viernes, 25 de mayo de 2018

Japón sin rumbo: Día 13 - Kagoshima

Pues ya que estamos al sur, nos vamos al sur de todo, dijimos. Hoy hace solazo mañanero, nos levantamos y desayunamos en un Starbucks. Mucho matcha después, nos vamos a la estación. Dirección, Kagoshima.

Kagoshima, la ciudad más al sur de lo que serían las cuatro islas principales. Evidentemente Okinawa está más al sur, pero ya es, digamos, otro archipiélago. Esta es una ciudad permanentemente amenazada por el volcán Sakurajima, que se encuentra activo. Así que tras una hora y media de Shinkansen llegamos a la ciudad, de unos 600.000 habitantes. Nos dirigimos al hotel, dejamos las cosas y nos pusimos a caminar hasta el ferry. Porque sí, en la zona del volcán vive gente y hay un ferry (además de ser una atracción turística). Hasta 1914 era una isla, pero ahora está conectada por tierra con el lado opuesto a Kagoshima. Comimos por el camino un ramen muy rico. Bastante distinto al que solemos comer en Japón, con mucho repollo.




Seguimos bajando por las calles comerciales y poco a poco aparecía el volcán. Es enorme. La montaña está formada por tres volcanes, y uno de ellos es muy activo. En Kagoshima a veces los niños tienen que ir con casco por la calle y la gente con paraguas por la ceniza que cae, a veces con gravilla. El volcán expulsa mucha ceniza, pero en este momento el viento no la lleva a la ciudad por lo que no la notamos tanto. Si vemos restos por todos lados de que la ceniza cae con frecuencia.


 

Y más que veremos en la isla. Cogemos el ferry y allí nos plantamos. Hay ferry cada 15 minutos y lleva más o menos esa cantidad de tiempo llegar. Una vez en la zona del volcán era ya tarde para poder coger los buses que te llevan a los puntos más importantes. Así que nos dedicamos a caminar por un parque que hay cerca del ferry en el que puedes ver las formaciones dejadas por la lava a su paso.





Además hay un onsen gratuito para los pies, con agua que viene calentada por el volcán. Allí nos echamos un rato con los pies a remojo antes de dar otro pequeño paseo. Antes de despedirnos de la isla, vamos a visitar un templo y a hacer las últimas fotos.




Una vez e vuelta en Kagoshima buscamos por donde cenar. Acabamos en una izakaya cenando yakitoris (calamar, pies de cerdo, panceta, shitake) y un trozo de buen filete de wagyu. Todo esto regado con sochu, que estaba bien rico.



Y con el estómago feliz, de vuelta al hotel y hasta mañana.

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