donde Bea se tomó una ensalada de pulpo y yo una pizza de pepperoni con guindilla deliciosa acompañada por una cerveza Goose Island deliciosa (sigo con mis pruebas de cervezas americanas). Volvimos al hotel y cogimos las llaves para subir al piso 34 con la sorpresa incluida. Para ir a las habitaciones hay que recorrer parte del casino, pero no todo como en otros hoteles y la verdad las caminatas por el hotel son bastante limitadas compadas con los hoteles tradicionales de Las Vegas. Entramos en la habitación y solo se puede describir como impresionante. Un piso 34, todo cristal, una bañera en una esquina mirando hacia el hotel Planet Hollyvood del Strip y en la que pareces colgando en el aire... Alucinante es poco... Descansamos un ratillo del viaje (yo todavía estaba algo mareado de tanto arriba y abajo del avión) y salimos a caminar por el Strip.

Ya se estaba haciendo de noche y no sabíamos si ir a algún espectáculo. Antes de salir paramos en la pastelería del hotel y nos cogimos dos delicias. Yo sabía que quería ir a alguno del circo del sol y estuve mirando comentarios. El que mejor ponía la gente se llama "O" y está en el Bellagio (muy cerca de nuestro hotel) así que probamos fortuna en un sitio de tickets a mitad de precio. Allí nos dijeron que ese espectáculo nunca tenía descuento ya que es un megaéxito y que siempre está abarrotado así que nos fuimos al Bellagio a ver si había entradas. Llegamos al Bellagio y era inmenso. Gigante es la palabra. Acabamos llegando tras dar alguna vuelta a la taquilla y allí nos dijeron que ya no había entradas para estar juntos así que las cogimos para el día siguiente a las 19:30 para poder ir a cenar tras el espectáculo. Nos dedicamos luego a pasear por el Bellagio y a continuación ver las fuentes del mismo en acción.
Son increibles en directo, la fuerza con la que lanzan el agua hace que suenen como si fueran fuegos artificiales. Mientras las veíamos había cuatro modelos grabando algo (parecía un spot) delante de las fuentes. Seguimos hacia el Caesars Palace y allí nos dimos otra vuelta por él y sus tiendas. Cuando nos cansamos volvimos a nuestro hotel y nos tomamos unos bocadillos en una megapastelería que hay en medio del casino que tiene cosas espectaculares. Decidimos echar unos pavos en las tragaperras con la fortuna de que echamos 30$ en total y nos llevamos 413$. Con la diosa fortuna de nuestra parte nos fuimos a la habitación ya que para nosotros con el cambio horario era tarde y queríamos disfrutar de las vistas del Strip de noche.

Un viaje muy especial, MET y últimos paseos por NY (día 10)

Primero de nada deciros que llevamos dos días sin actualizar el blog por falta de tiempo, así que hoy toca ración doble. El último día en NY fue una locura por las maletas y el primero en Las Vegas estábamos muertos de cansancio. En fin, que hoy, desde la piscina del hotel :-) escribo ambas.

Nos levantamos en NY con previsiones de lluvia para todo el día. Al final resultó que cayeron dos gotas malamente, así que aprovechamos bien el día. Salimos del apartamento camino de MET, el museo metropolitano de arte que está considerado uno de los mejores museos del mundo. Bajamos del hotel y paramos en la pastelería que tenemos a la vuelta de la esquina. Los mejores cheescakes de NY reza a la entrada, ¡y no van de farol! Además muy recomendables los donuts. El sitio en custión está en la octava avenida entre la calle 30 y la 31 en la acera de la izquierda subiendo. Cogimos un par de pasteles y salimos hacia el metro camino del museo. Un par de trasbordos después estábamos ya muy cerca del MET. Paramos en una tienda en la que hacían smoothies helados y nos cogimos uno pequeño para los dos. Salvo que tengáis mucha hambre tenéis que recordar una cosa de NY, y en general de todos los USA, las cosas se piden mini, regular o, como mucho, small. Los tamaños aquí son gigantes. Un tamaño small equivaldría a uno grande de España en la mayor parte de los sitios. En fin, seguimos con el paseo y llegamos al MET.

La cantidad de gente entrando realmente impresiona. Hay unas diez filas de personas cogiendo entradas y tardamos un rato en conseguir las nuestras. Las entradas del MET son muy curiosas ya que es una chapa de metal con el logo del museo que la gente se pone en la solapa o donde buenamente pueda durante la visita. Nada más entrar te ecuentras de bruces con Egipto. El museo está en un edicifio de corte neoclásico realmente bonito y las coleeciones están muy bien integradas. La de Egipto es impresionante. Montones de objetos decorativos, sarcófacos, estatuas... Continuamos andando y echando un ojo al mapa que parece inabarcable si queremos ver todo: este es el típico museo que requeriría semanas para verlo con calma. Avanazamos por una colección de arte americano con cuadros y muebles. Recuerda mucho a las peliculas de la época de la guerra civil americana y como se veían en ellas las mansiones. A continuación pasamos a una de Europa medieval dónde se pueden ver vidrieras, estatuas, objetos decorativos... ¡Esto es inmenso! Esa frase nos viena a la cabeza cientos de veces. Nos detenemos en una colección de armas y armaduras que por un lado contiene piezas europeas (y la coleción es muy variada incluyendo armaduras francesas, alemanas, italianas y españolas) y por otro piezas japonesas y chinas.
Tras la caminata, nos fuimos a un patio que contiene escultura americana a descansar un rato antes de bajar a un exposición temporal de guitarras y subir a un permanente de instrumentos musicales. De ahí pasamos rápidamente por améríca precolombina para llegar a la parte de arte moderno donde se puden ver cuadros de Picasso, Dalí, Klee... Subimos al piso de arriba que está casi enteramente dedicado a la pintura. Nos paramos en el ala de fotografía y recorrimos rápidamente la parte de pintura flamenca (que me gusta espcialmente)  y recorrimos el resto a toda prisa que las fuerzas ya flaqueaban. Medio piso de arriba es pintura europea... De ahí nos fuimos a una parte que me interesaba especialmente, el arte babilónico y mesopotámico. Allí tienen los bajorrelieves de un palacio enteritos para que elos puedass observar y... leer... si es que sabes el idioma y de escritura cuneiforme :-). En fin, que tras un paso rápido por el arte griego y romano (al final acabas ya cansado de ver cosas bonitas) salimos muertísimos del MET.

