Nos levantamos bien pronto para coger el tren y poder desayunar antes. Cogimos la maleta y nos dirigimos a la estación, parando a coger un café y un bollo. Tras pasar los controles rutinarios nos metimos en el Eurostar, y dos horas más tarde (a las 10:30 hora londinense), estábamos ya en Londres.
La verdad es que esta ciudad me apasiona, porque a noto cargada de energía, de gente de todos lados que va y viene, todo el mundo moviéndose a un ritmo frenético. Fuimos al hotel (al ladito del museo británico) a dejar las maletas y bajamos a comprar el portátil a Totenham Court Road, a dos manzanas del hotel, la calle más típica para comprar cosas electrónicas en esta ciudad. La verdad es que la mitad de la tiendas son casi mercadillos. Te asaltan preguntando por si te interesa algo y, como en muchas cosas tienen los mismos precios, si no te lo pueden bajar te regalan cosas. Estuvimos buscando una hora y media un portátil que se adaptara exactamente a lo que buscara (más de 1024x600 de resolución y mucha batería). Esuvimos curioseando un Vaio que no era demasiado caro y que cumplía lo de la resolución, pero la batería era pequeña y terminamos descartándolo, y eso que nos regalaban de todo por comprarlo (una funda, un ratón externo y un pen de 2GB). Acabé desistiendo de lo de la resolución y al final acabamos comprando un Asus EEPC 1005HA, que si bien de resolución no va fino, la batería le dura muchísimo. La verdad es que muy pocas tiendas de la zona tenían Asus, casi todas se iban a otras marcas (Sony, Acer, Toshiba y Sony).
En fin, que cuando acabamos de comprar el portátil, como todavía era pronto para ir al hotel nos pateamos Oxford Street buscando los zapatos de Bea. Al final encontró la tienda de la marca que buscaba, pero le dijeron que los que ella quería son de la temporada pasada y que no los iba a encontrar. Recorrió la tienda y vio otros bonitos que se compró. A la vuelta había mega descuentos en una tienda Clarks, así que allí se compró el segundo par del día, dando por finalizada la búsqueda de los zapatos. Antes de volver al hotel nos paramos a comer en un sushi bar que ya conocíamos (Cape Town Fish Market) para coger fuerzas suficientes para volver caminando al hotel.
Como ya estábamos extenuados descansamos un ratillo antes de volver a bajar caminando (es lo bueno de la situación del hotel). Bajamos de compras a la zona del covent garden y al final he comprado yo algo de ropa. En una tienda bastante fashion de una marca llamada Superdry me he comprado un abrigo nada mal de precio. Lo mejor de estas tiendas del Covent Garden es la musica que ponen. Entrar en una tienda y que esté sonando Arcade Fire aumenta sus posibilidades de venderme algo... Seguimos caminando por el Covent Garden sin rumbo fijo viendo tiendas de cosas de diseño hasta que cerró todo a las 19:00 y nos fuimos al Soho a buscar donde cenar.
Tras dar algunas vueltas acabamos haciendo algo típico que todavía no habíamos hecho, cenar en Chinatown. Buscando un poquillo acabamos en un comedor en un segundo piso comiendo un par de pinzas de buey rebozadas y fritas, una lubina al vapor con salsa de gengibre y cebolleta y el imprescindible pollo al limón. Llenos acabamos y nos volvimos caminando al hotel para hacer la digestión y levantarnos pronto mañana.
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