lunes, 8 de abril de 2024

Nueva Zelanda isla sur - Wanaka

Creo que nos hemos enamorado un poco de Wanaka, sobre todo las niñas. El sitio ahora mismo es idílico, con sus riveras otoñales, su cielo azul saturado de día y estrellado de noche, su lago, sus barcos, sus bares y restaurantes que nos van a hacer engordar diez kilos. Y así pues, decidimos quedarnos hoy de nuevo en Wanaka. Lo primero del día, ir a la oficina del camping para ver si podíamos extender otra noche. Tras el trámite, decidir que hacer hoy. Miramos algún tour, algun sendero, y al final... pasamos de todo. El día  iba a ser de puro relax. 

Así que bajamos la caravana al pueblo, literalmente 2km más abajo, pero por la noche con el frío que hace preferimos ahorraronos esos 20 minutos. Porque sí, durante el día al sol se está de vicio. Serán dieciocho grados, pero la sensación al sol es superior. Aparcamos en el lago y a Cloe le apeteció meterse en el agua. La verdad es que al estar en otoño, el agua del lago en la orilla no está nada fría. Así que aunque no me apetecía mucho me metí en el agua con Cloe. Y vaya, parece que fue una decisión fantástica. Estuvimos en el agua más de una hora. No cubría apenas en la orilla, pero lo suficiente para jugar a lanzar piedras y salpicarnos. Y la ducha caliente aparcada a 15 metros, no se puede pedir más.

Tras la ducha comimos en la caravana unas fajitas calientes de fiambre y queso, que ya estábamos muertos de hambre. Seguimos el día yendo a por el postre a la heladería del pueblo, donde hice la guarrada de meterle un donut al helado, va a tocar dieta seria a la vuelta. Mientras comíanos el helado, dejé la cámara en la tienda de al lado a limpiarle el sensor, que me di cuenta esta mañana que tenía una cantidad seria de polvo. Dimos una vueta, recogí la cámara como nueva, y seguimos paseando por las tiendas un rato. Para acabar la tarde, fuimos al parque del paseo, que le encanta a Cloe. Tiene todo lo que le gusta, un columpio chulo y una pirámide de cuerdas para escalar. 




Ya para rematar el día, la cena. Cenamos en otro pub, un Sunday Roast, unas salchichas con puré de patatas y unos Scottish eggs con pan de ajo. Y con eso solo nos quedaba un paseo hasta la caravana para acabar el día echando una partida al Rumi que nos hemos comprado hoy.



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