¿Y ahora? ¿Que hacer en nuestras últimas horas en NY? Fue un gran dilema, la verdad. Al final decidimos hacer una cosa que teníamos pendiente y que nos parecía impredonable. Coger un barco. Salimos primero a buscar donde comer algo y acabamos en un sumermercado de lujo (estábamos en una zona muy cara de NY) cogiendo dos bocadillos de lujazo de a 10$ cada uno. Realmente espectaculares ambos. Cogimos el metro en dirección a Battery Park (el parque que hay en el extremo sur de Manhattan, justo debajo de la zona financiera).  Allí tratamos de coger el ferry hasta Liberty Island pero ya no había. La siguiente idea fue ir hasta el terminal del ferry de Staten Island (que es gratis) pero al final nos pareció que no íbamos a ver las cosas todo lo bien que nos gustaría así que fuimos al muelle 17 a coger el Water Taxi.

Tras una caminata de 20 minutos compramos lo tickets y nos subimos al barco. Lo primero que hace es dar una vuelta alrededor del distrito financiero. El guía te vana contando historias sobre los edificios y sobre Manhattan. A continuación se pasa muy cerca de Ellis Island, famosa porque era el punto donde los emigrantes llegaban al país. Después se acerca hasta Libery Island donde el barco se para delante de la estatua un buen rato para que te hartes de hacer fotos de la estatua desde bien cerca. Después pasa debajo del puente de Brookyn y del de Manhattan para que puedas hacer todavía más fotos y da la vuelta en el Brooklyn Navy Yard antes de volver a pasar bajo los puentes y dejarte de nuevo en el muelle 17. Mi recomendación con el barco. Si no queréis gastar pasta pillad el ferry a Staten Island, pero que no os digan que se ve igual que desde el Water Taxi. Ni de broma, vamos.
El ferry de Staten Island pasa bastante más lejos, no para y no te da una vuelta por el sur de la isla. Va, casi recto, hacia Staten Island. Pero claro, es gratis, y el Water Taxi vale 25$ por cabeza, que es una pasta, por 60 minutos de paseo. Si tenéis más tiempo hay unas visitas de la Circle Line que dan la vuelta a Manhattan y que duran dos o tres horas (hay una más larga y una más corta) por unos dólares más. Esó sí, toméis la decisión que toméis, tenéis que ver Manhattan desde el agua, ¡es impresionante!

A la vuelta cogimos otro metro hacia el norte. Estábamos pensando en ir a un musical pero estábamos ya muy derrotados así que simplemente paseamos un rato por la ciudad y paramos en Midtown Comics, la tienda de comics más famosa de NY. Siempre que voy a una tienda de comics me pasa lo mismo. Hay taaantas cosas que compraría que no se por donde empezar. Así que esta vez decidí que me pillaría la miniserie de Osborn que dibujó Enma Ríos (una conocida muy muy maja)  y que ha recibido muy buenas críticas en USA. De allí, muertos ya, bajamos hasta el apartamento a volver a pedir comida (visto que el sistema funciona estupendamente). Hoy tocó sushi variado y unos pocos gyoza y a ponerse a hacere la maleta hasta las tantas que había que asegurar las cosas para viajar en avión y había que transportar unas cuantas cosas nuevas.

Echaremos de menos NY!

martes, 17 de mayo de 2011

Un viaje muy especial, Portaaviones Intrepid, Chinatown y Nolita (día 9)

Penúltimo día en NY. Todavía no nos hemos ido y ya vemos como se nos escapa el tiempo y nos da tiempo a nada... Esta ciudad es inmensa y son taaaantas las cosas por hacer que por unas cosas u otras no hemos podido hacer que antes de irnos ya deseamos volver. Hoy el día amaneció lluvioso. De hecho una fuerte lluvia nos despertó por la mañana, pero cuando finalmente salimos del apartamento había la típica lluvia fina que más que nada toca las narices y que hace que la visibilidad sea baja lo que nos estropeó los planes de coger un barco.

Salimos del apartamento en dirección al portaaviones Intrepid que está a poca distancia (para los estándares de NY) y como sabréis tengo cierta predilección por los aviones y los temas bélicos. Llegar al puerto y ver un barco tan grande en el muelle ya impresiona.
Nada más llegar y coger la entrada tuve la grata sorpresa de que en la entrada se incluía una visita al USS Growler, uno de los primeros submarinos en llevar misiles de crucero. Nos dirigimos allí de inmediato y estuvimos recorriéndolo por dentro admirando como vivía la gente dentro de tan poco espacio y los pocos lujos que se podían permitir. Salimos de allí con ganas de ver el portaaviones y subimos por un ascensor hasta la cubierta del hangar que es donde se comienza la visita. Al entrar nos advirtieron de que iba a comenzar una "experiencia audiovisual" sobre los combates en los que estuvo involucrado el navío con especial incapié en los ataques kamikazes sufridos. El asunto consistía en 5 pantallas proyectando la historia y un poco de efectos especiales en forma de luces y humo. Nada muy espectacular pero si que te ponía en situación sobre la historia del barco. Seguimos viendo el contenido del museo, subiéndonos a un pequeño helicóptero de rescate y viendo detalles de motores antes de subir a la chicha, la cubierta de vuelo.

