jueves, 22 de octubre de 2009

Día 19: Saint Riquier - Amiens - Reims - Épernay - Thionville

Hoy tardamos bastante en salir del hotel, dado que teníamos que reorganizar maletas ya que andamos ya con poco sitio en el maletero debido a las compras acumuladas en dos semanas y media de viaje. La mañana amaneció lluviosa y con unos 12ºC en Saint Riquier. Salimos del hotel admirando la fachada de la iglesia del pueblo, muy bonita ella, parecida en estilo a la de la propia Amiens. De hecho, cuando bajé al coche vi a un autobús parar delante, a la gente hacer fotos, y al bus arrancar y desaparecer. En fin, que el día estaba algo desagradable, pero nada serio ya que la lluvia era fina y paraba cada cierto tiempo. Así pues, arrancamos hacia Amiens.

Amiens es una ciudad que recibió muchos daños en la primera guerra mundial (ya os hablé de la batalla del Somme, cerquita de aquí, pues en Amiens hubo batallas también) y que por ello no tiene un marcado casco antigüo. Aparcamos el coche al lado de la catedral y entramos. La catedral , patrimonio de la humadidad de la UNESCO; es la catedral más alta de las catedrales góticas del SXIII y, si bien por fuera impresiona su altura, por dentro es donde impresiona más, ya que hay que poner el cuello en una postura muy muy forzada para poder ver el techo que hay sobre uno.

 Si  bien su interior es bueno, no llega al nivel de catedrales cercanas similares como Reims, y he de decir que hemos visto interiores mucho más bonitos, aunque seguro que durante la guerra sufrió daños. Lo otro que impresiona de la catedral es su pórtico, repleto de estatuas. Como el hotel no tenía desayuno y casi no habíamos desayunado, decidimos comer a la hora francesa, a eso de las 12:30. Paramos e una brasserie y comimos dos menus del dia consistentes en un pollo con fideos y un pescado que no identificamos, con arroz. Los dos estaban bastante buenos, aunque no me pregunteis que llevaban las salsas que no fui capaz de identificar los ingredientes. De postre tomamos una creme caramel y una mousse de chocolate. Cogimos el coche camino de Reims, ya que andaba con antojo de ver las cavas del champagne, descritas en el libro del que os he hablado anteriormente.

La idea original era ir a las cavas del campagne Pommery, porque había leído que eran magníficas y por lo que supone la historia de Pommery en el champagne. Llegamos y nos llevamos un chasco, porque eran las 16:00 y no había tour en inglés hasta las 17:30. ¿Que hacer en ese tiempo muerto? Se iba a hacer tarde y decidimos desistir e ir a Épernay, sede de varias grandes casas de champagne a ver otra casa, Mercier, que sabía organizaba visitas sin previa cita, ya que muchas casas te obligan a pedir cita con anterioridad. Antes de irnos curioseamos la tienda, pero dado que no habíamos probado el champagne decidimos desistir de la compra. Partimos pues hacia Épernay bajo una lluvia fina y persistente. Al llegar a la avenue del champagne ya vimos a muchas grandes casas alineadas en la avenida. Moet-Chandon, Pol Roger, y hacia el final, Mercier. El champagne Mercier es muy popular en Francia y sabíamos que las cavas estaban bien preparadas para la visita. Lo malo es que la única visita a la que llegábamos era en francés y nos decían que esperando al día siguiente la tendríamos en castellano. Como ya íbamos a dormir en Metz, decidimos que no había tiempo y que la veríamos en francés, y por lo menos ver las cavas y respirar el aroma del champagne haciéndose.Bajamos por un ascensor a las cavas viendo através de un cristal maquetas de escenas representativas del champagne. 15 metros más abajo, nos llevaron en una especie de tren sobre ruedas, que se conducía sólo, por las cavas. Circulando por ellas pudimos ver miles de botellas apiladas, el sistema para darles la vuelta, a la gente trabajando y un laberinto de pasillos larguísimos a 10ºC y 90% de humedad constantes todo el año.

Subimos a la cata del champagne y, la verdad, el Mercier brut básico no nos pareció demasiado bueno. Habiendo probado cavas de calidad (el Privat, que es excelente y vale 18€ la botella) nos sentimos decepcionados. Viendo que había muchos más champagnes que elegir le pedimos a la guia si podíamos probar alguno más. Descubrimos en ese momento que el champagne que no indica nada está hecho con mezclas de vino de distintas años, lo que lo hace de más baja calidad. Probamos un champagne rosado del mismo tipo que el anterior y nos gustó algo más, pero no fue hasta que probamos el Mercier Vintage 2004 cuando vimos la luz. Este si nos gustó bastante más, así que nos llevamos una botella, y con ganas de comprar alguna otra botella de otra casa. Le pedí a Bea que eligiera otra bodega, aunque ya eran las 17:30 y me daba que las bodegas estaban cerrando. Bea eligió parar en Moet-Chandon, así que aparcamos.

Segun entramnos ya vemos de que palo va la bodega, todo es fashion y te venden la moto de que son los mejores vendiéndote mil accesorios (hasta fundas de portátil vendían), pasando por varios tipos de copa de diseños firmados por diseñadores famosos. En fin, que echanos un ojo a un Moet-Chandon vintage 2002, pero como no había forma de probarlo y nos daba algo de repelús la imagen de la casa nos fuimos a buscar una tienda donde pudiéramos escoger varios de varias bodegas. Recorrimos el pueblo por sus calles empedradas y finalmente encontramos una tiendecita un tanto extraña, regentada por una viejecita de unos 75 años, con una cara muy simpática y un montón de champagnes, desde los asequibles hasta botellas de 800€ al lado de cosas como coca cola y red bull. Era un tanto extraño pero la viejecita nos enseño la carta de champagnes y escogimos. Por oídas sabía el el champagne Pol Roger era bueno así que fuimos a ciegas a por una botella de su brut 1999, a ver que tal sale y que tal aguanta el viaje. Lo que nos alucinó de la tienda es que el champagne de Moet-Chandon que habíamos visto en la bodega, en esta tienda era 6€ más barato, manda narices! Antes de irnos del pueblo paramos en un salon de té a tomar un sencha, una menta, una Creme Brulee de café y un Carte Noire (un pastel de chocolate con muy buena pinta).

El resto del día transcurió en la carretera camino del hotel en Thionville, metido en el medio de un parque de 24 hectáreas y bastante barato para la zona. Estamos al lado de Luxemburgo y no se si iremos a tocar campana o no, ya que mañana toca seguir con los vinos, ya que nos vamos a Alsacia. La ruta de nuevo, al final del post.

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