miércoles, 3 de abril de 2024

Nueva Zelanda isla sur - Cathederal Coves y la cascada de Waipohatu

Seguimos hacia el sur de Nueza Zelanda. Toda esta zona son territorios nuevos que explorar que no tuvimos tiempo de recorrer la última vez. Si bien en su mayor parte es terreno bucólico-pastoril, de granjas y ganado, tiene zonas magníficas. No es la Nueva Zelanda del señor de los anillos, es la que parece Irlanda, con sus ovejas y acantilados. Salimos por la mañana con el tiempo mejorando. Ya no estaba gris de todo, si no que comenzaba a abrirse. Paramos por el camino en un pueblo llamado Owaka. Bueno, pueblo es quizás un adjetivo un tanto superlativo, cuatro casa mal contadas, pero había una tienda con cosas variadas que a Bea tanto le atraen. 

Desde allí seguimos carretera antes de parar en un café que tenía un food truck en la parte de atrás donde comimos unas hamburguesas y un bocadillo de cordero. La idea de hoy era ir a unas cataratas por la tarde, pero por el camino vimos un cartel hacia algo llamado Cathederal Coves, y nos trajo el recuerdo de Galicia y la curiosidad. Esta zona es bosque espeso en su maximo esplendor. No se ve ni medio metro dentro del bosque desde la carretera. El camino en la caravana hacia el parking de la playa donde estan las cuevas está así, cortado a pico en el bosque como el que corta la montaña para que pasen los vehículos. Tras aparcar y pagar religiosamente a la tribu dueña del terreno, comenzamos la caminata a la playa mientras el tiempo comenzaba a despejarse de todo. La bajada entre esos helechos tan especiales que hay en Nueva Zelanda con la luz amarilla que lo bañaba todo, parecía predecir que algo bueno llegaba.



Al final del bosque, la playa. Una playa de arena fina, con el mar hoy en calma. A la izquierda, las cuevas dentro de la roca. La marea estaba casi baja de todo, así que pudimos entrar y hacer fotos con el cielo azul al fondo. Nos pasamos un buen rato caminando por la arena mojada y jugando a lanzar piedras y conchas sobre la fina lámina de agua que queda cuando se retraen las olas. 





La subida fue espectacular de nuevo, esta vez casi mejor porque se colaban rayos de luz amarilla entre los árboles, creando una atmósfera mas mágica si cabe. Nos parábamos cada poco a ver como los helechos gigantes dejaban pasar la luz entre sus hojas. Llegamos a la caravana ya con ganas de llegar a la cascada de Waipohatu, y aun nos quedaba un rato. La parte final del camino era de grava y estrecha, pero había cero coches. La verdad es que esta zona tiene mucho menos turismo que otras de Nueva Zelanda y es perfecta para lo que buscábamos, naturaleza y paz.




El camino circular a las cascadas era demasiado largo para el tiempo que teníamos antes de que se hiciera de noche, así que decidimos hacer ida y vuelta por el mismo camino. Menos mal que Bea leyó que había que ir sí o sí con botas de montaña, porque el camino tenía bastantes zonas de barro puro.  Eso sí, fue la mar de entretenido, rodeados otra vez de helechos en un camino que primero seguía a un río y luego se metía más en el bosque. Como comentaba, el denominador común, el barro. Barro por todas partes. Pero yo creo quee simplemente aumentaba la diversión por el reto. Al final la cascada, siendo chula, fue lo menos importante. 

Decidimos esta noche ir a un camping en Curio Bay. Nos estábamos quedando sin electricidad en la caravana y necesitábamos enchufarnos. Llegamos de noche y tocaba aventura de las que no apetecen. La plaza de la caravana estaba sobre un terreno demasiado blando y nos quedamos atorados en el barro maniobrando. Al final nos ayudó un vecino de plaza y conseguimos sacarla bajando presiones. 

Hice la cena ya algo tarde, un poco de filetes de venado a la plancha. Y cuando parecía que ya había acabado el día, Bea llegó de la lavadora y nos dijo que el cielo estaba súper despejado y había muchísimas estrellas. Salímos raudos a ver la noche, yo cargado con el trípode. Y ahí estaba, la vía láctea como nunca la había visto. El cielo sin humedad, sin luna, algo fuera de este mundo . Y así, mejor imposible, acabó el día




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