Allí se puede ver una bonita colección de aviones. Si bien no es muy grande como la del museo de la RAF de Londres, si que tiene una colección bien seleccionada. Por mencionar algunos: F4 Phantom, Mig 21, Mig 17, F14 Tomcat, F16 Fighting Falcon, A-6 Prowler, Lockheed A-12 (el predecesor del SR-71 Blackbird). La verdad es que me lo pasé muy bien viéndolos y disfruté como un niño. Desde la cubierta se puede subir al puente de mando por donde hicimos un recorrido muy interesante pudiendo ver lo que ve el capitán de un barco tan grande y tan especial como éste.

Cansados de caminar por el barco cogimos un par de bagels en H&H Bagels y un poco de queso philadelphia para continuar camino. Cogimos el metro y nos plantamos en Canal Street, el corazón de Chinatown. Nos pusimos a pasear entre gente que nos ofrecía imitaciones de relojes o de bolsos de marca. En un principio, entrando desde el oeste, lo que veíamos eran muchas tiendas de souvenirs y de bolsos de plástico. Según íbamos yendo hacia el este lo que encontrábamos eran joyerías con cosas muy exageradas y carísimas.
Seguimos caminando metiéndonos en el barrio y curioseando por las tiendas de alimentación que exponen verduras desconocidas y cosas como ostras secas que tienen pinta de ser deliciosas para elaborar salsas y sopas. Vemos un par de pescaderías que exponen los peces vivos en cajas a las que cambian el agua con cierta frecuencia. Cogemos para comer unos bollos en una pastelería china (¡que ricos!) La verdad es que el día estropea un poco las cosas, pero es divertido pasear por Chinatown.

De allí comenzamos a subir por Little Itally hasta Nolita. Los de NY no se han comido mucho la olla con los nombres de los barrios en esta zona. Así, Soho es South of Houston, Noho como adivinaréis es North of Houston (Houston es una calle) y Nolita es North of Little Italy. De este tipo de cosas viene la coña de How I Met Your Mother con Dowisetrepla, un barrio inventado cuyo acrónimo significa Downwind of the sewage treatment plant. Nos dedicamos a pasear por las botiques del barrio buscando cosas especiales y de diseño e hicimos alguna pequeña compra. Eso sí, con nuestra predilección por los cupcakes paramos a coger un par en una pastelería y estaban deliciosos. Seguimos caminando e hicimos la segunda parada culinaria en un Pikberry. Esta cadena se dedica a popularizar el yogurth helado. Esta moda viene porque consiguen un helado libre de grasas que si te gusta el yogurth natural está delicioso y es más sano que el helado normal. Al propio helado te permiten echarle toppings que pasan por frutas, trocitos de chocolate, cereales... Una cosa así yo creo que podría triunfar en nuestras ciudades sin dudarlo. Cuando nos cansamos de caminar cogimos un taxi al apartamento.

 ¿Y la cena? Pues decidimos pedir una pizza desde casa, que suena estupendamente. Así pedimos una pizza online en Patsy's mediante un sistema que hay por aquí que agrupa a muchos establecimientos y te dice que establecimientos de tu zona te sirven a domicilio y te permite hacer un pedido. Un sistema casi perfecto para pedir comida a domicilio sin acumular folletos. Y así, comiendo una pizza estupendísima, acabamos este día.

lunes, 16 de mayo de 2011

Un viaje muy especial, Museo de historia natural y Times Square (día 8)

Hoy se suponía que iba a haber tormentas y que haría mal día así que planificamos un día bajo techo. Salimos algo tarde del apartamento dado que ayer llegamos bastante tarde y necesitábamos descansar. Fuimos a coger el metro en dirección al museo de historia natural y a medio camino nos encontramos con que por culpa de unas obras no paraba hasta un montón de paradas después del museo, así que tuvimos que ir hasta la calle 125 (el museo está en la 81) y luego bajar lo que nos llevó mucho tiempo. Dado que en esta ciudad la gente de bien come de doce a dos y cena de seis a ocho (aunque para el turisteo muchos restaurantes se adaptan a cualquier horario) decidimos ir a probar una de las hamburguesas (si no la más) mítica de NY, la del Shake Shack.

Lo que empezó como un simple puesto en Madison Square Park va camino de convertirse en un emporio en NY (ya tiene 4 restaurantes y los cuatro abarrotados). Estuvimos esperando unos veinte minutos para conseguir pedir un par de hamburguesas. Bea se tomó una doble con queso y yo me pedí una especial que hacen ellos que tiene un piso de hamburguesa de carne y el otro es un rebozado marca de la casa relleno de champiñones portobello y una mezcla de quesos.
A compañando todo esto un par de raciones de patatas y unas bebidas. Sólo puedo decir una cosa, la hamburguesa que tomé yo ha sido la mejor de mi vida y con una diferencia abismal. El sitio se jacta de que no usa grasas trans, de que la carne no tiene antibioticos y que todo lo que usan para decorar es reciclado. Muy verde todo y "saludable" dentro de lo que cabe. Recomendable al 200% el sitio y además no es muy caro. Como anécdota deciros que cuando haces el pedido te dan un cacharro bastante grande que vibra cuando tu pedido está listo. Así puedes ir buscando donde comer la hamburguesa ya que el sitio no es muy grande y está abarrotado.

Con el estómago lleno nos fuimos al museo de historia natural. Compramos dos entradas con acceso al planetario y a toda prisa nos fuimos a ver el museo. Recorrimos primero la parte de los mamíferos americanos y rápidamente nos dimos cuenta de que medio museo sin dioramas de cosas disecadas lo cual no es que nos parezca mal, sobre todo a nivel educativo, pero nos la trae al pairo con la prisa que teníamos y lo grande que es el museo.
Así que rápidamente nos fuimos a la parte de la geología a ver minerales y sobre todo, ¡los meteoritos! Cuando llegó la hora subimos al planet-ario y nos sentamos para disfrutar de media hora de narración de Woopy Goldberg sobre las estrellas. Tanto las imágenes como el sitio fueron estupendos, con asientos que vibraban en ciertos momentos para añadir dramatismo. Salimos de allí en cuanto terminó corriendo para ver los dinosaurios, que nos encantan.
Paseamos en los 45 minutos que nos quedaron las salas de dinosarios babeando con las cosas allí expuestas. Aprovechamos hasta el último minuto antes de que prácticamente nos echaran de allí y nos dirigimos hacia Times Square ya que los domingos todo cierra antes y esa es la zona con más vida.

