viernes, 25 de mayo de 2018

Japón sin rumbo: Día 14 - Miyajima

Mil planes por hacer en Kyushu, pero a ninguno nos daba tiempo y el viaje se va acabando poco a poco. Nos quedan mil cosas que hacer en la zona. Ver Nagasaki y sus islas, ir a las islas de Yakushima y Tanegashima, visitar la zona de Sakinoyama, ir al infierno de Beppu y sus onsen a casi 100 grados centígrados, visitar los volcanes de Kirishima... Todo eso se quedará para un viaje que algún día haremos centrado en esta zona. Pero ya no hay tiempo, el domingo tenemos que salir en dirección a Singapur y estos planes requieren de más tiempo. Así que desayunamos en el piso doce del hotel mientras vemos el volcán desperezarse. Un buen desayuno japonés mientras vemos las explosiones de ceniza que salen cada cierto tiempo.

Del hotel cogemos un tren dirección Hiroshima, que es dónde dormiremos hoy, pegaditos a la estación. Así que estamos dos horas y media en el tren y llegamos a eso de la una y media. El plan del día era volver a Miyajima. Que sí, que ya estuvimos y nos quedan mil cosas por ver, pero nos hacía ilusión volver a llevar a Cloe a junto de los ciervos y caminar un ratete por la montaña. Además de ir en barco, claro está. Otro de los motivos de decidirnos por Hiroshima como destino intermedio es que hay hoteles decentes. Japón está muy preparada a nivel turístico... en Tokyo, Kyoto y Osaka. Sales de ahí, y la cosa se complica. Sí, claro que hay hoteles de negocios, pero muchas veces están a tope. Pero un poco buenos y cogiéndolos el día antes, cuando te sales de las rutas establecidas, es muy complicado. Quisimos hacer una ruta por el sur de Osaka y la descartamos porque no encontramos nada para dormir que nos convenciera. Yendo solos es una cosa, pero con una niña pequeña nos ponemos algo más quisquillosos.

En fin, que nos cogimos media hora de tren, diez minutos en barco, y allí llegamos. Preciosa como siempre.

 

Nada más desembarcar lo primero es saludar ciervos, lo segundo, comer. Malditos japoneses y sus cosas deliciosas por doquier. En Miyajima la estrella es un pastel con forma de hoja de cedro que está buenísimo. Eso y que saben que el matcha vende, así que hay mil millones de cosas super ricas de matcha. En fin, que damos un paseo parando a comer cada ratito en las dos calles del pueblo llenas de tiendas, y de ahí empezamos un cacho de la subida a la cima de la montaña que domina la isla. Es algo tarde así que no la hacemos completa, pero jugueteamos un rato y nos permitimos salirnos de la ruta marcada para caminar por las piedras del río. Que bien lo pasamos.








 

A la vuelta bajamos un rato a la playa para que Cloe pueda jugar con la arena. Que bien se lo pasa excavando. Su misión era hacer un pozo y un canal.



Cuando ya empezó a hacerse tarde, volvimos a la ciudad. Allí, por la recomendación de un amigo, nos fuimos a comer okonomiyaki a un sitio llamado Okonomiyaki Shintenchi Micchan. Si andáis por el centro de Hiroshima no os lo perdáis, es grandioso. Y si os quedáis viendo como los preparan, aún mejor.



Con la barriga llena dimos una vuelta camino del hotel y nos fuimos a descansar. Mañana, Osaka.

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