domingo, 22 de mayo de 2011

Un viaje muy especial, Flagstaff, Grand Canyon y road trip (día 14)

Salimos hoy del hotel de Flagstaff (Arizona) despidiéndonos efusivamente del recepcionista (No había forma de hacerlo de otra, será el carácter de la zona) y nos dirigimos al centro de la ciudad. Hoy es sábado y hay un desfile en honor a los veteranos de las fuerzas armadas. El ambiente que se respira es festivo, con niños de preescolar en la plaza del pueblo cantando canciones con las profesoras, policias saludando a los vecinos por la calle, bomberos desfilando con camiones descapotados de los años 50, motos... Muy divertido la verdad. Nos dimos una vueltecita por el pueblo que es uno de los sitios míticos de la ruta 66. La ruta 66 a día de hoy ya no se usa (se ha sustituido por autopistas interestatales) y en muchas zonas ya ni siquiera es posible recorrer el recorrido original, pero todavía conserva sitios muy unidos a ella que suelen tener turistas tratando de revivir una carretera mítica en la historia americana. El recorrido por Flagstaff incluyó muchísimos tópicos americanos, incluyendo ver a niños (y no a animadoras en camisetas como en la películas :-)) que lavavan coches a cambio de un donativo o vendían galletitas y bizcochos. La verdad es que la gente sigue conduciendo bien y de forma tranquila.

Desde allí cogimos el coche camino del Gran Cañón del Colorado. Así, todo con mayúsculas. Paramos a comer en un Wendy's (una cadena parecida a McDonalds) dado que teníamos algo de prisa. Tenemos que buscar sitios para comer mejor, en estas zonas no es como NY donde todo el mundo se preocupa por su figura (aunque la gente que hemos visto por ahora no estaba en alta proporción obesa) y es dificil comer sano. A pesar de ello paramos en una gasolinera y cogimos un plátano y una manzana por la mañana para tratar de comer fruta. En fin, que llegamos al cañón y aparcamos el coche. El parque está pensado a las mil maravillas. Hay varias rutas en bus gratuitas que lo recorren y que tienen una frecuencia muy alta de forma que puedes bajarte en un mirador, dar un paseo hasta la siguiente parada y coger otra vez el bus, por poner un ejemplo. Hay una carretera que en esta época del año no está abierta a los coches (hay demasiada gente) y hay que hacerla en bus, así que nos dirigimos a cogerlo e hicimos el reocorrido hasta el final de la ruta (19km). Allí paramos a sentarnos y comprar algunos recuerdos. Sentados observamos la maravilla que es el cañón. El otro lado lejos, muy lejos. El río muy abajo, se abre camino entre picos que están casi a la misma altura... Decidimos hacer un pequeño tramo caminando desde allí, unos dos Km. Caminamos por un camino habilitado que va siguiente el borde del cañón y en el que puedes sentir la tranquilidad solamente interrumpida por gente que pasa de vez en cuando. Vamos fijándonos en la fauna que nos cruzamos. Cuervos inmensos, ardillas, insectos, golondrinas... Y en los árboles, que mezclan pinos con otros árboles que no conocemos y que tienen el tronoc retorcido y la corteza desgarrada.
Cogemos de nuevo el bus hasta otro mirador ya de vuelta hacia el coche. Paramos de nuevo a hacer más fotos desde otra vista espectacular, asomados en un saliente que desafía a la gravedad. De nuevo bus y vamos hacia el coche a hacer otra ruta siguiendo el cañón que sí está abierta al tráfico. Paramos en varios miradores de esta carretera a ver otras vistas del cañón y desde la última (Desert View) ya se puede ver como el final del cañón acaba y se convierte en algo mucho más pequeño y la fractura es ahora una meseta salpicada de montañas. Meseta eso sí, a más de dos mil metros de altura.

 Salimos del gran cañón todavía tratando de darnos cuenta de lo que acabamos de ver. Mientras tanto el coche desciende entre montañas y vamos por una carretera que nos permite ver la meseta que vislumbrábamos  antes pero con mucho más detalle. En ella se pueden seguir viendo grietas y pequeños cañones. Paramos en un mirador a hacerle fotos a una mientras el sol ya trataba de ponerse en el horizonte. Que cosa tan bonita ver los colores anaranjados del desierto mientras el sol se escapa. Por el camino, cada poco, tenderetes indios vendían artesanía y carne seca. Seguimos camino cruzando la meseta y recorriendo carreteras en medio de la nada.
No os vayais a pensar que íbamos por carreteras malas o locales. Eran carreteras buenas y en general muy bien asfatadas pero es que entre pueblo y pueblo, con unas cuantas granjas solitarias por el camino, a lo mejor había 40 o 50 Km. En algunas zonas tardábamos 20 minutos en cruzarnos con algún coche. La sensación de estar tranquilos en el camino y la soledad daban espectáculo al camino. Conducimos eso sí, con precacución según se fue haciendo de noche. De hecho tuvimos que frenar unas cuantas veces para dejar pasar ciervos que salían del bosque tranquilamente, pero no hubo ningún tipo de susto, simplemente hubo que conducir con precaución. Llegamos a nuestro destino por la noche con ganas de descansar tras el largo viaje de hoy. Mañana más. La ruta, más o menos esta.

PD: Se que tengo fotos pendientes de subir. Trataré de hacerlo esta noche.

2 comentarios:

Mari dijo...

Dioss, no me doy puesto al día. Aún estoy en el día 15, pero que sepáis que os estoy leyendo y disfrutando con vuestro viaje.
Por cierto, muy guapos en la boda :)

Sergio dijo...

Gracias por escribir! Se agradece que te hayamos gustado en la boda!