Bajamos desde el muso por Columbus Avenue mientras caía una lluvia muy fina que no molestaba en damasía. Bajando por el camino nos encontramos con una sucursal de la Magnolia Bakery, famosa por salir en la serie Sexo en Nueva York. No pude pasar la oportunidad de tomar un cupcake (mira que me gustan) mientras seguíamos calle abajo y la lluvia comenzaba a arreciar. Esperamos un poco en los soportales a que parase y seguimos como pudimos hasta meternos en una tienda para que pasara lo peor. Cuando salimos todavía llovía algo y nos metimos en un centro comercial en Columbus Circle. Allí acabamos metiéndonos en una showroom de Samsung, probando los nuevos tablets (le falta algo a los tablets android para llegar al ipad) y yo jugando un rato al starcraft 2 en un un PC que tenían con cinco monitores, un equipo de sonido del copón y una silla que si pudiera me llevaría a casa. Cuando cerró salimos hacia
Times Square con intención de caminar un poco más y buscar donde cenar. Nos dimos una vuelta por las tiendas y Bea hizo unas compritas en la tienda de M&Ms de tres pisos que hay en la plaza antes de sentarnos y consultar los restaurantes de la zona en la wifi gratuita que Yahoo regala en la plaza.

Tras buscar un rato acabamos en un japonés bastante chulo donde en vez del típico sushi aprovechamos la estupenda carta para cenar, al estilo oriental, seis platos. Una sopa con gyoza, unos encurtidos, unas bolas de pulpo, una caballa seca a la placha, unos pinchitos de vieira y una ensalada de sashimi con vinagre de arroz fueron la comida que terminó el día de una forma absolutamente estupenda. Además me dio por pedír sake con gas que vi en la carta y la verdad fue un compañamiento estupendo para cena que tomamos. Tras terminar, cogimos un taxi que nos paró delante para dejar gente (¡nos ha pasado tres veces ya!) y nos fuimos al apartamento. ¡Mañana más!

domingo, 15 de mayo de 2011

Un viaje muy especial, Soho y el Empire State (día 7)

Hoy la previsión meteorológica era bastante regulera. Se suponñia que hoy podía llover algo pero la gente parecía pasar de ello y no vimos ni el primer paraguas en al calle ni la gente con ropa de abrigo así que no nos preocupamos mucho por ello. Bajé a coger para desayunar nuestro primer new york cheescake. La verdad es que estaba bueno de narices y se parecía bastante a uno que hago yo a veces que es muy denso y pesado. No os imagineis una tarta de queso suave que se deshace en la boca, esto es más bien algo denso y pesado. Acabamos de tomar nuestros pedazos en el apartamento y cogimos un metro en dirección al sur, hacia la zona del Soho.

El metro nos dejó en la zona del West Village cercana al Soho, llena de bares, restaurantes y sitios para hacerse tatuajes. Bajamos la calle y de repente el paisaje cambió de golpe. Los edificios pasaron a ser metálicos, con pisos de techos altísimos y cristaleras rectangulares con las típicas escaleras de incendios exteriores. Los bajos de los edificios se llenaron de tiendas. Dependiendo de la zona podías encontrar pequeñas tiendas con cosas de diseño, tiendas de muebles de locura o grandes cadenas internacionales.
Nos pusimos a loquear y pasear perdiendo un poco el rumbo y parando en algunas tiendas de diseño que siempre nos encantan. Paramos en una de Kidrobot que nos gustó especialmente por el diseño tanto exterior como interior de la tienda y por las tonterías que había dentro. Seguimos dando vueltas y haciendo fotos, entrando en tiendas aquí y allá hasta que el cuerpo nos pidió comer.

Nos pusimos a buscar pues un sitio donde comer sentados y descansar las piernas. Encontramos una cafetería de una cadena que tiene cosas chulas y nos sentamos a comer una ensalada de algas y unas tostas (atún, humus, pesto y alubias blancas la de Bea y la mía era de curry de pollo con chutney de arándanos y albahaca) para compensar la tarta anterior.

Comimos con calma antes de seguir paseando el barrio. Acabamos en Broadway que a su paso por el Soho está llena de tiendas de todo tipo. Paseamos una tienda de ropa de montaña, una que tenía miles de camisetas, unas cuantas cadenas y cientos de zapaterías. Cuando cerró el comercio (a eso de las nueve de la noche) bajamos hasta Little Italy a cenar. Acabamos en un restaurante bastante cutre que parecía sacado de la serie "Pesadilla en la cocina" llamado Mambo italiano. Había mil camareros andando como pollos sin cabeza y sin hacer nada productivo, nuestra mesa fue atendida por cuatro camareros distintos y nos pidieron dos camereros distintos las bebidas. La comida era bastante regulera y había jazz en vivo pero no es que fueran una maravilla tocando. Resumiendo, la típica trampa para turistas en toda regla. Que se le va a hacer, no todos los días se va a tener suerte... En general el nivel de servicio en las tiendas y en los restaurantes en esta ciudad es extraordinario (lo pagas pero lo tienes), en este caso fue el peor que hemos tenido hasta ahora con diferencia.

Con un poco de mal sabor de boca decidimos ir andando hasta una tienda de comics llamada Forbidden Plante (una sucursal de la original de Londres) que sabíamos cerraba a las doce de la noche los sábados. Estábamos a la altura de la calle cuarta y había que llegar a la 13 y nos parecía cerca. La verdad es que es una pasada caminar de noche por la ciudad. Hay casi tanta gente como de día y muy buen ambiente. La sensación de seguridad en la calle es total y ves a la gente charlando en los jardines, yendo de restaurantes o a bares en los que se sirve comida hasta altas horas. Llegamos a la tienda y nos dimos una vuelta por ella antes de decidir que sería una buena idea subir al Empire State. Sin mucha confianza en que hubiera entradas a esas horas para subir, decidimos dirigirnos allí, subiendo otras 21 calles hacia el norte.

Cuando llegamos nos dimos cuenta de que quizás hubiera algo de niebla a esa altura pero subimos igual. Decidimos no subir al piso más alto (te ofrecen pagar 22$ por subir a la terraza del piso 86 o pagar 37$ por ir al piso 102 en lo alto de la torre) porque con la niebla que había ir más alto podía significar ver menos. Tras comprar los tickets y pasar el control de seguridad subimos en el ascensor a toda leche (aunque este es menos espectacular que el del Rockefeller Center) hasta el piso 80 y de allí otro ascensor te lleva al 86. Salimos a la terraza y si bien había algo de niebla, ésta iba y venía con lo que pudimos disfrutar igualmente de la vista nocturna de la cidad. De hecho la niebla hasta le daba un encanto a la vista en plan de película de misterio realmente interesante.
Cuando nos cansamos de hacer fotos, grabar video y dar vueltas maravillados por la vista, nos fuimos para el apartamento andando también. ¡Vaya pateadas estamos haciendo! Si alguien me preguntase que prefiero como vista desde un rascacielos de Nueva York no sabría por cual decidirme. Sinceramente yo iría a los dos. Cada uno tiene sus cosas. Desde el Rockefeller se ve mejor la zona de Grand Central Station y se ve perfecto Central Park. Desde el Empire State se ve muy bien el río, las avenidas (sobre todo se ve la quinta de arriba a abajo perfectamente y el Downtown. Si teneis que escoger uno pensad que es lo que quereis ver pero lo ideal es ver ambos.

sábado, 14 de mayo de 2011

Un viaje muy especial, Central Park y concierto de los Twilight Singers (día 6)

Hoy el cielo amaneció cubierto pero con un día caluroso. Llevamos todos estos días con más de veinte grados y con una humedad alta lo que hace que la sensación térmica sea superior. Quizás lo peor a veces sea el viento. Hay que contar que esto aunque muchas veces no te des cuenta es una isla y los rascacielos hacen cañones que dan velocidad al viento. En algunas zonas este viento puede llegar a dar frío. En fin, que nos levantamos, cogimos sendos muffins para desayunar y nos fuimos en metro hacia la parte alta de Central Park.

Que decir de este parque que no se sepa. ¡Es inmenso! ¡Brutalmente inmenso! Quizás lo único que disturba la tranquilidad del parque es el paso constante de aviones y helicópteros que cuando uno está rodeado de coches y gente no se nota, pero en la tranquilidad del parque se hace sentir. Empezamos a recorrer el parque desde la calle 96 (para que os hagais una idea, el parque llega desde la calle 59 hasta la 110). Empezamos a bajar bordeando lagos y estanques, pasando por el jardín de Shakespeare, el castillo de Belvedere, la gran explanada de cesped donde un montón de escolares jugaban al beisbol y al fútol americano (la verdad es que dan ganas de jugar al beisbol, parece muy divertido).
De allí bajamos por el parque a la zona del lago (The Lake) donde la gente navegaba con botes alquilados por él. Seguimos camino hacia el final y nos paramos a ver un espectacúlo que mezclaba humor, break dance, algo de mala leche para que la gente se animase a soltar pasta (normal) y salto acrobático por encima de cuatro voluntarias. La verdad es que nos pasamos un rato divertido viéndolo. Desde allí caminando llegamos al final del parque en la esquina sureste del parque en la quinta avenida.

Decidimos buscar donde comer y nos fuimos hacia la zona de la tercera avenida, que no habíamos visto todavía. Caminando por la zona vimos el centro comercial Bloomingdales y nos hizo coña porque era donde curraba Rachel en Friends así que entramos a curiosear más que nada, porque es un sitio bastante caro y exclusivo. Era ya bastante tarde y estábamos sin comer de verdad y con ganas de sentarnos así que nos dirigimos a un restaurante para el que tenía yo un cupón de Groupon que había comprado desde España. Para los que no lo conzcocais Gorupon es una compañía que empezó con esto de los cupones de descuento para los que tienes un corto tiempo para comprarlos y bastante tiempo para gastarlos.
Para que os hagais una idea, para este restaurante tenía un cupón por el cual yo gastaba 25$ y ellos a cambio me daban 50$ para gastar en este restaurante. No está nada mal, eh? En fin, que llegamos al restaurante en cuestión (Sprig) a eso de las cuatro de la tarde, que en España ya es tardísimo pero en Nueva York es como comer a las seis de la tarde de España. Tuvimos la suerte de que este restaurante está integrado dentro de un rascacielos y tiene servicio continuo. Nos sentamos a comer viendo la calle desde una cristalera y degustando de primero un tartar de salmón y luego Bea se tomó un bacalao y yo un entrecot muy ricos ambos. Aproveché para probar otra cerveza local después de la Sam Adams de ayer. Esta era la Brooklyn Lager que estaba deliciosa. Estoy tratando de probar cervezas locales huyendo de lo típico que además sabe bastante mal (Miller, Coors o Bud) y esta vez acerté de pleno. Nos tomamos el postre y nos fuimos andando, con bastantes narices, desde la calle 54 con la tercera avenida hasta nuestro apartamento (calle 30 con la novena aproximadamente).
Resumiendo, una tirada realmente importante de unos 4 Km. Por el camino nos encontramos con una super tienda de juegos de rol y de tablero que no me quise perder, aunque fuera solo paara curiosear porque en las maletas no caben las cosas...

Llegamos al apartamento con el tiempo justo para dejar la cámara, cambiarnos  y bajar en taxi hasta el concierto. Los taxis en esta ciudad son curiosos. Hay muchísimos. En la calle seguramente si contaras los coches a muchas horas habría más taxis que coches particulares. Tardas como mucho un par de minutos en que pare uno y son baratos. Un trayecto que sería el equivalente en Coruña a ir hasta Santa Cruz y de noche nos ha costado 12$ propina incluida (unos 8€). Comparad el poder adquisitivo y es que resulta baratísimo. Aquí muchísima gente se mueve en taxi (sobre todo de noche). En fin, que llegamos a la sala y el concierto se había retrasado una hora. Decidimos ir caminando para hacer el tiempo hasta Union Square, famosa por los mercados de granjeros de la zona de Nueva York  que hay varias veces por semana. Hoy lo que había era mucha gente descansando y viendo espectáculos callejeros. Dimos una vuelta por la zona echando un ojo a tiendas particulares como una gigante que había de disfraces y otra no menos grande de ropa gótica. Cuando vimos que llegaba la hora volvimos a la sala y entramos.

No se como describiros la sensación al entrar allí. La sala está en lo que parece un antiguo teatro pero es un primer piso, lo cual ya choca. Las paredes desconchadas y la luz daban al local un aspecto cutre pero con solera, no se como describirlo mejor. Es como ver una película antigua, que se ve ya cutre pero que tiene un encanto que las hace diferentes. Eso sí, el equipo de audio no era ni cutre y antiguo. Nos dimos un paseo por el local observando como las máquinas de hielo seco ayudaban a la iluminación de toda la sala. Poco después de llegar empezaron los teloneros, un grupo llamado Margot & The Nuclear So & So's del que no había oído hablar nunca. Siempre me ha gustado llegar a conciertos donde no conoces a algún grupo y descubrirlos, a veces te llevas sorpresas agradables. En este caso la verdad es que lo hacían bastante bien y nos lo pasamos genial con ellos. Eso sí, el plato fuerte de la noche lo dieron los Twilight Singers. Ante un público entregado, sonando muy contundentes y muchísimo mejor que en disco dieron casi dos horas de concierto que han sido absolutamente espectaculares. Además pudimos disfrutar del concierto en segunda fila y sin agobios y el sonido de la sala era de lo mejorcito que he oído. No se si será la tónica general en los conciertos en locales pequeños en USA pero la verdad es que en este era como si la gente respetase el espacio personal de cada uno y no se pegara unos a otros. Curioso cuando menos ya que había bastante gente pero la gente no te apretujaba hacia delante. Del concierto salimos muertos tras la pateada mañanera así que cogimos algo de comer en un KFC y nos fuimos al apartamento a descansar para mañana.

PD: Blogger ha tenido problemas estos días y ha borrado (esperemos que no definitivamente) algunos comentarios. ¡Gracias por escribirnos! No se si tendremos tiempo para ir al Bronx o a Harlem. Lo intentaremos, ¡sobre todo lo segundo! Una misa un domingo por la mañana en Harlem tiene que ser especial. Lo malo es que Manhattan es enorme y hay taaaantas cosas que ver que por mucho tiempo que tengas no te va a llegar. Para conocer solo un poco esto necesitas un mes.

Un viaje muy especial, Rockefeller Center y un poco de todo (día 5)

Hoy nos levantamos con un buen día y nos fuimos a caminar con intención de subir a un rascacielos. Salimos primero hasta B&H, una megatienda de fotografía, video y electrónica que tenemos a dos manzanas escasas del apartamento. Solo puedo decir de ella que es absolutamente alucinante y lo bien que está montada. Hay mil empleados que te ayudan y contestan a cualquier duda. Hay mil modelos de todo lo que quieras elegir (hasta equipo de cine para la 5D mk II) y cuando eliges algo el dependiente de da un ticket. Con él vas a un dependiente que está en un mostrador con unos 50 puestos (literalmente) y él solicita al almacén lo que hayas pedido (que le llega mediante una caja que va por una cinta transportadora hasta su puesto). Allí lo ves delante, él te toma los datos y hace que, mediante cintas por el techo, el paquete llegue hasta una zona de recogida en la entrada. Te dan un ticket para que vayas a caja (que está al lado de la zona de recogida) y cuando pagas con ese ticket en caja te grapan otro de que has pagado y vas a la zona de recogida donde te dan el paquete y te vas. Suena un poco lío pero cuando lo haces lo ves normal y natural y te permite ir haciendo varias compras sin cargar con nada. Además para ellos es super seguro, porque tu no debes llevar nada de material hasta la puerta de salida. La cantidad de material que vende esta gente es absolutamente alucinante...

En fin, de ahí salimos hacia la tienda AT&T para ver si finalmente tengo un número americano con tarifa de datos. Cuando llego a AT&T me dicen que ellos no me pueden ofrecer datos en prepago y que lo sienten (todavía a día de hoy no tengo claro si esto es cierto o es que el dependiente que me tocó era negado). Seguí probando suerte en verizon pero allí me dijeron que en USA solo operan con tarjetas SIM AT&T y T-mobile, así que me fuí a esta pero había tanta gente que nos fuimos y lo dejamos para más adelante.

Seguimos por la calle 34 haciendo compras y subimos por la sexta camino del Rockefeller center, desayunando en un Dunkin Donuts (por primera vez en el viaje) . Por el camino nos paramos a ver Grand Central Station y nos quedamos un rato haciendo fotos y observando el hall.
De allí derechitos al Rockefeller no sin antes parar a comer nuestros dos primeros perritos callejeros. ¡Deliciosos!

Tras una caminata llegamos al edificio y cogimos las entradas. Eran las dos de la tarde y aunque había gente no era una cola larga en absoluto (supongo que al anochecer/amanecer habrá más gente). Subimos tras 42 segundos de subida en la que recorres 67 pisos viendo através del cristal del techo el hueco del ascensor a la vez que se proyectan cosas en el techo de cristal del ascensor. Una vez arriba salimos del ascensor para subir a la primera terraza, que está rodeada de cristales de metacrilato. Dimos la vuelta y vimos una subida a una terraza superior que no tenía las barreras de protección.
De esa forma pudimos hacer unas fotos estupendas y maravillarnos de la ciudad que teníamos a nuestros pies. Para más coña había una pareja haciéndose fotos de boda allí mismo, realmente curioso. Bajamos del ascensor y cogimos un sandwich para comer en una cadena de panaderías.

Cuando nos cansamos cogimos un metro para dirigirnos hacia el puente de Brooklyn. era nuestro primer viaje en metro y nos habían contado de todo de él. Que si la gente tiene pintas raras, que si está sucio, que si es complicado... Paparruchas. El metro es raro porque no va muy profundo y las estaciones son enormes y larguísimas. El metro limpio no está, pero la calle tampoco,así que tampoco se puede pedir más. Y las pintas en el metro las mismas que en la calle, inofensivas. La verdad es que supongo que los barrios de los alrededores serán jorobados a nivel de crimen, pero en Manhattan uno se siente seguro en la calle a cualquier hora del día. Salimos del metro en Grand Street (chinatown) y bajamos en dirección al Pier 17. Por el camino yo me quedé pillado viendo las frutas exóticas y la cantidad de comida china que se ofrecía en plena calle. Paramos en una panadería china y no me preguntéis que comimos porque realmente no lo sabemos :-). De allí caminando por Bowery St. llegamos tras un par de cambios de calle al Pier 17 para ver si cogíamos un Water Taxi.

Nuestro gozo en un pozo porque llegamos a las 5:01 y salía  a las 5. Estaba todavía en puerto y el de la taquilla trató de llamar al barco para ver si podía retrasar la salida un minuto para esperarnos pero no quiso, así que dejamos lo del barco para otro día porque teníamos que esperar hasta las ocho menos cuarto y hacía algo de frío. Descansamos un rato en el muelle para ver si recuperábamos fuerzas y nos protegíamos algo del viento frío que se había levantado y nos dirigimos hacia Wall Street.

Allí nos encontramos con un poco de follón (parecía una manifestación) y alucinamos con el despliegue de seguridad que hay en la zona. Paré un momento en una tienda de T-mobile y por fin conseguí mi número americano (aunque con una conexión edge nada más, que no es cutre ni nada...) y tuve una conversación con el dependiente sobre la rom que tenía instalada en el Galaxy S (me tocó el dependiente freak).  Mientras estaba allí Bea estuvo viendo parte del lío y como llegaban un montón de bomberos no sabemos todavía muy bien porqué. Caminamos por Wall Street para ver el edificio de la bolsa y seguir viendo el despliegue (os juro que había más policía que gente en la calle).

Seguimos hacia la zona 0 para ver como estaban levantando ya lasa sustitutas de las torres gemelas y las placas que habían dejado en memoria de los caídos las que vimos eran principalmente de bomberos porque las vimos en la pared de la estación de bomberos que hay allí pegada). Seguimor por la zona y entramos en una especia de outlet de marcas. Había precios realmente buenos pero estábamos cansados así que decidimos no comprar nada y coger un metro hacia Times Square para verla de noche.

Cuando llegas y ves todas las luces encendidas de noche (de día también están pero lucen menos) es impresionante. Todos los escaparates tienen cosas moviéndose ya sean leds o proyecciones. Edificios enteros proyectados, carteles iluminados con animaciones llamando la atención... de todo. Estuvimos dando vueltas sobre donde comer y sólo sabíamos una cosa, que queríamos una hambuerguesa. Como no quisimos dar muchas vueltas acabamos en el Hard Rock Café. Nos tomamos sendas hamburguesas con una cerveza de Boston (por aquello de probar lo local). Aceptable es la palabra que las definiría.
No estaban nada mal pero no eran nada espectacular ni especial, habrá que seguir en la búsqueda de una hambuerguesa espectacular. Eso sí, cenar al lado de la letra de "Breaking the law" y "Another thing comming" escritas de puño y letra de Rob Halford da algo de caché al asunto. Reventados y muertos de cansancio llegamos a las 12 de la noche al apartamento después de haber pasado todo el día de caminata.

viernes, 13 de mayo de 2011

Un viaje muy especial, empezando a recorrer los barrios (día 4)

Hoy nos levantamos pronto y nos pusimos a patear hacia el sur del apartamento. Comenzamos a caminar hasta Broadway y empezamos a bajar por ella en dirección al Flatiron buscando por el camino un sitio para desayunar. Entramos en una cafetería con una pinta buenísima pero nos dijeron que estaba cerrada hasta las 11:30. Costumbre curiosa que tienen algunos establecimientos aquí de tener la puerta abierta y estar cerrados...
Seguimos camino hacia el Flatiron y vimos unos puestos de comida en una placita que hay delante del edificio. Allí me dirigí a coger un Pretzel gigante que devoré con la ayuda de Bea. De allí nos fuimos a hacer fotos delante del edificio  y a pasear por el Madison Square Park. Volvimos a Broadway y Bea se fijó como entraba muchísima gente a una cafetería así que entró a curiosear. La cafetería era de la marca de café italiano Lavazza y era una macrotienda de productos italianos y hacían café de verdad. Bea se pilló un capuccino descafeinado y seguimos hacia el sur después de pararnos otra vez a maravillarnos con el Flatiron.

Seguimos desde allí hacia el sur por la quinta avenida. viendo escaparates de
tiendas de diseñadores y decidimos parar en una librería de Barnes & Noble ya que tonto de mí me dejé el mapa plegable de la ciudad que había comprado en Amazon en casa. Aprovechando la visita compramos un par de tonterías y seguimos camino parando en Adorama a comprarme una cámara nueva. ¡Que fácil es hacer compras en un sito como este teniendo las cosas claras! Una vez hecha la compra paramos a tomar algo y a desempaquetarla en una librería infantil que tenía en la propia librería una cafetería con cupcakes muy ricos. Descansamos las piernas un rato sentados allí antes de seguir bajando por la quinta hacia el sur.

Según bajábamos veíamos como cambiaba el paisaje. De grandes rascacielos y bullicio a una zona más tranquila (al menos un miércoles a la hora de currar). Veíamos como los currantes bajaban de sus despachos a furgonetas en la calle que ofrecían muchos tipos de comidas para llevar. Llegamos al Washington Square Park y nos desviamos antes de llegar hacia la calle octava buscando una tienda de cosas raras japonesas. Como no sabíamos a que altura de la calle estaba nos fuimos hacia el oeste y nos metimos un poco en el west village. El cambio de ambiente todavía es más pronunciado. De repente la calle se llenó de tiendas de ropa vintage, de cuero y de sombreros... Como no la encontramos bajamos por la sexta avenida y giramos hacia el wl Wasington Square Park de nuevo. 
Nos sentamos en él un ratillo mientras escuchábamos como dos músicos tocaban jazz y como las palomas y las ardillas correteaban por el parque sin muchas preocupaciones por la gente que allí había. Salimos del parque no sin que antes varias personas nos ofrecieran echar una partida de ajedrez en una zona del parque habilitada para ello camino de la parte este de la calle octava. Allí finalmente encontramos la tienda en cuestión (llamada AC Gears) situada al lado de una tienda de cocina en la que ya no quise entrar porque me daría muchísma pena ver cosas estupendas que no me voy a poder llevar por falta de sitio en la maleta... En AC Gears tenían cantidad de cosas chulas para los fanáticos del diseño. Sobre todo tenían una selección de auriculares de diseño maravillosos y un montón de tonterías para puertos usb (¡hasta un estañador! ).

Salimos de allí y nos fuimos bajando por la cuarta avenida hasta Cooper Square. Allí, en una calle aledaña paramos en una minitienda de videojuegos retro llamada videogamesnewyork (así escrito todo junto). Para el que le gusten los juegos antiguos es una maravilla. ¡Había de todo! Game & Watch en perfecto estado, Vectex, Intellivision, Virtua Boy, Neo Geo, la Game Cube de Panasonic, Turbo Grafx, Lynx... y cientos de cartuchos para cada sistema. Despues de unas compritas en la tienda nos cogimos un taxi y nos fuimos al apartamento a dejar las compras y descansar antes de bajar por la tarde. La verdad es que los taaxis en Nueva York para la ciudad que es no son nada caros. Estuvimos unos 20 minutos en el taxi y nos cobró 11 USD, que al cambio vienen siendo unos 8€.

Por la tarde salimos de apartamento y decidimos bajar hasta el High Lane Elevated Park, unas antiguas vías elevadas de ferrocarril convertidas en un parque en altura. Antes de llegar paramos en un deli a coger unos suculentos bocadillos y algo de beber antes de ir al parque. Cuando llegamos vimos que las subidas estaban cerradas y supusimos que el parque estaba cerrado. Nuestro gozo en un pozo. Visto lo visto decidimos ir hacia el río, que llevábamos ya unos días en la ciudad y no lo habíamos visto. Fuimos pues hacia el Chelsea Waterside Park en el que la gente o bien estaba tirada en el cesped descansando o estaba haciendo footing.
Caminamos un rato por el parque viendo a lo lejos la estatua de la libertad y parándonos en un skate park donde había gente haciendo cosas realmente espectaculares con las tablas de skate. Seguimos bajando por el parque pegados al Hudson y llegamos a los Chelsea Piers, unos antiguos muelles convertidos en una zona deportiva con boleras, gimnasios y un muelle desde el que parten rutas muy exclusivas en barco (a vela, con cena, en plan crucero...). Una cosa bastante curiosa de los Chelsea Piers es la zona de práctica de golf como la de las películas. Un gran campo de cesped artificial al que gente desde cubículos situados en varias plantas de altura lanza pelotas de golf para practicar. Nos quedamos viendo un rato como la gente lo hacía antes de echar un ojo al mapa para ver que hacer luego.

Cuando observamos el mapa vimos que el parque que nos parecía cerrado realmente lo
estaba sólo parcialmente ya que no está totalmente finalizado. Desandamos un par de calles y subimos para encontrarnos con un aprovechamiendo genial de una estructura que en su día estoy seguro que afeaba la vista. Ahora es un espacio con bancos de diseño que encajan en el ambiente perfectamente, de plantas que dan mucha vida y de tumbonas puestas para observar la puesta de sol sobre Nueva Jersey. Nos quedamos un buen rato viendo los recovecos del parque antes de bajar hacia el Metpacking District. Este distrito hace no tanto era una zona peligrosa llena de antiguos almacenes abandonados. Ahora mismo es lo más de lo más. Está lleno de galerías de arte y de restaurantes y bares chics y caros. Todo esto en medio de boutiques de moda exclusivas. Todo esto a base de reformar (al menos parcialmente) lo que antes eran mataderos y almacenes de carne. La verdad es que es digno de ver aunque solo sea para pararse y observar a la gente desde una terraza.

Seguimos subiendo en dirección al apartamente através de Chelsea (nuestro apartamente está al borde norte de este barrio). Subimos por la novena avenida viendo lo que es un auténtico barrio de Nueva York, lejos del ajetreo de más al norte. Muchos restaurantes abarrotados encontramos por el camino, la verdad. Paramos antes de llegar en el Chelsea Market, un mercado dentro de un edificio restaurado que es realmente bonito. Ahora está lleno de restaurantes, alguna tienda y un amplio surtido de carnes, pescados, frutas y verduras y que no falten el pan y los cupcakes. Llenamos la cesta de la compra de fruta y yogur y nos fuimos al apartamento a descansar para coger fuerzas para mañana.

PD: ¡Fotos subidas!